A qué mundo de pesadilla nos remiten las emanaciones ectoplasmáticas? ¿Bastan todas las experiencias acumuladas por los parapsicólogos para explicarlas satisfactoriamente?
Las materializaciones producidas por la famosa médium Eusapia Palladino fueron frecuentes y variadas. Las manifestaciones ectoplasmáticas visuales fueron raras. Más bien solían ser manos de las que se percibía su contacto. Charles Richet, que realizó más de doscientas sesiones con ella, cuenta que, en numerosas ocasiones, fue tocado por una mano en los costados, en las manos, en la cara, en la frente, en la nuca y en la espalda.
Esta mujer, de nacionalidad italiana, nacida en un ambiente pobre, era de modales toscos y groseros, comentario que hace sobre ella la hija de Lombroso, añadiendo que, a pesar de haberse relacionado largo tiempo con gente educada –fue investigada por eminentes sabios–, no había conseguido aprender buenos modales. De costumbres bruscas, sus fraudes, cuando los hubo, fueron sumamente burdos e infantiles.
En estas materializaciones de Eusapia sólo aparecen determinados miembros corpóreos del fantasma. La supuesta telergía emitida por el médium no llega a tener la fuerza suficiente para provocar la aparición completa. Richet, que no era creyente en la supervivencia de la vida después de la muerte, explicaba la fantasmogénesis diciendo que se trata de una materia llamada ectoplasma, que el médium emite a través de cavidades de cuerpo, boca, oídos, nariz, etc.
La telergía se condensa y poco a poco toma una apariencia corpórea, logrando los médiums muy potentes la materialización completa. Pero esta sustancia proviene del médium; por tanto, una vez completada la escena espectral, vuelve al cuerpo que la ha emitido. Que la aparición tome una forma conocida para el grupo de asistentes a la sesión que sea puede deberse a la clarividencia o a la telepatía. Es decir, el médium sería capaz de poder observar los hechos pasados en la vida del sujeto; o bien, si se trata de la telepatía, conocer las cuitas del experimentador, sus preocupaciones y las anécdotas que pasen por su imaginación.
Siguiendo con Eusapia, en la sesión celebrada en Génova con el círculo de Minerva, a la que asistían Morselli, Porro, Ramorino, L. Vasallo y el doctor Venzano, surgió la forma de una niña que Porro conoció como su nieta. La sesión, acaecida el 21 de diciembre de 1901, sucedió así, según cuenta Morselli:
«Manifestáronse dos formas invisibles en la oscuridad, pero que pudieron verse después enseguida a una débil luz. Porro percibió la forma de su nieta fallecida. Detrás de una cortina, pudo abrazarla y la oyó hablar con voz infantil. Después, llegó la de un hijo de Vasallo, muerto a los dieciséis años. Esta vez, se hizo visible. Mostróse un óvalo casi fosforescente a la derecha de Eusapia; se movió de izquierda a derecha con lentitud, y desapareció. Se vio, a la luz roja, salir un brazo y una mano del gabinete y dirigirse hacia Vasallo. Aparecieron después una tercera y una cuarta forma.»
La corriente espiritista no dudaría, al explicar esta fenomenología, en afirmar que es el espíritu del difunto el que, tomando la energía del médium –por eso éste caería en la inconsciencia–, toma la forma que en vida poseyese, y habla con sus más allegados.
Un Espectáculo Extraordinario
Sería a partir de las experiencias de Schrenzk-Notzing y del ya conocido Richet, de donde se desprendería que la materialización surgiría del propio médium, por un proceso sucesivo de metamorfosis. Pudieron observar estos cambios con la médium Eva Carriere, que así se hacía llamar entonces la ya conocida por todos Marthe Beraud. Sus espectros seguían una evolución cambiante; en principio era un protoplasma gelatinoso, tal y como nos lo describe Richet, primeramente amorfo, que salía del cuerpo de la médium y tomaba forma más tarde. Al comienzo, hay siempre velos blancos, manchas lechosas y, en el interior de su pasta gelatinosa, algo con apariencia de muselina húmeda y colágena. Se forman poco a poco los dedos, dibujos y figuras en general. En esta sesión, que transcurrió en 1906, observamos esta evolución protoplasmática:
«Al cabo de una media hora abro las cortinas y veo en el suelo un vago resplandor, bastante débil, para que pueda dudar de su realidad. Poco a poco va intensificándose, tomando el aspecto de un pequeño pañuelo luminoso. Todo el cuerpo de Eva está inmóvil. La mancha luminosa se extiende. Sus contornos son indecisos, vaporosos, más inciertos y suaves que los de una tela. Se acerca al sillón, crece, toma la forma de una especie de serpiente y parece subir por el brazo izquierdo del sillón de A... Sus contornos se hacen más distintos».
