viernes, 21 de octubre de 2011

La leyenda de la cacería del rey Valdemar: La caza salvaje legendaria de Europa

La “caza salvaje” o “caza nocturna” es un motivo folclórico que aparece en leyendas diseminadas por casi toda la geografía europea. Cambian los protagonistas y sus circunstancias, pero no lo fundamental de la historia: tras su muerte estos personajes quedan condenados a cabalgar todas las noches por caminos y bosques, prolongando hasta la eternidad una fantasmagórica cacería sin fin que aterroriza a quienes se encuentran con ella.

En Dinamarca el cazador maldito es el rey Valdemar IV. Según afirma la tradición, por la noche frecuenta los senderos que conducen al ruinoso castillo de Gurra. Su aparición viene precedida por horribles aullidos, bramidos y restallar de látigos, señales ante las cuales uno debe abandonar el camino para esconderse lo más lejos posible.

De permanecer en él, veríamos llegar al monarca sobre su caballo blanco, acompañado por una jauría de perros negros como el carbón que, con sus largas lenguas humeantes colgando de la boca, olfatean la tierra frenéticamente; recibiríamos del espectral señor la orden de sujetar a sus mastines mientras él se adentra en el bosque; sostendríamos las correas durante horas, con las manos temblorosas, hasta que al fin se oye un disparo en la distancia que hace a los perros tirar tan fuerte como para romper sus cadenas, tras lo cual desaparecen en una estampida salvaje.

Ningún obstáculo detiene al rey en sus galopadas nocturnas. Atraviesa en ocasiones los estrechos pasajes que cruzan la planta baja de algunas casas viejas, motivo por el cual durante la noche se dejan abiertas las puertas que cierran estos pasadizos. De otra manera, a la mañana siguiente las cerraduras aparecían reventadas por el paso de Valdemar. Otras veces salva las casas saltando a su tejado, y de ahí otra vez al suelo.

Se muestra más activo durante la noche de San Juan, aunque en teoría sale de caza en todas, llegando a realizar giras por todo el país que duran más de una. En esas ocasiones descansa en las viejas residencias principescas, siendo su favorita la de Valloe-burgh.

La leyenda que explica el origen de la maldición que sufre el rey resulta bastante curiosa. Cuenta que en vida Valdemar estaba tan enamorado de una dama, llamada Tovehill, que cuando esta murió impidió que fuese enterrada. Allá a donde iba, Valdemar se hacía acompañar siempre por su cadáver sin hacer caso al desagrado que esto causaba en sirvientes y vasallos.

Un día, aprovechando una ocasión propicia, uno de sus cortesanos decidió examinar el cadáver para ver si encontraba la causa del retorcido apego que el rey le tenía. Comprobó que la fallecida llevaba en un dedo un extraño anillo con inscripciones mágicas. Se le ocurrió al joven que gracias a aquel anillo mágico Tovehill había conseguido y conservado el afecto del rey. ¿Acaso no tenía la dama cierta fama de hechicera?

El cortesano quitó el anillo a la muerta, y al poco obtuvo la prueba de que su teoría era acertada: no pasó un día antes de que se disipase el cariño que el rey sentía por el cadáver de la dama, con lo que finalmente accedió a enterrarla.

Sin embargo, el joven lamentó haberse quedado con el anillo. El rey requería ahora su presencia constantemente, premiaba cada respuesta suya de forma exagerada y no dejaba de mirarlo, lo que al joven cortesano empezaba a resultar francamente molesto. Sospechando cuál era la causa, resolvió deshacerse del anillo mágico, para lo cual lo arrojó a un estanque de Gurra un día que pasó por allí.

Desde ese momento el rey comenzó a frecuentar aquel estanque. Como allí se sentía mejor que en cualquier otro sitio, ordenó construir un castillo junto a él, y pasaba día y noche cazando en sus alrededores. Según cuentan, un día llegó a exclamar: “¡Si se me permitiera cazar en Gurra para siempre, bien podría Dios quedarse con el Cielo!”. Dicen que entonces se oyó una voz en el aire que le respondía: “Tu deseo ha sido cumplido”.

Dios acababa de castigar al rey Valdemar negándole el cielo. Tras su muerte, pasaría a capitanear la sobrenatural partida de caza que encanta los bosques daneses.

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