miércoles, 8 de julio de 2009

El planeta X: ¿Realmente existe?

Muchas profecías hablan de un cataclismo más o menos inminente que amenaza a la Tierra.

El señor Sánchez- Garrido, de Antequera (Málaga), creador de la máquina- OVNI productora de energía, está persuadido de que su invento puede resultar útil para la humanidad en los momentos difíciles que se avecinan.

El sistema de propulsión de la máquina -OVNI ideada por el Señor Sánchez-Garrido posee una característica muy particular: produce su propia energía y la vuelve a aprovechar; es decir: ahorra la energía. Este hecho, por sí solo, indica la ventaja que puede suponer la fabricación en serie de este tipo de aparatos, y sus inmensas posibilidades de aplicación. La ausencia de carburante y la mínima aportación de energía que requiere su puesta en funcionamiento la hacen sumamente interesante de cara a una explotación en otros campos de la mecánica, al futuro energético de la humanidad, e incluso, como se verá, de cara al futuro de la Tierra.

Pero los esfuerzos del señor Sánchez-Garrido no se orientan hacia una explotación industrial corriente; desde antes de concebir esta revolucionaria fuente de energía, su idea se había centrado en la búsqueda de una solución para el fin de nuestro mundo, que, cree él, se avecina.

El fin de una era

La teoría del señor Sánchez-Garrido dice que, desde hace un tiempo, nos envuelven signos fatídicos: la creciente tensión política mundial, la sequía que empeora de año en año, la crisis económica... El hecho que provocará la catástrofe será una desviación pronunciada del eje de la Tierra; en otras palabras, los polos terrestres llegarán a situarse en el lugar en que se encuentra actualmente el ecuador, con lo que cada punto de la Tierra variará en un ángulo de 900 grados de su posición respecto al Sol.

Pero éste no será un hecho fortuito e imprevisible, ni un castigo divino, ni siquiera el resultado de una utilización errónea de los recursos terrestres por parte del hombre...

Los cambios afectarán por lo menos a todo el sistema solar, y vendrán determinados por el acercamiento del planeta Arcobolus, acercamiento que se produce cada 6.666 años. La Biblia misma menciona este fenómeno, y al parecer la sabiduría ancestral contenida en la Gran Pirámide también habla de su existencia y del poder que desde siempre ha ejercido sobre el destino de la Tierra.

Arcobolus, según el señor Sánchez-Garrido, efectúa con regularidad sus movimientos astronómicos, y el nuestro no será el único planeta afectado: se producirán lluvias de aerolitos, movimientos sísmicos y erupciones volcánicas en todos los planetas del sistema solar. En la Tierra, como se ha dicho, variará la inclinación del eje, lo que provocará profundos cambios estacionales, además de fuertes movimientos sísmicos, y los casquetes polares, al desplazar- se hacia el ecuador, se derretirán, produciendo una súbita y monumental crecida de los océanos, con los consiguientes maremotos e inundaciones, que a su vez provocarán grandes cambios en la configuración de los continentes. Los ecosistemas quedarán automáticamente desequilibrados, y la vida animal y vegetal será destruida con más rapidez aún que la humana. (Basta recordar los efectos causados por las glaciaciones en la fauna del planeta: bastantes especies de vertebrados superiores resultaron extinguidas.)

Vistas las consecuencias de estos hechos, hay que preguntarse si algunos acontecimientos míticos, por ejemplo las súbitas desapariciones de los continentes de la Atlántida y de Lemuria, no fueron el resultado de un fenómeno parecido... o acaso del mismo fenómeno cíclico, pero en una fase anterior. Aunque se trata de hechos no demostrados, la universalidad y el asombroso parecido entre las distintas versiones de estos mitos dan que pensar. Y, por otra parte, la teoría del señor Sánchez- Garrido no parece más fantástica que otras argumentaciones científicamente probadas y tenidas por válidas.

Según una de ellas, la teoría de la deriva continental, los distintos continentes proceden de una única masa de tierra rodeada de agua, que por efecto de la fuerza centrífuga debida a la rotación del planeta se fue "desgarrando", quedando convertida en varias masas separadas de formas casi complementarias. Efectivamente, si se produjeran los acontecimientos astronómicos y geológicos de que habla el señor Sánchez-Garrido, los resultados no diferirían mucho, en cuanto a la remodelación del mundo, de los que ya han tenido lugar en otras eras. Por lo menos, serían de una envergadura parecida, con la diferencia que en la actualidad el planeta está mucho más poblado, y los efectos sobre la vida serían cuantitativamente más trágicos.

