martes, 31 de enero de 2012

El fantasma de la momia de Amen-Ra: Un gran secreto maldito

Las momias, los jeroglíficos, la fascinación de los descubrimientos arqueológicos, misterios de las pirámides… la Historia de Egipto desprende un halo de leyendas y misterios que envuelve a su tierra de un misticismo casi sobrenatural. Todos habremos oído alguna historia cautivadora en la que la eternidad de los siglos ha guardado un secreto maldito sólo destapado con el hallazgo de un descubridor.

Aquel año de 1.500 a.C., Amen-Ra, princesa de Egipto, tras morir, fue momificada y enterrada en un sarcófago acorde a su grado de realeza y a su tradición religiosa, en las orillas del Nilo, en Luxor.

Así permaneció durante 34 siglos, ocultos a los ojos humanos, descansando para la eternidad, hasta que en el siglo XIX, durante unas excavaciones se encontró su ataúd. Amen-Ra despertaba de su largo sueño y, con ella, su maldición.

Aquel sarcófago, con su momia, se vendió al mejor postor, un grupo de amigos ingleses. El primero de ellos, nada más recibir su nuevo objeto de colección, se marchó, ante los ojos atónitos de todos, andando en dirección al desierto. Sin más palabras, con la mirada perdida, paso tras paso, se adentró en las arenas ardientes. De él jamás se volvió a saber más por lo que se supone acabó perdiéndose en el desierto. El segundo de los compradores sufrió un accidente y le amputaron un brazo, mientras que el tercero perdió todo su dinero y acabó indigente, vagando por las calles de Londres.

El siguiente rastro que se conoce de aquella momia de Amén-Ra la sitúa en Inglaterra donde una familia adinerada la añadió a su colección. La maldición, o el castigo de la princesa, no tardaría en llegar también a esta familia. Tres de sus miembros perdieron la vida en un trágico accidente, e incluso perdieron la casa en un incendio.

Los accidentes se sucedían uno tras otro, e incluso los transportistas que trasladaron el sarcófago al Museo Británico, murieron.

Las leyendas, las extrañas historias, estaban en boca de todos, más aún cuando el espíritu de Amen-Ra comenzó a expresarse. Sollozos, gritos, golpes y arañazos rompían el amenazador silencio de la noche en el Museo. Los objetos, por la mañana, amanecían cambiados de sitio; uno de los vigilantes nocturnos murió e incluso uno de los visitantes del museo que se había atrevido a tocar el sarcófago, perdió un hijo al día siguiente de la visita.

Escondieron el sarcófago en lo más profundo de los sótanos del museo, pero aún así, los sucesos extraños no se detenían.

Cierto periódico quiso hacer un reportaje, por lo que mandaron un fotógrafo. Cuando éste reveló la foto una aparición fantasmal apareció en ella mirándolo fijamente; aquella mirada, aquellos ojos fijos en él… el fotógrafo se suicidó al día siguiente.

El museo acabó por deshacerse del sarcófago, pero curiosamente su rastro se perdió. Nadie supo nada mas de Amen-Ra salvo que una experta psíquica, madame Blavatsky, cuando lo vio y analizó se aterrorizó al descubrir la maldad que encerraba.

Dicen que, comprada por unos americanos, la quisieron llevar a Estados Unidos, y dicen esas nuevas historia que Amen Ra inició su viaje a Norteamérica en abril del año 1912. Sí, aquel barco en el que dicen iba aquella momia, era el Titanic, aunque de esto último no hay ninguna confirmación.

Hoy, nadie sabe dónde está. Nadie conoce donde reposa Amen-Ra y si finalmente descansa ya... para siempre.

lunes, 30 de enero de 2012

El Expediente de Gáldar: ¿Realidad o sugestión?

Era una calurosa noche de verano de 1976 -Gáldar, Gran Canaria- cuando el doctor Julio Francisco Padrón acudía presuroso con Dámaso Mendoza a la casa éste, para atender a su madre que había empeorado. Eran las diez de la noche y el taxi en el que viajaban llevaba puestas las luces largas porque transitaban por un camino repleto de serpenteantes curvas. Muy pronto, empezaron a sentir una extraña presencia acompañándolos en la ruta y que atisbaron al llegar a punto de la carrera: ante ellos se elevaba una esfera de unos 15 metros de diámetro, a través de la que se podía ver al mismísimo universo poblado de estrellas.

Los tres hombres, estupefactos, asistieron al asombroso espectáculo que se desarrolló ante sus ojos: dentro de la esfera empezaron a ocurrir una serie de cambios de luz hasta aparecer lo que se asemejaba al interior de una nave espacial con dos seres extraterrestres -de más de dos metros de altura que tenían una extraña fisonomía al no tener dedos sino una especie de mano en forma de pico y por cara una escafandra- que parecían maniobrar la supuesta nave.

Aterrados, lo único que podían hacer era esperar a que esos dos humanoides decidieran marcharse, cosa que ocurrió tras quince intensos minutos. Finalmente, la esfera creció y creció hasta alcanzar una altura de diecisiete pisos, levantó el vuelo y desapareció entre la bruma de la noche. El conductor arrancó el vehículo y, sin salir de su asombro, acudieron a la casa de Dámaso. Éste sólo sería el inicio de una misteriosa historia.

Todos los medios locales se hicieron eco de la noticia hasta llegar a oídos del Ejército Español. A los pocos días del suceso, Julio recibió una inesperada visita: un teniente coronel del Ejército del Aire que le interrogó y solicitó un dibujo de lo que había visto. El doctor, sin ningún reparo, lo hizo. Asimismo, acudió a declarar ante un tribunal militar, donde coincidió con dos pilotos del ejército que le incitaron a que dudara en decir la verdad porque ellos también habían visto la esfera y temían que todo fuera encubierto.

El caso formó parte de los expedientes sin resolver del Ejército Español que fueron desclasificados en 1993. Uno de los testigos clave fue el que en su momento era la máxima autoridad, Carlos Dolz Espejo, Teniente General del Ejército del aire, que hace quince años se animó a contar lo que él vio: una esfera sobre el mar y que para él, sin lugar a dudas, era un objeto volador que no pertenecía a la Tierra.

Treinta y cinco años después el misterio sigue sin resolver y son muchos los que afirman rotundamente lo que vieron aquella noche y que fueron obligados a guardar silencio. Un fenómeno que se estudió profusamente por parte del ejército y del cual se escribieron muchos expedientes. Asimismo, tras la desclasificación se descubrió que no sólo había sido la esfera de Julio la que se había visto, también hubo esa noche diferentes avistamientos en Gran Canaria que se explicaron como ejercicios balísticos -cosa que parece no encajar con la historia, ya que esa noche se realizaron en Cabo Verde y era imposible de verlos en Gran Canaria-.

¿Fue realmente un avistamiento OVNI... ¿O fue más bien, sugestión colectiva?

viernes, 27 de enero de 2012

El Exorcista: La película maldita

“El Exorcista” (William Friedkin, 1973) es una película de culto considerada como la precursora de las películas de terror actuales. Su éxito de taquilla batió récords y fue alabada por la crítica en todos los aspectos. Lo que ahora podría parecernos un film de Serie B, en el año de su estreno supuso un auténtico shock para los públicos que no estaban acostumbrados a ver escenas de ese tipo.

Es más, afirman las crónicas de la época, que más de un espectador vomitó en su asiento al ver a Regan MacNeil (Linda Blair), expulsar por la boca una masa viscosa de color amarillento. Su director, William Friedkin quería realizar la película más terrorífica de todos los tiempos, y no escatimó detalles para conseguirlo. Su adaptación de la novela homónima de William Peter Blatty, resultó ser más angustiosa de lo esperado.

En su intento de crear una película de terror genuina, el director solicitó que la habitación de Regan, estuviera en una cámara frigorífica. De ahí que en algunas escenas los actores, sobre todo Linda, experimentaran frío intenso, que queda muy bien reflejado en sus rostros. El vaho salía de sus bocas al hablar era totalmente real.

