lunes, 31 de marzo de 2008

Los Viajes de Marco Polo

Viajero italiano y escritor, con cuyas obras conocieron los europeos la primera descripción fidedigna del modo de vida en el Lejano Oriente.
Nació en Venecia. Su padre Micer Nicolás Pol y su tío Micer Mafeo Pol eran mercaderes venecianos y socios. En uno de los viajes que hicieron como mercaderes (1260) fueron, por tierra, desde Bukhoro, en Uzbekistán, a China. Allí permanecieron durante algunos años en Kaifeng, la capital oriental del emperador mongol Kublai Khan, y regresaron a Venecia en 1269. En la corte de Kublai Jan fueron recibidos con gran honor, debido a que eran los primeros latinos en visitar estas tierras, así que eran una especie de huéspedes reales.
Estos les contaron de su tierra y costumbres, sobre todo de su cristianismo y de la figura del Papa. El Gran Khan, envió a estos hermanos como embajadores al Papa, dándoles obsequios para el pontífice y pedirle cien sabios de la cristiandad para que visitaran su reino. Emprendieron el viaje pero a un año de viaje se enteraron que el Papa había muerto. La idea fue volver a Venecia ya que hacía mucho tiempo que no sabían nada de sus familias y luego volver a lo del Gran Khan. A la llegada a Venecia Micer Nicolás Pol, se entero que su mujer había muerto y que le quedaba un hijo de 15 años llamado Marcos Pol.
Dos años después, llevando con ellos a Marco Polo, emprendieron su segundo viaje a China. La ruta que siguieron los llevó en un viaje por tierra desde Acre (actualmente en Israel donde tomaron aceite del santo sepulcro, para llevar al gran Khan, allí se enteran de la elección de un nuevo Papa, Gregorio de Plasencia) a Hormuz, en la entrada del golfo Pérsico. Desde allí, hacia el norte, a través de Irán hasta el río Oxus (en la actualidad denominado Amu-Darya), en Asia central. Después ascendieron por el Oxus, cruzaron Pamir y llegaron a la región de Lob Nor, en la provincia de Sinkiang (en la actualidad la región autónoma de Xinjiang Uygur), en China, y por último cruzaron el desierto de Gobi y llegaron a la corte de Kublai Jan, por aquel entonces en la ciudad de Shangdu (Shang-tu), China, en 1275 (6 años). De esta forma, se convirtieron en los primeros europeos que visitaron la mayoría de los territorios que recorrieron durante su viaje, en especial Pamir y el desierto de Gobi.
Marco Polo entró a formar parte del cuerpo diplomático de Kublai Khan, para quien llevó a cabo misiones por todas partes del imperio, y además fue durante tres años gobernador de la ciudad china de Yangzhou (Yangchow). Aquí es cuando se desarrollan el 90 % de los relatos que componen el libro de los Viajes de Marco Polo. Por su parte, su padre y su tío estuvieron al servicio del emperador como consejeros militares. Permanecieron en China hasta el año 1292, cuando partieron como escoltas de una princesa china en un viaje por mar hasta Irán.
A este país llegaron a través de Sumatra, el sur de la India, el océano Índico, y el golfo Pérsico. Continuaron después por tierra más allá de Tabriz, en el noroeste de Irán, por la costa este del mar Negro, y de Constantinopla. Llegaron finalmente a su ciudad, Venecia, en 1295.

En donde se habla de la provincia de Turcomania
En Turcomania hay tres suertes de habitantes, que son los turcos, que rezan a Mahonra y observan su ley; son gentes sencillas .y de lenguaje rudo; viven en las mesetas en donde saben que hay abundantes pastizales, porque se dedican al pastoreo. Crían especies caballares de gran enjundia. El resto de la población se compone de armenios y griegos, mezclados a ellos en villas y castillos. Viven del comercio y del arte, pues sabed que fabrican los más bellos tapices, superiores a los del resto del mundo, y también tejen paños de seda, púrpura y otros colores, bellos y ricos cual ninguno, y muchísimas cosas más. Las ciudades son: Conio, Cesaren y Sebasto, y hay otras tantas villas, ciudades y castillos, de los cuales os hago gracia, para no ser demasiado extenso. Todos están sometidos al Tártaro de Levante, que es su señor. Y dejemos esta provincia, para ocuparnos de la Armenia Mayor.

Era donde se habla del reino de Mosut
Mosul es un gran reino habitado por diferentes pueblos, del cual os hablaré ahora. Hay la población árabe que reza a Mahoma. Hay otra especie de gente que son cristianos, pero no dependen de la Iglesia de Roma. Tienen un patriarca que hace funciones de arzobispo, obispo y abate, que ellos llaman católico y envía sus clérigos a la India, al Cata¡ y a Bagdad, lo mismo que hace el Papa de Roma. Y os digo que cuanto cristiano encontréis en estas regiones es o bien nestoriano o bien jacobita.
Los tejidos de seda y oro que allí se fabrican son llamados «muselinas»; son finísimos y transparentes. Todas las especias caras son de este reino. En las montañas viven unas gentes llamadas kurdos: una parte sarracena, que adora a Mahoma, está compuesta de mala gente: hombres de armas terribles, que saquean, si pueden, a los mercaderes. Dejemos el reino de Mosul y hablemos de la gran ciudad de Bagdad.

De la gran maravilla que sucedió en las montañas de Bagdad
Queremos relatar una gran maravilla que sucedió entre Bagdad y Mosul. Hubo en 1275 de la Encarnación de Cristo un califa de Bagdad que odiaba a los cristianos, y día y noche pensaba el modo de convertir a éstos en sarracenos o hacerlos perecer si no lo conseguía. Todos los días reunía en Consejo a sus ministros y a seis sabios para preparar sus planes, pues todos ellos odiaban a los cristianos. Es verdad que todos los moros detestan a los cristianos. El caso es que el califa y los sabios que le rodeaban encontraron que en el Evangelio está escrito: «Si un cristiano tiene tanta fe como un grano de anís, obtendrá de Dios con su oración que se junten dos montañas. Cuando hubo leído esto el califa, se alegró inmensamente, porque vio en ello un pretexto para convertir a los cristianos a la religión sarracena o perderlos a todos.
El califa mandó entonces reunir a todos los cristianos de su reino, y cuando se hallaron en su presencia les enseñó el Evangelio y les hizo leer el texto. Enterados de ello, les preguntaron si aquello era la verdad. Los cristianos contestaron que ésa era la única verdad. n¿ Decís, pues replicó el califa, que un cristiano que tiene fe, por las oraciones hechas a su Dios es capaz de juntar dos montañas? Esto es respondieron los cristianos. «Os ofrezco una alternativa dijo el califa; puesto que sois cristianos, debe de haber entre vosotros quien tenga un poco de fe; de modo que haréis mover esa montaña que veis desde aquí, o si no, os haré morir de mala muerte, pues si no la hacéis mover es que no tenéis fe. De modo que os haré perecer a todos, a menos que no os convirtáis
a la ley de Mahoma y así estaréis en la fe verdadera y s os salvaréis. Os doy, pues, diez días de tiempo para con­ s seguir esto. Si en tal término no lo habéis hecho, os condenaré a todos a muerte. Dicho esto, calló el califa y despidió a los cristianos.
Del miedo que tuvieron los cristianos de cuanto les dijo el califa Cuando esto oyeron los cristianos, tuvieron gran miedo de morir. Sin embargo, confiaban en su Creador que los sacaría de tan duro trance. Los sabios cristianos reuniéronse en consejo, pues había arzobispos, obispos y sacerdotes entre ellos. No pudieron resolver más que rezar a Dios nuestro Señor para que en su gran misericordia ley inspirara en esta ocasión y les hiciera escapar de una muerte segura si no hacían lo que el califa les había exigido. Sabed, pues, que día y noche se hallaban en oración y rezaban devotamente al salvador Dios del cielo y de la tierra para que les auxiliara en el duro trance en que sean veían.
Quedaron ocho días y ocho noches orando hombres, mu­jeres, niños pequeños y grandes. Y sucedió que un ángel del Señor se apareció a un obispo, que era hombre de vida santa e inmaculada, y le dijo: «Ve a un zapatero que no tiene más que un ojo y le dirás que rece para que la montaña se mueva, y la montaña cambiará de sitio.

De cómo vino la revelación a un obispo de que un zapatero haría mover la montaña
Cuando tuvo el obispo la revelación de que la oración de un zapatero tuerto haría mover la montaña, se lo co­municó a los cristianos. Y los cristianos obtuvieron que hiciera venir el zapatero. Entonces le dijeron que elevara una plegaria al Señor para hacer mover la montaña. Cuan do el zapatero se hubo enterado de lo que los cristianos pretendían de él, contestó que no era tan santo para que como
el Señor le escuchase en tan gran milagro. Los cristianos habla: le instaron fervorosamente de interceder por ellos, hasta que pudieron persuadirle de cumplir su voluntad y de elevar a su Creador.

De cómo la oración del cristiano hizo mover la montaña
Cuando expiró el plazo concedido por el califa, los cristianos se levantaron de madrugada, y hombres y mujeres pequeños y grandes, se fueron al pie de la montaña en procesión, llevando la Cruz del Salvador. Eran más 100.000 reunidos en la llanura los que rodeaban la Santa Cruz. El califa asistía por su lado con un sinnúmero de sarracenos, pronto a exterminar a los cristianos en cuanto la montaña no se moviese.
Y los cristianos, grandes y chicos, tenían gran zozobra y miedo; pero, sin embargo, esperaban en su Creador. Cuando todos, cristianos y sarracenos, se hallaban reunidos en el valle, el zapatero se arrodilló ante la Santa Cruz, y alzando sus brazos al cielo, imploró al Salvador para que la montaña se moviera y para que los cristianos no tuvieran que morir de muerte adversa. Y acabado que hubo de impetrar la clemencia del cielo, la montaña empezó a agitarse y moverse violentamente. Y así que el califa y los sarracenos vieron esto, llenáronse de maravilla y más de uno se convirtió, y el califa mismo se hizo cristiano en secreto. Cuando murió le hallaron encima una cruz, y los sarracenos no lo sepultaron en la tumba de los demás califas, sino en lugar apartado. Y así se produjo el milagro.
En 1298 Marco Polo era capitán de una galera veneciana en la batalla que enfrentaba a las flotas de Venecia y Génova, y fue apresado por los genoveses. Durante su encarcelamiento en Génova dictó a un compañero el relato de sus viajes. En 1299 fue puesto en libertad y regresó a Venecia.
Su obra Los viajes de Marco Polo (publicada por primera vez en francés), es probablemente el libro de viaje más famoso e influyente de toda la historia. La riqueza de sus intensas descripciones supuso para la Europa medieval la primera toma de contacto con la realidad de China, además de las primeras noticias sobre otros países como Siam (Tailandia), Japón, Java, (en la actualidad una parte de Vietnam), Ceilán (en la actualidad Sri Lanka), Tibet, India y Birmania. Durante mucho tiempo, esta obra fue la única fuente de información de Europa sobre la geografía y el modo de vida en el Lejano Oriente. Además, sirvió de modelo para elaborar los primeros mapas fiables de Asia que se hicieron en Europa, y despertó en Cristóbal Colón el interés por el Oriente, que culminó con el descubrimiento de América en 1492, cuando pretendía llegar al Lejano Oriente que Marco Polo había descrito, navegando rumbo oeste desde Europa. También sugirió la posibilidad de abrir una ruta marítima completa al Lejano Oriente bordeando África, hecho que finalmente llevaría a cabo entre 1497-1498 el navegante portugués Vasco da Gama.