«De repente, un espectáculo extraordinario. De la mesa se separa una punta que sube, se encorva, y se dirige al pecho de Eva, cuyas manos tenemos sujetas. La punta continúa avanzando de una manera amenazadora, como un animal que se dirige con su pico. Y a medida que avanza, aparece sobre el vástago rígido una especie de tela que se desarrolla –como una membrana de murciélago– tan delgada y transparente que se ven los vestidos de Marthe a su través. Se distingue perfectamente el tallo de este velo membranoso envolvente. Marthe está inmóvil y habla a intervalos».
«Puedo aproximarme y mirar tan cerca que llego a 3 y hasta 2 centímetros de distancia. Veo como una tela hinchada, dotada de movimientos. Durante cinco o seis minutos la examino cuidadosamente. Veo prolongaciones como los cuernecitos de un caracol, enderezándose a derecha e izquierda. Estos cuernos son como de una gelatina transparente, pudiendo introducirse y salir de la masa principal más claramente formada».
«Marthe se levanta. Le cojo las manos, levantando o bajando las mismas; me parece que ejerzo atracción sobre la punta de la masa. De pronto, ésta desaparece. No queda de la misma más que un velo suspendido de mi mano que sujeta las dos de la médium».
«Pero yo no siento nada. Hice un pequeño movimiento con el meñique y la masa descendió algunos centímetros para subir en el acto.»
Manos De Pesadilla
Podemos constatar en esta experiencia que el ectoplasma sigue un curso paulatino, semejante a una ameba; fija sus tentáculos en el suelo, y desde allí realiza movimientos determinados. Unas veces permanece sujeto al médium y otras se separa. Finalmente, involuciona de nuevo al cuerpo del dotado. En otras ocasiones, el ectoplasma adquiere formas corpóreas, moldeándose poco a poco, hasta hacer surgir un brazo con sus músculos correspondientes, como vemos en esta experinecia:
«Luz bastante buena. La cortina cerrada durante una hora aproximadamente. Después la abro, sobre el suelo una mancha blanca que se ensanchaba rápidamente, y la formación de dos cuernecitos por el avance de la masa X, que los emite en todos sentidos, muy movibles. Entonces la masa X, primeramente muy ancha, se disloca poco a poco en partículas, tomando el aspecto de una mano grisácea de contornos vagos. Esta mano está animada de movimientos, con el aspecto de una mano de momia que saliera de una tela. Se levanta y se baja como una mano auténtica. Las del médium, sujetas por mí, están absolutamente inmóviles. Los extremos de los dedos del ectoplasma, adelgazados, prolongados en forma fusiforme, parecen terminar en nebulosidades».
«Los puedo mirar muy de cerca. Toco uno de dichos huesos y me da la sensación de un líquido frío. La mano se balancea sobre mi rodilla y siento como un rozamiento de un cuerpo poco resistente. Entonces la mano se levanta sola, balanceándose sobre un vástago que la sostiene contra el suelo. Después cae haciendo un ligero ruido, queda en el suelo y me parecerá los dos huesos del antebrazo, como si estuvieran envueltos por una nebulosidad de muselina. Vuelve a levantarse, se inclina y avanza hacia mí. La muñeca se baja, cuelgan los dedos, se balancean y manifiestan como un movimiento de torsión del singular antebrazo. Sigo figurándome ver los huesos del carpo envueltos siempre en la nebulosidad de muselina. La mano se pone sobre mi rodilla. Percibo su ligerísimo peso. Hace a mis órdenes pequeños movimientos de desplazamiento sobre mis rodillas, las cuales siento claramente. Entonces Marthe me dice: "Mirad los músculos cómo empiezan a formarse." Veo –creo ver– en el espacio que separa ambos huesos algo negro. La mano se levanta, se mueve muy cerca de mí, casi desarraigada del suelo, con el cual no está sujeta más que por un ligero trazo blanco. Vuelve a caer la mano al suelo con un pequeño ruido, se levanta de nuevo y desaparece de pronto, así que el médium se pone en pie.»
Estos constituyen en síntesis los resultados de las experiencias realizadas por Richet en 1906 y publicadas posteriormente, tras los logros obtenidos por Schrenz-Notzing con la misma médium, con la que consiguió unas curiosas materializaciones que se las designó con el nombre de planos, ya que aparecen dibujos o caras recortadas, cuya génesis es muy similar a las descritas por Richet. Las emanaciones ectoplasmáticas, en estas ocasiones, surgían de la boca, otras del pecho o de las axilas. Madame Bisson, compañera inseparable de Eva, apunta que ella pudo ver surgir fluido ectoplasmático del ombligo de la médium cuando se encontraba completamente desnuda. Era una sustancia blanquecina, cuyo examen al microscopio, realizado por Schrenzk-Notzing, revelaba la presencia de restos epiteliales, formas bacterianas y mucha grasa. En algunos casos ha sido un tejido de apariencia vegetal, y en otros como un hilo de algodón rodeado de una sustancia granulosa no determinada.
