Leonardo Da Vinci es tal vez el más claro ejemplo de espíritu del SXV, que pasó a la inmortalidad por su visión de la ciencia y de las artes. Fue un Genio en su época, admirados por sus contemporáneos y la historia.
Su inteligencia sutil profundizo en todas las ramas de la ciencia y las artes, sin que ninguna dificultad obstaculizara su camino. Solo su misma inquietud, su extraordinaria capacidad, su manera de observar la realidad con otros ojos, esa eterna insatisfacción que le caracterizaba, constituyeron serios obstáculos en su vida, los cuales no le permitieron dejar concluida ninguna de las muchísimas obras que comenzó.
El deseo de abarcar más y más le hacía inconstante. La infinita ilusión de ser cada vez más perfecto en su obra no le dejaba hallar el punto exacto donde esa obra alcanzaba su fin.
Leonardo fue arquitecto, ingeniero, matemático, filósofo, músico, escultor, inventor ingenioso y pintor por excelencia, amén de cultivar otras muchas actividades, siempre en busca de esa perfección anhelada, de esa satisfacción ignorada.
Hijo ilegítimo del notario florentino Ser Piero y de una joven campesina, nació en Vinci, región italiana de Toscana, en 1452. No fue reconocido oficialmente por su padre, pero si lo hizo en forma de sustento económico, aunque la madre se oponía a recibir limosnas de este noble florentino.
Una de las particularidades de la infancia de Leonardo es que fue alimentado durante los primeros meses de vida por leche de cabra, esta era una practica mal vista, ya que se le atribuía a cuestiones relacionadas con el satanismo y la brujería entre la sociedad del siglo XV.
Durante su adolescencia ya parecieron las inclinaciones artísticas, fue un gran observador de la naturaleza, todo lo que formaba parte de ella le resultaba curioso, y siempre andaba con algunas hojas para realizar bocetos de insectos, plantas y animales, entre su dieta solo se encontraban frutas y verduras, porque consideraba desagradable el comer carne de cualquier tipo.
A los quince años entró como aprendiz en el taller del pintor Andrea del Verocchio. En sus obras de este primer período pueden apreciarse ya sus incipientes inclinaciones artísticas. Buen ejemplo de ello es el ángel realizado por Leonardo para la obra de Verocchio "El bautismo de Cristo", pronto comenzó a incorporar toque personales a su pintura llegando a imponer un nuevo estilo artístico.
Leonardo mantuvo su vida privada particularmente en secreto, yendo al extremo de escribir sus diarios en código. Y Afirmaba también tener una falta de interés en la relaciones físicas involucradas en la procreación humana. Estos comentarios de Leonardo fueron interpretados por Freud como indicativos de una libido homosexual, la cual era sublimada a través de su investigación científica y de su expresión artística. Ciertamente Leonardo se rodeó de jóvenes atractivos durante su vida y permitió que su arte reflejara una apreciación de la belleza masculina. Sus relaciones con jóvenes, la ausencia de relaciones duraderas con mujeres así como registros históricos, han llevado a concluir a ciertos historiadores que Leonardo tenía un fuerte interés erótico, enfocado casi exclusivamente hacia lo masculino.En realidad el arte de Leonardo refleja la búsqueda incesante del andrógino, concepto que va más allá de la sexualidad, del hombre y la mujer y que engloba ambos en un ente único autosuficiente, perfecto y superior. De ahi que en sus estudios y pinturas tienda a homologar los rasgos femeninos con los masculinos dando lugar a mujeres parecidas a mancebos y hombres de rasgos femeninos. El mismo Leonardo ya en su juventud encontraba desagradables las relaciones sexuales de cualquier tipo, decía que en ellas el ser humano perdía su dignidad, por lo que la belleza para Leonardo se limitaba a la cuestión estética de la pose o la imagen que pudiera proyectar una persona.Este ha sido un punto sumamente polémico que ha dado lugar a muchísimas interpretaciones, pero hay que estudiar el pensamiento reinante en la Italia del siglo XV y el contexto ideológico y cultural de Leonardo para entender su punto de vista.
