La noche del 19 de setiembre de 1961, el matrimonio Hill, regresaba de sus vacaciones en Canadá, por una carretera en New Hampshire, cuando apareció en el cielo una luz que se movía a gran velocidad, según los testigos se transformaba en un objeto con forma de disco y descendía no muy lejos de su ruta. Barney Hill, provisto de un par de prismáticos, observó el objeto que se aproximaba, al que describió posteriormente como un "fuselaje de avión sin alas" que, al acercarse a una distancia de unos 100 metros. pasó a semejarse a un "panqueque resplandeciente".
A través de sus prismáticos pudo observar que en su interior había figuras de tipo humanoide que lo observaban. Presa del pánico, el matrimonio, intentó escapar en su automóvil, y en plena marcha, comenzó a oír una extraña música "electrónica" que parecía provenir del baúl. A partir de este instante, ambos sólo recordaron el momento en que despertaron, dos horas después, en su automóvil, oyendo aún la misma música, en las proximidades de un pueblo situado a 60 kilómetros de distancia desde donde se habían detenido la última vez. Pocos días después aparecieron manchas en los cuerpos de ambos, acompañadas de jaquecas y de extrañas pesadillas. Consultado el medico de cabecera, al no encontrar problemas orgánicos los envió a un psiquiatra para aliviar su estado de angustia. Fue el Dr. Benjamin Simón quien inició un tratamiento de hipnosis a cada uno por separado descubriendo algo asombroso; ambos coincidieron al contar como una vez detenido el auto, fueron conducidos al interior de una nave de forma circular, donde seres de rasgos orientales y pequeña estatura los sometieron a análisis médicos y ginecológicos.La única comunicación por parte de estos seres se limitó a mostrar a Betty un "mapa estelar", que con posterioridad fue identificado como correspondiente a la constelación de Retículo.
Recién dos años después del incidente, merced a un tratamiento con un neurólogo, el reconocido psiquiatra Dr. Benjamín Simon, fue que Barney Hill relató bajo hipnosis lo que sucedido durante el período de amnesia: El objeto volador había aterrizado; él se bajó del vehículo y luego ambos fueron llevados a bordo de la nave –por la fuerza– por “humanoides”, allí fueron sometidos a un examen de tipo médico y luego reintegrados a su vehículo. Intrigado, el doctor Simon interrogó igualmente a Betty, también bajo hipnosis, y ella hizo un relato parecido al de su marido. El médico se convenció de la sinceridad de los Hill, pero no se pronunció sobre la realidad objetiva de los detalles de la aventura vivida por el matrimonio, dejando de esta manera, una “puerta abierta” para la especulación de un hecho no real, fabricado inconscientemente por los protagonistas.
Pero la gran prueba la aportan los hechos físicos que rodean al caso, como son el hecho de que el ovni fue captado esa noche por el radar de una base militar cercana, que el auto estaba magnetizado en determinados puntos de su carrocería, que Betty describe como se le hace una punción en el vientre que resulta ser un test de embarazo que no se conocía en ese momento y que la ciencia comenzó a usar mucho tiempo después y sobre todo (tal vez la prueba más importante) la referencia estelar de los “secuestradores”.
Según el relato de Betty Hill (bajo hipnosis), el humanoide que dirigía al grupo (el “jefe” como lo denomina ella) le habría mostrado, a bordo del ovni, una carta del cielo que ella posteriormente dibujó en presencia del doctor Simon bajo sugestión post-hipnótica (es decir un acto que se realiza en estado de vigilia, pero ha sido pedido en estado de hipnosis). Con referencia a lo que Betty cuenta al respecto y citando el excelente material con que el periodista John Fuller describió el caso Hill sabemos que el relato de la mujer es el siguiente:
«... le pregunté (al alienígena) de dónde era él, porque –le dije– sabía que no era de la Tierra. Me preguntó si yo conocía algo del universo. Le dije que no. No sabía prácticamente nada (...) Dijo que deseaba que supiera algo más y le respondí que yo también lo anhelaba. Atravesó entonces la sala hasta la esquina de la mesa y abrió una cosa. No era como un cajón, ya que había una abertura en la pared de metal. Sacó un mapa y me preguntó si yo había visto alguna vez una carta similar. Atravesé la sala y me apoyé sobre la mesa. Observé: la carta era oblonga, un poco más ancha que larga, y había en ella muchos puntos distribuidos sobre toda su extensión. Algunos eran pequeños, como la cabeza de un alfiler. Otros eran tan grandes como una moneda. Y había líneas sobre ciertos puntos, líneas curvas que iban de un punto a otro. De un gran círculo partían numerosas líneas. Muchas salían de otro círculo más próximo, pero no tan grande. Eran líneas gruesas. Le pregunté qué significaban. Respondió que las líneas gruesas representaban rutas comerciales. Las otras líneas plenas eran lugares donde ellos iban ocasionalmente, y las líneas con trazos interrumpidos eran expediciones exploratorias. Le pregunté entonces dónde estaba ubicado su punto de procedencia, y me respondió: “¿Dónde están ustedes en esta carta?”. Le contesté sonriendo: “No lo sé”. Dijo entonces: “Si no conoce dónde están ustedes, no hay razón para que yo pueda explicarle de dónde vengo”. Tomó la carta, la enrolló, la depositó en el espacio que había en la pared y lo cerró. Me sentía enteramente estúpida al no saber dónde estaba la Tierra en la carta...».