Un Dotado Irrepetible
A esta misma época pertenece el polaco Franek Kluski, que fue considerado el gigante de los médiums en el tema de las materializaciones. Jamás se le encontró queriendo simular algún ectoplasma. Fue estudiado muy intensamente, dadas sus extraordinarias capacidades, por grandes investigadores de la época, realizando con él pruebas que dieron la vuelta al mundo.
Era un individuo muy emotivo, presentando zonas de intensa sensibilidad en la nuca y en el antebrazo izquierdo. Vivió entre 1874-1944. Durante las sesiones mediúmnicas se le aceleraba fuertemente el ritmo cardíaco, elevándose sus pulsaciones por minuto a niveles muy altos. Al final de la experiencia se quejaba de una sed insaciable, bebiendo grandes cantidades de agua. A veces, al día siguiente de una sesión aparecía su cuerpo cubierto de llagas sanguinolentas que curaban rápidamente en un par de días. Tenía antecedentes familiares de estas facultades en la figura de su padre, que, aunque poseyendo estos dones, nunca participó en sesiones espiritas; también parecía reunir estas condiciones un tío suyo, sacerdote católico.
Por las noches sus habitaciones eran lugar de cita de individuos de ultratumba, así decía él. Pero estas visitas no le causaban ningún temor.
Sus poderosas facultades surgieron, según él, desde muy temprana edad, en la que sus amigos participaban de las apariciones que surgían en una tienda que él mismo había construido mediante dos sillas a las que colocaba un chal. En su interior pudieron ver las figuras de un hermano y una hermana que habían muerto. En su pubertad, las alucinaciones llegaron a ser muy frecuentes. Solía visitar cementerios y bosques solitarios, surgiendo entonces a su alrededor apariciones de todo tipo, desde sus padres, que ya habían muerto, hasta fantasmas de diversos animales: perros, gatos y lobos, que se situaban junto a él.
Desde los 20 hasta los 46 años prestó poca atención al mundo de las alucinaciones en que se encontraba inmerso, casándose y dedicándose a las finanzas. A finales del invierno de 1918-1919, asistiendo a una sesión mediúmnica en la que actuaba el dotado Guzik, tuvieron los asistentes la idea, una vez que se había marchado el médium, de concentrarse todos ellos, a fin de comprobar si eran capaces de producir algún fenómeno. La sorpresa no se hizo esperar, surgiendo formas luminosas encima de la cabeza de Kluski. A partir de este incidente comenzó la carrera mediúmnica de Franek en el Instituto Metapsíquico, donde se prestó a ser estudiado sin otra expectativa que la de estar al servicio de la ciencia. Los controles tomados para sus experiencias fueron sencillos. Se le sujetaban las manos y se le controlaban las rodillas y las piernas. No era un médium que ofreciese dificultad en el uso de controles, ya que guardaba una inmovilidad casi absoluta a lo largo de toda la sesión, apoyando en algunas ocasiones la cabeza sobre la mesa o sobre el experimentador que se encontraba a su lado. El repertorio de sus fenómenos era de gran variedad. Se observaron con él materializaciones humanas, animales, formas luminosas e incluso fenómenos de telequinesia.
El doctor Geley, que se ocupó del estudio de este dotado, nos describe el curso de sus materializaciones, indicándonos que en el momento en que iban a tener lugar, se percibía en el ambiente un intenso olor a ozono que se desvanecía al finalizar las mismas.
La Mirada Del Espectro
El gabinete en el que transcurrían las experiencias estaba iluminado por una débil lámpara roja. Surgían en primer lugar, alrededor de la cabeza de Kluski, unos vapores semejantes a una neblina. Al mismo tiempo, se observaban resplandores luminosos, similares, según Geley, a focos de condensación, dando la impresión de órganos invisibles. Aparecían puntas de dedos y trozos de caras. Una vez que todos estos vapores se habían condensado lo suficiente y organizado, se veían manos y caras del tamaño natural, bien formadas, que se situaban al lado del médium o sobre la cabeza de los asistentes. No sólo quedaron las materializaciones en caras, sino que también, en algunas ocasiones, pudieron observarse fantasmas visibles hasta las extremidades superiores. Geley describe estos rostros como poseyendo vida, y nos dice a este respecto que se fijaban intensamente en los experimentadores. Como la visibilidad que proporcionaba la luz roja era escasa, aproximaban unas pantallas luminiscentes de sulfuro de zinc a los rostros para examinarlos mejor. Otras veces, esto resultaba innecesario, ya que la propia aparición poseía luminosidad propia, resultando fácil observar sus rasgos y contornos.
