Desde hace mucho tiempo los ufólogos han estado afirmando que los gobiernos sabían mucho más del fenómeno de los OVNIS de lo que oficialmente admitían.
Uno de los hechos que lo indicaban era la actitud escéptica de los funcionarios del gobierno; cuando se les interrogaba acerca de una visión concreta, esquivaban la respuesta hablando de "globos utilizados por los meteorólogos" o de "el planeta Venus visto bajo condiciones poco usuales".
Otro motivo de sospecha ha sido el grandísimo interés que los OVNIS despiertan a menudo en ambientes militares. Al menos algunos de los infantes hombres vestidos de negro pueden que fueran auténticos agentes gubernamentales. En los Estados Unidos, la idea de un deliberado ataque gubernamental en contra de la ufología quedó confirmada con la publicación en 1969 del informe Condon, considerado como autocomplaciente por los más condescendientes, y tremendamente ignorante por los más críticos.
Unos documentos que la organización Ground Saucer Watch (GSW) obtuvo del gobierno estadounidense gracias a la ley de Libertad de Información confirman ahora que realmente les produjo un encubrimiento de los hechos -ya desde el principio de la moderna era de los OVNIS, hasta finales de la década de los cuarenta-. Pero lo que los documentos revelan no es que exista un complot mundial para esconder la verdadera naturaleza de los OVNIS, por ejemplo, contactos secretos con extraterrestres, crueles conspiraciones en contra de la humanidad, o cualquier otra idea extravagante. Lo que indica, más bien, es que el gobierno de Estados Unidos desea mantener una cierta "actitud" pública frente a los OVNIS.
Este ambiente de duda y burla ha sido creado de diversas formas. Cualquiera es capaz de ofrecer una explicación más o menos plausible de la visión de un OVNI: ya que un 95% de los que dicen verse son en realidad mal interpretaciones de objetos conocidos. La campaña también ha tenido éxito porque algunos conocidos personajes del mundo militar y político se han manifestado en contra de los OVNIS: muchas personas reaccionan con una aceptación reverencial ante las manifestaciones de los personajes públicos.
Pero quizá el encubrimiento tuvo tanto éxito porque nadie podía probar que la cosa seguía. No había ninguna prueba suficiente para acusar al gobierno de no ser completamente honesto con el público.
Y si el gobierno sabe tanto, ¿por qué los ex funcionarios no han sacado a la luz sus relatos?
Hubieran sido unas revelaciones mucho más explosivas que cualquier escándalo político. Y sin embargo, sólo lo han hecho menos de una docena de estos individuos.
Sin embargo, en el transcurso de los años la GSW ha ido registrando numerosos incidentes que presentaban todos los indicios de una intervención gubernamental directa o indirecta: fotografías que se perdieron; marcas en el suelo que fueron tapadas arando; algunos testigos dijeron haber recibido visitas de militares o de miembros del servicio de inteligencia, quienes pretendían hacerles ocultar la historia de su contacto con OVNIS...
Debido sobre todo a la insistencia de Todd Zechel, ex miembro del servicio de inteligencia y director de investigación de la OSW, se decidió abordar directamente la cuestión y dirigirse al gobierno. Primeramente, la GSW interrogó a las Fuerzas Aéreas norteamericanas, obteniendo los resultados previsibles. Hubo las típicas respuestas: "el fenómeno no representa ningún avance tecnológico más allá de nuestras actuales capacidades, ni tampoco una amenaza directa para los Estados Unidos"; "no hay ninguna prueba de que las visiones de objetos clasificados como no identificados sean vehículos extraterrestre". Estas respuestas eran ya de esperar. El próximo paso fue encararse con la CIA, cuya respuesta -en una carta dirigida a la GSW y fechada el 26 de marzo de 1976- resulta curiosa, a la luz de los acontecimientos posteriores:
Para que estén al corriente de los verdaderos hechos relacionados con la implicación de la CIA en la investigación del fenómeno de los OVNIS, permítanme relatarles lo que sigue. A finales de 1952, el Consejo Nacional de Seguridad encargó a la CIA que determinara si la existencia de OVNIS crearía un peligro para la seguridad de los Estados Unidos. El Departamento del Servicio de Inteligencia Científica nombró un comité asesor para estudiar el asunto. Este comité efectuó las recomendaciones oportunas en el Robertson Panel Report (Informe del Equipo Robertson), en ningún momento anterior a la formación del equipo Robertson o posterior a la publicación de los informes del equipo Robertson (enero de 1953) ha tomado parte la CIA en investigaciones del fenómeno de los OVNIS.