Por otra parte, para darle más intensidad al rodaje, el director no dudó en pedirle a la niña que abofeteara de verdad a Ellen Burstyn -actriz que encarnó a la madre- para que le doliera de verdad. Asimismo, dicen que Friedkin quería que tanto el reparto como el equipo estuvieran asustados, por lo que se dedicó a pegar tiros para atemorizarlos. Pero lo que sí contaron tras el estreno, es que no hacía falta que el director les asustara. Ya de por si pasaban sucesos escalofriantes…

Es fundamental conocer que “El Exorcista” está basada en una historia real; una historia que conoció William Peter Blatty sobre un joven estudiante de la Universidad de Georgetown que fue poseído y exorcizado por un sacerdote local. De ahí surgiría la novela, y el escritor convenció a William para convertirla en una película de terror. El primer día de rodaje fallecieron tres personas: el abuelo de Linda Blair, el hermano de Max Von Sydow (padre Merrin), y el hijo, de un solo día de vida, del regidor. Todas las muertes se sucedieron a la misma hora.

Pero aún hay más. El estudio del Warner se incendió tres veces, por lo que se recurrió a la bendición de Thomas V. Bermingham, un sacerdote. Luego se sucedieron una serie de extrañas muertes, añadidas a las del primer día de rodaje: el vigilante de los estudios, el actor Jack McGowran, que interpretaba a Burke Dennings y en la película era asesinado a manos del demonio. En la vida real falleció por una extraña “gripe”. También el hijo de Jasón Miller (padre Karras) muere atropellado por una moto, decapitándolo. El propio Jasón sufriría un ataque al corazón, causándole la muerte, el mismo día que se reestrenaba la película “El exorcista (el corte del director)”. Dicen que del equipo técnico murieron varias personas.

El 2 de Abril de 1975, la película se adaptó a una obra de teatro. La actriz protagonista que representó a Regan recibió ovaciones por su sublime interpretación. Al día siguiente la encontraron muerta en su habitación, con los brazos en cruz y rodeada de vómitos. No sé sabe qué ocurrió. Asimismo, en la tercera parte de la saga, “Exorcista: el comienzo”, el primer director asignado falleció; el segundo, Harlin, fue atropellado sobreviviendo al accidente. También el responsable de la banda sonora fue sustituido por un ataque al corazón -pero no murió-.

Sea como fuere, toda la serie de desgracias ocurrieron en torno al rodaje y estrenos de estas películas basadas en un exorcismo real. ¿Casualidad o maldición? Muchos dicen que la mano del demonio está detrás de todos estos sucesos...

jueves, 26 de enero de 2012

El Triangulo de Bennington: Las misteriosas desapariciones del monte Glastenbury

El 12 de noviembre de 1945 cuatro cazadores caminaban tras su guía por las laderas del monte Glastenbury, situado en el condado de Bennington, Vermont (Estados Unidos). El hombre que los llevaba de vuelta al campamento se llamaba Maddie Rivers, conocía a la perfección cada palmo del terreno y, a sus 75 años, conservaba una perfecta forma física, tanta que poco a poco fue dejando a sus acompañantes atrás, hasta que lo perdieron de vista en las revueltas que el camino describía entre la espesa arboleda.

Algo picados en su orgullo, los cuatro aceleraron el paso. Pero, a pesar de avanzar cada vez más deprisa, no daban alcanzado a Maddie, aun cuando la lógica les decía que ya debían de haberlo hecho. Llegaron así al campamento, y una vez allí descubrieron que, al contrario de lo que suponían, no había llegado antes que ellos. Alarmados, avisaron a las autoridades, que en cuestión de horas organizaron un dispositivo de búsqueda que se prolongaría durante un mes sin que en ese tiempo apareciese la menor pista sobre el paradero de Maddie. El viejo guía se había desvanecido en el bosque.

La de Maddie Rivers fue la primera de cinco desapariciones inexplicables que se produjeron en el monte Glastenbury y sus cercanías entre 1945 y 1950. La zona era conocida ya desde mucho tiempo antes por sus extraños sonidos, olores y efectos lumínicos, siendo escenario de terribles leyendas. El pueblo fundado a la sombra de la montaña había languidecido poco a poco, marcado siempre por la desgracia: enfermedades, asesinatos, suicidios… Se puede decir que influjo maligno que sufría el lugar venía de antiguo. Sin embargo, el pequeño ciclo de desapariciones misteriosas que se iban a producir no tenía precedente conocido.

Apenas un año después, el 1 de diciembre de 1946 desaparecía una estudiante de la Universidad de Bennington, Paula Welden, mientras llevaba a cabo una solitaria excursión por la montaña. Antes de adentrase en el bosque fue vista, entre otras personas, por el empleado de una gasolinera, al que preguntó por la dirección a seguir, por varios compañeros de clase y por un contratista de fincas local. A la mañana siguiente todavía no había regresado. Ni lo haría nunca.

La tercera persona en desaparecer lo haría justo tres años después de que Paula Welden se esfumase en el bosque, y de una manera aun más misteriosa. El 1 de diciembre de 1949, James E. Tetford se subía a un autobús en South Albans con destino al Hogar del Soldado de Bennington, en donde residía. Sin embargo, no llegó allí. Numerosos testigos lo vieron subir al autobús, pero nadie, incluido el conductor, le vio bajarse de él.

El 12 de octubre de 1950, Paul Jepson, de ocho años, viajaba en una camioneta conducida por su madre, cuando esta se detuvo para recolocar la carga de la parte trasera. Al regresar a la cabina su hijo ya no estaba. No pudo verlo en los alrededores ni obtuvo respuesta al llamarlo a gritos. Tiempo después, cuando la tragedia era ya irreparable, el padre de Paul Jepson declararía que en los días previos a la desaparición su hijo había mostrado un misterioso interés por ir a las montañas.

Dos semanas más tarde, el 28 de octubre, una mujer llamada Frieda Langer, experta tiradora y campista, paseaba por el bosque junto a su primo. Traes caerse a un arroyo, emprendió el camino de regreso al campamento familiar, apenas a kilómetro y medio de distancia, para cambiarse de ropa. Su primo la esperó junto al riachuelo, pero ella no regresó. Cuando, cansado de esperar, volvió a la tienda de campaña, le dijeron que Frieda nunca había salido del bosque.

Tras cada una de estas desapariciones, las autoridades organizaron espectaculares dispositivos de búsqueda que contaron con la participación del FBI, las policías de varios estados, el cuerpo de bomberos y decenas de voluntarios. Se emplearon aviones, helicópteros y perros especialmente adiestrados, además los servicios de varios videntes, aunque todo sin resultado. En el caso de Frieda el esfuerzo fue incluso más espectacular. Merritt Edson, director estatal de seguridad pública, ordenó a sus oficiales que siguiesen buscando hasta que la mujer apareciese viva o muerta. No obstante, dos semanas más tarde, tras una infructuosa batida en la que participaron trescientas personas se vieron obligadas a abandonar. Al menos, no tendrían que volver a repetir el operativo.

Algunos autores añaden a la lista de víctimas a una mujer llamada Frances Christman, desaparecida mientras iba a visitar a una amiga, y a una joven, Martha Jones, amabas desaparecidas poco después de Frieda Langer, pero Frances lo hizo a bastante distancia del área de Glastenbury y Martha resultó haberse fugado con su novio. Por tanto, Frieda Langer fue la última. La historia tuvo un macabro epílogo con la reaparición de su cadáver el 12 de mayo de 1951, en un lugar por el cual meses antes los grupos de búsqueda habían pasado varias veces sin haberlo visto. ¿Tal vez porque entonces no estaba allí? Lamentablemente, el cuerpo se encontraba demasiado deteriorado como para proporcionar información sobre lo que sucedió.