Para Geley no cupo la posibilidad de fraude con este médium y argumentó que sólo eran posibles tres mecanismos para poner en marcha el trucaje de las caras:
1° «El uso de un colaborador». Posibilidad que quedaría descartada, ya que los asistentes eran experimentadores formados, previamente escogidos por él.
2° Ilusión producida en los asistentes por el propio rostro del médium más o menos transformado. Opinión improbable, ya que Kuskli permanecía en inmovilidad absoluta, y los controles establecidos no le permitían ningún desplazamiento.
3° Quedando como tercera hipótesis «el uso de máscaras». A este respecto nos argumenta el investigador: «Un engaño así requiere un artefacto que el médium, sujeto por ambas manos, no habría podido manejar. Aun sugiriendo que hubiese podido dejar libre alguna de sus manos, habría resultado insuficiente. Con toda probabilidad habrían sido necesarias ambas manos: una, para sostener la máscara; y la otra, para levantar y acercar la lámpara a la máscara.»
¿«Esculturas» Del Más Allá?
Descartadas todas las hipótesis, el fraude parece muy difícil con este dotado. Todavía más si se tienen en cuenta los vaciados de parafina que realizaron sus ectoplasmas, en condiciones de control muy rigurosas, y que según notables expertos en esta materia fueron calificados de irreprochables. El experimento consistía en lo siguiente: se colocaba una cubeta de agua caliente sobre la que se vertía una capa de parafina fundida de color azulado. Una vez que se producía una materialización, esta se sumergía en la cubeta y depositaba el molde obtenido en las manos de los investigadores.
Geley describe así los movimientos de estos fantasmas: «Aquellas manos estaban iluminadas por puntos luminosos en las extremidades digitales. Se paseaban lentamente ante nuestros ojos; se sumergían en la cubeta de parafina; chapoteaban una fracción de minuto y volvían a salir sin perder su luminosidad; por último, dejaban, el molde aún caliente en una de mis manos.»
También en experiencias posteriores se le añadió a la parafina azulada otra sustancia incolora, el colesterol, que sometida a la prueba del ácido sulfúrico toma el color rojo. Este control se estableció para eliminar la hipotética probabilidad de que Kluski trajese los moldes preparados de antemano, ya que conocía a lo largo de las sesiones que la parafina utilizada era azulada. Con todos estos controles, los moldes obtenidos contenían colesterol. Se obtuvieron vaciados de siete manos y uno de un pie, así como el vaciado de la parte inferior de un rostro. Los vaciados poseen las características anatómicas de manos de adultos; aunque por su pequeño tamaño, recuerdan a las manos infantiles. El dictamen emitido por vaciadores profesionales, tales como Gabrielli, Barettini y Guido Marchelli –artistas modeladores–, han demostrado que dichos vaciados son de primera operación, tomados de órganos vivos y no de segundos vaciados, lo cual excluye la posibilidad de obtención de los mismos por medio de sustancias solubles, preparadas para tal efecto. Los mencionados modeladores realizaron numerosos intentos, por medios artificiales, tales como guantes de cuero, etc., para obtener moldes similares a los que realizó Kluski, resultándoles imposible encontrar un mecanismo artificial que pudiese explicar la obtención de los vaciados.
Les asombraba, sobre todo en algunos moldes de manos, la posición tan difícil en que aparecían colocados los dedos. Fueron incapaces de explicar este fenómeno y declararon que les resultaba imposible comprender cómo habían sido conseguidos los moldes.
Los Procesos Del Fantasma
En el mundo de la parapsicología, aun hoy en día, no se ha superado el terreno de la hipótesis, y no se ha encontrado ninguna que sirva para explicar las materializaciones. Lo único que podemos apuntar como características que se repiten en el campo de las materializaciones, a lo largo de la historia de esta fenomenología, es lo siguiente:
1° El ectoplasma surge del cuerpo del médium, permaneciendo unido a él mediante una especie de cordón umbilical.
2° En un principio no es visible. Poco a poco surgen unas nubes vaporosas, que a veces se acompañan de fenómenos de luminiscencia y telequinesia.
3° La masa vaporosa es de color blanquecino; lentamente se organiza, pudiendo observarse formaciones de miembros en la mayoría de los casos; si bien, en médiums muy potentes, la organización se realiza muy rápidamente, y surge la materialización completa, sin haberse llegado a observar los apartados 1, 2, 4 (caso de Katie-King).
4° Al igual que se organizan los miembros corporales, se conforman los vestidos y demás ropajes que constituyen la indumentaria del fantasma.
5° En muchas ocasiones, la materialización posee autoiluminación.
6° El espectro es reabsorbido por el cuerpo del médium en trance, desapareciendo por consiguiente la materialización, ¿Por qué se produce? ¿Qué mecanismos pone en marcha el dotado? ¿Poseemos todos la capacidad de producir fantasmas? Son preguntas que hoy, todavía, no tienen respuesta.
