El caso mas conocido de viaje astral fue el protagonizado por el criminal Ed Morell, que a finales del siglo XIX fue condenado a cadena perpetua y recluido en la prisión de alta seguridad de San Quintín, en California. Por esconder armas en la prisión fue torturado por sus carceleros y condenado a vivir con dos camisas de fuerza, una sobre otra, extremadamente apretadas, que le provocaban dolores agudos y la sensación de estar enterado vivo. Mientras las heridas le perforaban la piel él se evadía creando un estado de disociación mental que le permitía viajar astralmente por la prisión.
Cuando un nuevo director llegó a la cárcel de San Quintín lo libró de este vejatorio estado que había soportado durante un lustro. Sorprendentemente, Ed Morrel no estaba deteriorado, ni parecía haber sufrido nada. El secreto estaba en en que había desarrollado un nivel de conciencia autógena que operaba independientemente de su cuerpo físico y ello le permitía escapar a los muros de la prisión. En 1909., Ed Morrell fue indultado y describió sus procedimientos y las extraordinarias experiencias astrales en el libro The Twenty-Fifth Man.
Viaje Astral es un término esotérico de procedencia oriental que define la experiencia desarrollada por el cuerpo astral de la persona, el cual consiste en la "envoltura estelar del alma". Esta creencia está fuertemente arraigada y ya se manifestaba en antiguos textos hindúes, egipcios, griegos, y hasta en la Biblia cristiana. Se considera que el cuerpo astral esta conformado por una sustancia energética ligera, translucida, luminosa y evanescente que es una replica exacta del cuerpo físico. Tiene por misión transportar el alma de la persona en el momento de la muerte física en un fantástico viaje astral hacia el universo.
En parapsicología, el viaje astral se entiende como un fenómeno clónico equivalente a la proyección psi o desdoblamiento, aunque existen ciertos investigadores del fenómeno que aseguran tener indicios demostrativos de que no se trata exactamente del mismo fenómeno sino de otro semejante, no idéntico.
La diferencia entre ambos radica en lo puramente filosófico, basado uno en la existencia de una entidad espiritual energética que se manifiesta durante el viajes astral independientemente del cuerpo físico. En otro, las ciencias psíquicas sostienen que la proyección psi obedece en realidad a un mecanismo etiológico puramente psíquico que se manifiesta de forma paranormal mediante la actividad perceptiva extrasensorial, cuya manifestación o existencia está evaluada científicamente aunque no siempre se produzca de forma consciente.
¿Que es el viaje astral?
Un viaje astral es la separación del cuerpo físico y el cuerpo astral, sin mediación del cuerpo emotivo ni ingerencia del cuerpo mental, aunque el cuerpo mental nos sirva de interprete.
Esta separación es muy parecida a la muerte, muchas de las personas que han permanecido muertas clínicamente durante algunos minutos lo han experimentado conscientemente. Pero no hace falta estar al borde de la muerte para experimentarlo. Algunas personas lo experimentan de forma espontánea cuando están perfectamente despiertas, sin proponérselo siquiera, mientras que otras se pasan la vida buscando en vano dicha experiencia y lo mas que consiguen, después de ayunar y de meditar durante años, es una potente proyección mental.
Por supuesto, existen personas que viajan astralmente siguiendo toda clase de técnicas o ingiriendo diversos tipos de drogas alucinógenas (ayahuasca o peyote).
Los "maestros" en dichas técnicas y drogas dicen mayoritariamente que los viajes astrales son peligrosos, pero la verdad es que solo son peligrosos para las personas con debilidades psíquicas o cardíacas, ya que producen taquicardias y son capaces de desequilibrar a una mente débil.
Síntomas del viaje astral
Lo primero que sucede en un viaje astral consciente, es la separación del cuerpo astral. Cuando esto sucede, el cuerpo físico queda inerte, con la mirada perdida o los ojos cerrados, con unas constantes vitales muy bajas, pero en absoluto dormido.
La concentración es necesaria, pero no indispensable. Y se puede tener conciencia, o no, de lo que sucede a nuestro alrededor físico mientras el cuerpo astral vuela por otros planos. La sensación vivida de la separación puede darse de formas diversas:
* Una de ellas es la sensación de mareo.
