jueves, 6 de diciembre de 2007

Stonehenge

Stonehenge está formado por cuatro círculos concéntricos de piedras. El círculo exterior, de 30 m de diámetro, está formado por grandes piedras rectangulares de arenisca, que originalmente estaban rematadas por dinteles también de piedra (hoy día sólo permanecen unos pocos en su sitio) que también configuraban un círculo. Dentro de esta hilera exterior se encuentra otro círculo de bloques más pequeños de arenisca azulada. Éste encierra una herradura, construida por piedras de arenisca del mismo color y trabadas con dinteles, en cuyo interior permanece una losa de arenisca micácea conocida como el Altar.
Todo el conjunto está rodeado por un foso circular que mide 104 m de diámetro. Dentro de este espacio se alza un bancal en el que aparecen, a modo de anillo, 56 fosas conocidas como los ‘agujeros de Aubrey’ (dado que fue el anticuario John Aubrey quien los descubrió), que fueron usadas en una fase más tardía como fosas de cremaciones funerarias. Al nordeste, el bancal y el foso están cortados por la Avenida, un pasillo procesional de 23 metros de ancho y de 3 km aproximadamente de longitud, bordeado por una zanja. Próximo al acceso de esta Avenida, se halla la Piedra del Sacrificio, una piedra de arenisca silicificada que quizás en su origen había estado erguida. Casi enfrente, y situada dentro de la Avenida, se encuentra la Piedra Talón, que probablemente desempeñó un importante papel durante la observación del amanecer en el solsticio de verano.

Historia
Stonehenge fue erigido en diversas etapas, iniciándose, probablemente, como un monumento circular de carácter ritual rodeado por un talud y un foso, de modo similar a muchos otros situados en el sur de Inglaterra. Alrededor del 2200 a. C. fue cuando tomó su peculiar aspecto, para lo cual se transportaron 32 bloques de arenisca desde las montañas de Preseli, al suroeste de Gales. Se piensa que la piedra del Altar fue traída desde una región cercana a Milford Haven, en Pembrokeshire.
Stonehenge fue construido por un pueblo que mantenía amplias relaciones comerciales y que estableció sus principales asentamientos en la zona entre el 1600 y el 1300 a. C. Su importancia se ve reflejada por el hecho de que el territorio en torno al monumento está salpicado por 400 túmulos con enterramientos, que se datan entre el 2000 y el 1500 a. C., cuya excavación ha revelado ricos ajuares y lascas de arenisca azulada, similar a las halladas en los círculos concéntricos. Parece que Stonehenge perdió su importancia como lugar ceremonial a finales de la edad del bronce. Los romanos desacralizaron el lugar en alguna fecha comprendida entre el 55 a. C. y el 410 d. C., y derribaron unos cuantos bloques que estaban erguidos. Además, dos piedras verticales y el dintel occidental del Altar se cayeron en enero de 1797 y otro de los bloques verticales y su correspondiente dintel también se vino abajo en 1900. En 1958 esos cinco bloques fueron levantados y colocados, dando al monumento el aspecto aproximado que tendría durante la ocupación romana. Algunos grabados descubiertos en 1953 en algunas de las piedras caídas, representan las hojas de hachas de un modelo usado en Inglaterra entre el 1600 y el 1400 a. C. y un tipo de dagas con empuñaduras empleadas en Micenas (Grecia) entre el 1600 y el 1500 a. C.

El poder de los megalitos
Una antigua leyenda bretona, recogida en el siglo XIII por Geoffrey de Monmouth, dice que las inmensas piedras que salpican la tierra inglesa fueron colocadas allí por el mago Merlín.Y que tienen poderes mágicos y curativos. Esta fue una de las razones para la constante destrucción de los monumentos por centenares de personas que se acercaron en busca de trozos que podían llevar consigo como amuletos. Inclusive, en la cercana ciudad de Amesbury se llegó a alquilar picos para que los visitantes pudiesen extraer con más facilidad porciones de piedra.
La magia del lugar atrajo a los adoradores del Sol. Desde 1833 sirvió como centro de reunión para una secta masónica, conocida como Antigua Orden de los Druidas. Todos los años, al amanecer del solsticio de verano (21 de junio en el hemisferio norte), se congregaban en Stonehenge para entonar cánticos, quemar incienso y esparcir hojas de roble.

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