Uno de los misterios que más apasiona a los arqueólogos es el concerniente al destino del, Arca de la Alianza. Pero antes de adentrarnos en teorías y conjeturas hagamos un repaso histórico de los hechos narrados por la Biblia y empecemos por preguntarnos ¿qué es era el Arca de la Alianza?, ¿acaso estaba inspirada en las instrucciones divinas de Dios?, o ¿eran sus milagros el resultado de una tecnologías desconocida y pérdida en el tiempo?, ¿qué pasó con ella?
El Arca es un enigma en sí mismo, sin embargo apegándonos al texto bíblico podemos obtener diversas conclusiones sobre su naturaleza y destino final.
QUE ES EL ARCA DE LA ALIANZA?
Tenemos que según el libro del Exodo (37, 1-9), el Arca de la Alianza era una caja de madera de acacia que media 1,25 mts de largo por 75 cms de ancho. En su base disponía de cuatro anillos de oro -dos a cada lado- que permitían el paso de dos barras con las que la caja se izaba sin necesidad de tocarla.
Su origen es un auténtico misterio, ya que en la Biblia aparece de repente, justo después de que los israelitas cruzaran el Jordán (Josué 3, 1-16). Sin embargo, textos posteriores como el Deuteronomio, afirman que ésta fue construida por Moisés, siguiendo órdenes de Dios.
Cuando Dios le dio a Moisés los 10 mandamientos en el Monte Sinaí, lo cual los estudiosos establecen que debió ser aproximadamente en el año 1400 a.C., también le instruyó para que construyera el Arca con la finalidad de no solamente contener las Tablas de la Ley, sino para a través de ella conversar directamente con Moisés y su pueblo. Pero lo más asombroso de todo, es que el texto en el que se describe el Arca es uno de los más detallados, de hecho son las instrucciones más precisas que se dan en la Biblia.
Del Arca se dice en las sagradas escrituras que era el vehículo de comunicación de Dios con Moisés, pero además era el lugar en que Dios se presentaba en la Tierra manifestándose en la forma de una nube que aparecía entre los querubines de la cubierta del Arca.
También no cualquiera podía portar el Arca, de hecho quienes la llevaban eran los Kohatitas (hijos de Kohat) quienes eran un subclan de la tribu de Levi, a la cual pertenecía Moisés. Las tradiciones narran que solamente personas puras de corazón o que se hubieran purificado previamente podían acceder al aposento del Arca.
En cuanto a su contenido, los diversos libros del Antiguo Testamento difieren. Mientras que para el Exodo (40, 20) protegía Las Tablas de la Ley, Hebreos (9,4) asegura que también guardaba un vaso con maná, y Números (17, 10) añade el ajuar de la vara de Aarón, el hermano de Moisés.
Justo después de que las aguas del Jordán se abrieran para que las cruzara «el pueblo elegido», comienza a hablarse del Arca. Hasta su llegada a Jerusalén y su instalación definitiva en el sanctasanctórum del Templo de Salomón, su pista parece extraordinariamente clara.
Primero fue llevada cerca de Jericó, donde dio a Israel su primera victoria militar en Cannán. A continuación la instalaron en Guilgal, cerca del mar muerto, para desplazarla después a Siquem, donde se renovó el pacto con Yahvé que simbolizaba el Arca y su contenido, las Tablas de la Ley.
PROVOCO MUERTE DE 70 HEBREOS
Tras un breve paréntesis en Betel, el Arca se quedó durante una buena temporada en Siló, donde fue cuidada por la familia del sacerdote Elí y desde donde fue llevada a la batalla de Afec, en la que los filisteos se apoderaron de ella y la exhibieron después como un trofeo de guerra.
Sin embargo, la felicidad de los filisteos duró poco, pues una serie de extrañas enfermedades se abatieron sobre ellos obligándoles a devolver el Arca a sus propietarios originales, siete meses más tarde. Para entonces, el Arca se quedó en Bet Semes, provocando la muerte de 70 hebreos que intentaron mirar en su interior, quién sabe si para comprobar si faltaba algo de su precioso contenido.
Lo cierto es que el miedo al Arca hizo que esta se «exiliara» a Quiriat Jearim, donde fue custodiada durante 20 años por un cierto Abinadab, hasta que el rey David se propuso llevársela a Jerusalén. En el traslado murió un hombre, Uza, al tocar el cofre, y se decidió que ésta «descansara» en casa de Obededom de Gat.
Una vez pasado el incidente, se preparó una tienda en Jerusalén donde estuvo el Arca hasta que Salomón terminó su Templo. Y fue allí, curiosamente en el lugar más seguro de todos en los que estuvo el Arca, donde se perdió su pista para siempre...
Es lógico: si ese cajón de oro y madera es lo que la Biblia dice que es, se trata de algo que se fabricó según instrucciones directas del mismísimo Dios, y con unas capacidades que rayan en lo tecnológico. Sólo ese aspecto explica por qué existen tantas y tan diversas hipótesis para tratar de dar con su paradero.