* Otra una sensación de movimiento ondular, como el vaivén de las olas del mar.
* Otra mas es la sensación de giro frenético, como si estuviéramos a bordo de una violenta atracción de parque de atracciones.
*Pero la mas común es la sensación de elevación. Y esta elevación también puede darse de distintas formas:
- Sensación de ponernos de pie.
- Sensación de ponernos de cabeza.
- O sensación de elevación total, como si fuéramos un globo lleno de gas que comienza a elevarse.
Las primeras impresiones del viaje astral son en relación con nuestro entorno y con nuestro propio cuerpo físico, al que podemos ver postrado, si estamos acostados, o sentado en flor de loto si practicamos una sesión yoguística. Precisamente la visión del propio cuerpo resulta bastante desconcertante para la mayoría de las personas que realizan un viaje astral sin tener una buena preparación.
Y cuando se habla de una buena preparación no se refiero a esa serie de tonterías religiosas que alegan los "entendidos", sino a la capacidad intelectual que cada persona debe tener para entender diferentes fenómenos a los que puede enfrentarse a lo largo de la vida.
Una vez que el cuerpo astral se ha elevado lo suficiente como para poder ver el cuerpo físico y las estancias que le rodean, sobre todo en las primeras experiencias, es posible que se dedique a viajar por ciertas áreas del mundo físico con cierta prudencia.
La viveza del viaje hace que veamos las cosas físicas tal y como las vemos habitualmente, es decir, claras y sólidas. Las puertas y las paredes, que el cuerpo astral puede atravesar sin el menor esfuerzo, nos atemorizan por su robusta apariencia.
Después de dar un par de vueltas por nuestro entorno, el cuerpo astral suele dispararse, sin ningún control por nuestra parte, hacia otros planos.
Los canales astrales
El cuerpo astral vuela las primeras veces hacia el cielo y es capaz de llevarnos a otros planetas, pero prefiere dirigirse a los canales astrales. Estos canales son como túneles oscuros, o de diferentes colores, que absorben el cuerpo astral y le elevan hasta diversos planos astrales.
La mayoría de los canales son rectos y permiten una rápida ascensión, pero también los hay retorcidos y laberínticos, que pueden llevarnos hacia arriba o hacia abajo a otras dimensiones.
Los canales ascendentes se relacionan por regla general con imágenes simbólicas y celestiales, unas luminosas y atrayentes, y otras apagadas y tristes. Uno de esos canales es muy amplio y en él podemos ver a mucha "gente" caminando y ascendiendo dificultosamente. La escena recuerda el purgatorio dibujado por Doré, pero nuestro cuerpo astral raras veces camina junto a los demás, es más, parece tener cierta reticencia a acercarse y pasa volando por encima de todos.
Uno de los canales preferidos del cuerpo astral, quizá por que se parece mucho a la imagen clásica que tenemos del cielo, es el canal azul. Este canal nos eleva y nos lleva a una zona luminosa y nubosa. La entrada del canal es algo oscura, pero en la cima emana una atrayente y tranquilizadora luz. Muchas persona que han tenido una experiencia de muerte clínica se lanzan hacia el inmediatamente.
Como decía, a la salida del túnel nos encontramos con una especie de cielo azul, luminoso y nubloso, muy agradable y confortable. En este cielo podemos pasar un tiempo, aunque el tiempo en dicho lugar no tiene sentido muy grato, tan grato que a menudo las personas quieren quedarse en el para siempre. Es decir, que la estancia en ese lugar nos hace desear la desconexión con el mundo físico.
Al principio nos encontramos solos, pero pasado un tiempo podemos empezar a tener compañía y disfrutar de situaciones celestiales, con ángeles, coros, etc. Poco después, sentimos la necesidad de avanzar en dicho plano y nos dirigimos astral e irremediablemente hacia la fuente de luz, una fuente que no parece tener origen pero que nos atrae hacia una especie de puerta que deseamos cruzar con toda el alma, a pesar de que a veces nos asalten ciertos temores al hacerlo.