Novedades: Buscando el origen de Marco Polo
La familia Pol es originaria de la región croata de Dalmacia. Esto nos lo dicen anotaciones en el anuario veneciano Chronicon Iustiniani (1358), cuatro documentos venecianos de los años 1423, 1446 y 1450/60, así como dos de comienzos del siglo XVI. Pruebas de lo contrario no hay. El escudo familiar, en el que hay tres pájaros del agua, dan pruebas de lo mismo. En el idioma veneciano antiguo a estos pájaros se los llamaba "pola", en tanto que en Croacia del sur se los llama "pol" (èurlin). (En Lika a su vez existía la denominación de "Polbuk"). El apellido del escritor de viajes era "Pol" y no "Polo" ni "Pollo", como los italianos lo llamaron.
Este apellido es originario de Dalmacia. Los primeros Pol conocidos fueron los hermanos viajeros Nikola, Marko (padre), y Mate, así como su hermana Flora, casada con Zane. No se sabe cuando ni donde nacieron, donde crecieron, ni cuál era su lengua materna. El primer lugar de residencia que se les conoce era en el Cercano Oriente, en Constantinopla (Bizancio) y en Soldaji (Mar de Azov), donde tenían una casa. Los hermanos Nikola y Mate vivieron allí en los años 1250, y en el comienzo de la década de 1260 partieron hacia el Lejano Oriente, de donde volvieron a Europa en 1269 pero en el ano 1271 nuevamente parten para Asia. Con ellos también parte el hijo de Nikola de 17 años llamado Marko (Marc Pol), el joven. Marko el mayor fija su residencia en Venecia en el año 1280. Cuando los hermanos Pol, Nikola Mate y Marko volvieron (en el año 1295) junto con Marko el joven, adquieren una casa en Venecia, donde vivieron. Antes de mediados del siglo XIII no hay trazas de ellos en Venecia de donde en 1250 llevan mercadería a Constantinopla. El primero de ellos que se instaló en Venecia, Marko (el padre), quien dijo (año 1280) que viene de Constantinopla. Nikola y Mate pasaron 43 años tanto viajando como viviendo en Asia. No mucho después de que fijaron residencia en Venecia (1295), Nikola y Marko (el padre) mueren cerca del año 1300 y Mate en el 1309. Siendo de origen croata y quizás directamente croatas, los hermanos Pol, quienes durante muchos años vivieron en el Cercano y Lejano Oriente, no pudieron afuera de Venecia convertirse en venecianos, ni tampoco durante esos pocos años en los que vivieron en Venecia (1295-1309), en su vejez, cerca de su muerte. El libro de Marko el joven (1298) en el que se habla entre otras cosas también de los acontecimientos familiares comenzando en 1250, no dice que antes de 1295 habitaran en Venecia, tampoco dice en ningún lugar que fueran venecianos. Por lo tanto, es sin fundamento y no es serio llamar venecianos a quienes hasta poco antes de sus muertes viajaron por el Oriente Cercano y Lejano y allí vivieron. El escritor y viajero Marko el joven nació en 1254 de su padre el croata Nikola, quien hasta el 1250 no vivió ni temporalmente en Venecia. Marko el joven nació en algún lugar entre el Adriático y Soldaje, quizás en Korèula. No sabemos nada de su madre, tampoco de su lengua materna, ni de donde murió y donde fue enterrada. No sabemos donde el escritor y viajero Marko pasó su infancia, ni cual era su lengua materna. Entre los 17 y los 41 años, Marko viaja y vive en Asia. Fue funcionario importante del Gran Kublaj Khan mongol, a quien le llevaba informes en alguno de los cuatro idiomas asiáticos que dominaba. Marko no sabía latín y cuándo aprendió el veneto-italiano, no lo sabemos. Probablemente sabía francés (provenzal), en el que se escribió su famoso libro (1298), así como también su prólogo al libro de 1307, que regaló al rey de Francia, con el deseo de que lo conocieran "nobles regiones de Francia". El original desapareció, y las principales copias se encuentran en París, así como la copia del manuscrito de 1307 en Berna. El viajero y escritor Marko cayó en prisión genovesa en 1298, en lucha cerca de la Isla de Korèula. No se sabe si se vio forzado a pelear del lado de los venecianos, o si participó voluntariamente del lado de Venecia. En 1298 contó su vida y experiencias a su compañero de prisión Rusta Pisan (Rusticello Depisani) que la escribió en el idioma provenzal. Es interesante notar que el escritor y viajero Marko no escribió él mismo el libro, que no fue escrito en latín o en veneto- italiano, y que las primeras traducciones al latín y al italiano no aparecieron en Venecia. El viajero y escritor Marko después de vivir gran parte de su vida en Asia, lejos de Venecia, y después de la aparición de su libro en Génova, se retiró. No salió en viaje de negocios, no estuvo al servicio de Venecia, ni de ninguna forma participó como veneciano en la vida pública de Venecia. Durante su vida, ni él ni su libro fueron especialmente conocidos (notados) en Venecia, por ejemplo no lo menciona el escritor Dante (Marc Pol y Dante vivieron en Venecia a comienzo de los 1300) ni es mencionado en el Chronicon lustiniani (1358).
Existen indicios serios de que en el 1300 participó en la revuelta popular en Venecia contra el gobierno, y que fue condenado a muerte, de la que se salvó escapando a Croacia. Quizás estuvo también en contacto con los revolucionarios de 1310, de los que uno de los líderes era M. Querini, y la hija de Marko estaba casada con cierto Querini. En la revuelta de 1310 que lideró Bartolomeo Tiepolo, noble, hijo de un antiguo Duce (quien era primo por parte de madre del Ban croata Pavle Šubiæ), participaron dos miembros de la rama S. Geremia, que con la rama de Marko S. Chrisostomo tenían un establo familiar común.
El escritor Marko está ligado a Venecia sólo por haber vivido allí después de haber realizado la obra de su vida en Asia y después de la aparición de su libro en Génova, en idioma provenzal. Además de esa vida de retiro en Venecia, a esta lo une el haber muerto y haber sido enterrado allí. Su sepultura desapareció a fines del siglo XVI. La mayor y más importante parte de su vida la pasó fuera de Venecia donde llevó a cabo su obra y su libro. El no se llamó a sí mismo veneciano sino después de 1295 ciudadano residente. Murió en enero de 1324. Por lo tanto, el famoso viajero y escritor Marc Pol es de origen croata y quizás también nacido en Croacia. Por su residencia, trabajo y su obra en Asia (China) él es un europeo croata, asimilado a la China, con predilección demostrada a la cultura francesa. Por sus méritos para la humanidad, el viajero y escritor Marc Pol es un inmortal croata ciudadano del mundo.

viernes, 28 de marzo de 2008

Los Etruscos, una civilización enigmática...

