Martín Lutero parecía destinado a ser una de las personas más influyentes de la Iglesia Católica. Hombre de profundas convicciones religiosas, pero al mismo tiempo, rebelde y firme en sus decisiones finales, Lutero estaba continuamente en lucha interior por la salvación de su alma. Opuesto a la decisión de su padre de hacerlo abogado, decidió pasarse a la vida monástica donde tampoco se sentía libre de esas dudas espirituales a pesar de su vida rigurosa y casi ascética. Finalmente, en el año 1510 sus superiores del convento lo enviaron a Roma con la firme convicción de que allí encontraría lo que buscaba.
Y efectivamente aquel viaje a Roma fue el que marcó su destino y el de la iglesia católica y protestante. Roma, un lugar santo para él, un lugar de ángeles, estaba corrupta por el poder papal. Las famosas bulas con las que los católicos liberaban sus almas de sus pecados a cambio de dinero que ingresaban en las arcas papales le hicieron ver la religión de otra forma. Aún así, siguiendo los ritos romanos, cuenta la Historia que Lutero subió la “escalera santa”, aquélla en la que los cristianos redimían sus males tras haber comprado la bula. Lo hizo de rodillas y sin dejar de rezar el padrenuestro hasta que repentinamente acudieron a su boca las palabras del profeta Habacuc: “el justo vivirá por su fe“.
En su interior se había producido el cisma entre sus verdaderas creencias y la autoridad papal. El mismo cisma que llevaría al mundo al protestantismo. Fue así como cuenta la Historia que aquellas bulas papales, aquellas redenciones de pecado a cambio de dinero, fueron las que provocaron el cisma en la Iglesia. Y de ahí surgió la historia (o leyenda) de la Taxa Camarae.
Nadie ha podido demostrar la existencia o no de semejante documento. Ni sinceramente creo que se pueda demostrar en el futuro, pues de existir probablemente se encuentren en algún oscuro lugar de los Archivos Vaticanos. Y mucho se podría hablar de la veracidad de esos archivos vaticanos ocultos al mundo que a veces parecen sacados de novelas de intriga o terror en los que terribles secretos que podrían acabar con el mundo conocido devendrían en el fin de los tiempos. Posturas hay para todos los gustos, desde los que afirman que los archivos vaticanos son totalmente públicos hasta los que piensan (y creo que son mayoría) que ciertamente hay documentos que la Iglesia esconde para salvaguardar su pasado y las creencias en las que se sustenta; documentos que probablemente pondrían en tela de juicio mucho de los postulados que defiende, y no hay mejor ejemplo para ello que el famoso pergamino de Chinon, hecho público no hace mucho por la propia Iglesia Católica.
Los únicos hechos constatados hasta la fecha es que al parecer existió un documento (que actualmente nadie encuentra y se supone oculto en esos archivos) que tenía por nombre Taxa Camarae, un edicto papal en el que se establecía una lista de precios o tarifas para la liberación del alma según el pecado cometido. Así, según ese comprometido documento que nadie ha podido afirmar de dónde ni cómo salió a la luz, y entre otras cosas, se estipulaba que...
1. El eclesiástico que incurriere en pecado carnal, ya sea con monjas, ya con primas, sobrinas o ahijadas suyas, ya, en fin, con otra mujer cualquiera, será absuelto, mediante el pago de 67 libras, 12 sueldos.
2. Si el eclesiástico, además del pecado de fornicación, pidiese ser absuelto del pecado contra natura o de bestialidad, debe pagar 219 libras, 15 sueldos. Mas si sólo hubiese cometido pecado contra natura con niños o con bestias y no con mujer, solamente pagará 131 libras, 15 sueldos.
3. El sacerdote que desflorase a una virgen, pagará 2 libras, 8 sueldos.
4. La religiosa que quisiera alcanzar la dignidad de abadesa después de haberse entregado a uno o más hombres simultánea o sucesivamente, ya dentro, ya fuera de su convento, pagará 131 libras, 15 sueldos.
5. Los sacerdotes que quisieran vivir en concubinato con sus parientes, pagarán 76 libras, 1 sueldo.
6. Para todo pecado de lujuria cometido por un laico, la absolución costará 27 libras, 1 sueldo; para los incestos se añadirán en conciencia 4 libras.
7. La mujer adúltera que pida absolución para estar libre de todo proceso y tener amplias dispensas para proseguir sus relaciones ilícitas, pagará al Papa 87 libras, 3 sueldos. En caso igual, el marido pagará igual suma; si hubiesen cometido incestos con sus hijos añadirán en conciencia 6 libras.
8. La absolución y la seguridad de no ser perseguidos por los crímenes de rapiña, robo o incendio, costará a los culpables 131 libras, 7 sueldos.
9. La absolución del simple asesinato cometido en la persona de un laico se fija en 15 libras, 4 sueldos, 3 dineros.
10. Si el asesino hubiese dado muerte a dos o más hombres en un mismo día, pagará como si hubiese asesinado a uno solo.
11. El marido que diese malos tratos a su mujer, pagará en las cajas de la cancillería 3 libras, 4 sueldos; si la matase, pagará 17 libras, 15 sueldos, y si la hubiese muerto para casarse con otra, pagará, además, 32 libras, 9 sueldos. Los que hubieren auxiliado al marido a cometer el crimen serán absueltos mediante el pago de 2 libras por cabeza.
