miércoles, 10 de septiembre de 2008

Vlad Dracul - Dracula

Vlad Tepes, el verdadero Drácula, nació en la ciudad rumana de Sighsoara, en 1431. Su padre, soberano de Valaquia, fue armado caballero en la orden del Dragón, y se ganó el sobrenombre de "Dracul", que en romano significa Diablo. Vlad heredó el rango de su padre, que era llamado Vlad Dracul, y pasó a llamarse Vlad Draculea ("hijo de Dracul"), aunque ha pasado a la historia con otro nombre: Vlad Tepes; que significa Vlad El Empalador.

El origen de ese sobrenombre se encuentra en la cruel afición del príncipe Vlad a empalar a sus víctimas. De hecho, según los cronistas, Vlad Tepes disfrutaba ofreciendo auténticos banquetes a sus invitados, rodeados de cientos de hombres y mujeres cruelmente empalados. Cuentan que en una ocasión uno de sus invitados, ante el hedor que desprendían los cadáveres atravesados por largos maderos, protestó ante el anfitrión, alegando que no podía comer con aquella peste. Inmediatamente Vlad "el hijo del Diablo" ordenó que su invitado fuese empalado en el palo más alto, para que pudiese disfrutar de aire puro por encima de todos los demás empalados...

Muchas veces la realidad supera a la ficción, ésta es una de ellas, ya que la vida de Vlad III Dracul o Vlad Tepes (el empalador) o Vlad Draculea fue más sanguinaria que la del conde Drácula de Bram Stocker. Nacido en el año 1431 en Schässburg, era el segundo hijo de Vlad Dracul, un hombre que estaba en constante dualidad (lucha y aliado) con turcos y húngaros, quizás debido a la situación estratégica de Valaquia y Transilvania, lugares donde vivió él y sus vástagos. Vlad Draculea fue hecho prisionero cuando era joven por Murat II, para que su padre no volviese a traicionar a los turcos. Después de ser liberado, su hermano Mircea sucesor de la dinastía fue preso y ejecutado por los húngaros, parecida suerte correría Vlad Dracul que fue apaleado hasta la muerte. Hunyadi que por aquellos tiempos era el regente húngaro puso como voivoda (= regente de Valaquia, Transilvania y Moldavia) a un dócil Vladislav.
Al enterarse los turcos de lo ocurrido dieron todo su apoyo a Vlad Draculea, reconociendo el sucesor y el único voivoda de Valaquia. Éste que ya contaba con una gran formación tanto política como militar y después de un intento, conseguiría finalmente el objetivo de los turcos, y ordenó ejecutar a Vladislav II en la misma plaza donde fue ejecutado su hermano Mircea. Por fin tras ocho años en el exilio y con 25 años, conseguía subir al poder tan ansiado de su querida y amada Valaquia. A partir de ahora sólo lucharía por su región, y contra los húngaros o incluso los turcos si perjudicasen la marcha de su gobierno o los intereses de su tierra. Aquí daría comienzo la sangrienta leyenda; algunos datos sobre la misma:
"Existían dos ciudades rebeldes que no le acababan de aceptar como voivoda, Draculea que tenía un fuerte ejercito las tomó y acto seguido hizo empalar a sus 20.000 habitantes incluidos mujeres y niños".
"Los leprosos eran una molestia, pues: ¿para que servían? Al igual que los mendigos, eran una carga para el país. Reunió a todos los que pudo en una sala y les prendió fuego. "Eliminaremos a la pobreza eliminando a los pobres", decía".
"Un territorio con trescientos gitanos. Un día entró en el pueblo, tomó a los tres gitanos más robustos y los mandó asar para que los demás gitanos se los comiesen, quién no quisiera comer también sería asado. Acto seguido y para su diversión, propuso que se comiesen unos a otros, o a luchar contra los turcos, que por aquellos tiempos su nuevo caudillo fue Mehmed II, hijo de Murat II con el cual Draculea no congeniaba".
"Una vez un comerciante visitó Valaquia y pidió permiso al voivoda para que pudiese ejercer su negocio, éste se lo concedió. Al comerciante le robaron 17 coronas, y fue a reclamarlas a Draculea, Vlad en secreto ordenó que le devolviesen 18 coronas. Al hacer cuentas el comerciante se dio cuenta de que le sobraba una corona y se la devolvió al voivoda. Éste le dijo que salvo el pellejo, ya que si no hubiese devuelto esa corona sería empalado, como al ladrón que ya habían encontrado".
"En la guerra contra los turcos, cuando se internó en Bulgaría entregaba como un informe sacos llenos de orejas, narices y cabezas. Empaló en esta internada a más de 24.000 entre turcos y búlgaros, sin contar lógicamente los que ordenó quemar y degollar".
El problema en tiempos de guerra son los prisioneros, Vlad Tepes lo tenía claro, creaba bosques enteros de gente empalada a su paso, así sembraba el terror en sus adversarios e imponía miedo a sus soldados que no se les ocurría desertar.
El empalamiento consistía en:
"Se ponía al condenado boca abajo, se le ataban firmemente las manos a la espalda y a las piernas de modo que estuviesen bien separadas... Luego, se lubricaba la abertura por donde tenía que penetrar el palo, el verdugo lo cogía con ambas manos y lo empujaba cuanto podía por el ano del condenado. Después, con ayuda de un martillo, lo introducía 50 o 60 centímetros. Entonces enderezaba el palo y lo clavaban en tierra. El condenado era condenado a sí mismo. No tenía nada a lo que poder agarrarse y, por su propio peso, se deslizaba hacía abajo por el palo, hasta que, por fin, esté reaparecía por el hombro, por el pecho o por el estómago".Hay que decir por último que gracias al miedo que metió al ejercito fue un gran estratega, luchaba normalmente en guerrillas debido a la escasez de su tropa y fue el gran propulsor de Bucarest. Su iconografía va unido hoy en día a la figura del conde Drácula de Bram Stocker, ya que el escritor irlandés se basó en la cantidad de leyendas vámpiricas de Transilvania que pululaban en el siglo XIX y lo mezcló con la historia de uno de los hombres más sanguinarios que dio Rumania. Fue degollado en el cambio de año entre 1476 y 1477, y su cabeza fue empalada y entregada a su enemigo Mehmed II.

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