Las materializaciones producidas por la famosa médium Eusapia Palladino fueron frecuentes y variadas. Las manifestaciones ectoplasmáticas visuales fueron raras. Más bien solían ser manos de las que se percibía su contacto. Charles Richet, que realizó más de doscientas sesiones con ella, cuenta que, en numerosas ocasiones, fue tocado por una mano en los costados, en las manos, en la cara, en la frente, en la nuca y en la espalda.
Esta mujer, de nacionalidad italiana, nacida en un ambiente pobre, era de modales toscos y groseros, comentario que hace sobre ella la hija de Lombroso, añadiendo que, a pesar de haberse relacionado largo tiempo con gente educada –fue investigada por eminentes sabios–, no había conseguido aprender buenos modales. De costumbres bruscas, sus fraudes, cuando los hubo, fueron sumamente burdos e infantiles.
En estas materializaciones de Eusapia sólo aparecen determinados miembros corpóreos del fantasma. La supuesta telergía emitida por el médium no llega a tener la fuerza suficiente para provocar la aparición completa. Richet, que no era creyente en la supervivencia de la vida después de la muerte, explicaba la fantasmogénesis diciendo que se trata de una materia llamada ectoplasma, que el médium emite a través de cavidades de cuerpo, boca, oídos, nariz, etc.
La telergía se condensa y poco a poco toma una apariencia corpórea, logrando los médiums muy potentes la materialización completa. Pero esta sustancia proviene del médium; por tanto, una vez completada la escena espectral, vuelve al cuerpo que la ha emitido. Que la aparición tome una forma conocida para el grupo de asistentes a la sesión que sea puede deberse a la clarividencia o a la telepatía. Es decir, el médium sería capaz de poder observar los hechos pasados en la vida del sujeto; o bien, si se trata de la telepatía, conocer las cuitas del experimentador, sus preocupaciones y las anécdotas que pasen por su imaginación.
Siguiendo con Eusapia, en la sesión celebrada en Génova con el círculo de Minerva, a la que asistían Morselli, Porro, Ramorino, L. Vasallo y el doctor Venzano, surgió la forma de una niña que Porro conoció como su nieta. La sesión, acaecida el 21 de diciembre de 1901, sucedió así, según cuenta Morselli:
«Manifestáronse dos formas invisibles en la oscuridad, pero que pudieron verse después enseguida a una débil luz. Porro percibió la forma de su nieta fallecida. Detrás de una cortina, pudo abrazarla y la oyó hablar con voz infantil. Después, llegó la de un hijo de Vasallo, muerto a los dieciséis años. Esta vez, se hizo visible. Mostróse un óvalo casi fosforescente a la derecha de Eusapia; se movió de izquierda a derecha con lentitud, y desapareció. Se vio, a la luz roja, salir un brazo y una mano del gabinete y dirigirse hacia Vasallo. Aparecieron después una tercera y una cuarta forma.»
La corriente espiritista no dudaría, al explicar esta fenomenología, en afirmar que es el espíritu del difunto el que, tomando la energía del médium –por eso éste caería en la inconsciencia–, toma la forma que en vida poseyese, y habla con sus más allegados.
Un Espectáculo Extraordinario
Sería a partir de las experiencias de Schrenzk-Notzing y del ya conocido Richet, de donde se desprendería que la materialización surgiría del propio médium, por un proceso sucesivo de metamorfosis. Pudieron observar estos cambios con la médium Eva Carriere, que así se hacía llamar entonces la ya conocida por todos Marthe Beraud. Sus espectros seguían una evolución cambiante; en principio era un protoplasma gelatinoso, tal y como nos lo describe Richet, primeramente amorfo, que salía del cuerpo de la médium y tomaba forma más tarde. Al comienzo, hay siempre velos blancos, manchas lechosas y, en el interior de su pasta gelatinosa, algo con apariencia de muselina húmeda y colágena. Se forman poco a poco los dedos, dibujos y figuras en general. En esta sesión, que transcurrió en 1906, observamos esta evolución protoplasmática:
«Al cabo de una media hora abro las cortinas y veo en el suelo un vago resplandor, bastante débil, para que pueda dudar de su realidad. Poco a poco va intensificándose, tomando el aspecto de un pequeño pañuelo luminoso. Todo el cuerpo de Eva está inmóvil. La mancha luminosa se extiende. Sus contornos son indecisos, vaporosos, más inciertos y suaves que los de una tela. Se acerca al sillón, crece, toma la forma de una especie de serpiente y parece subir por el brazo izquierdo del sillón de A... Sus contornos se hacen más distintos».