Pero antes de poder avanzar hacia ella, no encontramos con un personaje al que algunos llaman guardián azul. Ese guardián parece un ser luminoso y azul, formado con esa misma luz y nubosidad del plano.
A primera vista parece de nuestro tamaño, pero a medida que nos vallamos acercando a la puerta se convierte en un gigante para nosotros que nos impide el paso.
Su presencia es tan acogedora como sobrecogedora y nos hace sentir la necesidad de seguir adelante y traspasar el portal. Pero si no ha llegado nuestra hora, es decir, si no estamos del todo muertos, e insistimos en cruzar, nos dice algo así como: "Aun no ha terminado tu misión en la tierra", y nos manda de regreso inmediatamente a nuestro cuerpo físico. A veces no hace falta que queramos cruzar el portal para que nos mande de vuelta a casa, es mas, muchos cuerpos astrales ni lo ven siquiera cuando les habla y les devuelve al cuerpo.
Otras personas se han asustado cuando, en lugar de devolverles al cuerpo, le dice que pueden quedarse todo el tiempo que quieran allá arriba. De cualquier manera, solo deja pasar el portal a los verdaderamente muertos, aunque algunos magos y santones aseguran haber cruzado el portal gracias a su elevada calidad espiritual.
La confusión
Cuando una persona alcanza cierta practica en la ejecución de los viajes astrales, suelen suceder dos cosas:
* Que deja los preámbulos de sensaciones y visiones ambientales para pasar inmediatamente a los canales.
* Que tarde o temprano termina convirtiendo su experiencia mística en una simple proyección mental
Usted se preguntará como puede distinguir una experiencia astral de una proyección mental.
Pues la forma es muy sencilla:
La experiencia astral se convierte en proyección mental cuando la persona domina y filtra, desde su mente y desde su aposento, todo lo que ve, percibe y siente en el supuesto viaje astral. El viaje astral es libre, mientras que la proyección mental es inducida, y en el viaje astral, el cuerpo astral conduce al cuerpo mental, pero no le deja tomar la iniciativa en ningún momento.
En la proyección mental, el cuerpo mental dirige, o cree dirigir, al cuerpo astral hacia símbolos y sitios comunes a todos los humanos: tabúes, miedos, prejuicios, ideas preconcebidas, ensaladas de ángeles y religiones, etc. El cuerpo astral es libre y sólo regresa cuando le apetece, o cuando le obligan a regresar otros seres. El cuerpo mental permanece siempre unido al cuerpo físico, y el cuerpo astral no necesita el cuerpo físico, es mas, a menudo lo detesta. Pero el cuerpo mental no sabe verse sin cuerpo físico y se aferra a la vida, cuando quiere vivir, o al caos y a la muerte, cuando sus deseos íntimos son enfermizos, caóticos o autodestructivos.
El viaje astral puede ser espontáneo, pero la proyección mental requiere, más que la concentración, el deseo de hacerlo. Nadie realiza una proyección mental sin proponérselo. El viaje astral es una forma de muerte y la proyección mental es una forma de vida.
Por todo ello, cuando la persona siente que domina sus viajes astrales, lo que en realidad está haciendo es dominar sus proyecciones mentales.
Todo intento de racionalizar una experiencia mística nos lleva inevitablemente a filtrarla por nuestra educación y medio ambiente, es decir, no lleva a convertirla en algo físico y jerárquico, con lo que quitamos su aspecto más espiritual.
Nuestros conceptos de espacio y tiempo no tiene nada que ver con el plano astral. Ahí no hay espacio ni tiempo, aunque contenga todo el espacio y el tiempo del universo. Ahí no existen símbolos, aunque éste contenga una gran carga simbólica para nosotros.
El viaje astral es solo un sendero que comunica el más allá con la vida física, pero no tiene nada que enseñarnos para la vida física. Con el viaje astral no podemos adivinar el futuro ni descubrir una fórmula ni obtener información sobre nuestro parientes muertos.
