La expedición y desaparición de Percy Fawcett en el Amazonas en el año 1925 nunca ha sido aclarada, y el enigma sigue en pie hasta nuestros días. Se han barajado todo tipo de hipótesis alrededor de su desaparición pero se sabe muy poco de su vida y qué le impuso en forma tan tenaz continuar hasta el último momento en la búsqueda de aquella Ciudad Perdida, la misteriosa Z de sus desvelos, que para algunos estudiosos puede ser la entrada a Akakor o a una civilización perdida que no quiere tener contacto con nadie del mundo exterior . ¿Encontró realmente la ciudad de sus sueños y permaneció en ella a través de los años? ¿Fue cruelmente asesinado por los indios Murcegos en la selva?.
¿QUIEN ERA REALMENTE FAWCETT?
Por de pronto debemos decir que Fawcett era una persona iniciada y mística por excelencia, alguien lo definió como "que llevaba el esoterismo en la sangre y en el alma". Su hermano Edward Douglas colaboró con Helena Blavatski en su libro famoso "La doctrina Secreta" y fue miembro fundador de la Sociedad Teosófica. Percy Harrison Fawcett fue fundador de la Royal Geographical Society de Londres y entre sus amistades prominentes cuenta el legendario Sir. Arthur Conan Doyle. Nació en el año 1867 y en Enero de 1901 se casa, pero esto no fue impedimento para seguir su búsqueda personal, más aún entre sus muchos viajes, que le dieron una visión muy especial de la vida, aprendió topografía y también tuvo un hijo que nacería en Ceylán en 1903. Sus inquietudes lo llevaron a Bolivia cuando sólo Argentina en aquellos años tenía unas fronteras claras y en ese viaje encontró quizás ese encanto de Sudamérica que lo "enganchó" totalmente. Es así como después de la Primera Guerra Mundial terminó totalmente convencido que su vida tenía que ser en tierras sudamericanas, incluso se traslado como primer paso a Jamaica donde llevó a su familia. Estaba convencido que Gran Bretaña y toda Europa era un continente en decadencia y sin mucho que ofrecerle; en más de una ocasión lo comentó entre sus amistades logrando muchas veces una incomprensión y extrañeza entre estos. Fawcett estaba convencido que existía una Ciudad Perdida en alguna parte del Amazonas, pero cuando su idea comenzó a tomar forma y más fuerza que nunca es cuando llegó a sus oídos la experiencia de un tal Francisco Raposo que relata que en el año 1743 tuvo acceso a una Ciudad Perdida y no registrada cuando se encontraba con sus hombres buscando las Minas perdidas de Muribeca. Fawcett tuvo la oportunidad de leer un documento revelador que se encuentra en la Biblioteca Nacional de Río de Janeiro, bajo la cláusula de Sección Manuscritos, obras raras. El documento esta realizado por el Canónigo J. de la C. Barbosa quién describe con todo detalle la expedición de este señor de nombre Raposo ya que éste le envió la noticia al Virrey don Luis Peregrino de Carvalho Menezes de Athaide. No recibió respuesta del Virrey ni hay ninguna prueba que los monarcas portugueses hayan tomado alguna medida y desde entonces se perdió en el tiempo, igualmente que de Francisco Raposo nunca más se supo. Fawcett completamente convencido que éste tal Francisco Raposo había tenido el privilegio y la suerte de encontrar la Ciudad Perdida se obsesionó de tal manera que, desde el momento mismo de tener conocimiento de este documento en el interior de su cabeza creo las raíces para una expedición definitiva que diera luz al enigma de una cuidad totalmente desconocida para el mundo civilizado de entonces. Fawcett además apoyaba sus ideas en unas figuras de cerámica y otros objetos que había recogido en su viaje por el Norte de Chile y sobretodo en una imagen de cerca de 10 pulgadas de alto que le fue entregada por Sir H. Rider Haggard, imagen que había sido encontrada en Brasil y que poseía una figura con una placa en el pecho con un gran número de caracteres. ..Más de una vez Fawcett se expresó al respecto de esta figura:
¿QUIEN ERA REALMENTE FAWCETT?