Aun en la antigüedad los etruscos estaban rodeados por un aura de misterio. Sus contemporáneos griegos se sentían intrigados por el repentino surgimiento de ese pueblo como potencia marítima y comercial.
Los posteriores conquistadores y sucesores romanos se beneficiaron con sus adelantos y nunca dejaron de sentir celos del pueblo al que habían reemplazado. A pesar de los dos siglos de investigaciones eruditas y del descubrimiento y la excavación de sus ciudades sepultadas y sus tumbas olvidadas, los problemas subsisten. ¿De dónde vinieron los etruscos? ¿Era de ellos su arte, o se trataba de una mera copia del mayor logro griego? Los etruscos estaban en el apogeo de su potencia y prosperidad en el noroeste de Italia cuando Herodoto escribió su historia en el siglo V a.C.
El relató que los etruscos habían migrado del Asia Menor alrededor del 1000 a.C., como refugiados que huían de la gran hambruna que había azotado el reino de Lidia.Cinco siglos más tarde, Dionísio de Halicarnaso expresó su convicción de que eran un pueblo indígena muy antiguo, que "no se asemeja a ningún otro en su idioma y costumbres".
Los etruscos eran diferentes de todos los otros pueblos. Suscitaban la envidia de sus contemporáneos y la admiración de la gente que ahora puede observar sus frescos y esculturas. D. H. Lawrence (Lugares etruscos) puede haber discernido la joie de vivre de ese pueblo. Frente a una de las tumbas subterráneas, donde las pinturas se veían oscurecidas por el tiempo, escribió:
Fragmentos de personas en banquetes, piernas que danzan sin bailarines, pájaros que vuelan hacia la nada, leones cuyas devoradoras cabezas son devoradas. Una vez esto era todo brillante y danzante; las delicias del submundo; honrar a los muertos con vino mientras las flautas tocaban para la danza y las piernas giraban y se oprimían. Y era un honor profundo y sincero el que se rendía a los muertos y a los misterios. Ello es contrario a nuestras ideas, pero los antiguos tenían su propia filosofía al respecto. Como dice el antiguo escritor pagano: "Porque ninguna parte de nosotros ni de nuestros cuerpos debe existir que no sienta la religión; y que no falten los cantos para el alma ni saltos ni danzas para las rodillas y el corazón; porque todo eso conoce a los dioses". Lo cual es muy evidente en los danzarines etruscos. Ellos conocen a los dioses en las mismas puntas de sus dedos. Los magníficos fragmentos de extremidades y cuerpos que siguen danzando eh un campo de obliteración aún conocen a los dioses y nos lo demuestran.
Quizás injustamente los romanos atribuían a los etruscos un desenfrenado libertinaje sexual y los describían como gente desprovista de vergüenza, que se complacía en actos sexuales, que hacía el amor sin cuidarse de que la vieran y que llamaban al acto descaradamente por su nombre. Eran grandes bebedores de vino y hermosos de contemplar, según el historiador griego del siglo IV a.C. Teopompo, que se deleitaba con las habladurías maliciosas. El filósofo griego Posidonio les acreditó viril coraje. El poeta Virgilio admiró su genio fecundo y su vigor artístico.
Diodoro de Sicilia, quien escribiera su Historia de la Universidad durante el reinado del emperador romano Augusto, cuando los etruscos eran sólo un recuerdo, brindó una visión más equilibrada.
Los etruscos, que primeramente se distinguieron por su energía, conquistaron un vasto territorio y allí fundaron muchas ciudades importantes. También disponían de una poderosa fuerza naval y por largo tiempo gozaron del dominio de los mares, a tal punto que el mar que baña las costas del oeste de Italia fue llamado por ellos Tirreno. Perfeccionaron el equipamiento de sus fuerzas de tierra con la invención de lo que se llama la trompeta, que es de la mayor utilidad en la guerra y a la que denominaron "tírrena"; también idearon emblemas de honor para los generales que les conducían, y a quienes les asignaban ayudantes, un trono de marfil y una toga ribeteada de púrpura. Y en sus casas inventaron el peristilo, que es una gran comodidad porque amortigua el bullicio causado por la gran cantidad de sirvientes. La mayoría de esos descubrimientos fueron imitados por los romanos, quienes los perfeccionaron y los introdujeron en su civilización. Fomentaron el progreso de las letras, las ciencias, la naturaleza y la teología, y desarrollaron en mayor grado que cualquier otro pueblo la interpretación del trueno. Por esa razón aún hoy inspiran a aquellos que son los amos de casi todo el mundo (los romanos) tan profunda admiración que se los emplea como intérpretes de los signos celestes. Como habitan una tierra fértil en frutos de todas las clases y la cultivan asiduamente, gozan de una abundancia de productos agrícolas que no sólo es suficiente para ellos mismos sino que, por su exceso, los lleva a una lujuria y una indolencia desenfrenadas. Porque dos veces por día tienen mesas suntuosamente presentadas y servidas con todo lo que puede contribuir a una vida exquisita; poseen manteles bordados con flores y se les sirve el vino en cantidades de jarras de plata, y tienen a su servicio un número considerable de esclavos. Algunos de estos últimos son de una rara belleza; otros se visten con ropas más magníficas de lo que corresponde a su condición de siervos, y el personal doméstico cuenta con toda clase de dependencias privadas: como en verdad poseen la mayoría de los libertos. En general han abandonado la valiente constancia que tanto valoraban en antiguos tiempos, y por su complacencia en los banquetes y las delicias afeminadas han perdido la reputación que sus antepasados ganaron en la guerra, lo que no nos sorprende. Pero lo que pesó en mayor medida para llevarlos a una vida suave y ociosa fue la calidad de su tierra, porque al vivir en un suelo que lo produce todo y es de inagotable fecundidad, pueden almacenar grandes cantidades de frutos de todas las clases. Etruria es en verdad muy fértil y se extiende en su mayor parte sobre llanuras separadas por montañas con laderas cultivables, y está moderadamente bien aguada, no sólo en la estación invernal sino también durante el verano.
Bajo la influencia de un clima demasiado generoso, con su amor por el ocio, los etruscos se habían degenerado y habían caído víctimas de la disciplina y el carácter moral romanos. Esta opinión romana está siendo contestada por los arqueólogos, que lentamente van revelando toda la magnitud de la civilización etrusca e interpretan su cultura. Pero es improbable que sólo la excavación resuelva el problema de los orígenes etruscos. El estudio de los cráneos etruscos no ha conseguido dilucidar el misterio. El examen del grupo sanguíneo de sus descendientes, aquellos que han sufrido poca perturbación etnológica, ha resultado igualmente inconcluyente. La proporción apenas mayor de grupos A y B y que entre sus vecinos parece relacionarlos con ciertos pueblos orientales. Se considera que el idioma etrusco no forma parte del grupo de idiomas indoeuropeos, al que pertenecían el griego y el romano contemporáneos. El lingüista francés Zacharie Maigani cree que los etruscos tuvieron su origen en Albania. El erudito alemán Barthold Geog Niebuhr, afirma que llegaron de más allá de los Alpes.
Ninguna teoría goza de completa aceptación. Parece posible que tanto Herodoto como Dionisio tuvieran razón en parte. Los etruscos pueden haber sido pastores que descendieron hacia los fértiles valles y crearon su propia cultura, tal vez ayudados por la infusión de una raza extraña, quizá los sobrevivientes de los refugiados lidios quienes, según Herodoto, "navegaron por las costas de muchas naciones" antes de llegar a Italia. El arte etrusco y algunas de las prácticas religiosas de ese pueblo parecen haber recibido la influencia de ideas orientales.
Después de su absorción por los romanos, las ciudades y tumbas etruscas se sumergieron y se. perdieron de vista. Varias de sus estatuas y tumbas fueron encontradas durante el período del Renacimiento. Algunos historiadores del arte han detectado motivos etruscos en esculturas italianas del siglo XV. El redescubrimiento de dos grandes bronces, la famosa loba capitolína y la estatua del orador, despertó interés y llevó a la búsqueda de las moradas subterráneas de los muertos etruscos.
Las primeras excavaciones se realizaron en 1728 en Volterra, donde se descubrió la tumba de la ilustre familia Cecina. El descubrimiento casual diez años más tarde de una tumba en Palestrina, reveló el cofre Ficoroni, que representaba varios episodios de los viajes de los argonautas, una de las antiguas obras maestras de la talla en bronce. Hacia mediados del siglo XVIII los excavadores habían penetrado en las tumbas con frescos de Cometo .(la actual Tarquinia). Muchos arqueólogos, en su mayoría aficionados, examinaron el campo etrusco en busca de más pruebas del arte perdido de ese pueblo. En 1828 una yunta de bueyes cayó en una tumba en Vulci. En 1834 se halló un hermoso sarcófago en una tumba de Toscana. En los cien años siguientes se hallaron tumbas subterráneas en Cerveteri, Vulci, Tarquinia, Veii, Orvieto y muchos otros lugares. Un mundo sorprendente y olvidado había sido revelado. La historia etrusca fue parcialmente recreada. Una serie de tumbas principescas, llenas de ornamentos y estatuas doradas y adornadas con frescos simbolizan un repentino y prodigioso incremento de la riqueza en la región entre los ríos Arpo y Tíber, los Apeninos y el mar Tirreno. En el siglo VII a.C. los etruscos habían fundado una confederación de doce ciudades‑estado, unidas más por solidaridad religiosa que por concordia política, probablemente en Ve¡¡, Caere, Tarquinii, Vulci, Rusellae, Vetulonia, Volsinii, Clusium, Perugia, Cortona, Arretium y Volterra.
Extendieron su dominio mediante una serie de conquistas y subyugaron a otras tribus itálicas, incluidos los latinos. La dinastía etrusca, los Tarquinios, rigieron Roma del 616 al 509 a. C. Por la unión de su poderío naval con el de los cartagineses, los etruscos mantuvieron controlados a los colonos griegos del sur de Italia y derrotaron a los griegos en la batalla de Alatia en el 535 a.C. Ese fue el apogeo de la potencia etrusca. La lenta declinación comenzó. La flota etrusca fue derrotada por los griegos en Cumae, en la bahía de Nápoles, en el año 474 a.C. Los romanos republicanos destruyeron Veii en 396, Volsinii en 265. La primera civilización italiana había sido vencida y según el poeta Horacio, ella "venció a sus vencedores".
Muchas son las teorías que se han presentado para explicar la declinación y la caída de los etruscos. Tal vez no hayan podido unirse para formar una nación. Sufrieron estancamiento social, por distinciones de clase demasiado rígidas. Todo el poder lo detentaban las familias gobernantes. La clase trabajadora no tenía derechos sino solamente obligaciones. Consentían a sus mujeres y se aferraban a costumbres obsoletas. Guardaban muy celosamente sus hábitos ancestrales. Eran demasiado conservadores, temían el cambio. Sufrían por una obediencia excesiva a sus adivinos, los arúspices, la casta sacerdotal que adivinaba el deseo de los dioses por el estruendo del trueno, el vuelo de un pájaro, el examen de los hígados. Ellos dieron a los etruscos falsas expectativas de grandeza, una seguridad demasiado grande en sus destinos.
Según el historiador romano Livio, los etruscos eran más adictos a las prácticas religiosas que cualquier otra nación. Ellos transmitieron su práctica de la interpretación del hígado a los romanos. Esto sugiere una influencia oriental en la vida etrusca, derivada de creencias canaanitas, o de los magos asirios. Un modelo de bronce de un hígado, hallado en Piacenza, está dividido en cuarenta y cinco áreas, en cada una de las cuales está inscrito el nombre de la divinidad que la presidía. A los etruscos les preocupaba mucho la vida futura. En ello reside la paradoja de su cultura. Alegres, amantes del placer, sibaritas, estaban obsesionados por la muerte.
Casi todos los conocimientos relativos a los etruscos se han derivado de sus mausoleos. Ellos revelaron sus actividades en su arte, en la forma de sus templos, los planos de sus casas, las calles de sus ciudades, sus ban­quetes y juegos, su esperanza de resurrección. Crearon una imagen del presente como terco desafío al futuro. Ningún otro pueblo antiguo igualó a los etruscos en su autoestima.

jueves, 27 de marzo de 2008

El asesino de Napoleón

El día 5 de mayo de 1821 moría, tras una larga y penosa enfermedad, Napoleón Bonaparte, antiguo emperador de los franceses y uno de los estrategas más grandes de todos los tiempos.
El fallecimiento tuvo lugar en Santa Elena, una isla perdida en el Atlántico Sur, donde llevaba más de cinco años desterrado. Tan sólo le acompañaban un grupo de supuestos fieles que le habían seguido en su desgracia y los hombres de la guarnición inglesa que le hacían de carceleros.
Comenzó a enfermar nada más llegar a Santa Elena y nunca llegó a recuperarse, a pesar de que contaba con poco más de 46 años y de su condición, hasta entonces, robusta.
Su enfermedad se vio agravada por una fuerte depresión, el clima insano de la isla, su negativa a tomar medicamentos y la ineficacia de los diferentes médicos que le trataron, y que fueron incapaces de dar con la enfermedad que le aquejaba.
Napoleón estaba seguro de estar siendo envenenado, por lo que, viéndose morir, exigió a su médico personal que inmediatamente después de su muerte realizará una meticulosa autopsia de su cadáver. El médico cumplió sus órdenes y, en su informe, anotaba que Bonaparte había fallecido a causa de un cáncer de estómago. La misma enfermedad que, años antes, había acabado con la vida del padre del Emperador.
Muchos debieron ser los que respiraron aliviados ante la noticia de su muerte: los monárquicos franceses, al frente de los cuales se encontraba el impopular Luis XVIII, siempre temeroso de un nuevo regreso del carismático emperador; los ingleses que se quitaban un problema de en medio y además se ahorraban los gastos de manutención y, por últimos, sus propios compañeros que por fin podrían volver a Francia, dejando atrás las terribles condiciones del destierro.
Pocos personajes han despertado tanto interés como él y sobre ninguno se ha escrito tanto. Con su muerte pareció que se cerraba uno de los capítulos más apasionantes de la historia de Europa. Sin embargo, el Emperador nunca aceptó una derrota sin pelear, y no iba a hacerlo ante la batalla más importante de su vida, por lo que, aunque necesito más de un siglo, por fin consiguió levantarse victorioso y señalar a su propio asesino.

Se despiertan las sospechas
El odontólogo sueco Sten Forshufvud era, además de un experto en química y toxicología, un gran bonapartista. En 1955 estaba leyendo las memorias de Louis Marchand, el fiel ayuda de cámara de Napoleón que permaneció junto a él hasta su muerte. En ellas narraba, con todo detalle, los últimos años del emperador y el proceso de su enfermedad.
Forshufyud se quedó estupefacto ante la lectura. En los síntomas que había padecido Napoleón se reconocían claramente 28 de los 31 que definen el envenenamiento lento por arsénico.
Además, ya había otros puntos oscuros en su muerte: Napoleón estaba muy obeso, mientras que los enfermos de cáncer suelen estar extremadamente delgados. Además, cuando 19 años después de su muerte, su cadáver fue exhumado para trasladarlo a Francia, los testigos quedaron atónitos al comprobar que el cuerpo se mantenía en perfectas condiciones, mientras que sus ropas estaban completamente destruidas por las malas condiciones del enterramiento. Ambos hechos quedarían justificados por la presencia del arsénico en su organismo.
A partir de ahí, el odontólogo sueco decidió leer todo lo que se había publicado sobre los últimos años de Napoleón, que era mucho ya que todos sus compañeros de destierro habían escrito sus memorias narrando este período con todo lujo de detalles. Al finalizar las lecturas Forshufvud no tenía ninguna duda sobre la causa de la muerte de Napoleón Bonaparte: envenenamiento por arsénico. En ese momento, no pensó que hubiera forma de probarlo más haya de toda duda.
Pero poco después supo que se había desarrollado un nuevo procedimiento que permitía no solamente detectar el arsénico en un cuerpo, sino también la cantidad y el periodo en que se había ingerido. Todo ello gracias al análisis del cabello.
Las autoridades francesas no iban a permitir la exhumación del cadáver, por lo que necesitaba encontrar algún mechón de su cabello y nuevamente fue el fiel ayuda de cámara quien ofreció el último servicio a su señor. Todos los recuerdos personales de Marchand habían sido conservados intactos como parte del culto napoleónico de la familia, entre éstos se encontraba un sobre cerrado escrito de su puño y letra, donde se leía "Cabellos de Napoleón, 5 de Mayo de 1821". Su análisis confirmó todas las sospechas: el pelo contenía trece veces más arsénico de lo normal.
Pero, increíblemente, los resultados del análisis iban mucho más allá. Según todos los testigos, entre septiembre de 1820 y marzo de 1821, el Emperador había sufrido seis crisis graves en su enfermedad. La curva del arsénico mostraba que la sección de pelo que había nacido en esos periodos tenía 60 veces más veneno de lo normal. Es decir, el arsénico se le suministraba una vez al mes y en una dosis suficientemente elevada para ir deteriorando su organismo sin matarle.
Había que encontrar más muestras de cabello. Napoleón tenía por costumbre regalar un mechón, como recuerdo, cuando alguien a quien apreciaba abandonaba la isla. Cuando Forshufvud publicó sus estudios recibió muestras correspondientes a diferentes periodos de su cautiverio. Una vez probada su autenticidad, los resultados de los análisis volvieron a ser sorprendentes: el envenenamiento se había iniciado desde su misma llegada a Santa Elena y prolongado hasta su muerte.
Nadie podía ya negar que Napoleón había ingerido arsénico. Pero si se trataba de un crimen premeditado, un accidente o un error médico era otra historia.