Una proyección mental sí puede sacar provecho físico, psíquico, médico, anímico y material para la persona, por que nace y revierte en un acto físico. La proyección mental pende de nosotros, nuestra mente no es libre y se sujeta a nuestras concepciones y capacidad de aprendizaje.
El cuerpo astral puede mantener cierta cohesión con nosotros, por lo menos hasta el momento de la muerte, pero su existencia no depende de nuestra inteligencia ni de nuestra memoria.
La inmensa mayoría de los los magos, filósofos y religiosos han fracasado al querer racionalizar y sacar provecho de los astral, por que jerarquizar y concebir lo inconcebible y lo ingerarquizable es un acto mental, un ejercicio humano, no una meta ni un proyecto astral.
El se humano, a través de sus instituciones, religiones e ideas, puede tener un plan, pero el plano astral no tiene ningún Gran Plan para el hombre.
El gran plan pertenece, sin duda alguna, al mundo intelectual, que sigue siendo una proyección mental por místico que se presente.
La proyección mental puede ser poderosa, pero el plano astral no necesita de poderes. Todos llegaremos a él algún día, a pesar de las barreras y trampas que nos auto impongamos mentalmente.
En base a todo esto creo que ha quedado bien claro que una cosa es el viaje astral, libre y sin compromisos religiosos, afectivos, psíquicos, personales o materiales, y otra cosa muy distinta una proyección mental, que si tiene relación con todo lo que afecta al hombre.
Los peligros
Los que se interesan medianamente las ciencias ocultas, escuchan a menudo que una persona se ha quedado "colgada" al realizar una experiencia de viaje astral. Si se diese el caso de la desconexión del cuerpo físico con el astral, eso seria la muerte (es cuando se rompe el cordón de plata) y por lo tanto no podrían contarlo. Así que ni caso, nadie que se sepa se murió después de una experiencia de viaje astral y si eso ocurrió alguna vez no creo que pudiera contárnoslo.
El viaje astral tampoco altera las neuronas ni el equilibrio psíquico más de lo que ya estén alterados antes de la experiencia, por que el viaje astral no es una droga.
Es mas, cuando se realiza correctamente un viaje astral por medio de alucinógenos como el peyote, la ayahuasca, el ácido lisérgico o drogas similares, la persona no sufre daño físico alguno.
A no ser el daño que puedan provocar esas drogas como es la dependencia e intoxicación. Por supuesto, si ingiere las drogas, lo que suele suceder a menudo, lejos de hacer un viaje astral sólo logrará alucinar tonterías, destruirse una cuantas neuronas y volverse drogadicto. En este caso si es posible quedarse "colgado".
Por otra parte, como ya había señalado, los viajes astrales producen taquicardias cuando el cuerpo astral hace su reentrada en el cuerpo físico. Una persona sana no padecerá en absoluto, pero una persona con problemas cardíacos puede tener problemas.
Finalmente, una disposición religiosamente esquizofrénica, o cualquier otra patología mental, pueden verse agravadas físicamente después de una experiencia de este tipo, lo que puede arruinar un organismo aunque el cuerpo astral siga estando perfectamente.
Pues bien cuando se practica de forma sencilla, consciente, correcta y directa, no tiene el menor peligro y no hace daño alguno, al contrario, puede ayudarnos a corregir cierto tipo de problemas y enfermedades.
El cordón de plata
Otro de los tópicos, cuando se habla de viajes astrales, es el famoso cordón de plata. Este cordón de plata, mas que un elemento místico, es como un cinturón de seguridad. Su función es mantener unido el cuerpo astral con el cuerpo físico y a la vez mantener el equilibrio del ritmo cardíaco mientras se realiza la experiencia.
Este cordón lo generamos nosotros mentalmente y sin querer para protegernos del miedo a separarnos totalmente del cuerpo físico. Aunque no es imprescindible para el viaje, siempre volvemos a nuestro cuerpo.
Su uso no es imprescindible, pero si recomendable. Existen infinidad de personas que jamás lo han utilizado y no les ha pasado nada, ya que hay otros medios para volver.
Para volver al cuerpo no hace falta mas que unir los dedos pulgar e índice y medio, separando el anular y el meñique lo mas posible.