Por de pronto debemos decir que Fawcett era una persona iniciada y mística por excelencia, alguien lo definió como "que llevaba el esoterismo en la sangre y en el alma". Su hermano Edward Douglas colaboró con Helena Blavatski en su libro famoso "La doctrina Secreta" y fue miembro fundador de la Sociedad Teosófica. Percy Harrison Fawcett fue fundador de la Royal Geographical Society de Londres y entre sus amistades prominentes cuenta el legendario Sir. Arthur Conan Doyle. Nació en el año 1867 y en Enero de 1901 se casa, pero esto no fue impedimento para seguir su búsqueda personal, más aún entre sus muchos viajes, que le dieron una visión muy especial de la vida, aprendió topografía y también tuvo un hijo que nacería en Ceylán en 1903. Sus inquietudes lo llevaron a Bolivia cuando sólo Argentina en aquellos años tenía unas fronteras claras y en ese viaje encontró quizás ese encanto de Sudamérica que lo "enganchó" totalmente. Es así como después de la Primera Guerra Mundial terminó totalmente convencido que su vida tenía que ser en tierras sudamericanas, incluso se traslado como primer paso a Jamaica donde llevó a su familia. Estaba convencido que Gran Bretaña y toda Europa era un continente en decadencia y sin mucho que ofrecerle; en más de una ocasión lo comentó entre sus amistades logrando muchas veces una incomprensión y extrañeza entre estos. Fawcett estaba convencido que existía una Ciudad Perdida en alguna parte del Amazonas, pero cuando su idea comenzó a tomar forma y más fuerza que nunca es cuando llegó a sus oídos la experiencia de un tal Francisco Raposo que relata que en el año 1743 tuvo acceso a una Ciudad Perdida y no registrada cuando se encontraba con sus hombres buscando las Minas perdidas de Muribeca. Fawcett tuvo la oportunidad de leer un documento revelador que se encuentra en la Biblioteca Nacional de Río de Janeiro, bajo la cláusula de Sección Manuscritos, obras raras. El documento esta realizado por el Canónigo J. de la C. Barbosa quién describe con todo detalle la expedición de este señor de nombre Raposo ya que éste le envió la noticia al Virrey don Luis Peregrino de Carvalho Menezes de Athaide. No recibió respuesta del Virrey ni hay ninguna prueba que los monarcas portugueses hayan tomado alguna medida y desde entonces se perdió en el tiempo, igualmente que de Francisco Raposo nunca más se supo. Fawcett completamente convencido que éste tal Francisco Raposo había tenido el privilegio y la suerte de encontrar la Ciudad Perdida se obsesionó de tal manera que, desde el momento mismo de tener conocimiento de este documento en el interior de su cabeza creo las raíces para una expedición definitiva que diera luz al enigma de una cuidad totalmente desconocida para el mundo civilizado de entonces. Fawcett además apoyaba sus ideas en unas figuras de cerámica y otros objetos que había recogido en su viaje por el Norte de Chile y sobretodo en una imagen de cerca de 10 pulgadas de alto que le fue entregada por Sir H. Rider Haggard, imagen que había sido encontrada en Brasil y que poseía una figura con una placa en el pecho con un gran número de caracteres. ..Más de una vez Fawcett se expresó al respecto de esta figura:
"Creo firmemente que procede de una ciudad perdida".
Fawcett sostenía que aquella figura poseía la característica de transmitir corriente eléctrica por las extremidades cada vez que se tocaba, incluso recurre para su explicación a la Ciencia de la Psicometría muy poco conocida en Occidente, la cual transmitía imágenes y mensajes a distancia, según algunos eruditos orientales de aquellos tiempos. Entre las creencias o las convicciones de Fawcett está la existencia de una raza de gigantes que habría vivido con anterioridad en la Tierra y que habrían alcanzado unos conocimientos superiores y creado una gran civilización tecnológica. Al respecto decía:
Tiahuanaco fue construida como Sacsaihuaman y gran parte del Cuzco por una raza que manipulaba rocas ciclópeas y que las esculpía para ajustar tan perfectamente que es imposible introducir una hoja de un cuchillo entre sus junturas. Contemplando estas ruinas no es difícil creer en la tradición que relata que fueron levantadas por gigantes".
Tomando en cuenta lo anterior, y teniendo como detonante que llegara al conocimiento de Fawcett la existencia del documento del Canónigo J. de la C. Barbosa, sus creencias y convicciones se transformaron en obsesiones y es así como decide ir a buscar esa Ciudad Perdida, que él denomina como la Letra Z., y que seguramente le daría muchas respuestas a sus inquietudes...
EL DOCUMENTO N° 12
Este documento fue el acicate que lanzó a Percy H. Fawwcett a su aventura; se puede encontrar en la Biblioteca Nacional de Río de Janeiro (Brasil). Departamento "Revisión publicaciones de Obras Raras" Sección Manuscritos. Fue publicado en la Revista del Instituto Histórico y Geográfico Brasileño. Tomo I. año 1893. En el año 1987 el investigador argentino Héctor Antonio Picco lo publico casi integro en su libro "Las pruebas materiales de la Tierra Hueca" Ed. Particular. Año 1987.
