Los hombres de negro despertaron gran interés en los años cincuenta. Pero el poderoso símbolo de la figura vestida de negro se remonta a muchos siglos atrás.
Los investigadores de OVNIS y las personas que los han visto no son de ningún modo los únicos que reciben visitas de hombres vestidos de negro. Quienes investigan la resurrección religiosa de 1905 en el Norte de Gales, han hallado relatos que parecen tener una similaridad con el fenómeno HDN (hombres de negro): En la vecindad habita una joven excepcionalmente inteligente, perteneciente a la clase campesina, cuyo dormitorio ha sido visitado tres veces seguidas a medianoche por un hombre vestido de negro. Esta figura ha entregado un mensaje a la chica, a la cual se le ha prohibido, sin embargo, relatarlo.
La joven en cuestión, esposa de un granjero, que se convirtió en la predicadora Mary Jones -una de las figuras destacadas de la resurrección- era muy famosa por las misteriosas luces que aparecían cuando estaba dedicada a su misión. En una ocasión, cuando se encontró con su siniestro visitante por la noche, Mary fue "rescatada" por una de sus luces, que lanzó un rayo blanco a la aparición. El HDN desapareció.
Todo esto parece una fantasía delirante, si no fuera por el hecho de que existen evidencias probadas de algunos de los fenómenos relatados, muchos de los cuales fueron presenciados por varios testigos independientes, algunos de ellos abiertamente escépticos. ¿Significa esto que los HDN existieron en realidad y aparecieron realmente en el dormitorio de "aquella inteligente joven de la clase campesina"? Lo que sabemos acerca de la oleada actual de HDN puede ayudarnos a comprender casos similares acaecidos en el pasado. Los hombres de negro, en una forma u otra, aparecen en el folklore de todos los países, y periódicamente pasan de la leyenda a la vida cotidiana. El 2 de junio de 1603 un joven campesino se confesó culpable, frente a un tribunal del sudoeste de Francia, de varios actos provocados por su transformación en lobo; había acabado secuestrando y comiéndose a un niño. El "hombre-lobo" afirmó que estaba actuando bajo las órdenes del Dios del Bosque, del cual era esclavo. Describió al Dios del Bosque como un hombre alto y moreno, vestido todo de negro y montado en un caballo negro.
Bajo la protección de la oscuridad
Montague Summers, que cuenta el caso en su libro The werewolf (El hombre lobo), no duda en identificar este y todos los otros HDN con el diablo de la doctrina cristiana, y ésta sigue siendo una interpretación muy extendida: incluso hoy algunos teóricos sostienen que el origen de los OVNIS es diabólico, y los HDN, consecuentemente, deben ser los agentes de Satán. En los lugares del mundo donde la doctrina religiosa que prevalece presupone dos facciones opuestas del bien y del mal, el bien es comparado con la luz y el mal con la oscuridad, los agentes del bien tienden a ser rubios y vestidos de blanco, mientras que los agentes del mal tienen pelo oscuro y van vestidos de negro. Naturalmente, de esto se derivan otras connotaciones. Bajo la protección de la oscuridad pueden llevarse a cabo toda clase de trampas y pueden cometerse crímenes. La oscuridad también está asociada con el invierno y con la muerte: en casi todo el mundo, los ritos y costumbres relacionados con la muerte están asociados al color negro. Así pues, cualquiera que sea su papel especifico. el HDN constituye una figura siniestra. Es un hipócrita que no trabaja abiertamente; representa la mentira más que la verdad, la muerte más que la vida.
Debido a estos elementos simbólicos evidentes, mucho teóricos especulan con el hecho de que los HDN no son criaturas de carne y hueso, sino construcciones mentales proyectadas desde la imaginación del que percibe, y que adoptan una forma que combina la leyenda tradicional con las imágenes contemporáneas. Sin embargo, no es tan simple como parece: la mayoría de los relatos aseguran que se trata de criaturas reales que se mueven en el mundo real y físico.
En opinión de aquellos que han vivido algún encuentro con los HDN, hay varios orígenes posibles. En su definición más concreta, el HDN se dice representante de un departamento oficial, algunas veces tan honrado y legitimo como las Fuerzas Aéreas, otras veces una organización más secreta como la CIA o el FBI. El americano medio, en particular, no parece muy convencido de que cuerpos de investigación tales como la CIA estén trabajando necesariamente en favor del interés público. Del mismo modo que se ha hablado de que existe una conspiración de encubrimiento gigante en torno al fenómeno OVNI organizada por el gobierno, puede ser que los HDN formen parte de esta operación, siendo su único objetivo el escamotear los hechos silenciando a testigos y robando fotografías y otras pruebas.