Este sencillo gesto nos mantiene conscientes y es capaz de sujetar al cuerpo astral unido al cuerpo físico, de la misma forma que lo hace el cordón de plata. Sin embargo, la unión de los tres dedos no evita las taquicardias.
Cuando un nuevo director llegó a la cárcel de San Quintín lo libró de este vejatorio estado que había soportado durante un lustro. Sorprendentemente, Ed Morrel no estaba deteriorado, ni parecía haber sufrido nada. El secreto estaba en en que había desarrollado un nivel de conciencia autógena que operaba independientemente de su cuerpo físico y ello le permitía escapar a los muros de la prisión. En 1909., Ed Morrell fue indultado y describió sus procedimientos y las extraordinarias experiencias astrales en el libro The Twenty-Fifth Man.
Viaje Astral es un término esotérico de procedencia oriental que define la experiencia desarrollada por el cuerpo astral de la persona, el cual consiste en la "envoltura estelar del alma". Esta creencia está fuertemente arraigada y ya se manifestaba en antiguos textos hindúes, egipcios, griegos, y hasta en la Biblia cristiana. Se considera que el cuerpo astral esta conformado por una sustancia energética ligera, translucida, luminosa y evanescente que es una replica exacta del cuerpo físico. Tiene por misión transportar el alma de la persona en el momento de la muerte física en un fantástico viaje astral hacia el universo.
En parapsicología, el viaje astral se entiende como un fenómeno clónico equivalente a la proyección psi o desdoblamiento, aunque existen ciertos investigadores del fenómeno que aseguran tener indicios demostrativos de que no se trata exactamente del mismo fenómeno sino de otro semejante, no idéntico.
La diferencia entre ambos radica en lo puramente filosófico, basado uno en la existencia de una entidad espiritual energética que se manifiesta durante el viajes astral independientemente del cuerpo físico. En otro, las ciencias psíquicas sostienen que la proyección psi obedece en realidad a un mecanismo etiológico puramente psíquico que se manifiesta de forma paranormal mediante la actividad perceptiva extrasensorial, cuya manifestación o existencia está evaluada científicamente aunque no siempre se produzca de forma consciente.
¿Que es el viaje astral?
Un viaje astral es la separación del cuerpo físico y el cuerpo astral, sin mediación del cuerpo emotivo ni ingerencia del cuerpo mental, aunque el cuerpo mental nos sirva de interprete.
Esta separación es muy parecida a la muerte, muchas de las personas que han permanecido muertas clínicamente durante algunos minutos lo han experimentado conscientemente. Pero no hace falta estar al borde de la muerte para experimentarlo. Algunas personas lo experimentan de forma espontánea cuando están perfectamente despiertas, sin proponérselo siquiera, mientras que otras se pasan la vida buscando en vano dicha experiencia y lo mas que consiguen, después de ayunar y de meditar durante años, es una potente proyección mental.
Por supuesto, existen personas que viajan astralmente siguiendo toda clase de técnicas o ingiriendo diversos tipos de drogas alucinógenas (ayahuasca o peyote).
Los "maestros" en dichas técnicas y drogas dicen mayoritariamente que los viajes astrales son peligrosos, pero la verdad es que solo son peligrosos para las personas con debilidades psíquicas o cardíacas, ya que producen taquicardias y son capaces de desequilibrar a una mente débil.
Síntomas del viaje astral
Lo primero que sucede en un viaje astral consciente, es la separación del cuerpo astral. Cuando esto sucede, el cuerpo físico queda inerte, con la mirada perdida o los ojos cerrados, con unas constantes vitales muy bajas, pero en absoluto dormido.
La concentración es necesaria, pero no indispensable. Y se puede tener conciencia, o no, de lo que sucede a nuestro alrededor físico mientras el cuerpo astral vuela por otros planos. La sensación vivida de la separación puede darse de formas diversas:
* Una de ellas es la sensación de mareo.
* Otra una sensación de movimiento ondular, como el vaivén de las olas del mar.
* Otra mas es la sensación de giro frenético, como si estuviéramos a bordo de una violenta atracción de parque de atracciones.
