Amigo y sucesor del conde de Saint Germain, Cagliostro fue un personaje encantador de las cortes reales de Europa, donde según se cree practicó la magia, la curación psíquica, la alquimia, la adivinación por medio de la bola de cristal y otras artes ocultas.
Algunos historiadores lo acusaron de ser un embaucador y un farsante, mientras que otros afirmaron que sus poderes psíquicos y ocultos eran verdaderos, y que Cagliostro era un hombre generoso que había tratado de ayudar a los pobres.
Su verdadero nombre aparece con frecuencia como Giusepe Bálsamo, nacido en 1743 en Palermo, en el seno de una familia siciliana pobre. Bálsamo fue un personaje real, pero su identidad como el Conde Cagliostro es dudosa.
De acuerdo con la leyenda, el joven Cagliostro era un astuto granuja callejero y aprendió a edad temprana a convertir su talento psíquico natural para la precognición en un lucrativo negocio de adivino de la buenaventura.
A los veintitrés años viajó a Malta, decidido a forjar fama y fortuna, y recibió la iniciación en la Orden de los Caballeros de Malta, donde estudió alquimia, kabbalah y otras ciencias ocultas. Se cambió el nombre por el de Conde Alessandro Cagliostro, tomando prestado el apellido de su madrina. Más tarde se unió a la francmasonería en Inglaterra, la cual tuvo una gran influencia en sus creencias. Ver Francmasonería.
Cagliostro pasó la mayor parte de su vida adulta como un nómada entre la realeza de Europa, Inglaterra y Rusia. En Roma, conoció a Lorenza Feliciani, con !a que se casó y a la que convirtió en compañera de varías de sus empresas ocultas, como la adivinación por medio de la bola de cristal, la curación por la imposición de las manos, el conjuro de espíritus y la predicción de los números ganadores de la lotería. También vendían pociones mágicas, el "elixir de la vida" y la piedra filosofal. Llevaban acabo sesiones espiritistas, transmutaban los metales, practicaban la nigromancia o magia negra, exorcizaban a los demonios e hipnotizaban a la gente. Las certeras dotes de Cagliostro como adivinador le ganaron un nuevo nombre: "E1 divino Cagliostro".
El éxito espectacular engendra invariablemente el resentimiento ajeno, y así Caglíostro cayó en desgracia con la comunidad médica y la iglesia católica. En 1875, él y su esposa fueron víctimas de un infame engaño, el del fraude relacionado con el episodio del "Collar de la Reina". Los dos fueron embaucados por la Condesa de Lamotte, quien cometió una estafa de 1,6 millones de francos por un collar de diamantes que supuestamente estaba destinado a la reina María Antonieta, y acusó a Caglíostro y a su esposa de robarse el rallar.
Cagliostro y Lorenza se encontraron entre las personas encarceladas y juzgadas por dicho fraude. Según la leyenda, Cagliostro obtuvo la libertad para él y su esposa contando una fantástica historia de su vida. Dijo que había sido criado en Medina, Arabia, por un hombre llamado Althotas, quien le había enseñado el ocultismo. Explicó que sus riquezas procedían del Cheríf de la Meca, quien misteriosamente le abría cuentas bancarias a su favor dondequiera que fuera. Negó ser miembro de la secta secreta de los rosacruces y tener trescientos años, y dijo que había profetizado que la Condesa de Lamotte era una mujer peligrosa.
Cagliostro y Lorenza fueron a Inglaterra, donde aquél predijo la Revolución Francesa. Sin embargo, un periódico londinense publicó una revelación comprometedora sobre la verdadera historia personal de Cagliostro que destruyó su refulgente reputación.
Humillados, Caglíostro y su esposa se encaminaron a Roma, donde aquél trató de crear una orden de "francmasonería egipcia". La Iglesia hizo que lo detuvieran y lo enviaran a un calabozo, donde pasó dieciocho meses de interrogatorios en manos de la Inquisición. Hallado culpable de "impiedad, herejía y delitos en contra de la Iglesia", fue sentenciado a muerte el 7 de abril de 1791. Lorenza fue condenada a cadena perpetua en un convento de Roma, donde se cree que murió en 1794.
El Papa Pío VI le conmutó la sentencia de muerte de Cagliostro por la de cadena perpetua. Fue enviado a San Leo, donde pasó cuatro años incomunicado en una celda subterránea. Poco después de haber sido trasladado a una celda sobre la superficie de la tierra, murió -supuestamente de apoplegía- el 6 de marzo de 1795. Los rumores de que estaba vivo y de que había escapado milagrosamente de su prisión persistieron durante años en Europa, Rusia y América.