Una vez acabado el proceso -asegura Sánchez-Garrido-, el planeta Arcobolus se alejará de nuevo, dando paso a una nueva era para la Tierra y para todo el sistema solar. No para la humanidad, que habrá desaparecido, puesto que la Tierra, a lo largo de esta época de inestabilidad, se habrá vuelto del todo inhabitable, y ni siquiera las tecnologías más avanzadas serán capaces de frenar esta gran debacle cósmica.

Energía para el espacio

Sin embargo, según el mismo señor Sánchez- Garrido, si existe una salida para la humanidad -salida en la que intervendría, precisamente, su máquina-OVNI-. Ya que ésta, en principio, es capaz de realizar un viaje interplanetario en varias etapas y sin necesidad de transportar combustible, hay que pensar que resultaría sumamente útil en las citadas circunstancias. Es cierto que las posibilidades efectivas de este invento no podrán ser calibradas hasta que no haya sido construido y puesto a prueba un prototipo manejable; en teoría, no tienen por qué surgir complicaciones, pero el perfeccionamiento de los sistemas que rigen su funcionamiento requiere una prueba de fuego.

Con el objeto de garantizar el buen funcionamiento de la máquina y de solventar todo posible fallo mecánico, Sánchez-Garrido ha previsto, para los viajes espaciales, el acoplamiento de varias de sus máquinas, encajadas las unas en las otras por orden creciente de tamaño. De este modo seria imposible que dejaran de funcionar todas las máquinas por avería mecánica, y en cambio podrían sumarse sus respectivas fuerzas de propulsión.

La forma resultante de este ingenio sería, curiosamente, la de un cono, o por lo menos una forma alargada. Y ahí surge la pregunta. ¿No es cierto que, muy a menudo, los testigos de OVNIS los describen como "platillos"-una forma de casquete semiesférico con una base plana- o también como "puros" -forma alargada indefinida-? Ésta sería, con toda seguridad, la visión que desde tierra tendríamos de una o de varias máquinas- OVNI si éstas volaran por encima de nosotros. Esto sugiere -y él mismo así lo afirma- que nuestro inventor no es el único que ha ideado este diseño. Muchos de los OVNIS avistados a lo largo de este siglo eran aparatos parecidos al suyo. Y si éstos han venido de más allá del sistema solar -puesto que está demostrado que ninguno de los planetas más próximos está habitado-, ¿no resultaría posible también para el hombre viajar hasta zonas del espacio aún más alejadas? Ésta seria una solución contra el fin de la humanidad: una huida masiva de nuestro planeta cuando éste se hallase en peligro inminente. Los tripulantes de las naves fugitivas podrían establecerse en otro planeta habitable para el género humano. La argumentación parece caer de lleno en terreno de la ciencia- ficción, pero ¿cuántas novelas de anticipación no han visto confirmadas sus hipótesis? ¿Cuántas fantasías no se han convertido en realidad?

El señor Sánchez-Garrido afirma que el propio planeta Arcobolus, causante de los cataclismos cíclicos que han afectado a la Tierra, es 3 200 veces más grande que nuestro mundo, y que aunque su atmósfera es algo más fría, resulta habitable para nosotros: Con lo que, paradójicamente, el posible destino de la humanidad fugitiva seria el mismo planeta responsable de la destrucción de la Tierra.

Pero la teoría del señor Sánchez-Garrido aún va más allá: sostiene que el proyecto de salvación de la humanidad ya está en marcha desde hace tiempo.

Un nuevo Paraíso

Andalucía (España) es una región en la que proliferan las observaciones de OVNIS. Especialmente, la Sierra del Torcal (muy cercana a Antequera), con su geología torturada y enigmática, ha sido el escenario de numerosos vuelos de 0VNIS, algunos de los cuales han contado con testigos. En alguna ocasión estas visiones de OVNIS han venido acompañadas de fenómenos típicos, como la inmovilización de vehículos y la inutilización momentánea de todos los sistemas eléctricos que se hallaban bajo el campo magnético del OVNI. Algunos de estos sucesos incluso han encontrado eco en el periódico local, Sol de Antequera.

A este respecto, el señor Sánchez-Garrido -que es uno más de los numerosos testigos de OVNIS- ha mantenido contactos con personas interesadas en estos fenómenos (físicos, ingenieros aeronáuticos, investigadores de 0VNIS...), y ha llegado a la conclusión de que esos aparatos están ahí con el exclusivo objeto de controlar a la humanidad y de contribuir a su salvación ante el desastre que le aguarda. Al parecer, los extraterrestres -cuya procedencia no señala Sánchez-Garrido- están perfectamente al tanto del proceso que está teniendo lugar en esta parte del cosmos: los primeros síntomas se están manifestando ya des de hace tiempo, pero el fenómeno se acentuará a partir de 1983, y seguirá intensificándose hasta 1999. En ese año se producirá un eclipse total de Sol y Luna debido a la cercanía de Arcobolus (también este planeta será el responsable del eclipse). Acaso haya que recordar las palabras del Apocalipsis bíblico, cuando habla de "señales en el cielo".