Las posibles explicaciones a la presencia del arsénico
Se formularon diversas teorías que permitieran justificar la presencia del veneno en su cuerpo, pero evitando la palabra asesinado. De esta manera se dijo que el arsénico podía haber sido un componente de la crema que utilizaba para el cabello o del papel que recubría la paredes, y haberlo inhalado, o que podía estar en el agua. Pero de haber sido así, la cantidad de veneno habría sido siempre constante, lo que sabemos que no ocurrió, y todos los habitantes de la casa habrían enfermado.
Otra posibilidad, y ésta mucho más verosímil que las anteriores, era que se le hubiera suministrado el veneno con fines terapéuticos. En esa época, el arsénico era un remedio habitual contra la depresión, ya que en pequeñas dosis da un sentimiento de fuerza y vigor. Sabemos que Napoleón sufría una fuerte depresión desde su llegada a la isla, por lo que pudo ser tratado de ella con arsénico. Pero antes de aceptarla como posible, hay que tener en cuenta algunos otros hechos contrastados:
- No existe ninguna noticia de que se le tratara contra la depresión.
- El Emperador se negaba rotundamente a tomar cualquier medicamento, por lo que de haberlo ingerido, habría sido sin su conocimiento.
- Durante su tiempo en el destierro le atendieron cinco médicos diferentes (uno de ellos enviado por su propia madre), los cuales no llegaron ni a conocerse ni a dar el mismo diagnóstico nunca. Es cuanto menos extraño que fueran a coincidir en el tratamiento y la posología, y que ninguno lo registrara en las fichas médicas o lo comentara a posteriori.
- Tampoco ninguno de sus hombres de confianza hizo ninguna referencia a que se estuviera suministrando arsénico, o cualquier otro antidepresivo, a Bonaparte. Teniendo en cuenta que existían grandes rivalidades entre ellos, sería más que extraño que se hubieran puesto de acuerdo para hacer algo a sus espaldas.

En busca de un asesino
Una vez que parecía que sólo quedaba en pie la hipótesis del asesinato, restaba saber por quién, cómo y por qué Napoleón había sido asesinado. Para ello había que llevar la investigación como si de un crimen moderno se tratara, y así se hizo.
Había dos cosas que eran seguras: el envenenamiento se había producido durante los más de cinco años que había estado en la isla y el veneno se le tenía que haber suministrado disimulado en algún alimento que sólo tomara él (de lo contrario habrían enfermado todos los habitantes de la casa).
Esto indicaba claramente que el asesino había permanecido con él en Santa Elena todo el tiempo y que vivía en su misma casa, lo que le había permitido moverse libremente sin levantar sospechas y conocer sus costumbres.
Todos tomaban la misma comida, excepto un vino de Constanza que le enviaban en barriles y que era posteriormente embotellado en la isla. Este vino se reservaba para el emperador y venía bebiendo uno o dos vasos diarios.
Por tanto, había que descartar a los médicos, que ninguno estuvo, junto a él, demasiado tiempo y a sus carceleros que no residían en la misma casa.
Es decir, Napoleón Bonaparte fue traicionado por uno de los suyos, y sólo cinco cumplen todas las premisas: su ayuda de cámara, el fiel Luis Marchand, sus subordinados Abram Noverraz y Étienne Saint Denis, el mariscal Bertrand y, por último, el general Montholon.
Al estudiar uno a uno estos personajes nos encontramos con un patrón común: todos eran reconocidos bonapartistas, todos habían salido de la nada y alcanzado su posición gracias a Napoleón, todos le habían servido fielmente durante largos años en los buenos y en los malos momentos. Todos menos uno: Charles-Tristan de Montholon.

Charles-Tristan de Montholon.
Montholon, que era de origen aristocrático, amante del lujo y del juego y que no poseía ningún mérito militar, fue ascendido a general por Luis XVIII, mientras Napoleón se encontraba en su primer destierro en la isla de Elba. Pero, tras el regresó triunfal del Emperador, Montholon se puso incondicionalmente a sus ordenes.
Tras el desastre de Waterloo y el final del Imperio de los Cien Días, Montholon vuelve a sorprender a todos y se ofrece voluntario para acompañarle en su destierro en Santa Elena.
Poco a poco se fue ganando la voluntad del Emperador, hasta llegar a convertirse en su hombre de confianza (en su testamento le legó 1.500.000 de francos, más que a cualquier otro). Para ganarse su confianza no dudo en desprestigiar a sus compañeros con falsas acusaciones, lo que también ayudó mucho a enrarecer el ambiente.
De gran ayuda también fue la presencia en la isla de su joven y belleza esposa, Albine, que mantuvo un romance con Napoleón del que nació una hija. Aunque esta relación le fue muy beneficiosa y por supuesto, tuvo que conocerla, no se sabe si fue preparada por Montholon.
Además, tras la investigación que se ha seguido a su persona, se pudo averiguar que tenía vínculos muy estrechos con el Conde de Artois, hermano y sucesor de Luis XVIII (que reinaría con el nombre de Carlos X) y a quien muchos consideran el verdadero inductor del asesinato.
Por si esto fuera poco, Montholon era responsable de las bodegas, con lo que tenía acceso al vino con él que, es casi seguro, que Napoleón fue envenenado, vino que le servía él personalmente.

Las últimas horas de un mito
El 30 de abril de 1821, 5 días antes de su muerte, Napoleón se encontraba inconsciente y delirando. El gobernador inglés de Santa Elena, por primera vez, se da cuenta de la gravedad del prisionero, y le envía un grupo de médicos, que le dictaminan una fuerte oclusión intestinal, y consideran imprescindible el uso de purgantes. Le recetaron colomel y un emético para provocarle vómitos.
Antommarchi, el médico que le había enviado su familia, se opone al tratamiento, pero Montholon apoya a los británicos y se le administra una dosis entre cinco y diez veces superior a lo normal (dosis que para cualquier experto resultaría injustificable). Esta decisión fue fatal para Napoleón y providencial para su asesino.
Estaba demostrado que la mezcla de colomel con almendras amargas (contenidas en el arsénico) era mortal, incluso en una dosis normal. Además el emético, al hacerle vomitar, debilitó las paredes del estomago, haciéndole más vulnerable al veneno y eliminando sus restos del cuerpo.
Sólo nos queda saber si Montholon actuó solo, movido por los celos, o si por el contrario, fue la mano ejecutora de un complot organizado por franceses o ingleses. Tampoco sabemos si la administración del colomel fue una trágica casualidad o el punto final de un plan meticulosamente organizado.
Quizás no lo sepamos nunca o quizás sólo tengamos que esperar otro siglo.

miércoles, 26 de marzo de 2008

Juana la Loca, un complot político...

Heredera de un imperio en el que jamás se ponía el Sol, bellísima, inteligente y bien dotada para la música, Juana de Aragón y Castilla, segunda hija de los reyes católicos de España, pasó a la historia con el impiadoso apelativo de "Juana la Loca". Se lo ganó después de actos tan desmesurados como velar por espacio de 19 años el cadáver de su marido. Para los historiadores, el de ella no era un desequilibrio cualquiera: tuvo origen en un gran amor que ciertas circunstancias transformaron en locura.
Hija de los reyes católicos, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, los que dieron a España la unificación total: unidad religiosa, unidad territorial y política.

Historia
Juana nació en Toledo el 6 de noviembre de 1479. Su gran parecido a su abuela paterna, doña Juana Enriquez, motivó que, cariñosamente, Isabel llamara a su hija "mi suegra". Su educación estuvo marcada por la severidad, tanto de su madre como de sus maestros. Buena muestra de ello es que aprendió latín siendo bien pequeña.
Tenía grandes condiciones para la música y la poesía, se dice que gozaba del cariño de todos en el castillo, gustaba de la soledad, talvez acostumbrada a no ver a sus padre por mucho tiempo debido a su agitada vida política.
Pronto se manifestó en Juana una vena mística que ella pretendió encauzar haciéndose monja. Pero sus padres tenían otro objetivo para la atractiva Juana y cuando cumplió 16 años fue concertada su boda con el archiduque Felipe de Austria, hijo de Maximiliano I y conocido por el sobrenombre de El Hermoso.
El enlace entraba dentro de la política exterior de los Reyes Católicos, que tenía como fin cercar al enemigo reino de Francia. Con este objetivo casan a sus cinco hijos con los herederos y soberanos de las más destacadas casas reinantes.

Encuentro con Felipe y casamiento
En 1496, rodeada de un espléndido cortejo, Juana partió a Flandes a conocer a su prometido y celebrar el casamiento. Las crónicas sobre el primer encuentro son diversas. Al parecer, bastó con que se miraran a los ojos para que aflorase una pasión irrefrenable.
Finalmente llego la boda a medida que el tiempo pasaba, su amor por Felipe crecía con el mismo ritmo que la desconfianza y la sospecha de no ser correspondida. Su esposo (no por nada llamado Felipe el Hermoso) se dedicaba a hacer lo que mejor sabía: cortejar a toda mujer bella y noble que se le cruzara. Frívolo y superficial, apegado a los placeres y al lujo, se sentía incómodo en España, donde tenía que llevar una vida austera, totalmente ajena al refinamiento y las diversiones de la corte flamenca.
Felipe extrañaba Flandes, por ello maltrataba a Juana constantemente. A pesar de esta desagradable situación, Juana y Felipe tuvieron seis hijos. El primer parto tuvo lugar el 15 de noviembre de 1498, naciendo una niña a la que se puso el nombre de Leonor. El 24 de febrero de 1500 nace su segundo hijo, Carlos. Cuenta la tradición que el parto tuvo lugar en un pequeño retrete del palacio de Gante, debido a la facilidad de Juana para dar a luz, y a los celos, de ahí que acudiera a una fiesta para vigilar constantemente a su marido. El tercer alumbramiento se produjo en 1501, viniendo al mundo una niña a la que se llamó Isabel, que sería reina de Dinamarca. El 10 de marzo de 1503 nacía en Alcalá de Henares el cuarto hijo del matrimonio: Fernando, futuro Emperador de Alemania y rey de Hungría y Bohemia.

martes, 25 de marzo de 2008

Juana de Arco, la mensajera de Dios...

Juana De Arco, llamada la 'Doncella de Orleáns', heroína nacional y santa patrona de Francia.
Unió a la nación en un momento crítico de su historia.
Su protagonismo en la historia la ubica durante los largos años que conformaron la famosa Guerra de los Cien Años (nombre habitual que se da a los diversos conflictos armados, interrumpidos por treguas y tratados de paz, iniciados en 1337 y que finalizaron en el año 1453, entre las dos grandes potencias europeas de la época: Inglaterra y Francia. El pretexto inmediato para la ruptura de hostilidades fue la pretensión de los reyes de Inglaterra de ocupar el trono de Francia.) el pueblo francés confiaba en la llegada de una joven virgen que les salvaría de la miseria en que se hallaban sumidos.
Un seis de enero de 1412 nace en Domremy, hija de campesinos, desde niña sintió gran devoción por la oración; en esos años de niñez un ataque inglés, destruyo por completo su aldea y asesino a sus padres y hermana, por lo que fue enviada a vivir con unos parientes a otra aldea cercana, cuando tenía trece años creyó que había oído la voz de Dios, que se repetía en numerosas ocasiones. Más tarde, confesó haber visto a san Miguel y a las primeras mártires santa Catalina de Alejandría y santa Margarita, cuyas voces la acompañarían durante el resto de su vida, desde ese momento Juana, siente que tenía un destino escrito ya por Dios y, aunque suene a historia novelada, lo cierto es que el papel de Juana de Arco en la gesta de lo que es hoy Francia como nación fue más que fundamental.

SITUACIÓN POLÍTICA
En 1422 murieron Enrique V y Carlos VI. Tras la muerte de su padre, el delfín se proclamó rey de Francia con el nombre de Carlos VII, pero los ingleses reclamaron el trono francés para Enrique VI, entonces menor de edad, por lo que Juan de Lancaster, duque de Bedford, actuaba como regente. Carlos VII fue reconocido como rey de Francia en los territorios al sur del Loira mientras que Enrique VI controlaba el territorio al norte de este río. Durante la invasión del sur de Francia, ocurrida en 1428, el ejército inglés puso sitio a la ciudad de Orleáns, última plaza fuerte que poseían los franceses. A principios de 1429, en plena guerra de los Cien Años y cuando los ingleses estaban a punto de capturar Orleáns, las voces que guiaban a Juana la exhortaron a ayudar al Delfín. Éste aún no había sido coronado rey debido tanto a las luchas internas como a la pretensión inglesa al trono de Francia.
Cuando Juana se dio a la tarea de presentarse frente al Delfín de Francia, realizó un largo viaje desde la pequeña aldea de Domrémy hasta Chinnon, donde el príncipe se resguardaba de un ineludible avance del ejercito inglés atascado increíblemente en los límites de la ciudad de Orleáns, la cual se hallaba sitiada por ellos. Este era una de las más importantes metas de Juana para lograr llevar al Delfín hasta Reims para ser coronado en la Catedral: liberar a Orleáns y advertir así a los ingleses sobre los designios de Dios...