*Pero la mas común es la sensación de elevación. Y esta elevación también puede darse de distintas formas:
- Sensación de ponernos de pie.
- Sensación de ponernos de cabeza.
- O sensación de elevación total, como si fuéramos un globo lleno de gas que comienza a elevarse.
Las primeras impresiones del viaje astral son en relación con nuestro entorno y con nuestro propio cuerpo físico, al que podemos ver postrado, si estamos acostados, o sentado en flor de loto si practicamos una sesión yoguística. Precisamente la visión del propio cuerpo resulta bastante desconcertante para la mayoría de las personas que realizan un viaje astral sin tener una buena preparación.
Y cuando se habla de una buena preparación no se refiero a esa serie de tonterías religiosas que alegan los "entendidos", sino a la capacidad intelectual que cada persona debe tener para entender diferentes fenómenos a los que puede enfrentarse a lo largo de la vida.
Una vez que el cuerpo astral se ha elevado lo suficiente como para poder ver el cuerpo físico y las estancias que le rodean, sobre todo en las primeras experiencias, es posible que se dedique a viajar por ciertas áreas del mundo físico con cierta prudencia.
La viveza del viaje hace que veamos las cosas físicas tal y como las vemos habitualmente, es decir, claras y sólidas. Las puertas y las paredes, que el cuerpo astral puede atravesar sin el menor esfuerzo, nos atemorizan por su robusta apariencia.
Después de dar un par de vueltas por nuestro entorno, el cuerpo astral suele dispararse, sin ningún control por nuestra parte, hacia otros planos.
Los canales astrales
El cuerpo astral vuela las primeras veces hacia el cielo y es capaz de llevarnos a otros planetas, pero prefiere dirigirse a los canales astrales. Estos canales son como túneles oscuros, o de diferentes colores, que absorben el cuerpo astral y le elevan hasta diversos planos astrales.
La mayoría de los canales son rectos y permiten una rápida ascensión, pero también los hay retorcidos y laberínticos, que pueden llevarnos hacia arriba o hacia abajo a otras dimensiones.
Los canales ascendentes se relacionan por regla general con imágenes simbólicas y celestiales, unas luminosas y atrayentes, y otras apagadas y tristes. Uno de esos canales es muy amplio y en él podemos ver a mucha "gente" caminando y ascendiendo dificultosamente. La escena recuerda el purgatorio dibujado por Doré, pero nuestro cuerpo astral raras veces camina junto a los demás, es más, parece tener cierta reticencia a acercarse y pasa volando por encima de todos.
Uno de los canales preferidos del cuerpo astral, quizá por que se parece mucho a la imagen clásica que tenemos del cielo, es el canal azul. Este canal nos eleva y nos lleva a una zona luminosa y nubosa. La entrada del canal es algo oscura, pero en la cima emana una atrayente y tranquilizadora luz. Muchas persona que han tenido una experiencia de muerte clínica se lanzan hacia el inmediatamente.
Como decía, a la salida del túnel nos encontramos con una especie de cielo azul, luminoso y nubloso, muy agradable y confortable. En este cielo podemos pasar un tiempo, aunque el tiempo en dicho lugar no tiene sentido muy grato, tan grato que a menudo las personas quieren quedarse en el para siempre. Es decir, que la estancia en ese lugar nos hace desear la desconexión con el mundo físico.
Al principio nos encontramos solos, pero pasado un tiempo podemos empezar a tener compañía y disfrutar de situaciones celestiales, con ángeles, coros, etc. Poco después, sentimos la necesidad de avanzar en dicho plano y nos dirigimos astral e irremediablemente hacia la fuente de luz, una fuente que no parece tener origen pero que nos atrae hacia una especie de puerta que deseamos cruzar con toda el alma, a pesar de que a veces nos asalten ciertos temores al hacerlo.
Pero antes de poder avanzar hacia ella, no encontramos con un personaje al que algunos llaman guardián azul. Ese guardián parece un ser luminoso y azul, formado con esa misma luz y nubosidad del plano.