A partir de la descripción hecha por Betty Hill y de su dibujo de lo que creía haber visto en el ovni, fueron varios los intentos por descifrar, por descubrir, la procedencia de estos seres; intentos que resultaron pocos satisfactorios como los realizados por el propio Fuller o los del “Canadian UFO Report” que afirmaron que provenían de la Constelación del Boyero, aunque contando con pocas evidencias y una afirmación basada solo en especulaciones.
Tal vez el más cercano a la verdad se el postulado de Marjorie Fish, una profesora de astronomía de Ohio, quien después de leer la obra de John Fuller tuvo la idea de intentar también una verificación de la carta, pero partiendo de un postulado totalmente diferente a los demás intentos y que en verdad, resulta muy lógico: Si la carta está hecha por extraterrestres, debe mostrar el cielo tal como se lo ve desde su lugar de origen y no como se vería desde aquí, lo que podría permitir identificar el origen.
Convencida plenamente de su postulado, Marjorie Fish inició un trabajo realmente formidable, para lo cual montó un gran armazón en el cual colgó esferas representando las estrellas, respetando sus diferentes tamaños a una misma escala y también sus distancias (para darle tridimensionalidad a su investigación), Aunque originalmente eligió un radio de “apenas” cincuenta años luz alrededor del Sol, la maqueta debía contener unas trescientas estrellas, por lo que decidió realizar una selección, eliminando las que –a su criterio- no podían albergar vida, ya sea por tener poca o demasiada radiación, o por ser parte de sistemas múltiples que harían sufrir a sus planetas fluctuaciones importantes de temperaturas.
Esto es a grandes rasgos la base de la investigación de Fish, la que se completó posteriormente con nuevos conocimientos en cuanto a ubicaciones y magnitudes de estrellas, lo que permitió llegar a una conclusión en cuento a cual era el origen de estos seres.
Se determinó así que las estrellas que se mostraban como los puntos centrales de este mapa estelar y de las cuales partían las misiones, eran Tseta 1 y Tseta 2 de El Retículo, dos estrellas situadas a 0,05 años luz una de otra y a unos 37 años-luz de nuestro sistema solar.
Cabe aclarar que El Retículo es una constelación visible desde el hemisferio sur y considerada de relativa importancia, dado que no se destaca por estrellas demasiado brillantes que puedan interesar a nuestros astrónomos.
Del análisis del excelente trabajo de la astrónoma Marjorie Fish se desprenden interesantes resultados: Una de las estrellas unida con trazo importante con las “estrellas centrales” es Tau-Ceti (ubicada a unos diez años-luz de nosotros); una de las elegidas por el Proyecto Ozma para la búsqueda de vida.
También hay que tener en cuenta que el Sol está unido por un trazo que induce a pensar en visitas frecuentes de estos alienígenas a nuestro planeta u otros de nuestro sistema solar.
Esta puede ser “la prueba”, esa prueba definitiva que los escépticos reclaman a los contactados y abducidos y es muy importante entender que tanto cuando el hecho ocurrió (en l961), como en 1964 cuando Betty dibujó la carta estelar a pedido del Dr. Simon, ningún ser humano podía realizarla correctamente con los conocimientos astronómicos disponibles, como tampoco conocer un test de embarazo que se comenzó a desarrollar y a usar tiempo después.
Barney Hill falleció en 1969 de muerte natural, aunque se ha especulado con un deceso producido por radiación recibida en el incidente, aunque esto nunca tuvo un asidero real. Por su parte Betty lo sobrevivió, desarrollando una intensa actividad comunal que la llevó a ser Inspectora del Departamento de Seguridad Social de New Hampshire, ayudando durante mucho tiempo a Marjorie Fish para mejorar su postulado, además de recibir amablemente a numerosos investigadores interesados en este caso, el primero reconocido como abducción y que sin lugar a dudas marcó un hito en la investigación del fenómeno extraterrestre.