EL GRAN SECRETO DEL ENCUENTRO
El encuentro de Juana con el delfín, fue sin dudas el comienzo de los suceso inexplicados de la vida de esta joven. Se cuenta que el Delfín temiendo que tal vez esta Doncella fuera una espía inglesa, con intenciones de asesinarle, organizo una recepción muy importante, en la que hizo pasar a uno de sus generales por él, así, si era realmente enviada por Díos, ella se daría cuenta que no era el Delfín. Cuando llego Juana fue enviada ante el supuesto delfín, al pararse frente a él, lo miro a la cara y le dijo, Usted, es un buen hombre, pero no es quién yo debo ver. Inmediatamente otro de los generales le confirmo el engaño pero le sometió a una segunda prueba, que ella misma encontrara al Delfín entre todos los presentes.
Fue así que Juana comenzó a mirar uno por uno hasta mirar a Carlos VII, se arrodillo ante él y le beso la mano diciéndole, estoy en presencia del Rey de Francia.
Esto realmente dejo consternado a todos, esta fue sin dudas una de las pruebas más importantes a la que fue sometida, como se sabe en esa época, el pueblo no conocía a sus gobernantes, por lo que Juana ignoraba completamente la fisonomía del Delfín.
Según cuenta la historia, después de esto Juana se acerco a Carlos VII, Y le susurro al oído, alguna frase importante, ya que este cambio la expresión de su rostro completamente, hizo pasar a Juana a una habitación apartada, y allí a solas Juana le convenció de su mandato divino de salvar a Francia. Quizás el misterio más grande de esta historia es saber que dijo Juana al Delfín para convencerlo de poner en manos de esta joven el porvenir de Francia. Un grupo de teólogos aprobaron sus peticiones y se le concedieron tropas bajo su mando. Juana supo ganarse el respeto de los Generales franceses, quienes debieron acatar sus ordenes y enseñarle sobre el manejo de las armas y la estrategia militar. Esta decidió vestir uniforme de hombre y cortar sus cabellos, para no ser subestimada por los soldados. Así condujo al ejército francés a una victoria decisiva sobre los ingleses en Patay, al tiempo que liberaba Orleáns, con esto se cumplió lo que Juana había anticipado, Carlos VII, fue coronado Rey, en la ciudad de Reims, uniendo al pueblo francés y poniendo fin a los sueños ingleses de imponer su hegemonía sobre Francia.

LA TRAICIÓN
Carlos VII se opuso a realizar campaña militar alguna contra Inglaterra. Tras ello Juana, sin el apoyo real, dirigió en el año 1430 una operación militar contra los ingleses en Compiègne, cerca de París. Fue capturada por soldados borgoñones (estado neutral en este momento de la guerra) quienes ofrecieron a los dos bandos, la posibilidad de rescatar a Juana.
Según los registros de la época se sabe que en Francia se hizo una colecta entre muchos generales y nobles para pagar el rescate, la suma recaudada fue entregada al Rey, quien nunca envió el pago (se supone que Carlos VII, deseaba que Juana fuera capturada por los inglese, ya que había tomado mucha popularidad y la creía un elemento ahora peligroso para su reinado).
Los inglese deseosos de capturar y juzgar a la Doncella que los había humillado pagaron lo pedido y les fue entregada. Éstos la condujeron ante un tribunal eclesiástico en Ruán que la juzgó de herejía y brujería. Tras catorce meses de interrogatorio sin que se le pudiera acusar de absolutamente nada, fue acusada de maldad por vestir ropas masculinas y de herejía por su creencia de que era directamente responsable ante Dios y no ante la Iglesia católica.
El tribunal la condenó a muerte, pero al confesar y arrepentirse de sus errores, la sentencia fue conmutada a cadena perpetua. Sin embargo, cuando regresó a la prisión volvió a usar vestidos de hombre por lo que de nuevo fue condenada, esta vez por un tribunal secular, y el 30 de mayo de 1431, enviada a la hoguera en la plaza del Mercado Viejo de Ruán por relapsa (herética reincidente).
Uno de los puntos más polémicos en la historia de Juana de Arco fue su relato acerca de las voces y visiones que le guiaron a realizar la hazaña por la cual se convirtió en la heroína más grande de la Historia Universal.En los registros que se conservan del juicio que se le siguió ha quedado sentado que ella, de alguna manera, se negó siempre a dar detalles sobre estos mensajes. Poco ha sido lo que se ha logrado esclarecer al respecto, pero una pequeña reflexión podría arrojar algo de luz: si Juana, a pesar de su ignorancia y de su humilde origen, mantuvo la ferviente voluntad de no irrespetar lo que Dios le había transmitido a través del Arcángel San Miguel y de las Santas Catalina y Margarita, al negarse a emitir ningún tipo de juicio o consideración al respecto, nos debe llevar a un sólo punto, Juana se consideró siempre un medio y no un fin. Si deseamos llamarla "mensajera", pues únicamente será apropiado mientras conservemos el mismo respeto al mensaje que la propia Juana dio.
Santa Margarita, Gaspare Traversi (1758), Santa Catalina, Bernardo Ciavallino (h.1630). Estas dos Santas estuvieron presentes en las visiones de Juana de Arco, pero... ¿Por qué ellas dos?...
Santa Margarita de Antioquía fue virgen y mártir, cruelmente torturada al negar casarse con el Prefecto de Antioquía, quien la encerró en un calabozo posteriormente. Allí se le apareció el Demonio en forma de dragón y la devoró, pero el crucifijo que llevaba colgado del cuello hizo que el dragón reventara y salió ilesa. Sin embargo, fue luego decapitada rogando que las mujeres embarazadas tuvieran un parto sin problemas en recuerdo a su salvación del vientre del dragón. Esta criatura fantástica es uno de sus atributos principales, junto con la palma del martirio y una cruz.
Santa Catalina de Alejandría, fue también virgen y mártir. Siendo de ascendencia real, al convertirse al Cristianismo huyó al desierto y allí realizó su matrimonio místico con Cristo. El emperador Majencio la pretendió como esposa sin éxito, por ello ordenó su tortura con unas ruedas especiales provistas de puntas de hierro, pero un rayo del cielo las destruyó antes de que ella sufriera algún daño. Sin embargo, fue decapitada y sus restos trasladados por los ángeles a un convento cercano. Ambas Santas, además de poseer las mismas condiciones de virgen y mártir que posteriormente distinguirán a Juana, fueron sacadas en 1969 del calendario católico por insuficiencia en las bases históricas de sus vidas. Mientras que Juana de Arco fue declarada Santa por el Vaticano en mayo de 1920, casi 500 años después de ser quemada en la hoguera, acusada de herejía, manteniendo su mirada en un crucifijo y pronunciando el nombre de Jesús...
De acuerdo con las declaraciones de Juana, también el Arcángel Miguel estuvo presente en sus visiones y fue una de las voces que le habló. La presencia de San Miguel es bastante lógica, pues es él quién asume los asuntos militares en las huestes celestiales. De hecho, el resguardo de las puertas de el Paraíso han quedado a su cargo. Con seguridad debió ser él quien instruyera a Juana acerca de los asuntos de batalla o quien sirviera de medio para Proporcionar a Juana la gran intuición militar que demostró en las campañas emprendidas para hacer de Francia una nación unida.

lunes, 24 de marzo de 2008

QUIENES FUERON LOS REYES MAGOS?

Y como fué nacido Jesús en Bethlehem (BELÉN) de Judea en días del rey Herodes, he aquí unos magos vinieron del oriente á Jerusalem, Diciendo: ¿Dónde está el Rey de los Judíos, que ha nacido? porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos á adorarle. Y oyendo esto el rey Herodes, se turbó, y toda Jerusalem con él. Y convocados todos los príncipes de los sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo. Y ellos le dijeron: En Bethlehem de Judea; porque así está escrito por el profeta: Y tú, Bethlehem, de tierra de Judá, No eres muy pequeña entre los príncipes de Judá; Porque de ti saldrá un guiador, Que apacentará á mi pueblo Israel. Entonces Herodes, llamando en secreto á los magos, entendió de ellos diligentemente el tiempo del aparecimiento de la estrella; Y enviándolos á Bethlehem, dijo: Andad allá, y preguntad con diligencia por el niño; y después que le hallareis, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore.

Y ellos, habiendo oído al rey, se fueron: y he aquí la estrella que habían visto en el oriente, iba delante de ellos, hasta que llegando, se puso sobre donde estaba el niño. Y vista la estrella, se regocijaron con muy grande gozo. Y entrando en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, le adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron dones, oro, é incienso y mirra. Y siendo avisados por revelación en sueños que no volviesen á Herodes, se volvieron á su tierra por otro camino. (Mateos CAP 2)

LA REALIDAD HISTÓRICA

Al leer esto solo se sabe que los magos eran varios, no sabemos él numero, y que adoraron al niño Jesús ofreciéndole presentes y luego de un sueño se volvieron a su patria. ¿Cómo entonces pasaron de magos a reyes?, ¿magos de que?, ¿reyes de donde y por que?.

En el texto de Mateo no se responde a nada de ello, tampoco en el resto del Nuevo Testamento. En un principio su numero era indeterminado. Las representaciones artísticas son las que le fueron dando su actual numero y apariencia. En el siglo III se los representaba como dos, en las catacumbas romanas hasta el siglo IV aparecían dos o cuatro magos, según los casos; la media docena tampoco faltó en algunas pinturas. En la iglesia siria y armenia se defendió la docena de magos puesto que, según ellas, los magos prefiguraban los doce apóstoles y representaban a cada una de las tribus de Israel. Para la iglesia copta (de Egipto) eran sesenta y citaban los nombres de mas de una docena de ellos.

Finalmente en el primer cuarto del siglo III, el citado Orígenes afirmo que los magos habían sido solo tres, después de todo Mateo solo sita tres presentes (Incienso, Mirra y Oro). En el siglo IV, de modo progresivo, comenzó a prevalecer el número de tres. Durante los dos primeros siglos solo fueron magos, el "reyes magos" vendría después. Como la practica de la magia estaba prohibida por los textos bíblicos y el concepto de magos adquirió rápidamente un significado peyorativo, no se considero edificante que sujetos de tan dudosa reputación deambulasen por el portal de Belén. Ya en el siglo III, esta imagen fue abolida por el teólogo Quinto Tertuliano (c. 160-220), que fue el primero en denominarlos reyes, él dijo "se ha sostenido que los Magos eran reyes de Oriente". Nadie había sostenido tal cosa antes de él, pero eso era un detalle sin importancia para un cristiano consiente de su deber.

Sus nombres no aparecieron sino hasta el siglo VI. Aparecen en un mosaico bizantino del 520 aproximadamente localizado en Ravena, Italia. En el figura una leyenda sobre los tres magos que dice "+SCS BALTHASSAR +SCS MELCHIOR + SCS GASPAR", eso es, sagradísimos o veneradísimos Baltasar, Melchor y Gaspar.

El primero es Baltasar, de 30-40 años, con barba oscura, lleva en sus manos un recipiente para mirra; Melchor, como de 20-25 años y sin barba, transporta una bandeja para incienso; y Gaspar de mas de 50 años, con pelo y barba largos y blancos, presenta una canasta con oro. Todos son blancos, ninguno se ha convertido en negro.

Otra descripción de los Reyes Magos da el erudito teólogo anglosajón Beda el Venerable (675-735) dice así: "El primero de los magos fue Melchor, un anciano de larga cabellera blanca y luenga barba (...) fue él quien ofreció el oro, símbolo de la realeza divina. El segundo, llamado Gaspar, joven, imberbe, de tez blanca y rosada, honro a Jesús ofreciéndole el incienso, símbolo de la divinidad. El tercero llamado Baltasar, de tez morena" (no negro)", testimonio ofreciéndole mirra, que significaba que el Hijo del hombre debía morir." Los tres nombres que se les asigno son tan arbitrarios y ficticios como los que se les dio en otra parte del orbe cristiano: Apellicon, Amerim y Serakin entre los griegos; Kagpha, Badalilma y Badadakharida en Siria; Ator, Sater y Paratoras en Etiopía, etc.