A primera vista parece de nuestro tamaño, pero a medida que nos vallamos acercando a la puerta se convierte en un gigante para nosotros que nos impide el paso.
Su presencia es tan acogedora como sobrecogedora y nos hace sentir la necesidad de seguir adelante y traspasar el portal. Pero si no ha llegado nuestra hora, es decir, si no estamos del todo muertos, e insistimos en cruzar, nos dice algo así como: "Aun no ha terminado tu misión en la tierra", y nos manda de regreso inmediatamente a nuestro cuerpo físico. A veces no hace falta que queramos cruzar el portal para que nos mande de vuelta a casa, es mas, muchos cuerpos astrales ni lo ven siquiera cuando les habla y les devuelve al cuerpo.
Otras personas se han asustado cuando, en lugar de devolverles al cuerpo, le dice que pueden quedarse todo el tiempo que quieran allá arriba. De cualquier manera, solo deja pasar el portal a los verdaderamente muertos, aunque algunos magos y santones aseguran haber cruzado el portal gracias a su elevada calidad espiritual.
La confusión
Cuando una persona alcanza cierta practica en la ejecución de los viajes astrales, suelen suceder dos cosas:
* Que deja los preámbulos de sensaciones y visiones ambientales para pasar inmediatamente a los canales.
* Que tarde o temprano termina convirtiendo su experiencia mística en una simple proyección mental
Usted se preguntará como puede distinguir una experiencia astral de una proyección mental.
Pues la forma es muy sencilla:
La experiencia astral se convierte en proyección mental cuando la persona domina y filtra, desde su mente y desde su aposento, todo lo que ve, percibe y siente en el supuesto viaje astral. El viaje astral es libre, mientras que la proyección mental es inducida, y en el viaje astral, el cuerpo astral conduce al cuerpo mental, pero no le deja tomar la iniciativa en ningún momento.
En la proyección mental, el cuerpo mental dirige, o cree dirigir, al cuerpo astral hacia símbolos y sitios comunes a todos los humanos: tabúes, miedos, prejuicios, ideas preconcebidas, ensaladas de ángeles y religiones, etc. El cuerpo astral es libre y sólo regresa cuando le apetece, o cuando le obligan a regresar otros seres. El cuerpo mental permanece siempre unido al cuerpo físico, y el cuerpo astral no necesita el cuerpo físico, es mas, a menudo lo detesta. Pero el cuerpo mental no sabe verse sin cuerpo físico y se aferra a la vida, cuando quiere vivir, o al caos y a la muerte, cuando sus deseos íntimos son enfermizos, caóticos o autodestructivos.
El viaje astral puede ser espontáneo, pero la proyección mental requiere, más que la concentración, el deseo de hacerlo. Nadie realiza una proyección mental sin proponérselo. El viaje astral es una forma de muerte y la proyección mental es una forma de vida.
Por todo ello, cuando la persona siente que domina sus viajes astrales, lo que en realidad está haciendo es dominar sus proyecciones mentales.
Todo intento de racionalizar una experiencia mística nos lleva inevitablemente a filtrarla por nuestra educación y medio ambiente, es decir, no lleva a convertirla en algo físico y jerárquico, con lo que quitamos su aspecto más espiritual.
Nuestros conceptos de espacio y tiempo no tiene nada que ver con el plano astral. Ahí no hay espacio ni tiempo, aunque contenga todo el espacio y el tiempo del universo. Ahí no existen símbolos, aunque éste contenga una gran carga simbólica para nosotros.
El viaje astral es solo un sendero que comunica el más allá con la vida física, pero no tiene nada que enseñarnos para la vida física. Con el viaje astral no podemos adivinar el futuro ni descubrir una fórmula ni obtener información sobre nuestro parientes muertos.
Una proyección mental sí puede sacar provecho físico, psíquico, médico, anímico y material para la persona, por que nace y revierte en un acto físico. La proyección mental pende de nosotros, nuestra mente no es libre y se sujeta a nuestras concepciones y capacidad de aprendizaje.