FORRADA DE ORO POR DENTRO Y POR FUERA
Pero, ¿qué base tienen? Poco a poco centrémonos: la primera referencia escrita a este objeto se halla en las páginas del Exodo. Después, el Antiguo Testamento menciona hasta doscientas veces más el Arca, lo que da una idea de la importancia que tuvo para el «pueblo elegido». Incluso asegura que Moisés depositó las Tablas de la Ley en su interior; en una caja que medía 125 cm de largo por 75 cms de ancho y otros 75 de alto, toda ella forrada de oro, por dentro y por fuera.
Ese mismo texto asegura que contenía también un recipiente con maná y la vara de Aarón, el hermano de Moisés. No es extraño, pues, que a partir de esos detalles de su estructura -que combinaba material conductor (oro) y aislante (madera)-, algunos expertos crean que el Arca fue un objeto tecnológico peligroso.
Durante el Exodo el Arca siempre viajó dentro del Tabernáculo, una tienda móvil que hacía las veces de templo. De las instrucciones que Dios dictó a Moisés para «amueblar» aquel templo de campaña (Exodo, 25) se deduce que fue diseñado, casi con seguridad, siguiendo una geometría sagrada como la usada para construir la Gran Pirámide o el Templo de Karnak en Tebas.
Y lo mismo puede decirse del Tabernáculo permanente que el rey Salomón mandó construir en su gran templo, en Jerusalén. Y allí se instaló el Arca. No cabe duda de que los objetos más valiosos que se custodiaron en el Templo de Salomón fueron el Arca y las reliquias que ésta contenía, y allí permanecieron hasta que se destruyó el Templo, o también pudo ser que fuera robada.
Para muchos, el Arca no se movió hasta que el formidable ejército de Nabucodonosor arrasó Jerusalén en el 586 a.C. Otros, en cambio, creen que desapareció en tiempos del propio Salomón, cuando su hijo Menelik -fruto de la relación que mantuvo con la reina de Saba- la robó para afrentar a su padre. También se nos dice que cuando los templarios ocuparon sus primeros lugares en Jerusalén, muy cerca del Templo, encontraron el Arca y la pusieron a buen recaudo.
Han transcurrido más de 25 siglos desde que el Arca estuvo por última vez en el Templo de Salomón, la geografía política y étnica de esos lugares han tenido grandes transformaciones, Israel por su estratégico emplazamiento ha sido objeto de conquistas a lo largo de todo este tiempo. Distintas culturas han dejado plasmada su influencia en su gente, cultura, arquitectura y naturaleza. Aunado a lo anterior, la falta de un registro histórico en aquel período dificulta el poder seguir el destino que sufrió el Arca después de la captura y destrucción de Jerusalén por Nabucodonosor en el siglo VI a.C. Todo lo que pueden hacer los hombres que se han dedicado a investigar este misterio es conjeturar acerca del paradero del regalo de Jehová al pueblo israelita.
El Arca es un enigma en sí mismo, sin embargo apegándonos al texto bíblico podemos obtener diversas conclusiones sobre su naturaleza y destino final.
QUE ES EL ARCA DE LA ALIANZA?
Tenemos que según el libro del Exodo (37, 1-9), el Arca de la Alianza era una caja de madera de acacia que media 1,25 mts de largo por 75 cms de ancho. En su base disponía de cuatro anillos de oro -dos a cada lado- que permitían el paso de dos barras con las que la caja se izaba sin necesidad de tocarla.
Su origen es un auténtico misterio, ya que en la Biblia aparece de repente, justo después de que los israelitas cruzaran el Jordán (Josué 3, 1-16). Sin embargo, textos posteriores como el Deuteronomio, afirman que ésta fue construida por Moisés, siguiendo órdenes de Dios.
Cuando Dios le dio a Moisés los 10 mandamientos en el Monte Sinaí, lo cual los estudiosos establecen que debió ser aproximadamente en el año 1400 a.C., también le instruyó para que construyera el Arca con la finalidad de no solamente contener las Tablas de la Ley, sino para a través de ella conversar directamente con Moisés y su pueblo. Pero lo más asombroso de todo, es que el texto en el que se describe el Arca es uno de los más detallados, de hecho son las instrucciones más precisas que se dan en la Biblia.
Del Arca se dice en las sagradas escrituras que era el vehículo de comunicación de Dios con Moisés, pero además era el lugar en que Dios se presentaba en la Tierra manifestándose en la forma de una nube que aparecía entre los querubines de la cubierta del Arca.
También no cualquiera podía portar el Arca, de hecho quienes la llevaban eran los Kohatitas (hijos de Kohat) quienes eran un subclan de la tribu de Levi, a la cual pertenecía Moisés. Las tradiciones narran que solamente personas puras de corazón o que se hubieran purificado previamente podían acceder al aposento del Arca.
En cuanto a su contenido, los diversos libros del Antiguo Testamento difieren. Mientras que para el Exodo (40, 20) protegía Las Tablas de la Ley, Hebreos (9,4) asegura que también guardaba un vaso con maná, y Números (17, 10) añade el ajuar de la vara de Aarón, el hermano de Moisés.
