lunes, 23 de marzo de 2009

Líneas de Nazca

En el Perú, a 400 kilómetros al sur de Lima y a 50 kilómetros de la costa del Pacífico, se extiende la meseta desértica de Nazca, cubierta de gran cantidad de dibujos y figuras geométricas que solo pueden apreciarse desde el aire.

No fue sino hasta 1927, mil años después de la presunta desaparición de los nazcas, que comenzamos a vislumbrar la magnitud del misterio, cuando un piloto peruano descubrió casualmente la increíble red dibujada en el suelo. El arqueólogo americano Paul Kosok, el primer investigador que intento resolverlo, llegó al lugar en 1939.

Un inmenso yacimiento arqueológico

Extendiéndose sobre más de 500 Km2, las líneas de Nazca fueron trazadas despejando la fina capa de piedras oscuras que cubren el desierto para dejar al descubierto el suelo más claro.

Hay marcas de tres tipos bien definidos: líneas rectas, en zigzag o dibujos espirales que pueden alcanzar hasta 5 Km de largo; figuras geométricas en forma de franjas de gran tamaño que se asemejan a las "pistas de aterrizaje"; representaciones de animales que sobrepasan frecuentemente los 150 metros de largo.

En la ladera de ciertas elevaciones que bordean el desierto, dibujos de seres humanos de una ejecución diferente y más primitiva que son atribuidos a los paracas, predecesores de los nazcas en la región.

Las figuras trazadas geométricamente a través de los relieves del terreno, como si estos no existieran, y recubiertas por el polvo de los siglos resurgieron en todo su esplendor gracias al trabajo de una matemática alemana llamada María Reiche. Les dedicó toda su vida a partir de 1945, dividiendo su tiempo entre la investigación y la conservación de las líneas trazadas en el cielo.

¿El mayor libro astronómico?

Al igual que Paul Kosov, al que comenzó por secundar y a quién debemos la definición anterior, María Reiche piensa que las líneas rectas (que forman generalmente motivos solares que se entrecruzan) constituyen una especie de calendario astronómico que permite calcular fechas y estaciones.

Sin embargo los estudios por computación realizados en 1968 por el astrónomo norteamericano Gerald Hawkins (famoso por descubrir los alineamientos astronómicos de Stonehenge) no permiten encontrar una cantidad de alineamientos suficiente para sobrepasar el simple efecto de la casualidad.

Sin embargo la etnóloga Simone Waisbard y su hijo Jack, experto en informática, se percatan al estudiar el plan del conjunto de figuras geométricas y de representaciones de seres vivos, de que se trata de un calendario meteorológico. O más bien de numerosos calendarios superpuestos en el curso de los siglos, lo que deja suponer por ejemplo la sobreimpresión de una "pista" sobre un magnífico pájaro de más de 100 metros de longitud. Otro experto en el tema, el explorador inglés Tony Morrison, atribuye a los dibujos trazados un significado religioso, basado en las costumbres y en la religión de los nazcas. Para él, las líneas son senderos sagrados que unen altares (que pueden ser materializados por los numerosos montículos de piedras unidas por estas líneas); los dibujos, homenajes a los dioses del cielo, y las grandes "pistas", los lugares de reunión para el culto.

Transportar y levantar estatuas

¿Cómo pudieron los nazcas trazar dibujos tan perfectos sin verlos? María Reiche afirmó que lo hicieron agrandando "maquetas", de las que encontró huellas cerca de algunas figuras animales.

El norteamericano Jim Woodman, junto al aeronauta inglés Julian Nott, intentó probar que los nazcas sabían fabricar globos aerostáticos para supervisar el trazado de las figuras. Trabajando a partir de dibujos encontrados sobre piezas de alfarería y después de constatar la presencia de huellas de fuego al centro de la red de las pistas, fabricó un globo en 1975, el Cóndor I, con cuerdas y telas del mismo tipo de las que fueron encontradas en las momias nazcas, y le colgó una barquilla de caña en forma de pequeña góndola. El globo se elevó 90 metros antes de caer, salvándose milagrosamente ambos aeronautas. Pero existen pruebas de que los nazcas pudieron volar... Hipótesis osada pero más sensata que la del suizo Erich von Daniken, para quien las "pistas" serían un aeropuerto rudimentario para extraterrestres que vinieron a visitar nuestro planeta en el pasado. A menos que los magníficos dibujos de animales sean una señalización gigante edificada por los fieles en el curso de los siglos para guiar a unos "dioses" para su hipotético retorno.

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