Mito mexicano que cuenta como los dioses ordenaron lluvia en castigo al mal comportamiento del hombre. Estos para conciliarse con los dioses debieron hacer algo...
Se dice que muchos, muchos años antes de la llegada de los españoles a nuestra tierra, sucedió lo que les voy a contar: Había llovido mucho en aquel año y continuaba lloviendo desde la mañana hasta la noche, sin que un rayo de sol ni de luna que iluminará los campos. Las lindas estrellas se habían ocultado quizá para siempre, y los pájaros escondidos en sus nidos piaban tristemente, cubriendo con sus alitas empapadas a los bebés pajaritos; así, las madres cuidan de sus hijos temblorosos de frío. Lloraban las madres y se aterrorizaban los niños porque veían caer el cielo torrentes de agua en forma de grandes culebras que azotaban los campos, destruían los sembrados, anegaban las ciudades, como enormes gigantes heridos, y el hogar tolteca corría peligro. Así estaba aquel país de antepasados en los día del diluvio.
¿Por qué el cielo se mostraba tan severo con los hombres?
¡Ah! Porque habían faltado a su deber, no eran trabajadores, ni adoraban a sus dioses, ni eran respetuosos con los otros hombres, sus hermanos. Entonces los hombres pensaron hacer algo para salvar a la familia. Construyeron una gran pirámide como montaña de ladrillo y cemento especial, que llamaron Tolan Cholatan, alta, hasta el cielo, para escapar de la inundación. Ahí elevaron un altar a Tlaloc, el dios de las lluvias, y a Quetzalcóatl, el dios del viento; y subieron a sus familias por las grandes escalinatas de piedra hasta llegar a la cumbre... el dios de las aguas, compadecido de los hombres al ver su actividad y unión en el trabajo, hizo cesar el diluvió, y la aflicción del pueblo terminó.
Se dice que muchos, muchos años antes de la llegada de los españoles a nuestra tierra, sucedió lo que les voy a contar: Había llovido mucho en aquel año y continuaba lloviendo desde la mañana hasta la noche, sin que un rayo de sol ni de luna que iluminará los campos. Las lindas estrellas se habían ocultado quizá para siempre, y los pájaros escondidos en sus nidos piaban tristemente, cubriendo con sus alitas empapadas a los bebés pajaritos; así, las madres cuidan de sus hijos temblorosos de frío. Lloraban las madres y se aterrorizaban los niños porque veían caer el cielo torrentes de agua en forma de grandes culebras que azotaban los campos, destruían los sembrados, anegaban las ciudades, como enormes gigantes heridos, y el hogar tolteca corría peligro. Así estaba aquel país de antepasados en los día del diluvio.
¿Por qué el cielo se mostraba tan severo con los hombres?
¡Ah! Porque habían faltado a su deber, no eran trabajadores, ni adoraban a sus dioses, ni eran respetuosos con los otros hombres, sus hermanos. Entonces los hombres pensaron hacer algo para salvar a la familia. Construyeron una gran pirámide como montaña de ladrillo y cemento especial, que llamaron Tolan Cholatan, alta, hasta el cielo, para escapar de la inundación. Ahí elevaron un altar a Tlaloc, el dios de las lluvias, y a Quetzalcóatl, el dios del viento; y subieron a sus familias por las grandes escalinatas de piedra hasta llegar a la cumbre... el dios de las aguas, compadecido de los hombres al ver su actividad y unión en el trabajo, hizo cesar el diluvió, y la aflicción del pueblo terminó.
1 comentario:
Hola espero que no se tome a mal mi comentario pero la imagen que a prece en este post no es sobre el diluvio si no sobre el paraíso de tlaloc el cual se encuentra en tehotihuacan representado en lo que se cree era un tlapatini dado que los de mas murales muestran tanto las curaciones que se hacían y las malformaciones que podían existir en aquel entonces solo es un dato espero que lo tomen en cuenta.
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