Otro de los grandes misterios de la Historia de Egipto acaba de ser desvelado. Al fin se ha identificado a la momia de Hatshepsut, la mujer faraón más importante de todo Egipto, y a la que debemos el famoso y turístico templo de Deir El Bahari. Curiosamente, su momia se había encontrado hace ya más de un siglo, pero se mantuvo sin identificar hasta ahora en el Museo Egipcio de El Cairo. Los análisis de una muela que encaja perfectamente con la momia ahora identificada dieron como resultado que se trataba de la Reina Hatshepsut.
La Reina perteneció a la dinastía XVIII gobernante de Egipto. Su verdadero nombre fue Hatshepsut Jenemetamón, que traducido quiere decir “La primera entre las damas nobles que abraza a Amón”.
Nieta, hija y esposa de faraones, la Reina tuvo un difícil acceso al trono. Su padre, Tutmosis I murió con la única descendencia legítima viva de Hatshepsut y su hermana Neferubity, pues sus hijos mayores ya habían muerto. No obstante, Tutmosis tuvo descendencia con algunas concubinas, y fue precisamente, el que tuvo con Mutnefert el que pasó a reinar como Tutmosis II por las conjuras palaciegas que evitaron que la heredera legítima, Hatshepsut, fuera Reina a la muerte de su padre. Así, se vio obligada a casarse con su propio hermanastro siguiendo las costumbres de la época.
No obstante, su fortaleza de carácter y su orgullo la llevaron a reinar en la sombra, y hacerse de un círculo de adeptos a su causa. La debilidad del Faraón Tutmosis II, se hacía patente, pero murió demasiado pronto como para que la futura Reina hubiera asentado las bases de su futuro reinado. Ineni, el arquitecto real, gran enemigo de Hatshepsut, consiguió convencer a la nobleza y, al morir Tutmosis II sin descendencia masculina, pasó a ser rey un hijo ilegítimo nacido de otra concubina, y que sería conocido en la Historia como Tutmosis III. Pero esta vez, la reina no estaba dispuesta a que le volviera a suceder lo mismo por segunda vez.
Al ser menor de edad Tutmosis III, Hatshepsut asumió la regencia. Sólo la boda del Faraón legitimaría su ascenso, pero ella consiguió retrasar una y otra vez la boda. Así tuvo tiempo de preparar un golpe de Estado. Expulsó a Ineni, y subió a los más altos cargos a sus principales apoyos, Hapuseneb y Senenmut. Frente a todos, y con el apoyo de los sacerdotes, Hatshepsut se autoproclamó Faraón de las Dos Tierras y primogénita de Amón. Así, pasó a correinar junto a Tutmosis III, aunque ella era la verdadera gobernante. Para ello hubo de imponerse los atributos de hombres, y desde entonces, en todas sus representaciones aparece vestida de hombre y con barba postiza.
El reinado de Hatshepsut fue brillante, y la época de la que gozó Egipto con ella, muy prolífica. “El” faraón Hatshepsut se dedicó a restablecer y crear nuevos templos por todo el país, embelleciéndolos. Así creó Deir el Bahari.
Pero el jovencísimo Tutmosis III iba creciendo, y con él, su orgullo y su sapiencia. Sospechosamente, los dos principales apoyos de la reina, Hapuseneb y Senenmut (de quien se dice que era su amante secreto y padre de su hija Nefemura), murieron en poco tiempo. Poco después lo haría su hija a quien había nombrado Heredera. Poco a poco, Hatshepsut se fue quedando sola, mientras Tutmosis III aumentaba su poder. Así, tras 22 años de gobierno, Hatshepsut murió.
Su sucesor, Tutmosis III, mandó borrar de los templos toda referencia al Faraón Hatshepsut, condenándolo de este modo al olvido eterno. Aún así, Tutmosis III se convirtió en un gran Faraón que llevó a Egipto de nuevo a ser una potencia mundial.
Hasta el día de hoy, su vida casi se convirtió en una leyenda para los egipcios. Su historia, su personalidad, su fortaleza le granjeó todo tipo de admiración. Como el mismo Zahi Hawass, Secretario General del Consejo de Antigüedades de Egipto ha dicho, éste de la momia de la Reina Hatshepsut ha sido el descubrimiento arqueológico más importante desde el hallazgo de la tumba de Tutankamón en 1922.
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