Los nefilim fueron, según el Antiguo Testamento, una raza de gigantes que habitó la Tierra durante sus primeros tiempos, durante la primera época del hombre. Su nombre proviene de una palabra hebrea que significa “los caídos”, aunque el vocablo se ha venido traduciendo históricamente como “gigantes”.
Pero... ¿Cuál es el origen de los nefilim? Su origen podemos encontrarlo en el libro del Génesis, con bastante claridad:
Génesis 6:1 “[...] aconteció que cuando los hombres comenzaron a crecer en número sobre la superficie del suelo y les nacieron hijas [...]”; 6:2 “[...] entonces los hijos de Dios empezaron a fijarse en las hijas de los hombres, que ellas eran bien parecidas; y se pusieron a tomar esposas para sí [...]”; 6:4 “Los nefilim se hallaban en la tierra en aquellos días, y también después, cuando los hijos de Dios continuaron teniendo relaciones con las hijas de los hombres y ellas les dieron a luz hijos, estos fueron los poderosos que eran de la antigüedad, los hombres de fama.”
Así pues, los nefilim eran hijos de ángeles y mujeres humanas. Hijos de la mezcla de lo divino y de lo humano. El equivalente a los semidioses griegos, a los héroes. Sin embargo, las connotaciones de los nefilim no son positivas, sino claramente inicuas. Fueron seres de gran altura y fuerza física, pero además triunfaron en la guerra y encontraron la fama.
Los nefilim se abandonaron a la guerra, las disputas y terminaron siendo seres corruptos. A Dios esto no le gustó nada, y más como vuelta a empezar que como castigo, provocó el episodio del diluvio universal. Previamente avisó a Noé de lo que iba a ocurrir, premiando su fidelidad y garantizando el porvenir de la raza humana. De este modo, los nefilim fueron exterminados. Sirvieron de ejemplo y muestra de lo que no se debía hacer.
Las referencias son diversas en la Biblia, en relación a estos seres: Números 13:33; Baruc 3:26 y 3:28; Deuteronomio 2:10, 2:11 y 3:11. Analizando los textos, se puede deducir que existieron varias estirpes de nefilim. Anaquitas, refaitas, giboritas, zamzunitas y emitas, todos ellos fueron de la misma raza, y todas estas denominaciones son palabras que pueden ser traducidas por “gigantes”.
Las distintas tradiciones religiosas basadas en el Antiguo Testamento han interpretado con distintos matices la verdadera naturaleza y significado de los nefilim. La judía y la rama cristiana de los Testigos de Jehová optan por una interpretación más literal de la información que nos suministra la Biblia. La cristiana ortodoxa y la católica hacen una lectura más licenciosa de la palabra textual, tratando de evitar la idea de unión entre seres celestiales y seres humanos.
Lo que sí podemos tener claro es que estos seres fueron un error, una anomalía en la labor de creación del Dios judeocristiano. Y para salvar al ser humano, la solución elegida fue su exterminio, su desaparición de la faz de la tierra. Sólo se dejó a una familia (la de Noé) como germen del nuevo renacer del hombre.
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