Se han propuesto numerosas teorías de carácter fantástico para explicar estas desapariciones. La más realista las supone fruto de la actuación de un asesino en serie, anónimo o no tanto. Algunos dicen que se trataría de Henry McDowell, ingresado en el manicomio de Waterbury por asesinar a un vecino, aunque se fugó de él para posteriormente desaparecer del mapa. Dicen que habría regresado a las laderas de Glastenbury, en donde todavía permanecería durante los años 50. Sin embargo, el internamiento de McDowell tuvo lugar en 1892, por lo que ya contaría con una edad demasiado avanzada en aquella época, si es que seguía vivo.

Se habla también de platillos volantes, de puertas interdimensionales o de un extraño ser conocido como el Monstruo de Bennington que a finales del siglo XIX vieron los pasajeros de un carruaje que circulaba por las cercanías del monte Glastenbury.

Los indios Abnaki nos proporcionan también alguna teoría para explicar las desapariciones. Sus leyendas hablan de una piedra encantada que en algún lugar de Glastenbury se traga a todos los que caminan sobre ella. Simplemente se abre para cerrarse después sobre el infeliz como si nada hubiera pasado.

Según los Abnaki toda la zona está maldita. Para ellos, los fríos vientos que soplan en torno al monte y cambian de dirección casi como si tuviesen voluntad propia eran los mensajeros del Demonio y la Muerte. Intentaron disuadir a los colonos blancos de instalarse en las cercanías del monte, aunque estos no les escucharon, fundando en las faldas de la montaña el pueblo de Glastenbury, hoy poco más que una ciudad fantasma.

martes, 24 de enero de 2012

El misterioso robo de Lloyds Bank: La sorprendente historia bancaria

La historia siempre ha estado cargada de leyendas, mitos y misterios que giran alrededor de reyes, presidentes, gobernadores y también prestigiosas familias de la nobleza. Desapariciones sin explicación, sospechosos y crueles asesinatos y robos sorprendentes.

En la noche del 11 de Septiembre de 1971, el “Lloyds Bank” un reconocido banco de Londres ubicado entre las calles Baker Street y Marylebone Road, fue víctima de un robo sin igual por parte de un grupo de ladrones profesionales.

De manera singular, los delincuentes habían alquilado una tienda de artículos de cuero llamado “Le Sac”, y debajo de la misma excavaron un túnel de aproximadamente 40 pies (12 metros), pasando por debajo del restaurante “Chicken Inn”. Solo trabajaban los fines de semana para no ser descubiertos y con un solo fin, llegar a su objetivo, las cajas de seguridad.

No muy lejos de allí, Robert Rowlands, un operador de radio, escucho las conversaciones entre los ladrones y su mirador que se encontraba en la azotea durante aproximadamente once horas sin saber específicamente su ubicación. Contacto a la policía y grabó la conversación que luego sería publicada.

Tras diferentes comunicados sin éxito por parte de Rowlands, a las 2 P.M. un alto oficial de policía decidió tomar en serio su informe, y alertó a un par oficiales que circulaban en furgoneta. Los mismos verificaron los 750 bancos en 10 millas pero, inesperadamente y después de cuatro días de cobertura, las autoridades británicas emitieron un aviso, solicitando que la misma sea interrumpida por razones de seguridad nacional y la historia desapareció de los periódicos, como si nada hubiera ocurrido.

Ahora cabe preguntarnos ¿Qué motivo a los ladrones a desarrollar tan peligroso plan? ¿Qué escondían las cajas de seguridad del “Lloyds Bank”? ¿Los delincuentes habían sido contratados por la realeza? ¿La policía los encubría?

El motivo de este enunciado nunca fue revelado, y su existencia no fue confirmada hasta hace poco. Se ha especulado que el propósito de la solicitud era para proteger a un destacado miembro de la familia real británica, hasta ahora, sin identidad.

Con el pasar de los años, este sorprendente acontecimiento fue llevado a la pantalla grande en una película titulada “The Bank Job”, dirigida por Roger Donaldson. En la misma todo gira alrededor de unas sospechosas y reveladoras fotografías, obtenidas por un tal Michael X, que de ser descubiertas involucrarían en un serio problema la Princesa Margaret.

Al parecer, este último punto sí sería cierto, pero jamás se encontraron culpables.

lunes, 23 de enero de 2012

El origen del universo: Uno de los grandes enigmas que atormenta al ser humano

Uno de los grandes enigmas que atormenta al ser humano es el origen del universo. Son tantas las preguntas que se han formulado a lo largo de la historia, que muchas de ellas aturden el cerebro y nos sumen en un estado de ansiedad. Los científicos investigan profusamente para encontrar las claves que desvelen de dónde venimos y a dónde vamos. Las observaciones cada día se hacen más complejas y los descubrimientos arrojan datos que más que esclarecer, confunden aún más.

¿Es el universo infinito? ¿Terminará el hombre colonizando otros planetas? ¿Acabará el Sistema Solar absorbido por el sol, tras su ocaso? Todo se inicia con el llamado Big Ban. Una teoría (¿teoría?) que afirma que el universo estaba concentrado en un estado de extraordinaria densidad y temperatura. En algún momento, ésta explotó expandiéndose y perdiendo densidad.

Pero ¿cuál es “el origen 0”? ¿De dónde provenía esa materia? Según este planteamiento, el que está en vigor en la comunidad científica, vivimos en un sistema en continua expansión, dinámico, compuesto por diversos elementos tales como galaxias formadas por estrellas, astros y otras materiales, agujeros negros, etc.

La Teoría del Bing Bang debe su existencia a las aportaciones de cientos de observadores científicos, matemáticos, filósofos, etc., que en algún momento de su existencia se atrevieron a sumergirse en las profundidades de los misterios del cosmos.

Otra pregunta que parece haber encontrado respuesta es la de si el universo es infinito. Primeramente, ¿qué es el Universo? Materia, espacio, tiempo y energía. Y tiene un límite, pero todavía se desconoce la magnitud de éste, sólo que gran parte de su espacio está vacío. Igualmente, el 90% se compone de masa oscura, es decir, que no se puede observar.

¿Estas respuestas arrojan un poco de luz en principal misterio que atormenta a la humanidad? Es indudable que la tecnología ha ayudado a corroborar o descartar lo que ya decían los primeros observadores del cielo. A medida que avanza la ciencia, la tecnología, que está a su merced, encontrará las herramientas necesarias para explicar los singulares fenómenos del cosmos. Las galaxias siguen expandiéndose, alejándose unas de otras, incluso la forma en que tienen de distanciarse de la Vía Láctea provoca la sensación de que somos el centro del universo. Nos formulamos una nueva cuestión, ¿hasta dónde llegaremos en este incesante movimiento?

En definitiva, una cosa sí es cierta: el sol, el astro rey, quien nos da la vida, acabará absorbiendo los planetas que orbitan a su alrededor. Una vez que esta estrella muera, se convertirá en un agujero negro, un fortísimo campo gravitatorio a cuya atracción nada puede escapar. Perseguimos incansablemente una respuesta al origen del “todo” pero la “nada” es la única verdad que conocemos, y nunca mejor dicho, a ciencia cierta.

viernes, 20 de enero de 2012

La muerte de Brandon Lee: La casualidad insólita

No podía ser casualidad. Cuando finalmente se empezaba a cerrar un misterio aparecía otro. Así, entre dudas crecientes, murmullos inseguros y noticias supersticiosas, el 31 de marzo de 1993, moría Brandon Lee, con apenas 28 años. La casualidad quiso que fuera el hijo de Bruce Lee. La casualidad quiso que fuera, al igual que este, en el transcurso de su cuarta película. ¿La casualidad?

A veces las situaciones más comunes nos hacen sospechar y las más insólitas pasan desapercibidas. El trágico accidente levantó el polvo de las supersticiones que giraron, naturalmente después, alrededor de la trama de la película donde hechos aislados como un accidente que sufrió un integrante del equipo de filmación durante el rodaje empezaron a tener otro sentido.

Otra vez, cuando todavía costaba creer que Bruce muriera por naturaleza, volvía a correr la voz inquietante de una trama familiar oculta con la mafia china y los maestros de las artes marciales. ¿Casualidad o ajuste de cuentas?