Algunos historiadores lo acusaron de ser un embaucador y un farsante, mientras que otros afirmaron que sus poderes psíquicos y ocultos eran verdaderos, y que Cagliostro era un hombre generoso que había tratado de ayudar a los pobres.
Su verdadero nombre aparece con frecuencia como Giusepe Bálsamo, nacido en 1743 en Palermo, en el seno de una familia siciliana pobre. Bálsamo fue un personaje real, pero su identidad como el Conde Cagliostro es dudosa.
De acuerdo con la leyenda, el joven Cagliostro era un astuto granuja callejero y aprendió a edad temprana a convertir su talento psíquico natural para la precognición en un lucrativo negocio de adivino de la buenaventura.
A los veintitrés años viajó a Malta, decidido a forjar fama y fortuna, y recibió la iniciación en la Orden de los Caballeros de Malta, donde estudió alquimia, kabbalah y otras ciencias ocultas. Se cambió el nombre por el de Conde Alessandro Cagliostro, tomando prestado el apellido de su madrina. Más tarde se unió a la francmasonería en Inglaterra, la cual tuvo una gran influencia en sus creencias. Ver Francmasonería.
Cagliostro pasó la mayor parte de su vida adulta como un nómada entre la realeza de Europa, Inglaterra y Rusia. En Roma, conoció a Lorenza Feliciani, con !a que se casó y a la que convirtió en compañera de varías de sus empresas ocultas, como la adivinación por medio de la bola de cristal, la curación por la imposición de las manos, el conjuro de espíritus y la predicción de los números ganadores de la lotería. También vendían pociones mágicas, el "elixir de la vida" y la piedra filosofal. Llevaban acabo sesiones espiritistas, transmutaban los metales, practicaban la nigromancia o magia negra, exorcizaban a los demonios e hipnotizaban a la gente. Las certeras dotes de Cagliostro como adivinador le ganaron un nuevo nombre: "E1 divino Cagliostro".
El éxito espectacular engendra invariablemente el resentimiento ajeno, y así Caglíostro cayó en desgracia con la comunidad médica y la iglesia católica. En 1875, él y su esposa fueron víctimas de un infame engaño, el del fraude relacionado con el episodio del "Collar de la Reina". Los dos fueron embaucados por la Condesa de Lamotte, quien cometió una estafa de 1,6 millones de francos por un collar de diamantes que supuestamente estaba destinado a la reina María Antonieta, y acusó a Caglíostro y a su esposa de robarse el rallar.
Cagliostro y Lorenza se encontraron entre las personas encarceladas y juzgadas por dicho fraude. Según la leyenda, Cagliostro obtuvo la libertad para él y su esposa contando una fantástica historia de su vida. Dijo que había sido criado en Medina, Arabia, por un hombre llamado Althotas, quien le había enseñado el ocultismo. Explicó que sus riquezas procedían del Cheríf de la Meca, quien misteriosamente le abría cuentas bancarias a su favor dondequiera que fuera. Negó ser miembro de la secta secreta de los rosacruces y tener trescientos años, y dijo que había profetizado que la Condesa de Lamotte era una mujer peligrosa.
Cagliostro y Lorenza fueron a Inglaterra, donde aquél predijo la Revolución Francesa. Sin embargo, un periódico londinense publicó una revelación comprometedora sobre la verdadera historia personal de Cagliostro que destruyó su refulgente reputación.
Humillados, Caglíostro y su esposa se encaminaron a Roma, donde aquél trató de crear una orden de "francmasonería egipcia". La Iglesia hizo que lo detuvieran y lo enviaran a un calabozo, donde pasó dieciocho meses de interrogatorios en manos de la Inquisición. Hallado culpable de "impiedad, herejía y delitos en contra de la Iglesia", fue sentenciado a muerte el 7 de abril de 1791. Lorenza fue condenada a cadena perpetua en un convento de Roma, donde se cree que murió en 1794.
El Papa Pío VI le conmutó la sentencia de muerte de Cagliostro por la de cadena perpetua. Fue enviado a San Leo, donde pasó cuatro años incomunicado en una celda subterránea. Poco después de haber sido trasladado a una celda sobre la superficie de la tierra, murió -supuestamente de apoplegía- el 6 de marzo de 1795. Los rumores de que estaba vivo y de que había escapado milagrosamente de su prisión persistieron durante años en Europa, Rusia y América.
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