El hecho de que las identidades de un gran número de HDN han sido comprobadas y de que invariablemente han resultado no ser las personas que pretenden ser, añade fuerza a esta sospecha, que puede calificarse de pura paranoia. Como consecuencia, en 1970 un teórico americano, Tony Kimery, escribió de forma totalmente seria: Los misteriosos HDN y toda su fuerza de ladrones, secuaces y oficiales de información muy bien adiestrados, constituyen una gran parte de los complejos fenómenos de los OVNIS que a su vez forman parte de otro importante y complejo fenómeno (sic). es sabido que ahora tienen en marcha proyectos destinados a conseguir un completo control de las instituciones política, financieras, religiosas y científicas. Ellos -los HDN- poseen un gran trasfondo e historia que se remonta a siglos atrás.
Los HDN son a menudo descritos como de piel oscura, y no suelen dominar mucho el inglés o, a la inversa, tienen una forma de hablar extremadamente precisa y meticulosa, que sugiere una falta de costumbre evidente. Mary Hyre, periodista del Oeste de Virginia, advirtió que un extraño visitante tomaba un bolígrafo de su escritorio y lo examinaba con asombro, como si no hubiera visto nunca algo semejante. Y una persona que había visto OVNIS, la señora Butler, que recibió una visita de un hombre que afirmaba ser un comandantes de las Fuerzas Aéreas, se quedó perpleja al ver que estaba tan poco familiarizado con la comida americana que había que enseñarle cómo comerla. De ahí que se les catalogue como extranjeros, actitud muy acorde con la proverbial xenofobia americana. Sin embargo, curiosamente, ningún testigo parece haber sugerido que los HDN sean de origen ruso: en los casos en que se mencionan detalles concretos, siempre se da a entender que son vagamente "orientales". A menudo se habla de ojos achinados; las caras inexpresivas sugieren al inescrutable asiático; otras veces se los describe como totalmente calvos. No hay como unir el "peligro amarillo" con el "hombre de negro" para conseguir un "malo" perfecto.
Aunque los testigos raramente afirman creer que sus visitantes proceden de más allá de la Tierra, esto queda a menudo implícito en sus declaraciones. Los tres hombres de Bender eran claramente de origen extraño. Otros HDN han mostrado un comportamiento que parece sugerir que pueden funcionar sólo durante un limitado lapso de tiempo: al cabo de un rato insisten en que tienen que marcharse, o toman pastillas, o piden agua, y algunas veces dan muestras de perder fuerza.
Todavía existe otra posibilidad: que los HDN, por una parte, no sean ni seres de carne y hueso (incluso seres extraterrestres de carne y hueso), ni pura alucinación o ilusión, sino algo a medio camino.
Secuestros y amenazas
El supuesto secuestro a bordo de un OVNI de Frank Fontaine en diciembre de 1979, que duró siete días, fue uno de los raros casos franceses que han atraído la atención mundial. El secuestro en si fue, por supuesto, el acontecimiento central del caso, pero fue tan sólo el comienzo de una serie de incidentes: uno de ellos, que implicaba a los HDN, afectó a otro miembro del trío secuestrado, Jean-Pierre Prévost, quien relató la siguiente historia:
La noche del viernes 7 al sábado 8 de diciembre de 1979, Frank, Salomón y yo nos habíamos quedado levantados charlando, y nos fuimos a la cama a eso de las 5 o 5,30 de la mañana. A las siete sonó el timbre de la puerta: Salomón y Frank no lo oyeron, así que fui yo mismo a abrir. Me encontré con tres tipos. Uno de ellos era de estatura normal, muy bien vestido con un traje color verde oscuro (casi negro), corbata negra, camisa blanca y un chaleco a juego con el traje; llevaba barba, negra como su cabello, y bigote. Su apariencia general era buena. Los otros eran mayores y más corpulentos.