En este caso vamos a limitarnos a los hechos. Se está filmando la película El Cuervo (The Crow) y en la escena de uno de los flashback de Eric Draven, el personaje que interpreta Brandon Lee, el villano Fun Boy, interpretado por el actor Michael Masse, le dispara a Brandon.

Para esta escena, Brandon recibe las indicaciones de caer de rodillas hacia delante para darle más realismo. Parece ser que al cargar el arma, un mágnum 44, se quedó dentro una bala verdadera de las que se habían usado en una escena anterior que no tenía riesgo, un terrible error. Cuando Masse dispara, Brandon cae hacia atrás, a pesar de las órdenes, con dificultad llega a gesticular “cut”, la escena se da por buena pero algo va mal. Brandon no se levanta.

La bala entró por su abdomen se alojó muy cerca de la columna. En el Hospital New Hanover Regional Medical Center de Carolina del Norte, luego de algunas horas y varias intervenciones de emergencia, Brandon finalmente muere.

La cinta de la escena real es destruida y Brandon es enterrado junto a Bruce en Lake View de Capitol Hill, en Seattle.

Su muerte terminó por levantar definitivamente el velo que fue cubriendo durante algunos años los crecientes cuestionamientos sobre la misteriosa muerte de su padre y echó más argumentos para su leyenda. Casualidad o no.

miércoles, 18 de enero de 2012

La extraña muerte de Edgar Allan Poe: Hecho misterioso del gran maestro del género de terror

Hay lugares en los que nos hemos acordado del escritor estadounidense incluso con antelación, bien que fuese a nuestro pesar. En Galicia, las alas negras del Cuervo, uno de los poemas más conocidos de Poe, arribaron a las costas en forma de chapapote escupido por petroleros naufragados. Corría el año 2002, y el mismo poema de Poe sirvió de clave de unión social ante el drama colectivo: Nunca máis, Nevermore, como se sabe, es el verso fetiche que se repite a lo largo del poema.

Pero no hemos venido a hablar del nacimiento de Poe, sino de su muerte. Como, sin embargo, según mucha filosofía, el hombre es un ser para la muerte y vivir en el fondo no es sino un aprender a morir, a morirse, y según la clase de vida que hubiésemos llevado nos tocará esperar tal o cual manera de morirnos, algo habrá que decir acerca de la biografía de Poe. Porque, en este sentido, no hay contradicción alguna entre su vida y su muerte. El misterio circunda ambas.

Hijo natural de unos cómicos ambulantes, huérfano a los dos años, fue adoptado por un rico propietario de Richmond, del cual herederaría el primer apellido (Allan) y poco más. Porque en su juventud se aficiona al juego y al alcohol y, disconforme con el puesto en una ofina que le había buscado su protector, huye a Boston. A partir de entonces la vida de Poe estará caracterizada por una pobreza infinita.

Se siente artista, poeta. Se enrola en el ejército y busca un camino en el periodismo. Empieza a escribir cuentos, algunos de los cuales estaban entre los mejores del mundo, según creería Cortázar. No lo negamos. Los relatos de Poe son, en su mayoría, hijos del genio atormentado de su autor y portadores ellos mismos de una vena insondable de desasosiego.

La época no estaba madura para entender a Poe. Al menos no en Norteamérica. Baudelaire, otro amigo de la absenta y del opio, en Francia, fue uno de los primeros admiradores (y traductores) del americano. Compartían mucho más que una vida disipada. La concepción del artista, el romanticismo analítico, el genio endemoniado, el simbolismo y las visiones dolorosas a través de la poesía, el spleen o el hastío.

Cuando Poe pierde a su esposa, se precipita en las tinieblas de su penar. Enferma, tiene ataques de delirium tremens y alucinaciones sobre la muerte. Pero de súbito se recupera. Se va a casar con una rica dama, a quien promete dejar la bebida. En los últimos meses, en Baltimore, a Poe se lo ve animado, tranquilo, contento. Una tarde, un par de semanas antes de la boda, sale de casa y no vuelve.

Lo encontraron varios días más tarde, a las puertas de una taberna o tirado sobre la calle, con ropas que no le pertenecían, delirando. No olía a alcohol. Cuatro días después, 7 de octubre de 1849, moría en el hospital al que lo habían llevado.

Un misterio rodea su muerte. ¿Había vuelto a beber? ¿Lo habían emborrachado repetidas veces para conseguir su voto en las elecciones, práctica nada inusual en los USA de la época para con los mendigos? ¿Se trataba de un ataque de delirium tremens? ¿Un perro le había transmitido la rabia, como se llegó a decir? ¿O era el cólera? ¿Y no se habría suicidado? ¿Pero no estaba feliz con su nueva situación? Preguntas y más preguntas.

Sólo una cosa está clara: Edgar Allan Poe, uno de los mejores escritores de suspense y de terror, creador de relatos donde las sombras de lo sobrenatural parecen siempre a punto de abalanzarse sobre el lector para llevárselo a sabe dios qué mundos, tenía que irse como se fue. Delirando y entre fantasmas.

martes, 17 de enero de 2012

Kaspar Hauser: El huérfano de Europa

Un lunes de pentecostés de 1828 llegaba a la ciudad de Nüremberg, en Alemania, un adolescente desconocido, de aspecto andrajoso, malnutrido y con los pies ensangrentados. Apenas sabía hablar y portaba como único equipaje unas cartas cuyo destinatario era el capitán del 4º escuadrón, regimiento 6º de caballería, Friedrich von Wessenig.

Los desconcertados habitantes decidieron llevar al muchacho ante el capitán. Mientras esperaban por éste, se sorprendieron con sus extrañas reacciones: al ver una vela, intentó tocarla, quemándose la mano; vomitó de asco al oler pan y cerveza, alimentos típicos de la época; y se asustó de un reloj de péndulo, al que confundió con un ser vivo. Asimismo, a todos los animales los denominaba “caballo” y a todas las personas “chico”, y prefería estar a oscuras, solo e inmóvil.

El capitán leyó en las cartas palabras de súplica, palabras que rogaban que el niño fuera convertido en soldado. Igualmente, y de forma automática, el desconocido exclamó: “quiero ser soldado como mi padre...” Fue entregado a la policía local.

Una vez en las dependencias judiciales, le dieron un lápiz y papel para que escribiera su nombre. Sorprendentemente, sí sabía hacerlo, y en letras grandes firmó como Kaspar Hauser. Pronto se convertiría en un objeto de feria, ya que las gentes de Nüremberg acudían a la celda a observar su inusual y salvaje comportamiento.

El médico responsable de examinarlo afirmó que Kaspar había sido separado del mundo, de todo contacto humano, mal alimentado y sometido a la crueldad de una oscura y minúscula celda. No obstante, decidieron educarlo, demostrando una capacidad de aprendizaje sorprendente.

Al tiempo, cuando aprendió a leer y escribir correctamente, narró su curiosa vida: había permanecido desde los tres años de edad encerrado en una celda silenciosa, durmiendo sobre un colchón de paja y alimentándose de pan y agua que un desconocido le traía mientras él dormía. Igualmente, cada cierto tiempo, el agua tenía un gusto diferente y lo sumía en un profuso sueño. Al despertar, estaba aseado y cambiado, con ropas elegantes y nuevas.

Poco meses antes de su liberación, un hombre entraba en la celda y le enseñaba a escribir su nombre y a decir el mensaje destinado al capitán Friedrich von Wessenig. Esta historia causó un gran revuelo en la ciudad y se convirtió en toda una celebridad. No defraudó a sus seguidores, que se maravillaban de su talento para el aprendizaje de latín, filosofía y letras. Los rumores corrían por todos los callejones de Nüremberg, ¿era el hijo ilegítimo de la familia real Baden?