En 1472 entra a formar parte del gremio de pintores de Florencia y en 1476 todavía se le menciona como ayudante de Verrocchio, en cuya obra El bautismo de Cristo (c. 1470, Uffizi, Florencia), pintó el ángel arrodillado de la izquierda y el paisaje de matices neblinosos.
En 1478 Leonardo alcanzó la maestría. Su primer encargo, un retablo para la capilla del Palazzo Vecchio, del ayuntamiento florentino, no llegó a ejecutarse. Su primera gran obra, La adoración de los Magos (Uffizi), que dejó inacabada, se la encargaron los monjes de San Donato de Scopeto, cerca de Florencia, hacia 1481. Otras obras de su etapa juvenil son la denominada Madonna Benois (c. 1478, Ermitage, San Petersburgo), el retrato de Ginebra de Benci (c. 1474, Galería Nacional, Washington) y el inacabado San Jerónimo (c. 1481, Pinacoteca Vaticana).
Su inteligencia sutil profundizo en todas las ramas de la ciencia y las artes, sin que ninguna dificultad obstaculizara su camino. Solo su misma inquietud, su extraordinaria capacidad, su manera de observar la realidad con otros ojos, esa eterna insatisfacción que le caracterizaba, constituyeron serios obstáculos en su vida, los cuales no le permitieron dejar concluida ninguna de las muchísimas obras que comenzó.
El deseo de abarcar más y más le hacía inconstante. La infinita ilusión de ser cada vez más perfecto en su obra no le dejaba hallar el punto exacto donde esa obra alcanzaba su fin.
Leonardo fue arquitecto, ingeniero, matemático, filósofo, músico, escultor, inventor ingenioso y pintor por excelencia, amén de cultivar otras muchas actividades, siempre en busca de esa perfección anhelada, de esa satisfacción ignorada.
Hijo ilegítimo del notario florentino Ser Piero y de una joven campesina, nació en Vinci, región italiana de Toscana, en 1452. No fue reconocido oficialmente por su padre, pero si lo hizo en forma de sustento económico, aunque la madre se oponía a recibir limosnas de este noble florentino.
Una de las particularidades de la infancia de Leonardo es que fue alimentado durante los primeros meses de vida por leche de cabra, esta era una practica mal vista, ya que se le atribuía a cuestiones relacionadas con el satanismo y la brujería entre la sociedad del siglo XV.
Durante su adolescencia ya parecieron las inclinaciones artísticas, fue un gran observador de la naturaleza, todo lo que formaba parte de ella le resultaba curioso, y siempre andaba con algunas hojas para realizar bocetos de insectos, plantas y animales, entre su dieta solo se encontraban frutas y verduras, porque consideraba desagradable el comer carne de cualquier tipo.
A los quince años entró como aprendiz en el taller del pintor Andrea del Verocchio. En sus obras de este primer período pueden apreciarse ya sus incipientes inclinaciones artísticas. Buen ejemplo de ello es el ángel realizado por Leonardo para la obra de Verocchio "El bautismo de Cristo", pronto comenzó a incorporar toque personales a su pintura llegando a imponer un nuevo estilo artístico.
Leonardo mantuvo su vida privada particularmente en secreto, yendo al extremo de escribir sus diarios en código. Y Afirmaba también tener una falta de interés en la relaciones físicas involucradas en la procreación humana. Estos comentarios de Leonardo fueron interpretados por Freud como indicativos de una libido homosexual, la cual era sublimada a través de su investigación científica y de su expresión artística. Ciertamente Leonardo se rodeó de jóvenes atractivos durante su vida y permitió que su arte reflejara una apreciación de la belleza masculina. Sus relaciones con jóvenes, la ausencia de relaciones duraderas con mujeres así como registros históricos, han llevado a concluir a ciertos historiadores que Leonardo tenía un fuerte interés erótico, enfocado casi exclusivamente hacia lo masculino.En realidad el arte de Leonardo refleja la búsqueda incesante del andrógino, concepto que va más allá de la sexualidad, del hombre y la mujer y que engloba ambos en un ente único autosuficiente, perfecto y superior. De ahi que en sus estudios y pinturas tienda a homologar los rasgos femeninos con los masculinos dando lugar a mujeres parecidas a mancebos y hombres de rasgos femeninos. El mismo Leonardo ya en su juventud encontraba desagradables las relaciones sexuales de cualquier tipo, decía que en ellas el ser humano perdía su dignidad, por lo que la belleza para Leonardo se limitaba a la cuestión estética de la pose o la imagen que pudiera proyectar una persona.Este ha sido un punto sumamente polémico que ha dado lugar a muchísimas interpretaciones, pero hay que estudiar el pensamiento reinante en la Italia del siglo XV y el contexto ideológico y cultural de Leonardo para entender su punto de vista.