Sus supuestas edades no fueron menos irreales y cambiaban substancialmente en función de los gustos particulares de cada artista que los representaba. Finalmente, en el siglo XV, Petrus de Natalibus fijó que Melchor tenia sesenta años, Gaspar cuarenta y Baltasar veinte. Baltasar no fue negro hasta el siglo XVI. En este siglo las nuevas necesidades ecuménicas de la Iglesia católica llevaron a implantar un simbolismo inédito, identificando a los tres magos con los tres hijos de Noé (Sem, Cam y Jafet) que, según el Antiguo Testamento, representaban las tres partes del mundo y las tres razas humanas que lo poblaban, según se creía en esos días. De este modo, Melchor, el anciano de cabello y barba canos, pasó a simbolizar a los herederos de Jafet, eso es a los europeos, y ofreció al Niño divino el noble oro; Gaspar, rubio y lampiño, representaría a los semitas de Asia y su don era el preciado incienso; Baltasar, negro y barbado, personificaría a los hijos de Cam, los africanos, participando de la adoración universal con su entrega de mirra.

Los americanos o los chinos y japoneses, hubo que ignorarlos porque no se podían inventar nuevos reyes y menos inventarles nuevos hijos a Noé. El único intento fue el de una pintura portuguesa en la cual se remplazaba al rey negro Baltasar por un jefe indio amazónico. El festejo de los reyes magos no se conmemoro sino hasta el siglo V en Occidente. Se eligió el día 6 de enero para conmemorar la Epifanía, la manifestación de Jesús al mundo a través de los reyes magos, su bautizo en el Jordán y el milagro de las bodas de Canaan.

Su destino, tras la adoración, fue incierto. San Mateo sólo dice que regresaron a su país por otro camino para burlar a Herodes. La tradición piadosa afirma que fueron discípulos de Santo Tomás. Otros afirman que fueron consagrados obispos y murieron martirizados hacia el año 70 de nuestra era. Sus supuestas reliquias fueron transportadas de Milán a Colonia en el siglo XII, donde aún hoy son veneradas en un relicario bizantino de la catedral de esa ciudad alemana.
Otro de los enigmas de los Reyes Magos más estudiados es la naturaleza del brillante astro que les condujo hasta el pesebre de Jesús. Para muchos autores no era sino un cometa o meteoro luminoso. Hay quien mantiene que pudo tratarse del cometa Halley. Kepler, en 1606, afirmó que pudo nacer de la conjunción triple de dos planeta, Saturno y Júpiter, en la constelación de Piscis.

Por último, en la biblioteca de la Universidad de Salamanca se encuentra un curioso códice del siglo XV, titulado Historia de los Reyes Magos. Plagado de citas del Antiguo Testamento, relata la trayectoria de estos durante y después de la adoración. Destaca el episodio de las tentaciones que sufrieron los tres Reyes a cargo de Satanás.

viernes, 21 de marzo de 2008

LOS HUESOS DE PEDRO

La tradición de que el apóstol Pedro fuera martirizado en Roma durante la persecución neroniana del 64 de nuestra era, se apoya en la declaración efectuada unos treinta años más tarde a los corintios por san Clemente de Roma. Este dice que Pedro "habiendo vivido entre nosotros, habiendo sido testigo, partió hacia su lugar prometido de gloria".
La presencia de Pedro en Roma se infiere del uso del nombre Babilonia como apodo para Roma, práctica cristiana común, en la Primera Epístola de san Pedro, y de la incontestada pretensión de los pontífices romanos a la primacía como sucesores de Pedro.
Su muerte en Roma se ve apoyada por la antigua referencia a un "trofeo" o monumento que marca el lugar de su martirio. Con el paso de los siglos, se llegó a creer que ese punto de la colina vaticana señalaba su tumba.

Quien fue Pedro?
Pedro es mencionado frecuentemente en el Nuevo Testamento, en los Evangelios, en los Hechos de los Apóstoles, y en las Epístolas de San Pablo. Su nombre aparece 182 veces. Lo único que sabemos de su vida antes de su conversión es que era un pescador Galileo del pueblo de Betsaida o Capernaum. Existe evidencia para suponer que Andrés (el hermano de Pedro) y posiblemente Pedro fueron seguidores de Juan el Bautista, y por lo tanto se habrían preparado para recibir al Mesías en sus corazones.
Nuestro primer encuentro con Pedro es a principios del ministerio de Jesús. Mientras Jesús caminaba por la orilla del lago de Galilea, vio a dos hermanos, Simón Pedro y Andrés, echar la red al agua. Y los llamó diciendo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. (Mateo 4,19). Inmediatamente abandonaron sus redes y lo siguieron. Un poco después, aprendemos que visitaron la casa en la que estaba la suegra de Pedro, sufriendo de una fiebre la cual fue curada por Jesús. Esta fue la primera curación atestiguada por Pedro, quien presenciará muchos milagros más durante los tres años de ministerio de Jesús, siempre escuchando, observando, preguntando, aprendiendo.

En Busca de su Tumba
La búsqueda de la tumba de Pedro se instituyó en 1939 como resultado del deseo del Papa Pío XI de ser sepultado entre los papas y los príncipes, debajo del altar mayor de San Pedro. La investigación para hallar un sitio adecuado para su tumba en la cripta reveló el suelo de la antigua basílica de San Pedro, construida entre el 326 y el 335 por Constantino, el primer emperador romano que reconociera al cristianismo. La excavación descubrió un estrato de antiguas tumbas, el cementerio pagano de los tiempos romanos. En los cimientos de una antigua pared que está directamente debajo del altar mayor se encontró un grupo de huesos humanos, el esqueleto sin cabeza de una persona de edad avanzada, de sólida estructura y sexo no determinado. La creencia de que puedan ser los huesos de san Pedro se apoya en las contribuciones de la arqueología y la historia.
En tiempo de los romanos, la colina vaticana estaba más allá de los límites de la ciudad, a través del Tíber. La pendiente meridional de la colina, apartada de la vía pública, la Vía Ostiana, se utilizaba como cementerio de ricos y pobres. El terreno plano al sudeste de la vía se incorporó luego a los jardines imperiales, que incluían el circo vaticano. Este fue utilizado por Nerón para la tortura y la matanza de la "vasta multitud" de cristianos, como Tácito los describe. Los cuerpos de estos criminales, extranjeros que habían rehusado honrar el culto imperial, probablemente fueron arrojados al Tíber. Se ha cuestionado que el cuerpo de Pedro haya podido escapar a ese destino. Su preservación requiere la presencia de un simpatizante que poseyera influencia o dinero para sobornar a los ejecutores. Tal simpatizante se habría arriesgado al arresto como adherente a una organización ilegal.
Parece ser que intervino tal persona, porque un siglo más tarde, entre el 160 y el 170 de nuestra era, se erigió un templete (la "aedicula", como luego pasó a llamarse) no en la meseta vaticana sino en el declive de una colina, entre cientos de monumentos sepulcrales que cubren la pendiente. Este puede haber reemplazado a un "trofeo" anterior. Fue visto por un sacerdote llamado Gaio hacia el 200 de nuestra era, quien lo citó como monumento familiar ante sus iguales cristianos, la prueba tangible del martirio de Pedro.
La confirmación de la aseveración de Gaio procede del Líber Pontificales del siglo VI, que le atribuye al Papa "Anacleto" (que probablemente quería decir Aniceto, pontífice entre el 155 y el 165) la construcción de "un monumento recordativo del bendito Pedro. Para continuar el argumento debemos avanzar hasta el reinado del emperador Constantino. Después de su reconocimiento del cristianismo por el Edicto de Milán del 315, Constantino ordenó la construcción de una basílica que debía llevar el nombre de san Pedro, el fundador de la Iglesia de Roma.
Constantino eligió deliberadamente para el sitio de la iglesia y para la posición de su altar la "aedicula", el monumento de Pedro. Al templete se le dio el lugar de honor, como punto focal de la iglesia.
Constantino debió sortear extraordinarios obstáculos para erigir la iglesia en ese punto: la violación de cientos de tumbas de personas cuyos parientes aún vivían y la construcción sobre una pendiente. Eso requería que se erigiera una gran plataforma salediza y el vaciamiento de veinte mil metros cúbicos de 'tierra. ¿Por qué no construyó su iglesia sobre el terreno plano ‑al sur de la vía, el sitio tradicional del martirio de Pedro? A todo costo, la "aedicula" debía ser incorporada al edificio. ¿Se debía ello a la creencia de que ese monumento señalaba la tumba del apóstol?
Constantino elevó la "aedicula" 30 centímetros por encima del nivel del suelo, inmediatamente en frente del ábside, y la recubrió de mármol. Pudo haber servido como altar en el período en que aún no se consideraba necesario un altar separado. Sé cree que la "aedicula" medía 2,70 metros por 1,70. Cubría un enrejado que daba acceso a un hueco vertical que puede haber conducido a la tumba. El monumento se convirtió en objeto de veneración. Se permitía a los peregrinos levantar el enrejado y bajar objetos para que se santificaran por la proximidad con la sagrada reliquia que estaba abajo. A los visitantes privilegiados se les permitía asomar sus cabezas.
Durante los siglos que siguieron a la muerte de Constantino, su basílica fue sometida por razones doctrinales a innumerables alteraciones y agregados. El viejo ábside fue demolido y la moderna basílica se construyó en el siglo XVI. Su piso se elevó 9,9 metros sobre el piso de mosaico de la basílica de Constantino, que por lo tanto se convirtió en la cripta de la nueva iglesia. La "aedicula", que ahora está debajo del nuevo piso, quedó frente a una antigua pared, llamada muro rojo, cerca del extremo de un pasaje en declive llamado "clivus". El espacio de debajo de la "aedicula" pudo haber sido alcanzado por los trabajadores que hacían los cimientos de la nueva iglesia. Se supone que a una profundidad de entre 60 y 80 centímetros los hombres encontraron no el ataúd que esperaban hallar sino un grupo de huesos. Los colocaron en un nicho debajo de los cimientos del muro rojo y construyeron una pared curva para protegerlos de la tierra.
Estas suposiciones se basan en los descubrimientos realizados por los arqueólogos e ingenieros del Vaticano entre 1945 y 1949. Ellos superaron notables dificultades y libraron una batalla constante con las aguas subterráneas, las antiguas corrientes y los desagües con pérdidas, además del riesgo de trastrocar los cimientos de la iglesia, lo que requirió su apuntalamiento con nuevas paredes y pilares. Se arrastraron por espacios angostos entre las apretadas y antiguas tumbas paganas que obstaculizaban su trabajo. Entender cabalmente sus logros y descubrimientos requiere el examen de los muchos diagramas impresos en el informe de las excavaciones. Aquí debemos simplificarlos.
Cuando trabajaban directamente debajo del altar mayor que lleva el nombre del papa Calixto II (1119‑24), en el centro de la antigua "aedicula", los arqueólogos dieron con un hueco en los cimientos del muro rojo, dentro del cual estaba el enigmático grupo de huesos. Es razonable suponer que esos son los huesos de san Pedro, porque se los encontró en el lugar donde la tradición registraba su tumba.
¿Pero por qué se hallaban en tal confusión, arrojados sin mayor ceremonia bajo los cimientos de un muro antiguo y sin la cabeza? La tumba debió ser saqueada. Los ladrones habrían desordenado las santas reliquias. Los godos que saquearon Roma en el 410 y los vándalos que hicieron otro tanto en el 455 han sido absueltos del cargo de sacrilegio, porque ambas razas eran cristianas. Los sarracenos son los reos más probables. Ellos saquearon Roma y entraron en San Pedro en el 846. El Papa reinante, Sergio II, dijo que "invadieron y ocuparon la Iglesia del Bendito Pedro, Príncipe de los Apóstoles, cometiendo iniquidades inenarrables". Prudencio de Troyes afirma en sus Annals que ellos "se llevaron todos los ornamentos y los tesoros, junto con el mismo altar que había sido colocado sobre la tumba de dicho Príncipe de los Apóstoles". Según parece, el papa había desoído el consejo del conde Adalberto, gobernador de. Toscana y Córcega, quien había informado por escrito acerca de la proximidad de la flota sarracena. Aconsejó el retiro de los tesoros de la iglesia y, de ser posible, del cuerpo del apóstol.
Presumiblemente, los sarracenos abrieron la tumba y desordenaron los huesos del apóstol al dejarlos de lado en su búsqueda de tesoros. Las autoridades del Vaticano pueden no haber descubierto la pérdida de las reliquias sagradas, albergadas en las inaccesibles profundidades debajo del altar saqueado. Repararon la abertura del piso y no dijeron nada al respecto. Habría sido muy imprudente admitir que los huesos del apóstol, el mártir de cuya muerte en Roma esa iglesia había derivado tan inmenso prestigio, habían sido saqueados por infieles.
El visitante actual puede descender detrás del altar mayor a la "tomba di San Pietro". Quien lo haga encontrará un estilizado monumento de mármol que recubre el nicho donde se hallaron los famosos huesos.