Las conclusiones del equipo Robertson -después de intensivos informes por parte de altos miembros de las Fuerzas Aéreas, astrónomos y varios miembros de la CIA- fueron bien simples. No había militar ni políticamente por qué alarmarse, pero -y esto es muy significativo para lo que tratamos de demostrar- el informe concluía diciendo que el poner continuamente de relieve los relatos acerca de estos fenómenos se convierte, en estos peligrosos tiempos, en una amenaza para el correcto funcionamiento de los órganos defensivos del cuerpo político. De acuerdo con esta idea, formularon las siguientes recomendaciones: desprestigiar o desmitificar los OVNIS, y enseñar a la gente a reconocer en ello fenómenos atmosféricos.
De hecho, la CIA no abandonó del todo el asunto en 1953. Investigaciones llevadas a cabo en los Archivos Nacionales demuestran que faltan muchos documentos. Docenas de cartas mandadas a otras instituciones e incluso a la Casa Blanca repetían simplemente la misma respuesta oficial: los OVNIS no existen, ¿Por qué entonces se han retirado y se han escondido, estos documentos que faltan? Cuando la GSW realizó unas peticiones concretas al amparo del Acta de Libertad de Información, dejaron salir a la luz unos cuantos papeles, pero tan "depurados" que sólo alguien capaz de leer el pensamiento podría haber descifrado su contenido. Entonces la GSW decidió acudir a los tribunales. Tras 14 meses de agotadora acción judicial, el 15 de diciembre de 1978 el gobierno "soltó" cerca de 1 000 páginas de documentos. Fue una gran victoria para la GSW y para la ufología en general. ¿Qué es lo que muestran esos papeles?
En primer lugar, que la intervención de la CIA en la cuestión de los OVNIS en realidad es anterior a la formación del equipo Robertson; fue la CIA quien hizo ver al Consejo la necesidad urgente de una investigación. En segundo lugar, en ellos se presta bastante atención a la posibilidad de una guerra o contienda psicológica. Como dice un memorándum, "una parte bastante considerable de nuestra población posee una condición mental tal que la lleva a la aceptación de lo increíble. En ello radica la posibilidad de un desencadenamiento de histerismo y pánico". La tercera cuestión está relacionada con la vulnerabilidad de las defensas aéreas estadounidenses: "en un momento de ataque... no podemos... distinguir un arma de un fantasma..." La utilización aquí de la palabra fantasma es interesante. Porque en otro memorándum del Director Diputado del Servicio de inteligencia, fechado en noviembre de 1952, se dice claramente:
La visión de objetos inexplicables a gran altura y viajando a grandes velocidades en las proximidades de importantes instalaciones defensivas estadounidenses son de tal naturaleza que no pueden ser atribuidas a fenómenos naturales o a tipos de vehículos aéreos conocidos.
A la luz de estos hechos, no resulta sorprendente que cuando en agosto de 1952 Edward Tauss, en aquel entonces Jefe en funciones de la División de Armamento y Equipamiento del Servicio de Inteligencia Científica, recomendó a la CIA que "continuara" (no que "empezara") investigando este asunto, añadiera:
Sin embargo, es de extrema importancia que no llegue a la prensa o al público ningún indicio del interés o de la relación de la CIA con ello, en vista de la probable tendencia alarmista que tomada este interés como confirmación de los rumores de "hechos no publicados que están en manos del gobierno estadounidense".
Queda por lo tanto claro que el gobierno -o al menos la CIA- estaba alarmado, por lo cual acordaron reservarse lo que sabían acerca de este fenómeno.
El informe del equipo Robertson tampoco fue la última palabra, a pesar de que la CIA hizo como si aceptara sus conclusiones. Después de todo, las Fuerzas Aéreas de los Esta dos Unidos mantuvieron el proyecto Blue Book hasta 1969, después de que el comité Condon publicara su informe, pese a que tampoco es del todo seguro que la propia USAF u otros organismos encargados de la Defensa dijeran toda la verdad a los miembros del proyecto Blue Book. El probable destino de la película tomada en 1952 por el oficial de la Marina Delbert C. Newhouse -la "película Tremonton", que fue mostrada al equipo Robertson- es un exponente de la verdadera reacción de la CIA frente a una prueba.
