Pasaron los años y terminó la guerra, pero su amado esposo no llegó, se había quedado sola y con un hijo de edad ya adolescente y de gran parecido a su padre. Tita al verlo recordaba a su amado y muchas tardes lloraba desconsolada. Sin trabajo y prácticamente sin dinero su situación era crítica, aún así esperaba a su esposo y no aceptaba su muerte, hasta tal punto que empezó a inventar en su cabeza imaginarias historias en las que veía a su marido con otras mujeres y que por eso no regresaba a casa, ella creía que la había dejado por otras.
Tita empezó a guardar rencor y odio sin sentido, poco a poco se volvía más y más loca.
Un buen día su hijo regresó del colegio:
- Hola mamá, ya he llegado, ¿dónde estás? -
Tita para ese momento, salió de su cuarto, tenía la mirada llena de rencor y odio. Su hijo confundido le decía:
- ¿Qué no tienes ganas de verme?-
Pero Tita no hacía más que mirarlo fijamente y con lágrimas en los ojos le dijo:
- Amor, ¿Por qué me has hecho esto?, yo te espero aquí desesperada todos los días para que tu me llegues con esto, claro¡¡¡, como tus mujeres ya te dejaron ahora vienes a consolarte conmigo?¡¡?, pero ya no aguanto más, ya se acabó, ¡PUDRETE MALDITO, MUERTE!
La locura hizo atravesar con un cuchillo el vientre de su querido hijo, lo que verdaderamente quería y lo único que tenía, mientras gritaba:
- MUERTETE, MUERTETE!! –
Una puñalada detrás de otra, tenía que vaciar todo el rencor, la sangre corría por toda la habitación y su rostro, su rostro estaba impregnado de la sangre de su sangre.
El chico sólo gritaba y con las pocas fuerzas que le quedaban le decía:- MAMA, ¿POR QUE?, ¿QUE TE HICE?, YO TE QUIERO!!.
Hasta que Tita se cansó y dejó caer sobre el suelo el cuerpo sin vida de su hijo mientras, ella de rodillas decía:
- QUE HE HECHO, TU NO ERES MARTIN, ERES MI HIJO!!!.
Y un grito de desesperación salió de su garganta.
Pero Tita no estaba curada después de lo hecho, todo lo contrario. En el transcurso de unas horas volvió de nuevo su locura y decidió enterrar a su hijo detrás de su casa y ocultar el horrible crimen, pero al salir unos vecinos la vieron con la cara llena de sangre y con un bulto envuelto en sábanas, Tita en su locura, los ignoró y al jalarlo una mano llena de sangre se dejó ver, los vecinos descubrieron el cadáver su hijo completamente desgarrado y deforme. Todos se enteraron y el vecindario entero estaba allí, juzgándola y ella sólo decía:
- SOY INOCENTE, EL TUVO LA CULPA, SE LO MERECIA!!-
Pero de entre la multitud se escuchó el grito de un señor:
- Tita Gómez es una asesina, se atrevió a matar a su propio hijo para quitarse un gasto de encima ¡!!.Entonces todos empezaron a gritar:
-ASESINA, ASESINA!!!.
Y mientras Tita trataba de defenderse un niño, tomó una roca y se la lanzó y todos empezaron a arrojarle piedras, mientras ella gritaba de dolor y ahogada en su propia sangre decía:
- SOY INOCENTE, SOY INOCENTEEEE!!!.
Desesperada siguió gritando y gritando hasta que ya no pudo más y cayó muerta. Se hizo el silencio y entre la multitud algunos hombres se la llevaron a la cima de la montaña donde cavaron un profundo hoyo donde tiraron a Tita, cubrieron la tumba con una enorme roca que simbolizaba su muerte.
A su hijo, como fue tan querido lo velaron con honores y le hicieron una linda tumba junto a sus seres más queridos.
El alma de Tita Gómez no pudo ni puede descansar en paz, han pasado muchos años desde ese horrible suceso y hasta la actualidad se dice que en las tardes casi al anochecer se escucha el llanto de espera a su amado y lo culpa por su hijo muerto.
Su tumba se encuentra al lado de una gran barranco y para poder cruzar hay que atravesarlo por un caminito de tierra y antes de pasar hay que tomar una piedra y arrojarla hacia la tumba porque si no se hace, cuando pases por la tumba quien recibirá la piedra serás tu!.
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