No obstante, cuando parecía que la vida de Kaspar podía normalizarse, fue atacado varias veces, siendo la última agresión, mortal. Un extraño lo acuchilló en el parque y le dejó una nota encriptada, que sólo se podía leer en un espejo. Algunos lo acusaron de haber montando pantomima para recuperar su estatus, pero a los días falleció defendiendo su inocencia: “no fui yo”.

El misterio siguió creciendo en torno a su figura: ¿por qué lo liberaron si pretendían esconderlo del mundo? ¿Quién lo asesinó? ¿Fue porque él y un abogado sostenían que había sido suplantado por otro en su derecho al trono? Son muchas las incógnitas y no tienen respuesta.

lunes, 16 de enero de 2012

La sección áurea: El número de oro

Matemáticos, arquitectos o filósofos parecen haber creído, desde la antigüedad, en la existencia de una relación geométrica privilegiada y excelsa, ulteriormente bautizada como sección áurea, divina proporción, razón dorada o número de oro.

La sección áurea se obtiene al dividir un segmento en dos, de modo que las partes resultantes estén entre sí en la misma proporción que la mayor de ellas y la suma de las dos. En otras palabras, se divide un segmento AB en AX y XB de manera que AX:AB=XB:AX.

El número (positivo) inherente a tal proporción es 1+(raíz de)5/2, número irracional que vale 1,6 18 033 989… a tal número, es decir, a tal representación numérica de la sección áurea se lo llama número de oro. Por lo tanto, sección áurea y número de oro vienen a ser lo mismo.

La divina proporción vuelve a estar muy en boga, a causa de la atención que en los últimos años se le ha dedicado tanto desde la literatura como desde el cine más comerciales, aun cuando el tema principal fuesen sociedades y grupos secretos. No es de extrañar. El número de oro tiene unas propiedades que han fascinado a todo aquel que lo ha estudiado con detenimiento. Hay incluso una pregunta que está todavía por resolver: ¿marca la sección áurea el canon eterno de la belleza del universo?
Veamos. Los primeros en soñar con una mística racional del número fueron los pitagóricos. Es célebre la historia del descubrimiento por parte de Pitágoras (o de algún discípulo) de distintos acordes musicales en relación con los diferentes tamaños de una cuerda.

Como los primeros podían representarse numéricamente, se dedujo que las proporciones conmensurables (en definitiva, números) eran la esencia última de la armonía que regía el mundo. Esto es, que lo real era en el fondo número, que la naturaleza era número.

El fanatismo de los pitagóricos llegó a tal extremo que la leyenda cuenta lo siguiente: cuando uno de los miembros de la secta descubrió la existencia de los números inconmensurables, por ejemplo de la inconmensurabilidad entre la diagonal y el lado de un cuadrado, los compañeros de fe matemática lo arrojaron por la borda (iban en un barco, acaso hacia Sicilia). Esta leyenda nos aporta un dato sin embargo auténtico: el asombro (y hasta miedo) que el descubrimiento de los números irracionales provocó en los griegos.

Pero nos estamos apartando de lo que ahora importa: la sección áurea. ¿Cuando se tuvo un conocimiento de ella? Parece que su huella se encuentra en ciertos elementos de la pirámide de Keops, aunque algunos discuten que se conociese antes de Grecia. El número de oro sí se halla en varias de las obras antiguas más representativas, lo que explicaría su permanencia como canon de belleza: así, el Partenón.

El gran revival de la sección áurea fue en el Renacimiento, época grandiosa en la que se mezclaban las ansias más sisíficas y prometeicas con el mayor de los candores. En el Renacimiento un astrónomo no lo era sin ser mago, y todo científico y artista tenía algo de brujo. Así, el número de oro se convirtió en fórmula mágica (que rescataba una sabiduría antigua olvidada), símbolo cosmológico y clave secreta de la arquitectura y de las artes.

La divina proporción fue el título de un libro de Luca Pacioli editado en 1509, y la sección áurea determina el famoso Homo quadratus de Leonardo, por citar solamente dos ejemplos. Pero es que, de repente, los mejores hombres de la época creyeron que el número de oro definía la estructura oculta del universo visible. Y así se entregaron a ella con pasión a la hora de levantar catedrales, construir edificios, representar figuras, diseñar objetos o crear pinturas. Fascinante.

viernes, 13 de enero de 2012

La Ley del Karma tras el Juicio Final: Ley que ajusta sabia e inteligentemente el efecto a su causa

Cuando un ser humano exhala su último aliento, es sometido a un juicio donde rememora, de forma retrospectiva -desde la muerte hasta el nacimiento-, todo lo acontecido en su vida. Con ello, debe avergonzarse de sus malos actos y enorgullecerse de los buenos.

La Ley Divina pretende que el desencarnado sea consciente de su actitud en vida, como paso fundamental a otra. Tras este primer juicio, el Ángel de la Muerte le corta con una guadaña el cordón de plata que une el cuerpo físico con el alma. Pero puede ocurrir que tras el juicio la persona vuelva a la vida. La experiencia es tan impactante que su percepción de la cosas cambia radicalmente.

Comúnmente, el cuerpo físico y la personalidad -que se forja en la infancia- reposan en un ataúd. Tras un tiempo revoloteando alrededor de su sepulcro, se puede aparecer a sus familiares cuando éstos acuden al cementerio a rezarle o llevarle flores. Pero, finalmente, ésta desaparece ya que es sólo energía. No obstante, la personalidad no se reencarna, pertenece a la vida dejada atrás.

Una vez superada esta primera etapa, la persona pasa al segundo juicio. De nuevo, revive su antigua vida experimentando emociones y sensaciones; repitiendo toda su existencia. Todo se magnifica; las experiencias buenas se viven con profunda emoción mientras que los malos actos se sufren en extremo. Debe adquirir una profunda consciencia de sus virtudes y defectos.

Tras estos tres juicios, la persona ya está preparada para enfrentarse al tribunal del KARMA, momento clave que determinará qué pasará con su alma. Pueden ocurrir tres supuestos: uno) que se produzca una nueva reencarnación; dos) que ascienda al reino celestial -el paraíso-; y, tres) que descienda a los infiernos.

Si el alma debe volver a reencarnarse, un ángel de la vida le hará entrega de un nuevo cuerpo físico para que comience una vida; una nueva oportunidad de enmendar su karma y así alcanzar la perfección. Todo ello con el objetivo final de ascender al reino celestial, aquél donde residen las ánimas puras.

Muchos creen que esto es lo que ocurre cuando nos encontramos al borde de la muerte. El gnosticismo pagano y cristiano -cierto tipo de creencias religiosas y filosóficas- propugna la ley del Karma como la única realidad de la humanidad. En definitiva, que todo tiene su causa y efecto.

jueves, 12 de enero de 2012

Evangelios canónicos contra evangelios apócrifos: Los escritos diferentes que narran la vida de Jesús

Desde hace tiempo hay un debate más o menos interesante respecto a los escritos que narran la vida de Jesús. Evangelio es palabra derivada del griego común (koiné) corrompido por el cristianismo. Literalmente significa “buena noticia”, “buen mensaje”: la célebre Buena Nueva que todavía tantos y tantos apóstoles siguen proclamando a lo largo y ancho del planeta (incluso puerta a puerta), cada uno según la peculiar manera de su credo, eso sí.

Los evangelios son, en definitiva, aquellos escritos en los que se presenta la vida y milagros del Hijo del Hombre. Ahora bien, frente a los textos sancionados por la autoridad de la Iglesia (evangelios canónicos), aparecen una serie bastante numerosa de relatos que han sido denominados como evangelios apócrifos. ¿Qué quiere esto decir?

Apócrifo es nuevamente término de añeja raigambre griega. Significa lo “escondido”, “oculto”, “secreto”. Cuando hablamos de evangelios, sin embargo, simplemente denota los textos no reconocidos por la Iglesia. Es decir, no reconocidos como escritos bajo Inspiración (en mayúsculas, que es Divina).