El cuerpo astral puede mantener cierta cohesión con nosotros, por lo menos hasta el momento de la muerte, pero su existencia no depende de nuestra inteligencia ni de nuestra memoria.
La inmensa mayoría de los los magos, filósofos y religiosos han fracasado al querer racionalizar y sacar provecho de los astral, por que jerarquizar y concebir lo inconcebible y lo ingerarquizable es un acto mental, un ejercicio humano, no una meta ni un proyecto astral.
El se humano, a través de sus instituciones, religiones e ideas, puede tener un plan, pero el plano astral no tiene ningún Gran Plan para el hombre.
El gran plan pertenece, sin duda alguna, al mundo intelectual, que sigue siendo una proyección mental por místico que se presente.
La proyección mental puede ser poderosa, pero el plano astral no necesita de poderes. Todos llegaremos a él algún día, a pesar de las barreras y trampas que nos auto impongamos mentalmente.
En base a todo esto creo que ha quedado bien claro que una cosa es el viaje astral, libre y sin compromisos religiosos, afectivos, psíquicos, personales o materiales, y otra cosa muy distinta una proyección mental, que si tiene relación con todo lo que afecta al hombre.
Los peligros
Los que se interesan medianamente las ciencias ocultas, escuchan a menudo que una persona se ha quedado "colgada" al realizar una experiencia de viaje astral. Si se diese el caso de la desconexión del cuerpo físico con el astral, eso seria la muerte (es cuando se rompe el cordón de plata) y por lo tanto no podrían contarlo. Así que ni caso, nadie que se sepa se murió después de una experiencia de viaje astral y si eso ocurrió alguna vez no creo que pudiera contárnoslo.
El viaje astral tampoco altera las neuronas ni el equilibrio psíquico más de lo que ya estén alterados antes de la experiencia, por que el viaje astral no es una droga.
Es mas, cuando se realiza correctamente un viaje astral por medio de alucinógenos como el peyote, la ayahuasca, el ácido lisérgico o drogas similares, la persona no sufre daño físico alguno.
A no ser el daño que puedan provocar esas drogas como es la dependencia e intoxicación. Por supuesto, si ingiere las drogas, lo que suele suceder a menudo, lejos de hacer un viaje astral sólo logrará alucinar tonterías, destruirse una cuantas neuronas y volverse drogadicto. En este caso si es posible quedarse "colgado".
Por otra parte, como ya había señalado, los viajes astrales producen taquicardias cuando el cuerpo astral hace su reentrada en el cuerpo físico. Una persona sana no padecerá en absoluto, pero una persona con problemas cardíacos puede tener problemas.
Finalmente, una disposición religiosamente esquizofrénica, o cualquier otra patología mental, pueden verse agravadas físicamente después de una experiencia de este tipo, lo que puede arruinar un organismo aunque el cuerpo astral siga estando perfectamente.
Pues bien cuando se practica de forma sencilla, consciente, correcta y directa, no tiene el menor peligro y no hace daño alguno, al contrario, puede ayudarnos a corregir cierto tipo de problemas y enfermedades.
El cordón de plata
Otro de los tópicos, cuando se habla de viajes astrales, es el famoso cordón de plata. Este cordón de plata, mas que un elemento místico, es como un cinturón de seguridad. Su función es mantener unido el cuerpo astral con el cuerpo físico y a la vez mantener el equilibrio del ritmo cardíaco mientras se realiza la experiencia.
Este cordón lo generamos nosotros mentalmente y sin querer para protegernos del miedo a separarnos totalmente del cuerpo físico. Aunque no es imprescindible para el viaje, siempre volvemos a nuestro cuerpo.
Su uso no es imprescindible, pero si recomendable. Existen infinidad de personas que jamás lo han utilizado y no les ha pasado nada, ya que hay otros medios para volver.
Para volver al cuerpo no hace falta mas que unir los dedos pulgar e índice y medio, separando el anular y el meñique lo mas posible.
Este sencillo gesto nos mantiene conscientes y es capaz de sujetar al cuerpo astral unido al cuerpo físico, de la misma forma que lo hace el cordón de plata. Sin embargo, la unión de los tres dedos no evita las taquicardias.
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