Justo después de que las aguas del Jordán se abrieran para que las cruzara «el pueblo elegido», comienza a hablarse del Arca. Hasta su llegada a Jerusalén y su instalación definitiva en el sanctasanctórum del Templo de Salomón, su pista parece extraordinariamente clara.
Primero fue llevada cerca de Jericó, donde dio a Israel su primera victoria militar en Cannán. A continuación la instalaron en Guilgal, cerca del mar muerto, para desplazarla después a Siquem, donde se renovó el pacto con Yahvé que simbolizaba el Arca y su contenido, las Tablas de la Ley.
PROVOCO MUERTE DE 70 HEBREOS
Tras un breve paréntesis en Betel, el Arca se quedó durante una buena temporada en Siló, donde fue cuidada por la familia del sacerdote Elí y desde donde fue llevada a la batalla de Afec, en la que los filisteos se apoderaron de ella y la exhibieron después como un trofeo de guerra.
Sin embargo, la felicidad de los filisteos duró poco, pues una serie de extrañas enfermedades se abatieron sobre ellos obligándoles a devolver el Arca a sus propietarios originales, siete meses más tarde. Para entonces, el Arca se quedó en Bet Semes, provocando la muerte de 70 hebreos que intentaron mirar en su interior, quién sabe si para comprobar si faltaba algo de su precioso contenido.
Lo cierto es que el miedo al Arca hizo que esta se «exiliara» a Quiriat Jearim, donde fue custodiada durante 20 años por un cierto Abinadab, hasta que el rey David se propuso llevársela a Jerusalén. En el traslado murió un hombre, Uza, al tocar el cofre, y se decidió que ésta «descansara» en casa de Obededom de Gat.
Una vez pasado el incidente, se preparó una tienda en Jerusalén donde estuvo el Arca hasta que Salomón terminó su Templo. Y fue allí, curiosamente en el lugar más seguro de todos en los que estuvo el Arca, donde se perdió su pista para siempre...
Es lógico: si ese cajón de oro y madera es lo que la Biblia dice que es, se trata de algo que se fabricó según instrucciones directas del mismísimo Dios, y con unas capacidades que rayan en lo tecnológico. Sólo ese aspecto explica por qué existen tantas y tan diversas hipótesis para tratar de dar con su paradero.
FORRADA DE ORO POR DENTRO Y POR FUERA
Pero, ¿qué base tienen? Poco a poco centrémonos: la primera referencia escrita a este objeto se halla en las páginas del Exodo. Después, el Antiguo Testamento menciona hasta doscientas veces más el Arca, lo que da una idea de la importancia que tuvo para el «pueblo elegido». Incluso asegura que Moisés depositó las Tablas de la Ley en su interior; en una caja que medía 125 cm de largo por 75 cms de ancho y otros 75 de alto, toda ella forrada de oro, por dentro y por fuera.
Ese mismo texto asegura que contenía también un recipiente con maná y la vara de Aarón, el hermano de Moisés. No es extraño, pues, que a partir de esos detalles de su estructura -que combinaba material conductor (oro) y aislante (madera)-, algunos expertos crean que el Arca fue un objeto tecnológico peligroso.
Durante el Exodo el Arca siempre viajó dentro del Tabernáculo, una tienda móvil que hacía las veces de templo. De las instrucciones que Dios dictó a Moisés para «amueblar» aquel templo de campaña (Exodo, 25) se deduce que fue diseñado, casi con seguridad, siguiendo una geometría sagrada como la usada para construir la Gran Pirámide o el Templo de Karnak en Tebas.
Y lo mismo puede decirse del Tabernáculo permanente que el rey Salomón mandó construir en su gran templo, en Jerusalén. Y allí se instaló el Arca. No cabe duda de que los objetos más valiosos que se custodiaron en el Templo de Salomón fueron el Arca y las reliquias que ésta contenía, y allí permanecieron hasta que se destruyó el Templo, o también pudo ser que fuera robada.
Para muchos, el Arca no se movió hasta que el formidable ejército de Nabucodonosor arrasó Jerusalén en el 586 a.C. Otros, en cambio, creen que desapareció en tiempos del propio Salomón, cuando su hijo Menelik -fruto de la relación que mantuvo con la reina de Saba- la robó para afrentar a su padre. También se nos dice que cuando los templarios ocuparon sus primeros lugares en Jerusalén, muy cerca del Templo, encontraron el Arca y la pusieron a buen recaudo.
Han transcurrido más de 25 siglos desde que el Arca estuvo por última vez en el Templo de Salomón, la geografía política y étnica de esos lugares han tenido grandes transformaciones, Israel por su estratégico emplazamiento ha sido objeto de conquistas a lo largo de todo este tiempo. Distintas culturas han dejado plasmada su influencia en su gente, cultura, arquitectura y naturaleza. Aunado a lo anterior, la falta de un registro histórico en aquel período dificulta el poder seguir el destino que sufrió el Arca después de la captura y destrucción de Jerusalén por Nabucodonosor en el siglo VI a.C. Todo lo que pueden hacer los hombres que se han dedicado a investigar este misterio es conjeturar acerca del paradero del regalo de Jehová al pueblo israelita.
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