Se ha intentado varias veces ridiculizar esta película. Según el testigo, muestra una serie de extrañas naves viajando a una velocidad altísima, y situadas a unos 16 kilómetros de la cámara. El informe de Newhouse acerca del incidente (Newhouse era un experimentado fotógrafo de la Marina) está comprobado con unos tests por computadora que la GSW hizo a la película. La película fue entonces entregada al Centro de Interpretación Fotográfica Naval (NavPIC) en Anacostia (Maryland), donde fue sometido a más de 1.000 horas de estudio. La Marina no encontraba ninguna explicación para estos objetos, pero dijo que parecían ser esferas "autoluminosas" viajando a unos 12.096 km/h. El equipo Robertson estuvo discutiendo acerca de la película durante unas dos horas. Se les mostraron también películas en las que aparecían gaviotas que reflejaban in tensos destellos de luz a pleno sol. El equipo informó que "se creía probable que los objetos no fueran otra cosa que pájaros".
¿De quién había partido la idea de la película de las gaviotas? ¿De la CIA, experimentada como era en manipulación y sugestión? Lo que no hicieron fue dejar de estudiar películas sobre OVNIS. Tan pronto como el equipo Robertson hubo hecho su informe, se disolvió la organización NavPIC. Sin embargo algunos de sus miembros pasaron a la CIA para constituir el Centro Nacional de Interpretación Fotográfica (NPIC). Allí se guarda material que data, por lo menos, de 1950. Todd Zechel, de la GSW, dice: "Existe un vínculo directo entre el trabajo que la NavPIC realizó con el análisis de Tremonton y la decisión de la CIA de colocar ese programa de análisis bajo su jurisdicción directa. En otras palabras, lejos de creer que el análisis de Tremonton era erróneo, como se dijo, la CIA quedó lo bastante impresionada como para transferir el proyecto a su propio terreno."
Una tapadera para la CIA
No es de extrañar, pues, que el proyecto Blue Book de la USAF fuese desechado tan rápidamente. Según Todd Zechel, el Blue Book "fue en realidad no mucho más que una tapadera para las investigaciones secretas llevadas a cabo por la CIA... Haber prestado un apoyo total al Blue Book hubiera representado una pérdida de tiempo y de dinero, ya que hubiera estado duplicando una investigación ya realizada por la CIA. Por ello, en gran parte sin ser ellos conscientes, la fachada del Blue Book permitió a la CIA llevar adelante el mayor fraude propagandístico de la historia".
Los documentos obtenidos por la GSW constituyen un apoyo a la opinión de que la CIA ha continuado investigando sobre los OVNIS. Entre ellos figuran numerosos relatos de visiones de OVNIS, debidamente archivadas por embajadas estadounidenses en el extranjero: 25 casos en España, en un período tan sólo de nueve meses entre 1973 y 1974; un caso en Portugal; múltiples sucesos en 1976 en Túñez, con muchos testigos, localización con radar e informes policiales. "Un jefe de Seguridad Militar, el General Balma", quiso saber si la Sexta Flota estadounidense podría "verter alguna luz sobre quienes o qué eran". No sólo resulta sospechoso el hecho de que se informara de todo ello -y de innumerables casos más- en 1976, siete años después de que el gobierno estadounidense hubiera dejado, en principio, de interesarse por los OVNIS, sino que además todos los relatos acerca de OVNIS provenientes de las embajadas eran mandados a la CIA, o incluso a otros organismos más secretos y elevados (incluida la Secretaría de Estado de los Estados Unidos).
Obviamente, el gobierno está interesado en fingir que es capaz de identificar todo lo que se ve en el cielo: la seguridad de la Alianza Occidental depende de ello. Pero hay pruebas que indican que el encubrimiento de los hechos no obedece simplemente a un deseo de evitar que cunda la alarma o el abatimiento. Se trata justamente de lo contrario. Se sabe que, cuando una persona ha sido testigo de la visión de un OVNI, se le acercan agentes del servicio de Operaciones de la CIA (Servicios Clandestinos) y de la División de Operaciones Domésticas (a veces denominada "División de Contacto") acosándola, intimidándola y silenciándola. .
Aparte de esto, puede que se esté llevando a cabo un juego más siniestro. Ya que mientras los servicios de inteligencia intentan hacer disminuir la polémica sobre los OVNIS, parece como si también contribuyeran a engrosarla. De este aspecto del encubrimiento, y de sus posibles motivos, hablaremos próximamente.
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