Al parecer, los extraterrestres, que están siguiendo detalladamente el desarrollo de los hechos, están llevando a cabo paralelamente una labor de rescate, aunque hasta ahora casi se han limitado a advertir a la humanidad acerca de su destino. (Sánchez-Garrido sostiene que muchas de las apariciones que a lo largo de la historia se han considerado milagrosas eran en realidad comunicaciones de extraterrestres, desde el dictado de los Diez Mandamientos y la zarza ardiente que no se consumía, hasta las apariciones del siglo xx.) Pero parece indudable que piensan ir más allá. Las famosas "abducciones" o secuestros de seres humanos -que, según todos los datos, han empezado ya- tienen como objetivo, a la larga, salvaguardar la continuación de nuestra especie. El proyecto consistiría en secuestrar a niños pequeños, y destinarlos, una vez finalizado el proceso y normalizadas las condiciones de habitabilidad de la Tierra, a la repoblación de ésta.

Siguiendo este razonamiento -afirma Sánchez-Garrido- los siglos que seguirían al cataclismo serian paradisíacos: habría desaparecido todo cuanto dificulta el desenvolvimiento de la vida humana, y en cambio habría sido posible preservar los avances tecnológicos fundamentales. Si la humanidad actual lograra desplazarse hasta otro planeta (Arcobolus u otro cualquiera) y proseguir allí su evolución, acaso también optaría por regresar a su planeta de origen.

A esto se añade una posibilidad aún más sugestiva: si el viaje en el interior de las máquinas -OVNI, se efectúa en unas condiciones controlables, de manera que sea posible evitar el proceso de deshidratación, parece obvio que el envejecimiento deba detenerse o por lo menos hacerse más lento. Esto aumentaría las posibilidades de la humanidad para establecerse en otro punto del espacio: la duración desmesurada del viaje quedaría compensada por el alargamiento de la vida. Esta opinión se apoya, además, en un hecho obvio: la mayoría de relatos de encuentros con extraterrestres los presentan como seres jóvenes, sanos y de agradable apariencia. Parece como si los larguísimos viajes que se ven obligados a realizar para trasladarse hasta nuestro planeta no les afectaran lo más mínimo, y se mantuvieran en un estado de eterna juventud.

¿Una iniciativa aislada?

No se puede negar que las hipótesis planteadas por el señor Sánchez-Garrido complementan su proyecto espacial con unas intenciones filantrópicas muy encomiables. Hasta ahora han sido muchos los que, convencidos como él de la inminencia de una catástrofe, se han limita do a lanzar advertencias apocalípticas sin ninguna alternativa práctica. Pero este esforzado ingeniero aficionado fundamenta sus apreciaciones en una base bastante más sólida, y ofrece una posibilidad real de actuación en base a algo tan tangible como unos planos y una maqueta de nave espacial. Le apoyan en su empeño desde personas individualmente interesadas en llevar adelante el proyecto, hasta entidades que ven en él unas posibilidades comerciales ciertas. (La mera aplicación del sistema de reciclaje energético ideado por Sánchez- Garrido a montajes mecánicos y a medios de producción más inmediatos, produciría automáticamente un ahorro considerable, y a la larga podría revolucionar el sistema económico actual, basado en el mercado de combustibles y sujeto a sus continuos encarecimientos.)

Lo que en realidad resulta difícil de creer es que la iniciativa del señor Sánchez-Garrido sea única y aislada. No parece casual la inhibición de los estados y de los organismos internacionales respecto al fenómeno de los OVNIS. También se ha acusado a algunos gobiernos -en concreto, al norteamericano- de ocultar pruebas relativas a los OVNIS, o, alternativamente, de fomentar el pánico con falsas notificaciones sensacionalistas. Tan ambigua conducta esconde sin duda otras intenciones. La carrera espacial, en los últimos años, presenta unas características bastante distintas de las que había tenido en décadas anteriores. Parece que, en el terreno de la investigación espacial, las naciones rivales admiten cierto grado de colaboración, y que se orientan hacia la búsqueda de fuentes de energía y hacia otros objetivos más tangibles que la estricta lucha por el poder.

Pero si el señor Sánchez-Garrido está en lo cierto, no tardaremos mucho en conocer la verdad: si el proceso de destrucción de nuestro mundo actual se acentúa, efectivamente, a lo largo de la próxima década, será necesario aclarar las posiciones y definir qué acciones hay que emprender. Y entonces tendremos que reconocer que este valeroso constructor de OVNIS terrestres habrá sido uno de los que con mayor lucidez nos habrá puesto sobre la pista.

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