viernes, 13 de mayo de 2011

Adolph Luetgert: El macabro Rey de las Salchichas

Adolph Luois Luetgert (de nombre original Adolph Ludwig Lütgert) nace, junto a su hermano gemelo Heinrich Friedrich Lütgert, el 27 de Diciembre de 1845 en Gütersloh (Alemania). Sus padres (Christian Heirich Lütgert y Margreta Sophia Severin), llegaron a tener 10 hijos, de los cuales Adolph era el tercero.

El trabajo de su padre como peletero costeó sus estudios hasta los 14 años, edad en que se convierte en aprendiz de Ferdinand Knabel, en el negocio del cuidado del cuerpo y la estética. Después de 2 años, Adolph comienza a viajar por Alemania y trabaja allá donde puede. A los 19 años, viaja a Londres donde se dedica a la limpieza de restaurantes pero, con 25 años (en 1870) decide emigrar a Estados Unidos, más concretamente a Chicago (Illinois) en busca de mejor fortuna.

Mientras va de un empleo a otro, ahorrando dinero para montar su propio negocio, conoce a Caroline Roepke con la que se casa y tiene dos hijos (uno de los cuales no llegaría a celebrar su segundo cumpleaños). Caroline también fallece prematuramente (en Diciembre de 1877) pero Louis, lejos de desanimarse, se casa en segundas nupcias con Louisa Bicknese (en Enero de 1878). Un año después, monta su negocio de embutidos.

Adolph tenía su meta muy clara, convertirse en el Rey de las Salchichas. Su marca, de rimbombante nombre (Hermitage & Riverside), pronto empieza a causar sensación entre la gente y su fama crece por momentos. Sus productos se venden en las mejores carnicerías de la ciudad, y todos quieren disfrutar de la gran calidad de las salchichas Hermitage & Riverside.

Y claro, la fama y el dinero permiten a Adolph desarrollar su faceta de hombre mujeriego. Frecuenta las compañías femeninas y los locales de alterne, cosa que no gusta nada a su mujer (con la que tiene 2 hijos más que mueren prematuramente). Horrorizado por la manera en que había engordado su esposa (que dicen era capaz de comerse entre 15 y 20 salchichas de una sentada) y decidido a darse la gran vida, ve en Louise un obstáculo, por lo que decide hacerla desaparecer.

En Abril 1897, Adolph hace un pedido de 150 kilos de potasa caustica y explica a sus empleados que quiere dejar la fábrica lustrosa, bien limpia, y va a fabricar personalmente el jabón. Después, separa una de las tinajas mas grandes (que usaban para almacenar salchichas). Los empleados se extrañan ante esta decisión, porque sabían que en el sótano había jabón de sobra para limpiar pero, como el que paga manda, deciden no hacer preguntas. El 24 de abril 1897 llega la potasa caustica a la fábrica. Adolph pide a Frank, uno de sus empleados, que le ayude a volcar el contenido de los sacos en la tinaja, para comenzar la elaboración del jabón.

Poco después, el 1 mayo 1897 Diedrich Bicknese acude a la policía para denunciar la desaparición de su hermana, alegando que hace varios días que no tiene noticias suyas. Cuando los agentes preguntan a Adolph por su esposa, éste les cuenta que Louise se había marchado unos días antes sin dar explicaciones, llevándose sólo 18 dólares y que no sabía nada de ella.

La policía abre una investigación y encarga el caso al capitán Stotler, un veterano en este tipo de casos. Comienza a interrogar a los empleados de la fábrica y cuando habla con Frank, éste le cuenta lo del extraño pedido de potasa caustica para hacer jabón y que le habían ordenado tirar los residuos de la mezcla junto a las vías del tren. Cuando Stotler llegó al lugar, descubrió con horror, que había restos de huesos.

Volvió a la fábrica, pidió que le dejaran examinar la tinaja (en la que se había hecho la mezcla) y vio que aquel jabón no era blanco, como debería ser, sino que tenía un tono marón. Cuando la policía filtró el contenido, encontró 2 anillos, en uno de ellos se podían leer dos iniciales: L.L. (Louise Luetgert).

Adolph fue encarcelado de inmediato, pero él insistía en su inocencia y gastó buena parte de su capital en contratar a los mejores abogados. Fue durante este periodo que empezaron a circular todo tipo de rumores, haciéndose muy popular el que insinuaba que posiblemente hubiera convertido a su mujer en salchichas y las habría distribuido por toda la ciudad, con objeto de librarse del (enorme) cuerpo. Este rumor no ayudó mucho al gremio de carniceros, que vieron sus negocios en la cuerda floja, nadie quería saber nada de embutidos.

Tras una batalla legal que duró varios meses, la balanza se inclinó de la forma más inesperada. La policía científica de finales del siglo XIX no estaba lo suficientemente preparada y no se confiaba demasiado en sus resultados (al menos, no como hoy en día), pero en este caso fue determinante la opinión de un arqueólogo. Entre los restos de huesos que se encontraron junto a las vías del tren, había sesamoideos (un pequeño hueso del pie) exclusivos de los humanos.

En Septiembre de 1897, Adolph Luois Luetgert fue condenado a cadena perpetua, de la que no llegaría a cumplir ni dos años ya que murió en su celda de un ataque al corazón.

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