De lo que sigue, no le dije nada a la policía -aunque si les relaté la visita- porque ya estamos hartos de que nos llamen chiflados. Sin embargo, esos dos tipos que iban con el hombre de la barba no existían realmente, de eso estoy seguro. En primer lugar, no tenían visión. Es difícil de explicar: me atravesaban con sus ojos, pero aquellos ojos no eran más que una masa blanca. ¡Eran espantosos!
El tipo de la barba me preguntó: "¿Sos uno de los tres?", con lo cual se refería, naturalmente, a si yo era uno de los tres implicados en el caso del secuestro en Ciergy-Pontoise. Yo conteste que sí, y él prosiguió: "Bien, en ese caso podes decirle a tus compañeros: ya dijeron demasiado. Les va a ocurrir un accidente, y si dicen algo más, será más serio que todo eso... " Y habiendo dicho esto desaparecieron; pero aún no consigo explicarme cómo lo hicieron. No tomaron el ascensor, ya que se hubiera oído, ni bajaron por las escaleras, ya que la puerta de entrada hace un ruido ensordecedor. Me dirigí hacia la ventana que da al estacionamiento. Toda la noche, al menos hasta las cinco de la mañana o más tarde, habíamos observado la presencia de un Ford Capri verde metálico situado debajo de nuestra ventana, un Ford que no reconocimos. Bueno, cuando miré hacia abajo, vi como el Ford empezaba a moverse. ¿Cómo habían conseguido meterse en él sin usar las escaleras o el ascensor? Un completo misterio.
Desperté a Franck y Salomón y fuimos a la policía, aunque no les dimos los increíbles detalles acerca de los dos "gorilas". La policía dijo que mientras no nos atacaran o hirieran no podían hacer nada, así que volvimos a casa. Y eso fue todo.
Las fuerzas del mal
Jean-Pierre dijo a los investigadores que había visto a los tres hombres en varias ocasiones posteriores. Generalmente los veía por la calle o en un mercado, pero. en una ocasión recibió otro aviso mientras estaba en una tienda de tabacos comprando cigarrillos: le advirtieron que no mencionara nada acerca de sus experiencias y sus amenazas. Más tarde, bajo hipnosis, Jean-Pierre indicó que las personas no eran extraterrestres, sino intraterrestres, fuerzas del mal provenientes del interior de la Tierra. También añadió -curiosamente- que el hombre de la barba era real, pero que sus dos secuaces eran irreales.
Casos como este resultan incomprensibles precisamente porque carecen de consecuencias. Pero una cosa parece cierta: del mismo modo que las visitas de los HDN parecen tener su origen en algún tipo de conexión mental o psíquica entre los HDN y el testigo, las consecuencias de la visita depende menos de los HDN que de la actitud adoptada por el testigo. Si toma las palabras de los HDN al pie de la letra, si cree en sus amenazas, es muy posible que caiga en una depresión nerviosa: puede desarrollarse en él algún tipo de paranoia y puede creer que le siguen a todas partes, o que es acosado por fenómenos paranormales (extrañas llamadas telefónicas, fenómenos poltergeist). Es probable incluso que estos fenómenos secundarios sean auténticos, por cuanto proceden de la propia víctima: constituyen manifestaciones de sus temores -pero no son menos reales por ello- y no desaparecerán hasta que se rinda, abandonando sus estudios acerca de los OVNIS o guardando silencio.
Si, por otro lado, decide continuar con el asunto, parece ser que los HDN son impotentes frente a él. Carlos de los Santos, al ser detenido cuando se dirigía a una entrevista televisiva por una banda de personajes fuertes y amenazadores, sintió miedo en un principio; dio la vuelta, regresó a casa y canceló la entrevista. Pero un amigo le tranquilizó y le persuadió de que no se dejara intimidar: quince días más tarde hizo la entrevista; ¡y los HDN no dijeron ni mu!
El fenómeno de los HDN merece ser estudiado detenidamente. Cualquiera que sea su naturaleza -si son completamente ilusorios o si hay algún grado de realidad en ellos-, ejercen un gran poder sobre las mentes de sus víctimas. Cuanto más los comprendamos, mejor podremos aprender a utilizarlo o contrarrestarlo. Y, aunque no sea por ninguna de estas razones, el fenómeno HDN es importante porque proporciona al sociólogo una oportunidad para estudiar una leyenda en plena formación. La siniestra mascarada de los HDN nos proporciona un fenómeno contemporáneo equiparable con la bruja, el hombre-lobo y el vampiro del pasado.
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