En 1472 entra a formar parte del gremio de pintores de Florencia y en 1476 todavía se le menciona como ayudante de Verrocchio, en cuya obra El bautismo de Cristo (c. 1470, Uffizi, Florencia), pintó el ángel arrodillado de la izquierda y el paisaje de matices neblinosos.
En 1478 Leonardo alcanzó la maestría. Su primer encargo, un retablo para la capilla del Palazzo Vecchio, del ayuntamiento florentino, no llegó a ejecutarse. Su primera gran obra, La adoración de los Magos (Uffizi), que dejó inacabada, se la encargaron los monjes de San Donato de Scopeto, cerca de Florencia, hacia 1481. Otras obras de su etapa juvenil son la denominada Madonna Benois (c. 1478, Ermitage, San Petersburgo), el retrato de Ginebra de Benci (c. 1474, Galería Nacional, Washington) y el inacabado San Jerónimo (c. 1481, Pinacoteca Vaticana).
Leonardo en Milán
En 1482 Leonardo entra al servicio de Ludovico Sforza, duque de Milán, tras haberle escrito una carta en la que el artista se ofrecía como pintor, escultor, arquitecto, además de ingeniero, inventor e hidráulico y donde afirmaba que podía construir puentes portátiles, que conocía las técnicas para realizar bombardeos y el cañón, que podía hacer barcos así como vehículos acorazados, catapultas y otras máquinas de guerra y que incluso podía realizar esculturas en mármol, bronce y terracota. De hecho, sirvió al duque como ingeniero en sus numerosas empresas militares y también como arquitecto. Además, ayudó al matemático italiano Luca Pacioli en su célebre obra La divina proporción (1509).
Existen evidencias de que Leonardo tenía discípulos en Milán, para los cuales probablemente escribió los textos que más tarde agruparía en su Tratado de pintura (1651). La obra más importante del periodo milanés son las dos versiones de la Virgen de las rocas (1483-1485, Louvre, París; década de 1490-1506-1508, National Gallery, Londres), donde aplica el esquema compositivo triangular que encierra a la Virgen, el Niño, san Juan y el ángel, y por otro lado, utiliza por primera vez la técnica del sfumato (ver definición en el apartado la obra pictórica).
La última Cena
De 1495 a 1497 trabaja en su obra maestra La última cena, (hoy tal vez más popular por el conocido libro "El Código DaVinci"), pintura mural para el refectorio del monasterio de Santa Maria delle Grazie, Milán. Desgraciadamente, su empleo experimental del óleo sobre yeso seco provocó problemas técnicos que condujeron a su rápido deterioro hacia el año 1500. Desde 1726 se llevaron a cabo intentos fallidos de restauración y conservación y en 1977 se inició un programa haciendo uso de las más modernas tecnologías, como consecuencia del cual se han experimentado algunas mejoras.
Seguramente después del estreno de la película "The Davinci Code" (2006), todos buscan los supuestos mensajes secretos que según la novela, Leonardo dejó plasmados en esta obra, como por ejemplo la presencia de María Magdalena al lado de Jesús y la falta del Cáliz, o Grial, lo que permite teorizar en la novela de Dan Brown que el verdadero santo Grial esta presente en el vientre de María Magdalena, pero ese tema será motivo de otro informe para este sitio web.
Durante su larga estancia en Milán, Leonardo también realizó otras pinturas y dibujos (la mayoría de los cuales no se conservan), escenografías teatrales, dibujos arquitectónicos y modelos para la cúpula de la Catedral de Milán. Su mayor encargo fue el monumento ecuestre en bronce a tamaño colosal de Francesco Sforza, padre de Ludovico, para su ubicación en el patio del castillo Sforzesco. Sin embargo, en diciembre de 1499, la familia Sforza fue expulsada de Milán por las tropas francesas. Leonardo dejó la estatua inacabada (fue destruida por los arqueros franceses que la usaron como diana) y regresó a Florencia en 1500. De esta primera etapa milanesa también cabe citar algunos retratos femeninos como el de La dama del armiño (Museo Czartoryski, Cracovia).