A través de sus prismáticos pudo observar que en su interior había figuras de tipo humanoide que lo observaban. Presa del pánico, el matrimonio, intentó escapar en su automóvil, y en plena marcha, comenzó a oír una extraña música "electrónica" que parecía provenir del baúl. A partir de este instante, ambos sólo recordaron el momento en que despertaron, dos horas después, en su automóvil, oyendo aún la misma música, en las proximidades de un pueblo situado a 60 kilómetros de distancia desde donde se habían detenido la última vez. Pocos días después aparecieron manchas en los cuerpos de ambos, acompañadas de jaquecas y de extrañas pesadillas. Consultado el medico de cabecera, al no encontrar problemas orgánicos los envió a un psiquiatra para aliviar su estado de angustia. Fue el Dr. Benjamin Simón quien inició un tratamiento de hipnosis a cada uno por separado descubriendo algo asombroso; ambos coincidieron al contar como una vez detenido el auto, fueron conducidos al interior de una nave de forma circular, donde seres de rasgos orientales y pequeña estatura los sometieron a análisis médicos y ginecológicos.La única comunicación por parte de estos seres se limitó a mostrar a Betty un "mapa estelar", que con posterioridad fue identificado como correspondiente a la constelación de Retículo.
Recién dos años después del incidente, merced a un tratamiento con un neurólogo, el reconocido psiquiatra Dr. Benjamín Simon, fue que Barney Hill relató bajo hipnosis lo que sucedido durante el período de amnesia: El objeto volador había aterrizado; él se bajó del vehículo y luego ambos fueron llevados a bordo de la nave –por la fuerza– por “humanoides”, allí fueron sometidos a un examen de tipo médico y luego reintegrados a su vehículo. Intrigado, el doctor Simon interrogó igualmente a Betty, también bajo hipnosis, y ella hizo un relato parecido al de su marido. El médico se convenció de la sinceridad de los Hill, pero no se pronunció sobre la realidad objetiva de los detalles de la aventura vivida por el matrimonio, dejando de esta manera, una “puerta abierta” para la especulación de un hecho no real, fabricado inconscientemente por los protagonistas.
Pero la gran prueba la aportan los hechos físicos que rodean al caso, como son el hecho de que el ovni fue captado esa noche por el radar de una base militar cercana, que el auto estaba magnetizado en determinados puntos de su carrocería, que Betty describe como se le hace una punción en el vientre que resulta ser un test de embarazo que no se conocía en ese momento y que la ciencia comenzó a usar mucho tiempo después y sobre todo (tal vez la prueba más importante) la referencia estelar de los “secuestradores”.
Según el relato de Betty Hill (bajo hipnosis), el humanoide que dirigía al grupo (el “jefe” como lo denomina ella) le habría mostrado, a bordo del ovni, una carta del cielo que ella posteriormente dibujó en presencia del doctor Simon bajo sugestión post-hipnótica (es decir un acto que se realiza en estado de vigilia, pero ha sido pedido en estado de hipnosis). Con referencia a lo que Betty cuenta al respecto y citando el excelente material con que el periodista John Fuller describió el caso Hill sabemos que el relato de la mujer es el siguiente:
«... le pregunté (al alienígena) de dónde era él, porque –le dije– sabía que no era de la Tierra. Me preguntó si yo conocía algo del universo. Le dije que no. No sabía prácticamente nada (...) Dijo que deseaba que supiera algo más y le respondí que yo también lo anhelaba. Atravesó entonces la sala hasta la esquina de la mesa y abrió una cosa. No era como un cajón, ya que había una abertura en la pared de metal. Sacó un mapa y me preguntó si yo había visto alguna vez una carta similar. Atravesé la sala y me apoyé sobre la mesa. Observé: la carta era oblonga, un poco más ancha que larga, y había en ella muchos puntos distribuidos sobre toda su extensión. Algunos eran pequeños, como la cabeza de un alfiler. Otros eran tan grandes como una moneda. Y había líneas sobre ciertos puntos, líneas curvas que iban de un punto a otro. De un gran círculo partían numerosas líneas. Muchas salían de otro círculo más próximo, pero no tan grande. Eran líneas gruesas. Le pregunté qué significaban. Respondió que las líneas gruesas representaban rutas comerciales. Las otras líneas plenas eran lugares donde ellos iban ocasionalmente, y las líneas con trazos interrumpidos eran expediciones exploratorias. Le pregunté entonces dónde estaba ubicado su punto de procedencia, y me respondió: “¿Dónde están ustedes en esta carta?”. Le contesté sonriendo: “No lo sé”. Dijo entonces: “Si no conoce dónde están ustedes, no hay razón para que yo pueda explicarle de dónde vengo”. Tomó la carta, la enrolló, la depositó en el espacio que había en la pared y lo cerró. Me sentía enteramente estúpida al no saber dónde estaba la Tierra en la carta...».