«De repente, un espectáculo extraordinario. De la mesa se separa una punta que sube, se encorva, y se dirige al pecho de Eva, cuyas manos tenemos sujetas. La punta continúa avanzando de una manera amenazadora, como un animal que se dirige con su pico. Y a medida que avanza, aparece sobre el vástago rígido una especie de tela que se desarrolla –como una membrana de murciélago– tan delgada y transparente que se ven los vestidos de Marthe a su través. Se distingue perfectamente el tallo de este velo membranoso envolvente. Marthe está inmóvil y habla a intervalos».
«Puedo aproximarme y mirar tan cerca que llego a 3 y hasta 2 centímetros de distancia. Veo como una tela hinchada, dotada de movimientos. Durante cinco o seis minutos la examino cuidadosamente. Veo prolongaciones como los cuernecitos de un caracol, enderezándose a derecha e izquierda. Estos cuernos son como de una gelatina transparente, pudiendo introducirse y salir de la masa principal más claramente formada».
«Marthe se levanta. Le cojo las manos, levantando o bajando las mismas; me parece que ejerzo atracción sobre la punta de la masa. De pronto, ésta desaparece. No queda de la misma más que un velo suspendido de mi mano que sujeta las dos de la médium».
«Pero yo no siento nada. Hice un pequeño movimiento con el meñique y la masa descendió algunos centímetros para subir en el acto.»
Manos De Pesadilla
Podemos constatar en esta experiencia que el ectoplasma sigue un curso paulatino, semejante a una ameba; fija sus tentáculos en el suelo, y desde allí realiza movimientos determinados. Unas veces permanece sujeto al médium y otras se separa. Finalmente, involuciona de nuevo al cuerpo del dotado. En otras ocasiones, el ectoplasma adquiere formas corpóreas, moldeándose poco a poco, hasta hacer surgir un brazo con sus músculos correspondientes, como vemos en esta experinecia:
«Luz bastante buena. La cortina cerrada durante una hora aproximadamente. Después la abro, sobre el suelo una mancha blanca que se ensanchaba rápidamente, y la formación de dos cuernecitos por el avance de la masa X, que los emite en todos sentidos, muy movibles. Entonces la masa X, primeramente muy ancha, se disloca poco a poco en partículas, tomando el aspecto de una mano grisácea de contornos vagos. Esta mano está animada de movimientos, con el aspecto de una mano de momia que saliera de una tela. Se levanta y se baja como una mano auténtica. Las del médium, sujetas por mí, están absolutamente inmóviles. Los extremos de los dedos del ectoplasma, adelgazados, prolongados en forma fusiforme, parecen terminar en nebulosidades».
«Los puedo mirar muy de cerca. Toco uno de dichos huesos y me da la sensación de un líquido frío. La mano se balancea sobre mi rodilla y siento como un rozamiento de un cuerpo poco resistente. Entonces la mano se levanta sola, balanceándose sobre un vástago que la sostiene contra el suelo. Después cae haciendo un ligero ruido, queda en el suelo y me parecerá los dos huesos del antebrazo, como si estuvieran envueltos por una nebulosidad de muselina. Vuelve a levantarse, se inclina y avanza hacia mí. La muñeca se baja, cuelgan los dedos, se balancean y manifiestan como un movimiento de torsión del singular antebrazo. Sigo figurándome ver los huesos del carpo envueltos siempre en la nebulosidad de muselina. La mano se pone sobre mi rodilla. Percibo su ligerísimo peso. Hace a mis órdenes pequeños movimientos de desplazamiento sobre mis rodillas, las cuales siento claramente. Entonces Marthe me dice: "Mirad los músculos cómo empiezan a formarse." Veo –creo ver– en el espacio que separa ambos huesos algo negro. La mano se levanta, se mueve muy cerca de mí, casi desarraigada del suelo, con el cual no está sujeta más que por un ligero trazo blanco. Vuelve a caer la mano al suelo con un pequeño ruido, se levanta de nuevo y desaparece de pronto, así que el médium se pone en pie.»
Estos constituyen en síntesis los resultados de las experiencias realizadas por Richet en 1906 y publicadas posteriormente, tras los logros obtenidos por Schrenz-Notzing con la misma médium, con la que consiguió unas curiosas materializaciones que se las designó con el nombre de planos, ya que aparecen dibujos o caras recortadas, cuya génesis es muy similar a las descritas por Richet. Las emanaciones ectoplasmáticas, en estas ocasiones, surgían de la boca, otras del pecho o de las axilas. Madame Bisson, compañera inseparable de Eva, apunta que ella pudo ver surgir fluido ectoplasmático del ombligo de la médium cuando se encontraba completamente desnuda. Era una sustancia blanquecina, cuyo examen al microscopio, realizado por Schrenzk-Notzing, revelaba la presencia de restos epiteliales, formas bacterianas y mucha grasa. En algunos casos ha sido un tejido de apariencia vegetal, y en otros como un hilo de algodón rodeado de una sustancia granulosa no determinada.