Obligado regreso a Florencia
Durante su estancia en Florencia, viaja un año a Roma. En 1502 Leonardo entra al servicio de César Borgia, duque de Romaña, hijo del papa Alejandro VI. En su calidad de arquitecto e ingeniero mayor del duque, Leonardo supervisa las obras en las fortalezas de los territorios papales del centro de Italia. En 1503, ya en Florencia, fue miembro de la comisión de artistas encargados de decidir sobre el adecuado emplazamiento del David de Miguel Ángel (1501-1504, Academia, Florencia), y también ejerció de ingeniero en la guerra contra Pisa. Al final de este año comenzó a planificar la decoración para el gran salón del Palacio de la Signoria con el tema de la batalla de Anghiari, victoria florentina en la guerra contra Pisa. Realizó numerosos dibujos y completó un cartón en 1505, pero nunca llegó a realizar la pintura en la pared. El cartón se destruyó en el siglo XVII, conociéndose la composición a través de copias como la que realizó Petrus Paulus Rubens.
La Gioconda
Durante su segundo periodo florentino, Leonardo pintó varios retratos, pero el único que se ha conservado es el de La Gioconda (1503-1506, Louvre, París), el retrato más famoso de toda la historia de la pintura Desde que su autor, Leonardo da Vinci, dio la última pincelada a la más mirada y admirada inquilina del Museo Louvre, este lienzo de 77 por 53 centímetros no ha parado de ser objeto de polémica.
Para empezar con la lista de rarezas, el retrato no está ni firmado ni fechado. Tan sólo se sabe que fue encargado en 1503 por Franceso de Giocondo, noble comerciante de Florencia que deseaba tener un retrato de su esposa. De ahí el nombre de Gioconda. El apelativo de Monna Lisa procede de la identidad de la retratada, Lisa, y de la abreviatura de madonna, monna, señora en italiano.
Otros sostienen que es un autorretrato del propio da vinci, con rasgos femeninos, enfatizando asi su homosexualidad. UN CUADRO VIAJERO., la Gioconda ha creado expectación y mucha avaricia. Desde que Leonardo da Vinci la vendiera en 1503 al rey Francisco I, el óleo ha cambiado de dueño varias veces. Se cuenta que Napoleón se encaprichó y decidió colgar a la Mona Lisa en su dormitorio. Fue dañada con ácido, robada y un hombre lanzó una piedra contra el retrato dentro del mismo museo.
En 1911, un pintor italiano robó la pintura del Louvre para que volviera a poder de Italia. Dos años después, reapareció en Italia, y fue devuelta al Louvre. El robo fue noticia de primera plana en los principales periódicos del mundo, ayudando a acrecentar aún más la fama del cuadro.
Últimos años.
En 1506 Leonardo regresó a Milán al servicio del gobernador francés Carlos II Chaumont, mariscal de Amboise. Al año siguiente fue nombrado pintor de la corte de Luis XII de Francia, que residía por entonces en la ciudad italiana. Durante los seis años siguientes Leonardo repartió su tiempo entre Milán y Florencia, donde a menudo visitaba a sus hermanastros y hermanastras y cuidaba de su patrimonio. En Milán continuó sus proyectos de ingeniería y trabajó en el monumento ecuestre de Gian Giacomo Trivulzio, comandante de las fuerzas francesas en la ciudad. Aunque el proyecto no se llegó a finalizar, se conservan dibujos y estudios sobre el mismo. De esta misma época parece ser la segunda versión de la Virgen de las rocas y Santa Ana, la Virgen y el Niño (c. 1506-1513, Louvre, París). Desde 1514 a 1516 Leonardo vivió en Roma bajo el mecenazgo de Giuliano de Medici, hermano del papa León X. Se alojaba en el Palacio del Belvedere en el Vaticano, ocupándose fundamentalmente de experimentos científicos y técnicos. En 1516 se traslada a Francia a la corte de Francisco I, donde pasó sus últimos años en el castillo de Cloux, cerca de Amboise, en el que murió el 2 de mayo de 1519.