jueves, 20 de marzo de 2008

LA TORRE DE BABEL

El texto del Génesis relata que los hombres, reunidos en la llanura de Senaar después del Diluvio, resolvieron levantar una torre gigantesca.
Dios (Yavé), al ver lo que intentaban, obstaculizó sus planes «confundiendo sus lenguas» de modo que los constructores no pudieran entenderse entre sí.
Al quedar incapacitados de trabajar de común acuerdo, los obreros abandonaron la empresa y se dispersaron en diferentes direcciones. La torre inconclusa y la ciudad edificada en torno a ella se llamaban Babel o Babilonia.

La Confusión de las lenguas
La leyenda de la confusión de las lenguas tiene un origen etimológico. El relator bíblico, que escribió posiblemente en tiempos del cautiverio de los israelitas en Babilonia, interpreta la palabra Babel en el sentido de confusión en este caso, confusión de lenguas. Del mismo modo, los griegos, que no comprenden el lenguaje de los extranjeros y, en primer lugar de los persas, adoptan más tarde la costumbre de designarlos con el nombre peyorativo de bárbaros. La repetición de la sílaba ba simboliza la desorganización aparente de los dialectos no griegos, cualesquiera que sean, con respecto a la rigurosa organización de la lengua de Homero. Aún en nuestros días, el lenguaje abundante y confuso de los niños se denomina balbuceo, y se califica como bla bla.
Pero la leyenda del castigo divino de la diversificación de las lenguas se inscribe igualmente en la nostalgia de una época de oro, donde todos hablaban un lenguaje común que aseguraba la paz y la comprensión. Este sueño se revela en el relato cristiano de la glosolalia y de Pentecostés: San Pablo atribuye a los primeros cristianos la facultad de expresarse en una lengua distinta de la que hablaban comúnmente bajo el efecto de un trance místico, y los Hechos de los Apóstoles evocan el milagro de la venida del Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego, que da a los discípulos de Cristo el don de expresarse en lenguas o dialectos de otro modo desconocidos por ellos...

Llegar al Cielo
Pero la leyenda de la torre reposa sobre una realidad. Existía en efecto en Babilonia una construcción de varios pisos, llamada zigurat de acuerdo al vocablo babilónico, de origen desconocido y que fue restaurada en tiempos de Nabopolasar (625-605 antes de nuestra era), fundador de la dinastía cal­dea. Esta construcción se llamaba Etmenanki la mansión de lo alto entre el cielo y la tierra». Una inscripción que data del tiempo de Nabopolasar señala: ,Marduk el gran dios de Babilonia, me ha ordenado colocar sólidamente las bases de la Etme­nanki hasta alcanzar el mundo subterráneo y hacer de este modo que su cúspide llegue hasta el cielo, En otra inscripción, de los tiempos de Nabucodonosor, se precisa que la decoración de la cúspide estaba hecha de ladrillos de esmalte azul brillante, es decir, adornada del color del cielo, perfectamente adaptado para dar la impresión de que el edificio se perdía en el azul infinito. Sin embargo, nada permite pensar que los babilonios levantaron tal construcción por presunción. Según la inscripción más antigua, lo hicieron por orden del dios Marduk, y parecen haberla hecho para asegurar la armonía entre el cielo y la tierra. El historiador Heródoto, que visita Babilonia hacia el 460 antes de nuestra era, relata que un dios visitaba a una mujer que dormía en una habitación en lo alto del edificio. Etmenanki aseguraba el vínculo ,la unión entre dos realidades opuestas: lo alto y lo bajo, el mundo de los dioses y el de los hombres.

Intentos de reconstrucción de la Torre
En el Génesis figura un contrasentido cuando se dice que los constructores tenían malas intenciones. Sin embargo, aunque así hubiese sido, el relato bíblico mezcla además lo verdadero y lo falso. Según la leyenda, pueblos de distintas procedencias que por lo tanto hablaban lenguas diferentes, trabajaron en la construcción del edificio. En otra parte, la inscripción de Nabucodonosor afirma: A todos los pueblos de numerosas naciones ( ... ) yo (los) obligué a trabajar.....
Pero esta diversidad étnica no impidió el término de los trabajos. Sin embargo, parece efectivamente que un destino funesto se ensañó con la torre. Construida con esfuerzo, a lo largo de muchos reinados, sobrevivió poco tiempo. Babilonia, que cayó en 539 bajo la dominación persa, se rebeló en 482. Jerjes, que la puso nuevamente bajo su autoridad, tomó represalias que causaron serios daños al monumento. Un siglo y medio más tarde, en 331, Alejandro el Grande estableció su capital en Bablilonia, y cuando vio la torre en ruinas, trató de restaurarla. Pero ello le demandó tanto trabajo, que renunció a su proyecto. A continuación, la torre sirvió de cantera a los constructores de los alrededores, que la redujeron a un montículo informe. Sobre ella se construyó un edificio y, cuando éste se desplomó, cubrió las ruinas de la torre inicial, escondiéndola por muchos siglos.

Aspecto de la Torre
¿Dónde está la torre? Entre el siglo XVI y los inicios de¡ siglo XX, numerosos viajeros y exploradores occidentales fueron a Mesopotamia y se esforzaron en localizar el famoso edificio. Algunos propusieron ubicarla en Afar Quf, al oeste de Bagdad, otros, en Borsippa, en las proximidades de Babilonia... Sólo las excavaciones arqueológicas permitirían establecer la verdad. Las pruebas arqueológicas. En 1913, el arqueólogo alemán Robert Koidewey descubrió finalmente la ubicación de la torre. Su base es un cuadrilátero de 91,55 m por lado. Su centro, que es la parte más antigua, está formado por un núcleo de ladrillos crudos, cuya altura fue aumentada en tiempos de Nabopolasar y de Nabucodonosor y que fue cubierto de un nuevo paramento de ladrillos cocidos. Las excavaciones han dejado a la vista tres escaleras, dos laterales y una central; esta última perpendicular a la estructura del edificio. El testimonio de los textos antiguos. Estas reseñas han sido apoyadas por textos antiguos, como el relato de Heródoto y sobre todo la tablilla llamada «del Esagil», conservada en París en el Museo del Louvre, copiada en el año 229 antes de nuestra era de un documento antiguo que describía el estado de la torre. De una altura de aproximadamente 90 m, el edificio piramidal tenía siete pisos. El último piso tenía instalaciones para el culto, adornadas con los ladrillos esmaltados azules de Nabucodonosor.
Que nos dice la Biblia (Génesis 11)
«Todo el mundo era de un mismo lenguaje e idénticas palabras. Al desplazarse la humanidad hacia oriente, hallaron una vega en el país de Senaar y allí se establecieron.. Entonces se dijeron el uno al otro: "Ea Vamos a hacer ladrillos y a cocerlos al fuego", así el ladrillo les servía como piedra y el betún de argamasa. Después dijeron: "Ea Vamos a edificarnos una ciudad y una torre con la cúspide en los cielo, y hagámonos famosos, por si nos desperdigamos por toda la haz de la tierra." Bajó Yavé para ver la ciudad y la torre que los hombres habían construido. Y dijo Yavé " HE, aquí que todos forman un solo pueblo y con un mismo lenguaje y éste es el comienzo de su obra. Ahora nada cuanto se propongan les será imposible. Ea, pues, bajemos y una vez allí confundamos su lenguaje, de modo que no entienda cada cual el de su prójimo". Y Yavé los dispersó sobre toda la superficie de la tierra y dejaron de edificar la ciudad. Por eso se la llamó Babel; porque allí Yavé había confundido las lenguas de todos los habitantes de la tierra y fue allí que los dispersó sobre toda la superficie de la tierra»

Las evidencias sobre la existencia de esta construcción están por demás confirmadas, solo falta determinar su verdadero origen y su veracidad con el relato bíblico.

miércoles, 19 de marzo de 2008

LOS ESENIOS

ORIGEN
Durante el patriarcado de Moisés sobre el pueblo de Israel, época dura y conflictiva, donde había que conducir todo un pueblo por el desierto rumbo a la promesa de Jehová, la tierra de promisión, donde fluye leche y miel. Moisés, quien liberó a su pueblo del yugo egipcio, debía soportar y a su vez encarrilar ese pueblo rebelde, ansioso y temeroso de la ira de Jehová.
Día a día se le presentaban problemas y conflictos entre los integrantes de las diferentes tribus que conformaban el pueblo israelí. Durante los pocos momentos que disponía Moisés para el descanso y la meditación, lo acompaña un joven de una gran belleza, tanto física como espiritual, quien con su cítara ayuda al maestro en su relajación físico-espiritual.
Ese joven, de nombre Esen, bebió durante toda la vida de Moisés, su doctrina y enseñanzas, hasta el día en que su maestro subió solo al monte Nebo, situado en el valle de Beth-Peor para entregar su alma a Dios.
Esen, hijo de Nadab (hijo de Aaron), pertenecientes a la casta sacerdotal de Israel, sigue a su maestro, sin que este lo supiera; por lo que se convierte en el único testigo de la muerte de Moisés.
Esen sepulta el cuerpo de su maestro en una gruta del Monte Nebo, extrae de entre sus ropas cinco rollos escritos y prolijamente cubiertos, además de estar muy bien conservados, cada uno con su correspondiente título, así tenemos los originales y verdaderos textos del Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomios, los que dan origen a lo que más adelante se denominó La Biblia..
Esen decide quedarse a vivir en el Monte Nebo para estudiar en profundidad los textos. En desacuerdo con la doctrina impuesta por la secta sacerdotal que gobernaba el pueblo israelí, un grupo de seis jóvenes siguen los pasos de Esen y suben junto a él al monte Nebo; donde además de dedicarse al estudio de las enseñanzas recibidas de Moisés, comienzan a estudiar e investigar las propiedades medicinales de los vegetales, preparando remedios en base a estos, para luego bajar y calmar dolores del cuerpo y alma de toda la gente necesitada, convirtiéndose así en los “Terapeutas Peregrinos”. Esta actitud llevó a mucha gente, también en desacuerdo con los sacerdotes israelitas, a seguir las verdaderas enseñanzas de Moisés a través de Esen y sus seguidores. Día a día se sumaban los hombres y mujeres que se plegaban a esta nueva casta donde la comunidad de bienes y el amor al prójimo eran virtudes sobresalientes.
Con el transcurrir de los años, se crean rangos para diferenciar los novatos de los que tienen un estudio avanzado. Así tenemos a quienes ceñían su túnica con una faja o cinturón con un nudo, estos pertenecían al primer grado y eran los integrantes de las familias de vivían entre el pueblo israelí, ofreciendo alojamiento y comida a quien lo necesitase.
Dos nudos era la marca para los de segundo grado, quienes tenían ciertos conocimientos terapéuticos.
Así iban ascendiendo hasta el grado máximo que era el séptimo, al que llegaban ya ancianos y que justamente formaban el “Consejo de Ancianos”. A esta altura eran verdaderos sabios.
Esen muere a una edad muy avanzada y es sepultado junto al cuerpo de Moisés. Sus seguidores, en su homenaje y como tributo a su memoria, deciden llamarse Esenios.