Un Dotado Irrepetible
A esta misma época pertenece el polaco Franek Kluski, que fue considerado el gigante de los médiums en el tema de las materializaciones. Jamás se le encontró queriendo simular algún ectoplasma. Fue estudiado muy intensamente, dadas sus extraordinarias capacidades, por grandes investigadores de la época, realizando con él pruebas que dieron la vuelta al mundo.
Era un individuo muy emotivo, presentando zonas de intensa sensibilidad en la nuca y en el antebrazo izquierdo. Vivió entre 1874-1944. Durante las sesiones mediúmnicas se le aceleraba fuertemente el ritmo cardíaco, elevándose sus pulsaciones por minuto a niveles muy altos. Al final de la experiencia se quejaba de una sed insaciable, bebiendo grandes cantidades de agua. A veces, al día siguiente de una sesión aparecía su cuerpo cubierto de llagas sanguinolentas que curaban rápidamente en un par de días. Tenía antecedentes familiares de estas facultades en la figura de su padre, que, aunque poseyendo estos dones, nunca participó en sesiones espiritas; también parecía reunir estas condiciones un tío suyo, sacerdote católico.
Por las noches sus habitaciones eran lugar de cita de individuos de ultratumba, así decía él. Pero estas visitas no le causaban ningún temor.
Sus poderosas facultades surgieron, según él, desde muy temprana edad, en la que sus amigos participaban de las apariciones que surgían en una tienda que él mismo había construido mediante dos sillas a las que colocaba un chal. En su interior pudieron ver las figuras de un hermano y una hermana que habían muerto. En su pubertad, las alucinaciones llegaron a ser muy frecuentes. Solía visitar cementerios y bosques solitarios, surgiendo entonces a su alrededor apariciones de todo tipo, desde sus padres, que ya habían muerto, hasta fantasmas de diversos animales: perros, gatos y lobos, que se situaban junto a él.
Desde los 20 hasta los 46 años prestó poca atención al mundo de las alucinaciones en que se encontraba inmerso, casándose y dedicándose a las finanzas. A finales del invierno de 1918-1919, asistiendo a una sesión mediúmnica en la que actuaba el dotado Guzik, tuvieron los asistentes la idea, una vez que se había marchado el médium, de concentrarse todos ellos, a fin de comprobar si eran capaces de producir algún fenómeno. La sorpresa no se hizo esperar, surgiendo formas luminosas encima de la cabeza de Kluski. A partir de este incidente comenzó la carrera mediúmnica de Franek en el Instituto Metapsíquico, donde se prestó a ser estudiado sin otra expectativa que la de estar al servicio de la ciencia. Los controles tomados para sus experiencias fueron sencillos. Se le sujetaban las manos y se le controlaban las rodillas y las piernas. No era un médium que ofreciese dificultad en el uso de controles, ya que guardaba una inmovilidad casi absoluta a lo largo de toda la sesión, apoyando en algunas ocasiones la cabeza sobre la mesa o sobre el experimentador que se encontraba a su lado. El repertorio de sus fenómenos era de gran variedad. Se observaron con él materializaciones humanas, animales, formas luminosas e incluso fenómenos de telequinesia.
El doctor Geley, que se ocupó del estudio de este dotado, nos describe el curso de sus materializaciones, indicándonos que en el momento en que iban a tener lugar, se percibía en el ambiente un intenso olor a ozono que se desvanecía al finalizar las mismas.
La Mirada Del Espectro
El gabinete en el que transcurrían las experiencias estaba iluminado por una débil lámpara roja. Surgían en primer lugar, alrededor de la cabeza de Kluski, unos vapores semejantes a una neblina. Al mismo tiempo, se observaban resplandores luminosos, similares, según Geley, a focos de condensación, dando la impresión de órganos invisibles. Aparecían puntas de dedos y trozos de caras. Una vez que todos estos vapores se habían condensado lo suficiente y organizado, se veían manos y caras del tamaño natural, bien formadas, que se situaban al lado del médium o sobre la cabeza de los asistentes. No sólo quedaron las materializaciones en caras, sino que también, en algunas ocasiones, pudieron observarse fantasmas visibles hasta las extremidades superiores. Geley describe estos rostros como poseyendo vida, y nos dice a este respecto que se fijaban intensamente en los experimentadores. Como la visibilidad que proporcionaba la luz roja era escasa, aproximaban unas pantallas luminiscentes de sulfuro de zinc a los rostros para examinarlos mejor. Otras veces, esto resultaba innecesario, ya que la propia aparición poseía luminosidad propia, resultando fácil observar sus rasgos y contornos.