La pregunta que parece seguirse, claro, sería: ¿entonces los cuatro evangelios canónicos que componen el Nuevo Testamento son efectivamente palabra de Dios, mientras que el resto bizarro de documentos sobre la vida de Jesús no son más que mera palabra de hombre, como quien dice puro cacareo?

Miremos a ver. En primer lugar: quienes escribieron tanto los canónicos como los apócrifos se creían voceros del espíritu de Cristo. Es lo que tenía la época, que era fértil en Mesías (hoy preferimos folclóricas y futbolistas). ¿Pero por qué la Iglesia acepta los unos y no los otros?

Amigos, manías tiene la Iglesia, aunque esto haya que matizarlo. Sus neurosis no son inocuas ni inmotivadas, no. A finales del II y principios del III, la cantidad de movimientos gnósticos y el número de “espíritus libres” pululantes por el miasma (con perdón) de la primera cristiandad ponen en peligro la posición de la Iglesia como mediador privilegiado “qua” intérprete de la palabra de Dios.

Era menester poner orden en aquel corral. Así, se decidió que los evangelios más antiguos serían los únicos válidos. Además, acaso bajo la hipnosis de un cierto pitagorismo, se consideró que cuatro era el número perfecto (no hay de que extrañarse, ¿acaso no son cuatro los jinetes de Apocalipsis, los puntos cardinales, los músicos de Bremen, por no hablar de los cuatro fantásticos o de los cuatro dedos de la mano…o eran cinco?). ¿Por qué perfecto? Porque está entre tres y cinco. Aplastante lógica de bípedo implume.

Hay un hecho, sin embargo, que será justo recordar. Los evangelios canónicos (o sea, los de Marcos, Mateo, Lucas y Juan) son los que están más próximos cronológicamente a Jesús. Fueron escritos entre el 65 y el 110 (más o menos) de nuestra era. Mientras que la mayoría de los apócrifos (ojo: los que hoy conservamos, tal vez otros fueron destruidos) aparecen unos años más tarde (mediados del II en adelante).

Pero, ya para finalizar, tampoco creamos que los canónicos sean fotografía nítida del personaje histórico de Jesús. Recordad, amigos, que todos están determinados, si no por la inspiración del Espíritu Santo, sí por una intención apologética. Había que presentar a Jesús como hijo de Dios, y según unas líneas predefinidas por la mente preclara de Pablo.

Y sin embargo, bajo el feo maquillaje evangelizador ¿quién duda que lata una figura excepcional? Pero, ay. Jesús, que en absoluto juzgaba, ni condenaba, ni moralizaba, Jesús, que se limitaba a defender la vida enseñando no una doctrina ni una religión de poder, sino una práctica diaria de amor… ¡cuántas atrocidades se han cometido en tu nombre, Jesús!

miércoles, 11 de enero de 2012

¿Apariciones marianas o fenómenos ovni?: Confusiones extraños e inexplicables

¿Vino viejo en nuevo odre? Nos hacemos esta pregunta respecto del fenómeno ovni, cuyo nacimiento se fecha en la década de los cuarenta con una serie de episodios entre los cuales uno de los más relevantes acaso haya sido aquel de Roswell (1947). Sin embargo, el hecho de que ya un joven Orson Welles desatase el pánico radiando la invasión extraterrestre de La guerra de los mundos demuestra que el terreno estaba abonado desde mucho antes.

Muchos expertos creen que el fenómeno ovni es muy anterior en cuanto a su fondo, aunque por su forma exterior sea un producto típicamente siglo XX. Es decir, que los pueblos han buscado en su propio acervo cultural respuestas para los episodios extraños e inexplicables. Esas respuestas, entonces, enraizadas en las convicciones y creencias de una determinada época han ido, por fuerza, evolucionando con e paso del tiempo.

Así, mientras las sociedades permanecían en estados “primitivos” desde el punto de vista la técnica (tal como hoy la entendemos), eran los ámbitos de las leyendas populares, de los mitos culturales y de la propia religión quienes aportaban sus rasgos estereoripados así como su elenco de personajes para disfrazar con un rostro conocido los acontecimientos más sorprendentes.

Luego, sin embargo, la tecnología y el mismo desarrollo de nuestro mundo de la tecnociencia ha suministrado la mayoría de los modelos. Desde este punto de vista, una línea investigadora se centra en algunas de las coincidencias entre los nuevos avistamientos de presuntas naves extraterrestres y las antiguas apariciones marianas (que a su vez no hacían sino reterritorializar previas apariciones paganas).

¿Es el fenómeno ovni la cara contemporánea de lo que anteriormente se creían epifanías de la Virgen? Ahora bien, las apariciones marianas se siguen produciendo y con una serie de características comunes. Los testigos suelen ser niños, enfermos, en general personas sencillas. Y el hecho acontece en parajes alejados, en montañas, ambientes montaraces y agrestes...

Pero el desplazamiento (y la sustitución en ocasiones) de una clase de fenómenos (encuentros con la Virgen) a otra (encuentros con OVNIS) nos parece bastante claro. Sin embargo, de igual manera que el mundo de la tecnociencia (del que ha resultado una cosmovisión tecnológica cada vez más global) convive todavía en muchos lugares apartados con una piedad y un fervor cristiano, judío…(cosmovisión religiosa), así, según las coordenadas mentales de quien haya tenido la experiencia, ésta será calificada ya de extraterrestre, ya de sobrenatural.

Nótese que con este intento de explicación no se pone en entredicho la veracidad del testimonio, más bien al contrario: se da por supuesto que se ha visto y vivido algo, aunque luego cada uno lo procese de la mejor manera que puede, según las premisas en las que su vida emocional e intelectual se insiere.

lunes, 9 de enero de 2012

El Proyecto Manhattan: Desarrollo de la primera bomba atómica antes de que la Alemania nazi la consiguiera

Terreno abonado para los misterios, el de la Alemania nazi. Como diría un filósofo de la época, en una apoteosis de la barbarie llevaron la imposición de la técnica planetaria hasta sus últimas consecuencias (campos de exterminio y cámaras de gas) dentro de los límites de una lógica racional tan perversa como estricta.

Al mismo tiempo abrazaron a nivel personal todas las doctrinas y creencias, a cada cual más absurda o disparatada. Así mandaron expediciones a recorrer los cuatro puntos cardinales, ya se tratara de recuperar el Arca de la Alianza, de descubrir sustancias imposibles en las remotas selvas amazónicas, o perseguir (digo yo) las huellas de algún yeti en las más blancas y más altas cumbres de la Tierra.

Otro día si acaso rememoraremos alguna de esas empresas. Hoy ponemos sobre la cuestión del desarrollo de los programas atómicos por parte de Alemania durante la Segunda Guerra Mundial. Es un tema apasionante, sobre el que sin duda se han vertido ríos de tinta, y que nos obliga también a recordar el Proyecto Manhattan.

Poco antes del conflicto bélico había quedado demostrado la realidad empírica de la fisión o reacción en cadena, esto es, la posibilidad de romper un átomo liberando en el proceso grandes cantidades de energía. En tales trabajos científicos descolló el alemán Otto Hahn.

Así las cosas, en 1939 miles de refugiados políticos, muchos de origen judío, se encuentran en Estados Unidos tras su huida de los países europeos amenazados por el nazismo, especialmente Alemania. Entre ellos había cientos de grandes científicos de muy distintas especialidades, algunos de los cuales temía un desarrollo nuclear por parte alemana.

En ese contexto se inscribe la carta que Einstein le escribió al presidente Roosevelt, recomendándole que EEUU liderase los proyectos de investigación atómica ante el riego de que la Alemania hitleriana se adelantase. Se trata de los prolegómenos del grandioso (por lo medios económicos, técnicos y humanos a su disposición) proyecto Manhattan.

Tal proyecto se constituye formalmente (más bien entra en una nueva fase) a partir de finales de 1941, con la entrada americana en la guerra. En múltiples centros diseminados por territorio yanki entre los que destacaría el Laboratorio de Los Álamos, y hasta 1945, trabajarían cientos de miles de técnicos e investigadores, con un presupuesto total astronómico, con el único fin de adelantarse a los alemanes en la construcción de la Bomba.

