miércoles, 26 de enero de 2011

Frey: El dios del sol y de los duendes

Hijo de Njord, dios de los vientos y de Skadi, hija de la giganta de las tormentas. Frey era descendiente de los Vanir, era el dios del buen tiempo y del Sol, cosas de valor incalculable para los nórdicos. Era representado como un dios muy apuesto.

Tras la guerra entre los Aesir y los Vanir, se le otorgó el control sobre el reino del Alfheim, la tierra de los duendes y de las hadas.

Además Frey poseía el arma mas temida (con excepción de Mjolnir, el martillo de Thor) en todo el universo, era una espada que cuando se desenvainaba luchaba sola. Su fiel montura era Gullinbursti, el jabalí de oro, pero también navegaba a veces en un barco que luego plegaba y guardaba en el bolsillo.

Al ser Frey el dios del Sol, es significativo su cortejo a Gerd, la hija del gigante de hielo Gymir.

Cierto día Frey subió al Hlidskiaf, si Odín se hubiera enterado, Frey hubiera sido duramente castigado, desde ahí vio a la giganta Gerd de la cual quedó prendado. Frey no sabia como cortejarla, puesto que esta relación estaría muy mal vista en el Asgard.

Pronto Frey cayó deprimido ante este amor no correspondido, su padre le pregunto al sirviente de Frey, Skirnir que le pasaba a Frey y este le contó su problema con la giganta. Frey ofreció a su sirviente cualquier tesoro a cambio de que este fuera a Jotunheim y le confesara a Gerd el amor que sentía por ella, a cambio Skirnir pidió la espada de Frey y su corcel, Blodughofi, el cual veía en la oscuridad y no tenia miedo al fuego.

Cuando este llegó, localiza sin dificultad a Gerd, cuando este le confesó el amor de Frey ella actúo con indiferencia, puesto que no quería tener nada que ver con un dios cuya tarea era calentar la tierra, ya que ella era una giganta del hielo, entonces Skirnir la amenazó y ella no tuvo mas remedio que aceptar.

Skirnir se puso muy contento al oír la decisión de Gerd, pero la giganta le dijo que el encuentro seria dentro de nueve noches en el bosque de Barri.

Cuando Skirnir le dio las noticias a Frey el se quejó de que tuviera que esperar nueve noches. Al cabo de las nueve noches consumaron la relación haciendo que el bosque brotara la vida al fundirse la tierra gélida con la cálida y vivificante luz del sol.

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