El documento en sí nos habla que un tal Francisco Raposo quien partió con 18 colonos y que luego de muchas desventuras, más allá de una zona pantanosa se encontró con unas montañas dentadas. Una vez superadas estas montañas observaron unas llanuras y más allá más selva virgen. Se envió una avanzada indígena quienes regresaron diciendo haber encontrado todos los vestigios de una ciudad completamente solitaria. Aquella noche los expedicionarios de Raposo no durmieron de expectación. Al otro día la expedición entró en la ciudad. Primeramente observaron una enorme estructura ciclópea de 3 arcos de enormes losas, similar a las de Sacsaihuamán. En lo alto del arco central se veían inscripciones gastadas por el tiempo totalmente desconocidas. Existía una calle rodeada por edificios de dos pisos, con bloques de piedras sin juntura ni mezcla, de una perfección increíble. La expedición de Raposo bajaba la calle asustada y a la vez asombrada. Llegaron a una especie de plaza donde en el centro había una columna colosal de piedra negra y sobre ella la efigie de un hombre con una mano descansando en la cadera y la otra apuntando al Norte. Obeliscos esculpidos en las esquinas de los cuatro lados de la plaza daban un aire de majestuosidad y de poderío al lugar inexplicable. En uno de esos costados se alzaba un magnifico edificio que era posiblemente un palacio. La figura de un adolescente se hallaba esculpida a la entrada principal con caracteres e inscripciones parecidas a los de la Grecia Antigua. Siguiendo la calle se observaban grietas y ruinas hundidas que daba toda la impresión de ser consecuencia de un gran terremoto de antaño. También se pudo observar una especie de monasterio con quince aposentos que se comunicaban con un vestíbulo central. Se encontró una moneda de oro. En una de las caras mostraba una efigie de un joven arrodillado y en la otra un arco, una corona, y un instrumentos desconocido. Según estudios posteriores de lo descrito por Raposo se deduce que no tenía idea donde se encontraba, ya que según su relato se desplazó 50 millas más abajo y se encontró con un río no identificado y puedo divisar "dos hombres blancos en una canoa". Luego de largos meses en la selva apareció por Paraguassu.
Fawcett leyó toda esta aventura de Francisco Raposo y se documento de otras personas y estudiosos llegando a la conclusión que la descripción de Raposo era de la famosa Ciudad Perdida que han buscado tantos exploradores, aunque también estaba convencido que no existía solo aquella ciudad perdida sino habían muchas más. Su imaginación se adorno más aún cuando en el año 1907 Fawcett recibió la confesión de un administrador de una dependencia de colectores de caucho, de origen francés que le confesó:
"Mi hermano subió por el Tahuamanu en lancha y un día oyó decir que estaban cerca de los indios blancos. De improviso él y sus hombres fueron atacados por salvajes, completamente blancos, apuestos, de pelo rojo y ojos azules y que luchaban como demonios, y cuando mi hermano mató a uno de ellos los demás recobraron el cadáver y huyeron con él, la gente dice que no existen tales indios que son mestizos pero quienes lo han visto piensan de manera diferente".
Todos estos relatos y experiencias se fueron juntando y dieron una estructura de la actuación posterior de Fawcett en sus expediciones. Una de las más peligrosas aventuras que le tocó vivir a Fawcett ocurrió en 1913 y según sus propias palabras ocurrió lo siguiente:
En cuanto llegó de La Paz mi amigo Manley, nos despedimos y partimos hacia la frontera brasileña. Atravesamos la región de los indios Yanaiguas que a veces atacan a los viajeros pero no nos topamos con ninguno. En las selvas bajas, más allá de San Ignacio, caminamos seis días seguidos a través de bañados de lodo y agua. Pasamos la estancia San Diego, luego la Selva San Matías *Villa Bella*. Después de bogar 11 días por el río Meuqens, nos encontramos con el Barón Erland Nordenskiold; quien en compañía de su valerosa esposa investigaba las tribus indias del Guapore. A doce millas hacia el Este había unas colinas que el Barón consideraba imprudente visitar, es seguro que allí hay tribus salvajes -observó- todos hablan de caníbales grandes y velludos. Me reí y afirmé: pronto lo sabremos pues vamos allá. Cargados de pesados bultos dejamos el río Mauqens y días después arribamos a unas llanuras pastosas, las primeras colinas de Sera dos Precis.
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