La cuestión es: ¿eran fundados tales temores ante la potencia creativa de Alemania? Es cierto que en los años 20 y todavía en la década siguiente no había nación en el mundo con mayor número de talentos científicos. Sus condiciones entonces a la hora de afrontar ese salto tecnológico que se requería para construir un reactor nuclear eran inmejorables.

Pero las razzias del nazismo ya habían comenzado incluso antes de alcanzar el poder y en 1939, año 0 de la Guerra, las barbaridades hitlerianas, las hechas y especialmente las por hacer, habían provocado la fuga de gran cantidad de cerebros. Aun así, permanecían en Alemania hombres de genialidad indudable, como Heisenberg, Weizsäcker, o el propio Otto Hahn.

Y, sobre todo, contaban los alemanes con esos científicos a veces llamados de segunda fila (imprescindibles en toda gran investigación) pero de un alto nivel técnico, mayor que el acostumbrado en el resto de países.

Los alemanes tenían su propio proyecto Manhattan, el Proyecto Uranio. Por lo tanto: ¿cuánto de avanzado estaba este proyecto en la primavera de 1945, momento en el que cae el régimen nazista y Alemania es derrotada? Los historiadores no se ponen de acuerdo pero parece que, también aquí, historia oficial, historia oficiable e historias oficiosas transitan sendas múltiples, diversas, contradictorias.

viernes, 6 de enero de 2012

Julia Buccola Petta: La novia cadáver

Julia Buccola Petta era una joven de ascendencia italiana que soñaba con ser madre. Vivió con ilusión los nueve meses de embarazo, deseando que pasara rápido el tiempo para tener a su ansiado hijo en brazos. Sin embargo, avatares del destino, en el momento de dar a luz fallecieron tanto ella como su hijo. Esto ocurría en 1921, en Chicago, y la joven, de tan sólo 29 años, fue enterrada vestida de novia con su feto en un cementerio del lugar.

Su madre, Filomena Buccola, desolada, empezó a tener sueños recurrentes, donde veía a su hija suplicándole que la desenterrara, expresándole una terrible angustia. Comenzó a tener la certeza de que su hija estaba viva, una idea que la obsesionó y que la mantenía en vilo. Decidió que quería ver el cadáver de su hija en el ataúd, para comprobar si realmente ésta no seguía con vida.

Finalmente, tras muchos trámites, Filomena consiguió la aprobación del sacerdote local y se le permitió la exhumación del cadáver. En 1927, el ataúd de Julia Buccola fue abierto para sorpresa y estupor de los asistentes. Los restos de la joven permanecían intactos; su imagen era exactamente la misma que el momento del entierro. Sólo sus ropas evidenciaban el paso del tiempo.

Ningún signo de descomposición, decoloración u otro tipo de señal física de que la joven había fallecido seis años antes. Aterrados y desconcertados, sus familiares le tomaron una fotografía antes de volver a cerrar la tapa del ataúd. La fotografía muestra a una atractiva joven sumida en un profundo sueño… Un sueño eterno. Debido a lo sorprendente del caso, en su lugar de eterno descanso se erigió una estatua de Julia con su vestido de novia y el ramo de rosas que llevaban en sus nupcias.

Dicen los que han paseado cerca de su tumba, que se percibe en el aire un dulce olor a rosas, sin explicación alguna, ya que no hay plantados rosales en el lugar. Igualmente, se han registrado varios testimonios de personas que afirman haberla visto paseando por el lugar… Perdida y sin rumbo… Y sin su amado hijo.

jueves, 5 de enero de 2012

El origen de la Biblia del Diablo

En plena Guerra de los Treinta años (1618- 1648), durante el enfrentamiento de los estamentos protestantes checos y los católicos ortodoxos de la Casa de los Habsburgo, una tropa de protestantes suecos robaron, del Palacio de Praga, un misterioso manuscrito medieval, el más grande del mundo.

Aunque, a priori, pasó inadvertido en el botín de guerra, compuesto principalmente por obras de arte y libros coleccionados por el emperador Rodolfo II, al tratarse de un voluminoso volumen, llamó la atención del monarca sueca. Ésta lo definió como una obra diabólica, y encabezó el catálogo de sus colecciones desde el año 1650.

Se decía que “La biblia del diablo” había sido escrita por un monje emparedado vivo. Independientemente de su extraño y siniestro contenido, llamaba la atención sus dimensiones -90 X 50 centímetros-; las crónicas de la época recogen que eran necesarios dos hombres para trasladarlo.

Las primeras referencias respecto a este libro se retoman al año 1295, pero algunos expertos apuntan a que es mucho más antiguo. Más de 160 animales fueron sacrificados para elaborar sus páginas, que contienen versiones latinas de la Biblia y de la Crónica Checa del canónigo praguese Kosmas del siglo XII.

Igualmente, entre sus 300 páginas se encuentran -extrañamente- dos trabajos del historiador judío José Flavio; los famosos “Orígenes” del arzobispo San Isidoro de Sevilla (VII) y tratados sobre el cuerpo humano del médico griego Galeno. La rica y cuidada decoración de la “Biblia del Diablo” hace pensar que este monje escribano dedicó toda su vida a esta gran obra. Otros apuntan que, antes de la invención de la imprenta, los monjes escribanos eran muy apreciados; es más, sus manos solían embalsamarse si éstos en vida habían sido muy diestros. Muchas leyendas nacieron en torno a estos peculiares monjes. Una de ellas, es la que respecta al autor de “La Biblia del Diablo”.

Un monje benedictino, en la Bohemia oriental, había sido condenado a ser enterrado vivo por una grave ofensa. Desesperado, se atrevió a asegurar que, para expiar su culpa y glorificar al convento, escribiría la mayor obra jamás escrita. A pesar de no creerle, le suministraron pluma y pergamino. Éste intentó reproducir la Biblia en una noche y al comprobar que no lo lograría, invocó al Diablo y le vendió su alma. Al amanecer el libro estaba acabado, con la imagen del Diablo oculto en sus páginas.

Muchos han intentado recuperar este volumen, pero los suecos se niegan a devolverlo. Actualmente, el preciado ejemplar reposa en Estocolmo.

miércoles, 4 de enero de 2012

Los manuscritos del mar Muerto: Los rollos misteriosos de Qumrán

Abril de 1947. En Qumrán, arisca zona cerca de las riberas del mar Muerto, un pastor beduino recogía su rebaño cuando descubrió una grieta entre las rocas: una cueva. Cuando, ya a la mañana siguiente, el pastor y sus primos decidieron adentrarse en penumbra no podían saber que estaban a punto de protagonizar uno de los grandes descubrimientos arqueológicos del siglo XX.

En aquella cueva había varios manuscritos que parecían muy antiguos. Durante los años siguientes se llevaron a cabo diferentes excavaciones. El fruto de tales trabajos son centenares de pergaminos escritos principalmente en hebreo y arameo, aunque también en griego, entre el III A.C. y el año 68. ¿Quiénes habían sido los autores? ¿A qué se debe la enorme expectativa creada en derredor suyo?

A principios del primer siglo de nuestra era, digamos en el año 0, las tres grandes sectas, o si se prefiere los tres grandes grupos, o comunidades, entre los judíos eran: los saduceos, los fariseos y los esenios. Un cuarto grupo, el de los celotas, solamente cristalizará consistentemente hasta algunos años después de la muerte de Jesús.

Nuestra atención recae en el tercer grupo. Los esenios formaban una pequeña comunidad de judíos piadosos, un grupo cerrado y fanático, que consideraban impuro el culto del Templo y se creían aliento del verdadero Israel y depositarios últimos de la Alianza en un medio social que veían cada vez más paganizado.

Pues bien, una fracción de esenios consideró oportuno separarse de la matriz palestina y, dirigidos por el Maestro Justo, emigrar al desierto, a Qumrán, en espera piadosa de la próxima llegada de Dios.