Proyectos científicos y teóricos
Sus detallados estudios de la anatomía, como por ejemplo el Hombre de Vitruvio, son quizá más impresionantes que sus trabajos pictóricos, al igual que sorprenden aún sus trabajos sobre ingeniería, los pájaros, el vuelo y otras áreas que suscitaron su insaciable curiosidad.Sus elucubraciones sobre temas técnicos y científicos eran registrados por Leonardo con minuciosidad y en ellos se combinaba perfectamente el arte con la ciencia para representar de la mejor manera posible la materialización de sus ideas. Sin embargo, con cierto afán críptico, como si no quisiera desvelar del todo sus descubrimientos, Leonardo, que era zurdo, realizaba sus escrituras reflejadas, escribiendo de izquierda a derecha.
Dotado de una aguda capacidad de observación, su aproximación a la ciencia nunca destacó por sus explicaciones teóricas ni por recurrir a experimentos; en cambio, para comprender los fenómenos que le interesaban los describía y dibujada hasta sus últimos detalles; planeando realizar una gran enciclopedia basada en detallados dibujos de todo lo conocido. Sus notas contienen dibujos de numerosas innovaciones como diversas máquinas para volar, un helicóptero, armas de fuego, tanques armados, un submarino y un dispositivo con engranajes que se cree era una máquina para calcular. El 3 de enero de 1496 ensayó una de sus máquinas para volar sin éxito.Leonardo nunca publicó o distribuyó los contenidos de sus manuscritos que permanecieron inéditos hasta el siglo XIX cuando pudieron conocerse sus contribuciones al desarrollo técnico y científico. Por esta razón L. Sprague de Camp le considera no como el primer ingeniero moderno, sino como el último de los ingenieros de la antigüedad, haciendo notar que tras la época de Leonardo se formalizó la publicación de los descubrimientos científicos. Sus contribuciones a otras artes, por ejemplo la escultura, y a ciencias como ingeniería, mecánica, física, biología, arquitectura, anatomía, geología y matemáticas fue decisiva. Considera a estas últimas como la llave de la naturaleza. Aunque su obra conocida en esta especialidad no está escrita con suficiente rigor ni los resultados obtenidos fueron decisivos en aquel momento, merece, sin embargo, ser considerado en la historia del pensamiento matemático universal por sus prodigiosas intuiciones, en particular, las de carácter geométrico. Algunas de ellas se plasmaron en realidades en los siglos posteriores.También interesaba a Leonardo la culinaria, a la que aportó innovaciones importantes, que han quedado reflejadas en un libro de cocina que redactó.
Desgraciadamente, del mismo modo que frecuentemente podía fracasar a la hora de rematar un proyecto artístico, nunca concluyó sus planificados tratados sobre una diversidad de materias científicas, cuyas teorías nos han llegado a través de anotaciones manuscritas. Los descubrimientos de Leonardo no se difundieron en su época debido a que suponían un avance tan grande que los hacía indescifrables, hasta tal punto que, de haberse publicado, hubieran revolucionado la ciencia del siglo XVI. De hecho, Leonardo anticipa muchos descubrimientos de los tiempos modernos.
En el campo de la anatomía estudió la circulación sanguínea y el funcionamiento del ojo. Realizó descubrimientos en meteorología y geología, conoció el efecto de la luna sobre las mareas, anticipó las concepciones modernas sobre la formación de los continentes y conjeturó sobre el origen de las conchas fosilizadas.
Por otro lado, es uno de los inventores de la hidráulica y probablemente descubrió el hidrómetro; su programa para la canalización de los ríos todavía posee valor práctico. Inventó un gran número de máquinas ingeniosas, entre ellas un traje de buzo, y especialmente sus máquinas voladoras, que, aunque sin aplicación práctica inmediata, establecieron algunos principios de la aerodinámica.
Un creador en todas las ramas del arte, un descubridor en la mayoría de los campos de la ciencia, un innovador en el terreno tecnológico, Leonardo merece por ello, quizá más que ningún otro, el título de Homo universalis.
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