EL ADVENIMIENTO DEL CRISTO, BAJO LA ÓPTICA DE LOS ESENIOS
En esta parte del artículo tendremos otra visión de un hecho fundamental en la historia de la humanidad, como es el advenimiento de Cristo a la Tierra, como así también su vida y aprendizaje, bajo la óptica de los Esenios.
El estudio por parte de los Esenios no se limitó solamente a los pergaminos de Moisés. La investigación del pasado de la humanidad, hasta prácticamente los inicios de nuestra civilización actual, por medio de papiros. rollos o pergaminos antiquísimos, muchas veces conservados en muy buen estado, ya que al morir su autor, era sepultado con ellos, dejando así para las futuras civilizaciones, tesoros históricos y literarios de incalculable valor para las venideras generaciones.
Es así que los esenios en sus grados superiores, habían rastreado en el tiempo la presencia del “avatar divino” (como ellos denominaban al Hijo de Dios), por sus huellas dejadas en el tiempo, huellas marcadas a fuego en hechos y plasmadas en los documentos hallados.
Buceando en la profundidad de los tiempos, los sabios esenios detectan las ocho reencarnaciones del Hijo de Dios entre los humanos, a saber: Juno (el mago de las tormentas), Numu (y sus profetas médicos), Anfión (y sus profetas blancos), Antulio (rey atlante, fundador de la actual civilización europea), Krishna (fundador de la doctrina védica), Abel (hijo de Euana y Adamú, quien dio origen a la civilización adámica actual), Buda (con sus mendicantes) y por último Moisés (con sus profetas terapéuticos).
Ahora bien, la última y definitiva reencarnación del Hijo de Dios en la Tierra, estaba marcada por la conjunción de los planetas Júpiter y Saturno, hecho que se produciría en el año 747 de la fundación de Roma, o sea el año 8967 del comienzo de la civilización adámica.. Este hecho era conocido solamente por cuatro agrupaciones de sabios: Los Esenios en número de 70 en sus grados superiores.
En el monte Horeb (Arabia) un grupo de 84 sabios y astrólogos, quienes eran dirigidos por un príncipe moreno de nombre Melchor.
En Persia, donde había una escuela de meditación y sabiduría, la que era dirigida por el consejero Baltasar.
La cuarta agrupación se halla en los montes Suleimán, donde el príncipe de Bombay y señor de Srinaghar, Gaspar, se dedicaba al estudio del mundo sideral y los poderes internos concedidos por Dios a los hombres.
Al aproximarse la trascendental fecha, los tres príncipes desde sus lugares de origen se ponen en marcha hacia la región de Galilea, donde deberá producirse el más grande suceso del mundo cristiano, el nacimientos del hombre que con su sangre redimirá los pecados de la humanidad.
El nacimiento se produjo, según nuestro actual calendario, entre los días 4 y 6 de octubre, cuatro años antes del inicio “oficial” de nuestra era.
Al llegar los príncipes a la zona de Galilea debieron extremar cuidados ya que, enterados del suceso, tanto Herodes como los principales sacerdotes judíos, tenían espías diseminados por toda la región, con el fin de dar con el paradero del niño, para terminar así con el temor que les producía la venida del nuevo Mesías, con lo cual se les acabaría su reinado político-religioso y por ende, sus suculentos negocios.
Mientras se sucedían las vigilancias, indagatorias y crímenes de los niños menores a los dos años, Myriam y Joseph, junto a su hijo, al que le dieron el nombre de Jhasua, descansaban a buen recaudo en la casa de una familia esenia de primer grado, quienes advertidas del acontecimiento, dieron su hospitalidad y todo su amor a la familia del Niño-Dios.
Sabemos ya del nacimiento tan esperado por los sabios y astrólogos por un lado y por los miembros del Sanedrín Judío por el otro; quienes guiados por las sagradas escrituras, también lo sabían y pretendían conocer al niño, para así influenciarlo, dominarlo y por último, amoldarlo a sus costumbres y preceptos con el fin de preservar su privilegiada posición socio-político-religiosa.
La discreción era una de las virtudes fundamentales de los Esenios en todos sus grados, razón por la cual era casi imposible dar con el paradero del recién nacido.
Como dijimos anteriormente, los Esenios estaban diseminados por toda la región, incluso los había en las sinagogas y con el cargo de rabinos o sacerdotes. Myriam y Joseph debieron esperar hasta que uno de estos estuviera de turno, para así bautizar al niño.
La sencilla ceremonia se realizó según las costumbres judías, pero a la usanza esenia, es decir, sin sacrificio de animales, ni la consabida circuncisión, hechos a los que se oponían terminantemente por considerarlos tan inútiles como herejes.
Los primeros meses de vida Jhasua recibía todo el amor de sus padres y el respeto por parte de quienes conocían su verdadera identidad.
En los montes de Moab, Tabor, Carmelo y Quarantana, se hallaban los principales santuarios esenios. Estos eran grutas naturales acondicionadas y muchas veces ampliadas por ellos mismos,. Allí vivían los Esenios en sus grados superiores y se instruía a los de grados inferiores.
En esos meses se vivían días de gozo y esperanza, y más aún ante la llegada del Niño-Dios, a quien sus padres llevarían ante los ancianos-sabios (por expreso pedido de éstos), ya que por su avanzada edad, esta sería tal vez la única oportunidad de ver en persona al Hijo de Dios, antes de morir.
El ascenso se hizo difícil, ya que los caminos eran prácticamente senderos, por los que pasaba una persona por vez. Ya en el santuario, Myriam tuvo oportunidad de encontrarse con una prima suya, quien también tenía un hijo de meses, Johanán, el mismo al que luego llamarían el Bautista.
Fue esta la primera ascensión de Jhasua a los santuarios esenios, hecho que se repetiría muy a menudo, ya que los sabios, debían guiar el espíritu del Cristo, en los primeros años de vida en Jhasua.
Con el transcurrir del tiempo, Jhasua, ya joven debe aprender a dominar la increíble energía espiritual que posee, a la vez que se dedica a estudiar las escrituras archivadas y custodiadas por los Esenios, las que contaban con miles de años de antigüedad. Allí reconoce sus anteriores encarnaciones; como así también su papel ante los hombres en un futuro muy cercano y por supuesto, conocía cual sería su final.
Jhasua aprendió a dominar sus fuerzas tanto mental como física, y es así que tenemos que sabía utilizar lo que hoy conocemos como telepatía, viajes astrales, bilocación, clarividencia, etc..
Todo esto, sumado a su gran amor por los seres humanos, nos da una imagen de lo que fue su vida, no solo en sus tres años de apostolado, sino en el total de su vida, lo que lo llevó a producir curaciones increíbles, hechos catalogados como milagros.
Esta es una síntesis muy compacta de la vida de Jesús entre los Esenios. Estoy seguro que muy pocos la conocían, por lo que llevará a distintas opiniones y/o críticas.
Por último les dejo dos frases muy habituales en Jesús: “Amaos los unos a los otros” y “Ama a tu prójimo como a ti mismo; y a Dios por sobre todas las cosas”.

LOS ESENIOS Y LA BIBLIA
Hasta aquí he puesto a su consideración una visión distinta de la vida de Jesús el Cristo (por supuesto desde el punto de vista de los Esenios).
Así pudimos apreciar su nacimiento y desarrollo entre los maestros Esenios, como así también el origen de los “tres reyes magos”.
Lo que nuestra actual Biblia no nos enseña con respecto a la vida de Jesús (ya que entre los diez o doce años y los treinta, Jesús “desaparece”), los Esenios lo explican de una manera sencilla.
En este lapso de tiempo Jhasua sube constantemente a los santuarios, que como ya dijimos estaban ubicados en los montes Tabor, Moab, Carmelo y Quarantana. Allí le son enseñados antiquísimos rollos donde se encuentra la historia de la humanidad; miles de años anteriores a su época. Jhasua pasa largas jornadas en los santuarios junto a su madre Myriam y por supuesto a los sabios Esenios, sus maestros.
El aprendizaje de Jhasua no solo se limitaba al estudio de los documentos, sino que también acompañaba a sus maestros cuando estos debían ir fuera de los límites de los santuarios. Es así que en uno de estos viajes Jhasua visita una biblioteca increíble, ya sea por la calidad de su contenido como por su ubicación: la mítica Esfinge egipcia, en cuyo interior se guardaban verdaderos tesoros literarios y a la cual solo algunos “elegidos” tenían acceso.
En una de sus visitas a los santuarios, Jhasua se reencuentra con alguien que desde hacía varios años no veía, su ;primo Johanás, al que hoy conocemos como “Juan el Bautista”. Allí comparten horas de aprendizaje y charlas con sus maestros.
En un acto tan sublime como reservado, se les muestra a ambos cual sería su misión y su final. Se les hace saber que en el camino de la vida siempre hay dos alternativas y que en ellos estaba la decisión de continuar sus caminos como se les ha mostrado, o tomar el camino sin los padecimientos que sufrirían. Ambos deciden continuar con su misión hasta las últimas consecuencias.
Por supuesto que la misión de Jhasua no se limitaba solamente al estudio de documentos o aprender a dominar la gran energía del espíritu del Cristo en su cuerpo, sino que, al bajar a su pueblo debía llevar alivio espiritual y físico a quienes lo necesitaban.
Es así que comienza a ser seguido por una muchedumbre que presentía que el Mesías anunciado en las antiguas escrituras estaba entre ellos.
Junto a Jhasua se encontraban hombres de poder, tanto político como económico, quienes contribuyen con alimentos, calzados y prendas de vestir. Estos elementos son entregados a toda esa gente que realmente lo necesitaba.
Estas entregas se realizaban en lugares reservados, donde el Cristo les enseñaba el verdadero significado de palabras como Amor, Justicia y Libertad; pero éste pueblo cansado de la dominación romana veía en él al nuevo Mesías guerrero anunciado por los profetas.
Jhasua recibía propuestas de sus allegados para que miles de hombres lo siguieran a fin de expulsar a los romanos de Jerusalén. ¡ Que lejos estaban del pensamiento de su maestro !..
Dijimos que las reuniones se realizaban en lugares secretos y reservados para así evitar los “espías” de las autoridades religiosas judías, quienes guiados por rumores, desean conocer al “nuevo profeta”, cosa que les resultaba sumamente difícil ya que sus amigos lo cuidaban y protegían y además los constantes viajes impedían que estos espías lo conocieran personalmente.
Los días de Jhasua transcurren entre viajes, curaciones y sermones a su pueblo; todo esto hasta casi los treinta años en que sus maestros le indican el comienzo de su misión, al menos en una forma más abierta.
Los sabios Esenios comprueban que Jhasua había aprendido todo lo que debía conocer, incluso dominar a voluntad esa enorme fuerza espiritual responsable de innumerables milagros.
Al bajar de su última visita al santuario principal se une a quienes serían sus discípulos haciéndoles saber que “a llegado la hora”. De aquí en más sus sermones no serán reservados, sino al aire libre, donde miles de personas con males físicos y espirituales acuden en busca de alivio.
Ahora sí, el Sanedrín Judío sabía quien sería su directo rival y por consiguiente a quien debían dominar o destruir.
Debían dominar a Jhasua, para así seguir con sus negociados con las ofrendas para Jehová, con las que comerciaban los carniceros de su confianza.
Por supuesto, esto falló. Ahora directamente debían acabar con él, es así que lo presentan como un auto-titulado “nuevo Mesías” ante las autoridades romanas, pero como respuesta reciben una negativa de parte del gobernador, ya que éste era un problema de los judíos.
Jhasua continúa con su prédica; cada día se suman nuevos seguidores, mientras las sinagogas ven disminuir el número de fieles, como así también las ofrendas para Jehová (becerros, cabras, ovejas, etc..).
El Sanedrín se juega su última carta: presenta a Jhasua como el nuevo Rey de los Judíos, tratando de desplazar la autoridad del César. Esto inclina la balanza en su contra.
Lo demás es historia conocida y aún hoy, después de dos milenios, nos llena de vergüenza.