Este subgrupo de esenios, como se ve, ya se inscribe, bastante prematuramente, en ese espíritu apocalíptico que recorría la Palestina de hace 2000 de la mano de mesías itinerantes, tal como podría haberlo sido el propio Jesús.

Los manuscritos del mar Muerto se clasifican en bíblicos, apócrifos y sectarios. Su descubrimiento enseguida suscitó un interés mayúsculo. Unos textos de una secta judía de hace más de dos mil años, algunas de cuyas prácticas parecían guardar cierto paralelismos con los primeros grupúsculos cristianos, ¿no revelarían los secretos ocultos del mismo Jesús y, por extensión, del cristianismo?

En este punto, las consecuencias del descubrimiento de los pergaminos de Qumrán se bifurcan en los dos niveles de textos hallados. Respecto al canon bíblico, los manuscritos se muestran muy similares a la versión actual del Antiguo Testamento, basada en la traducción griega de los Setenta.

Por otra parte, en los textos sectarios se encuentran prácticas y expresiones que recuerdan a las de un cristianismo primitivo e incluso algunos investigadores ven una influencia esenia en el evangelio de Juan. Así las cosas, ¿fue Jesús un esenio?

martes, 3 de enero de 2012

Moehau: El Yeti de Nueva Zelanda

Seguro que conoces historias sobre el mítico Yeti, el Abominable Hombre de las Nieves del Himalaya, un ser monstruoso del que cuentan infinidad de leyendas. Nadie sabe con exactitud si existe o no, aunque son muchos los que cuentan haberlo visto. Algo parecido ocurre allá en las antípodas del mundo. Nueva Zelanda tiene su propio monstruo, su particular Yeti.

Ellos lo llaman Moehau, una bestia enorme, misteriosa y terrorífica. Teniendo en cuenta las maravillas naturales y las montañas salvajes de este país, no resulta extraño que en las profundidades de las mismas pueda vivir esta criatura.

Las primeras leyendas, historias y relatos de Moehau en Nueva Zelanda se las debemos a las tradiciones el folclore de los maoríes. Las tribus de la isla sur de Nueva Zelanda le dieron el nombre de Maeroro, que significa el hombre salvaje de los bosques. Lo describían como un ser enorme, cubierto de pelo y con grandes colmillos, y que arrastraba a hombres, mujeres y niños al interior de los bosques.

Este Maeroro fue considerado desde siempre un mito de la cultura maorí, hasta que las historias y leyendas llegaron a los europeos, quienes comenzaron a explorar la zona, aunque el primer avistamiento de un Maeroro cuentan que no se produjo hasta comienzos del siglo XX y, curiosamente, en la isla norte. Durante los años siguientes continuaron, sobre todo en la década de los 30 y los 40.

A partir de esos años cualquier avistamiento era llevado incluso a los periódicos locales. Fue entonces cuando comenzaron a llamarlo Moehau, por ser la región donde más veces se ha visto a este monstruo. A finales de 1969 se organizó incluso una expedición en su busca, pero no se llegó a ninguna conclusión y no se encontró al monstruo.

Sin embargo, en los últimos años siguen produciéndose avistamientos entre los turistas que recorren Nueva Zelanda. Sin ir más lejos, en la década de los 90 un grupo de japoneses dijeron haber visto un ser parecido a Godzilla. Fue entonces cuando el eminente científico australiano, Rex Gilry, montó una expedición en busca del Moehau.

Sólo lograron encontrar huellas fosilizadas de un ser bípedo que supuestamente mediría unos tres metros de altura, una de las grandes pruebas de que los antiguos maoríes tenían razón. ¿Existió en realidad aquel ser gigantesco en las profundidades de Nueva Zelanda?

lunes, 2 de enero de 2012

Paso Dyatlov: El misterio de los esquiadores rusos

Uno de los misterios más interesantes de todos los tiempos es el famoso “Dyatlov”. Si nunca escuchaste nada sobre él, presta atención al siguiente artículo que te dejará boquiabierto.

Todo comenzó en el año 1959, época en la que un grupo de esquiadores rusos decide escalar y disfrutar de los montes Urales. Dadas las condiciones del clima muchos de los integrantes del grupo se enfermaron, pero el líder del mismo, Igor Dyatlov, decidió continuar la arriesgada aventura a pesar de su condición de minusválido (contaba con una sola pierna). Después de despedirse de uno de sus compañeros, Yury Yudin, que se encontraba bastante enfermo, Igor partió con otros de los esquiadores profesionales prometiendo volver para el 12 de febrero aproximadamente. Se sabe que en la madrugada del 2 de febrero Igor decide acampar debido al cansancio y las bajas temperaturas.

Nadie encuentra explicación posible para lo que les voy a contar: en su día se contó que al llegar la medianoche, todos los que se encontraban acampados salieron de sus tiendas sin abrigos ni mantas (no olvidemos que las temperaturas eran de -20ºC) y se adentraron sin más en un bosque cercano.

Todo saltó cuando, pasados unos días, las noticias de los esquiadores no llegaban. Hasta que el padre de una de las mujeres que pertenecía al grupo decide comenzar a alertar a las autoridades locales. Éstas enviaron un equipo de rescate el 20 de febrero, unos 18 días después de la misteriosa escapada al bosque. Al llegar bastaron dos horas de expedición para encontrar los cadáveres congelados a la intemperie.

La policía llegó al campamento de Igor el 26 de febrero. El comando policial era comandado por Mikhail Sharavin, quien fue el primero en advertir que la tienda más grande estaba “rasgada” de forma muy rara y totalmente cubierta de nieve. Todas las pertenencias de los esquiadores estaban desparramadas alrededor del campamento, inclusive encontraron rastros de una hoguera, lo que indicaba que por lo menos habían pasado parte del anochecer en el lugar. También encontraron huellas de pies descalzos, lo cual indicaba que muchos habían corrido descalzos hacia el bosque, y otros sólo con un zapato.

Lamentablemente todos fallecieron: los primeros dos cuerpos encontrados pertenecían a Georgy Krivonischenko y Yury Doroshenko, quienes no presentaban a simple vista signos de violencia extrema pero si estaban descalzos y tan sólo con su ropa intima.

Poco después descubrieron tres cuerpos más, los mismos que fueron encontrados en una posición tal que indicaba que estaban huyendo del bosque en regreso al campamento. Uno de los cuerpos, el de Rustem Slobodin, presentaba una gran fractura de cráneo.

Hicieron falta, por otra parte, otros dos meses más de búsqueda para encontrar dos cadáveres más (los dos restantes), los cuales fueron hallados a más de 70 metros del bosque, cubiertos por una capa de 4 metros de nieve espesa. Estos cadáveres presentaban diferencias al resto de los otros: estaban con los cráneos fracturados y sus costillas también. Es más, al cadáver de Ludmilla Dubinina le faltaba su lengua.

Pero el misterio comienza cuando descubren que los cuerpos encontrados esta vez poseían las prendas de sus antiguos compañeros, los mismos que fueron encontrados al principio. Nadie podía explicar cómo es que esto era posible, quién podría haber puesto la ropa de unos a otros.

Y no todo termina aquí… Lo más misterioso de todo es que los cuerpos presentaban un nivel de radiación anormal. Estaban quemados por dentro, los corazones estaban totalmente ennegrecidos, según reveló la autopsia, y la piel estaba quemada. Sus cabellos se habían vuelto de color gris.

El misterio de los esquiadores de Dyatlov nunca se pudo resolver ya que la causa fue archivada bajo el nombre de “muertes por causas dudosas”. Científicos y expertos en el tema aseguran que las muertes fueron ocasionadas por seres del más allá, quizás extraterrestres u otras entidades sobrenaturales. Los menos osados creen que las muertes fueron ocasionadas por misiles de antaño que fueron abandonados allí tras antiguas guerras, lo cual parece no ser realmente posible.

Nunca se pudo cerrar este caso y, aún hoy en día, sigue siendo considerado un misterio.