12. El que ahogase a un hijo suyo, pagará 17 libras, 15 sueldos (o sea 2 libras más que por matar a un desconocido), y si lo mataren el padre y la madre con mutuo consentimiento, pagarán 27 libras, 1 sueldo por la absolución.
13. La mujer que destruyese a su propio hijo llevándole en sus entrañas y el padre que hubiese contribuido a la perpetración del crimen, pagarán 17 libras, 15 sueldos cada uno. El que facilitare el aborto de una criatura que no fuere su hijo, pagará 1 libra menos.
14. Por el asesinato de un hermano, una hermana, una madre o un padre, se pagarán 17 libras, 5 sueldos.
15. El que matase a un obispo o prelado de jerarquía superior, pagará 131 libras, 14 sueldos, 6 dineros.
16. Si el matador hubiese dado muerte a muchos sacerdotes en varias ocasiones, pagará 137 libras, 6 sueldos, por el primer asesinato, y la mitad por los siguientes.
17. El obispo u abad que cometiese homicidio por emboscada, por accidente o por necesidad, pagará, para alcanzar la absolución, 179 libras, 14 sueldos.
18. El que por anticipado quisiera comprar la absolución de todo homicidio accidental que pudiera cometer en lo venidero, pagará 168 libras, 15 sueldos.
19. El hereje que se convirtiese, pagará por su absolución 269 libras. El hijo de hereje quemado o ahorcado o ajusticiado en otra forma cualquiera, no podrá rehabilitarse sino mediante el pago de 218 libras, 16 sueldos, 9 dineros.
20. El eclesiástico que no pudiendo pagar sus deudas quisiera librarse de ser procesado por sus acreedores, entregará al Pontífice 17 libras, 8 sueldos, 6 dineros, y le será perdonada la deuda.
21. La licencia para poner puestos de venta de varios géneros bajo el pórtico de las iglesias, será concedida mediante el pago de 45 libras, 19 sueldos, 3 dineros.
22. El delito de contrabando y defraudación de los derechos del príncipe contará 87 libras, 3 dineros.
23. La ciudad que quisiera alcanzar para sus habitantes o bien para sus sacerdotes, frailes o monjas, licencia para comer carne y lacticinios en las épocas en que está prohibido, pagará 781 libras, 10 sueldos.
24. El monasterio que quisiere variar de regla y vivir con menor abstinencia que la que le estaba prescrita, pagará 146 libras, 5 sueldos.
25. El fraile que por su mejor conveniencia o gusto quisiere pasar la vida en una ermita con una mujer, entregará al tesoro pontificio 45 libras, 19 sueldos.
26. El apóstata vagabundo que quisiere vivir sin trabas, pagará igual cantidad por la absolución.
27. Igual cantidad pagarán los religiosos, así seculares como regulares, que quisieran viajar en trajes de laico.
28. El hijo bastardo de un cura que quiera ser preferido para desempeñar el curato de su padre, pagará 27 libras, 1 sueldo.
29. El bastardo que quisiere recibir órdenes sagradas y gozar beneficios, pagará 15 libras, 18 sueldos, 6 dineros.
30. El hijo de padres desconocidos que quiera entrar en las órdenes, pagará al tesoro pontificio 27 libras, 1 sueldo.
31. Los laicos contrahechos o deformes que quieran recibir órdenes sagradas y poseer beneficios, pagarán a la cancillería apostólica 58 libras, 2 sueldos.
32. Igual suma pagará el tuerto del ojo derecho; mas el tuerto del ojo izquierdo pagará al Papa 10 libras, 7 sueldos. Los bizcos pagarán 45 libras, 3 sueldos.
33. Los eunucos que quisieran entrar en las órdenes, pagarán la cantidad de 310 libras, 15 sueldos.
34. El que por simonía quisiera adquirir uno o muchos beneficios, se dirigirá a los tesoreros del Papa, que le venderán ese derecho a un precio moderado.
35. El que por haber quebrantado un juramento quisiere evitar toda persecución y librarse de toda nota de infamia, pagará al Papa 131 libras, 15 sueldos. Además entregará 3 libras para cada uno de los que le habrán garantizado.
Y así muchos más casos a cual más espeluznante. Incluso en la Taxa Camarae se contemplaba la posibilidad de comprar el perdón por algún hecho venidero, de modo que quien pensara cometer un crimen podía comprar su perdón celestial de antemano. Cuentan también quienes defienden la existencia de este texto, que fue emitido por el Papa León X, aunque ciertamente este extremo sí que jamás ha podido demostrarse.
Sea como fuere, esta Taxa Camarae ha levantado una intensa polvareda, en la que el Vaticano nunca ha entrado, entre los que defienden al catolicismo más acérrimo, y los que pretenden sacar a la luz lo que ellos llaman “las mentiras de la Iglesia”.
La veracidad o no de documentos como éste lo dejamos en la inteligencia de cada uno y en sus propias creencias religiosas.
Sólo recordamos una frase que pasó a la Historia... “Eppur si muove”…
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