Para Geley no cupo la posibilidad de fraude con este médium y argumentó que sólo eran posibles tres mecanismos para poner en marcha el trucaje de las caras:
1° «El uso de un colaborador». Posibilidad que quedaría descartada, ya que los asistentes eran experimentadores formados, previamente escogidos por él.
2° Ilusión producida en los asistentes por el propio rostro del médium más o menos transformado. Opinión improbable, ya que Kuskli permanecía en inmovilidad absoluta, y los controles establecidos no le permitían ningún desplazamiento.
3° Quedando como tercera hipótesis «el uso de máscaras». A este respecto nos argumenta el investigador: «Un engaño así requiere un artefacto que el médium, sujeto por ambas manos, no habría podido manejar. Aun sugiriendo que hubiese podido dejar libre alguna de sus manos, habría resultado insuficiente. Con toda probabilidad habrían sido necesarias ambas manos: una, para sostener la máscara; y la otra, para levantar y acercar la lámpara a la máscara.»
¿«Esculturas» Del Más Allá?
Descartadas todas las hipótesis, el fraude parece muy difícil con este dotado. Todavía más si se tienen en cuenta los vaciados de parafina que realizaron sus ectoplasmas, en condiciones de control muy rigurosas, y que según notables expertos en esta materia fueron calificados de irreprochables. El experimento consistía en lo siguiente: se colocaba una cubeta de agua caliente sobre la que se vertía una capa de parafina fundida de color azulado. Una vez que se producía una materialización, esta se sumergía en la cubeta y depositaba el molde obtenido en las manos de los investigadores.
Geley describe así los movimientos de estos fantasmas: «Aquellas manos estaban iluminadas por puntos luminosos en las extremidades digitales. Se paseaban lentamente ante nuestros ojos; se sumergían en la cubeta de parafina; chapoteaban una fracción de minuto y volvían a salir sin perder su luminosidad; por último, dejaban, el molde aún caliente en una de mis manos.»
También en experiencias posteriores se le añadió a la parafina azulada otra sustancia incolora, el colesterol, que sometida a la prueba del ácido sulfúrico toma el color rojo. Este control se estableció para eliminar la hipotética probabilidad de que Kluski trajese los moldes preparados de antemano, ya que conocía a lo largo de las sesiones que la parafina utilizada era azulada. Con todos estos controles, los moldes obtenidos contenían colesterol. Se obtuvieron vaciados de siete manos y uno de un pie, así como el vaciado de la parte inferior de un rostro. Los vaciados poseen las características anatómicas de manos de adultos; aunque por su pequeño tamaño, recuerdan a las manos infantiles. El dictamen emitido por vaciadores profesionales, tales como Gabrielli, Barettini y Guido Marchelli –artistas modeladores–, han demostrado que dichos vaciados son de primera operación, tomados de órganos vivos y no de segundos vaciados, lo cual excluye la posibilidad de obtención de los mismos por medio de sustancias solubles, preparadas para tal efecto. Los mencionados modeladores realizaron numerosos intentos, por medios artificiales, tales como guantes de cuero, etc., para obtener moldes similares a los que realizó Kluski, resultándoles imposible encontrar un mecanismo artificial que pudiese explicar la obtención de los vaciados.
Les asombraba, sobre todo en algunos moldes de manos, la posición tan difícil en que aparecían colocados los dedos. Fueron incapaces de explicar este fenómeno y declararon que les resultaba imposible comprender cómo habían sido conseguidos los moldes.
Los Procesos Del Fantasma
En el mundo de la parapsicología, aun hoy en día, no se ha superado el terreno de la hipótesis, y no se ha encontrado ninguna que sirva para explicar las materializaciones. Lo único que podemos apuntar como características que se repiten en el campo de las materializaciones, a lo largo de la historia de esta fenomenología, es lo siguiente:
1° El ectoplasma surge del cuerpo del médium, permaneciendo unido a él mediante una especie de cordón umbilical.
2° En un principio no es visible. Poco a poco surgen unas nubes vaporosas, que a veces se acompañan de fenómenos de luminiscencia y telequinesia.
3° La masa vaporosa es de color blanquecino; lentamente se organiza, pudiendo observarse formaciones de miembros en la mayoría de los casos; si bien, en médiums muy potentes, la organización se realiza muy rápidamente, y surge la materialización completa, sin haberse llegado a observar los apartados 1, 2, 4 (caso de Katie-King).
4° Al igual que se organizan los miembros corporales, se conforman los vestidos y demás ropajes que constituyen la indumentaria del fantasma.
5° En muchas ocasiones, la materialización posee autoiluminación.
6° El espectro es reabsorbido por el cuerpo del médium en trance, desapareciendo por consiguiente la materialización, ¿Por qué se produce? ¿Qué mecanismos pone en marcha el dotado? ¿Poseemos todos la capacidad de producir fantasmas? Son preguntas que hoy, todavía, no tienen respuesta.
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