Entre 1962 y 1964 trece mujeres fueron violadas y asesinadas en Boston. Según el sumario policial el conocido como estrangulador de Boston era Albert DeSalvo. DeSalvo era conocido por sus casuales robos y abusos sexuales sobre mujeres, hasta que en 1964 con la excusa de que era un detective logró entrar en la casa de Mary Shullivan. La amordazó, la ató y después la violó, colocando entre sus dedos una felicitación de año nuevo y según declaraciones de la propia víctima, DeSalvo se disculpó por lo que a continuación iba a cometer.
La descripción que Shullivan hizo del malhechor fue básica para descubrir a DeSalvo. Éste tenía esposa y dos hijos. Según contaba la propia policía, afirmaba que vagaba por las calles hasta que las gana de matar le poseían. Entonces escogía una casa al azar y atacaba. No se centraba en ningún tipo de persona en particular, solo que fuesen mujeres. Su apetito sexual era insaciable, y él mismo culpa su infancia y a su propia mujer de sus actos. El abogado de DeSalvo admitió que era un hombre aparentemente tranquilo y que por su forma de actuar era difícil que levantara sospechas. Pero según George Nassar, el compañero de celda de Albert, escuchó durante noches las confesiones de DeSalvo de hasta once asesinatos y algunos que eran desconocidos por la policía.
Pero dentro del propio caso hay algunas notas que pueden dar que pensar en la posibilidad de que DeSalvo no fuese el autentico o único estrangulador de Boston. Según la propia familia de Mary Sullivan sostenía que DeSalvo no era quién atacó a Mary. En 1993 el sobrino de Mary, Casey Sherman, pudo leer un libro escondido entre las sombras, Los estranguladores de Boston de Susan Kelly. El relato impactó en Casey tanto que preguntó a la madre de Mary su opinión al respecto. La sorpresa de éste se produjo cuando ésta le confesó que estaban casi seguros que Albert DeSalvo no era quién él mismo proclamaba ser. Esta confesión apoyaba la teoría aportada en el libro de Susan Kelly. En él se mantenía que no solo hubo un estrangulador, sino que fueron varios los asesinos que se imitaban mutuamente.
El misterio se hizo más grande cuando un fiscal del condado de Massachusetts, había hallado material genético de Mary Shullivan, y que, comparado con el que se aportó de Albert DeSalvo, no coincidía. Se investigó de nuevo pero no se llegaron a encontrar nuevas pruebas que pudiesen desestimar la acusación sobre DeSalvo y encontrar el culpable o culpables.
A pesar de esta investigación policial, que finalmente cargó todos los crímenes sobre Albert, el sobrino Casey no podía creer la versión de los hechos. Investigó la lista de testigos y se reunió con varios de ellos, pero su tía aportó que su sospechoso era el novio de la compañera de piso de Mary. Además un testigo vio una persona rondando la casa de Mary en horas cercanas al crimen. Coincidía con la descripción que hicieron del novio de aquélla. Lograron someter al nuevo sospechoso al polígrafo, y según los resultados la coartada que presentó era falsa.
No se pudo demostrar nada, la falta de pruebas desestimó al sospechoso, y el caso se cerró. Pero Casey en su empeño en demostrar que el caso no estaba cerrado localizó al novio de la compañera y pidió que se hiciera una prueba de ADN, lo que éste no aceptó.
El caso sigue cerrado, pero según estas últimas aportaciones, podemos pensar que posiblemente el autor de los hechos ha muerto impunemente, o sigue vivo sin levantar sospecha, ya siendo un abuelo. O incluso pensar que varios estranguladores continúan por ahí sin que se les reconozca. En el archivo policial a Albert DeSalvo se le acusó de trescientos ataques a mujeres, que posiblemente no cometió.
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