A partir de la descripción hecha por Betty Hill y de su dibujo de lo que creía haber visto en el ovni, fueron varios los intentos por descifrar, por descubrir, la procedencia de estos seres; intentos que resultaron pocos satisfactorios como los realizados por el propio Fuller o los del “Canadian UFO Report” que afirmaron que provenían de la Constelación del Boyero, aunque contando con pocas evidencias y una afirmación basada solo en especulaciones.
Tal vez el más cercano a la verdad se el postulado de Marjorie Fish, una profesora de astronomía de Ohio, quien después de leer la obra de John Fuller tuvo la idea de intentar también una verificación de la carta, pero partiendo de un postulado totalmente diferente a los demás intentos y que en verdad, resulta muy lógico: Si la carta está hecha por extraterrestres, debe mostrar el cielo tal como se lo ve desde su lugar de origen y no como se vería desde aquí, lo que podría permitir identificar el origen.
Convencida plenamente de su postulado, Marjorie Fish inició un trabajo realmente formidable, para lo cual montó un gran armazón en el cual colgó esferas representando las estrellas, respetando sus diferentes tamaños a una misma escala y también sus distancias (para darle tridimensionalidad a su investigación), Aunque originalmente eligió un radio de “apenas” cincuenta años luz alrededor del Sol, la maqueta debía contener unas trescientas estrellas, por lo que decidió realizar una selección, eliminando las que –a su criterio- no podían albergar vida, ya sea por tener poca o demasiada radiación, o por ser parte de sistemas múltiples que harían sufrir a sus planetas fluctuaciones importantes de temperaturas.
Esto es a grandes rasgos la base de la investigación de Fish, la que se completó posteriormente con nuevos conocimientos en cuanto a ubicaciones y magnitudes de estrellas, lo que permitió llegar a una conclusión en cuento a cual era el origen de estos seres.
Se determinó así que las estrellas que se mostraban como los puntos centrales de este mapa estelar y de las cuales partían las misiones, eran Tseta 1 y Tseta 2 de El Retículo, dos estrellas situadas a 0,05 años luz una de otra y a unos 37 años-luz de nuestro sistema solar.
Cabe aclarar que El Retículo es una constelación visible desde el hemisferio sur y considerada de relativa importancia, dado que no se destaca por estrellas demasiado brillantes que puedan interesar a nuestros astrónomos.
Del análisis del excelente trabajo de la astrónoma Marjorie Fish se desprenden interesantes resultados: Una de las estrellas unida con trazo importante con las “estrellas centrales” es Tau-Ceti (ubicada a unos diez años-luz de nosotros); una de las elegidas por el Proyecto Ozma para la búsqueda de vida.
También hay que tener en cuenta que el Sol está unido por un trazo que induce a pensar en visitas frecuentes de estos alienígenas a nuestro planeta u otros de nuestro sistema solar.
Esta puede ser “la prueba”, esa prueba definitiva que los escépticos reclaman a los contactados y abducidos y es muy importante entender que tanto cuando el hecho ocurrió (en l961), como en 1964 cuando Betty dibujó la carta estelar a pedido del Dr. Simon, ningún ser humano podía realizarla correctamente con los conocimientos astronómicos disponibles, como tampoco conocer un test de embarazo que se comenzó a desarrollar y a usar tiempo después.
Barney Hill falleció en 1969 de muerte natural, aunque se ha especulado con un deceso producido por radiación recibida en el incidente, aunque esto nunca tuvo un asidero real. Por su parte Betty lo sobrevivió, desarrollando una intensa actividad comunal que la llevó a ser Inspectora del Departamento de Seguridad Social de New Hampshire, ayudando durante mucho tiempo a Marjorie Fish para mejorar su postulado, además de recibir amablemente a numerosos investigadores interesados en este caso, el primero reconocido como abducción y que sin lugar a dudas marcó un hito en la investigación del fenómeno extraterrestre.
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