
La expresión “Arpa del Diablo” es un juego de palabras de los físicos Jeanne Manning y Nick Begich para destacar el peligro del programa HAARP –Harp significa arpa en inglés-, del que apenas se tienen noticias fuera de Estados Unidos, pero que allí, a pesar de las tranquilizadoras informaciones oficiales, ha despertado inquietud en muchos científicos responsables. Estamos asistiendo a una serie de anómalos y preocupantes cambios climáticos, como fuertes calores cuando todavía no es tiempo, sorprendentes fríos en pleno verano, imprevistas nevadas que obligan a neutralizar un Tour en época estival, etcétera.
Hay un convencimiento general de que el tiempo está cambiando o, como mínimo, de que presenta acusadas irregularidades. Evidentemente, la naturaleza muestra estos ciclos ya comprobados por las épocas glaciares, pero no pocos expertos y científicos piensan que algunas de esas anomalías obedecen a manipulaciones humanas, ya como simples experiencias para una acción futura más amplia o, como se sospecha, con objetivos estratégicos o económicos.
Sistemas paracientíficos

En los años 80, el físico e ingeniero nuclear Thomas E. Bearden estuvo trabajando con el grado de coronel para el Departamento de Defensa de EE.UU. como experto en nuevos armamentos y en el diseño de Juegos de guerra, lo que le permitía tener acceso a una cuantiosa información clasificada. Sembró la alarma con la sospecha – para él, convencimiento-, de que la URSS estaba utilizando técnicas muy sofisticadas para modificar el clima en EE.UU. y perjudicar su economía agrícola, aparte de otros objetivos psicológicos más inconfesables. Ese cambio se lograba mediante varios haces de ondas no hertzianas (escalares) que podían transmitir energías fabulosas a gran distancia y sin pérdida, que al ser interferidas creaban un foco de calor en un punto preciso de la estratosfera, con lo que desviaban las corrientes en chorro y alteraban el clima en amplias regiones. La tecnología se basaba en unos trabajos de juventud del físico E.T. Wittaker que, pese a haber sido publicados en 1903 y 1904, pasaron inadvertidos en aquel tiempo, y en descubrimientos realizados por Nikola Tesla en la misma época, que los soviéticos, en un gigantesco proyecto de recopilación bibliográfica a partir de los 50 redescubrieron. Ello se combinaba mediante el efecto llamado Aharonov-Bohm, descubierto en 1959. Estas ondas se emitían desde unas potentes antenas direccionales llamadas Howitzer, y uno de sus efectos se registraba en múltiples bandas (de 3 a 30 MHz), en un sistema que los norteamericanos y los radioaficionados llamaron WP, Woodpecker (pájaro carpintero), ya que en los altavoces se captaba un sonido muy parecido Tac, tac, tac de esa ave. Las emisiones WP se iniciaron en 1976, y en la década que concluye en 1985 el clima de EE.UU. se alteró tan radicalmente, que un riguroso estudio publicado por la prestigiosa revista Science, demostraba que tal anomalía sólo se podía producir en un año de cada 1.200. “Casualmente”, los cambios más espectaculares fueron acompañados de una extraordinaria actividad de las WP en muchas frecuencias simultáneas. Además de sus publicaciones, Bearden ha preparado un vídeo demostrativo de una hora para divulgar su sospecha.

En otra ocasión, en 1970, Brzezinski predijo que íbamos hacia una sociedad más controlada y dirigida mediante procedimientos técnicos, por una nueva elite de poder que haría de las elecciones un mero trámite para dar una impresión de libertad: “Impedida por las restricciones de los valores tradicionales liberales, esta elite no dudará en lograr sus fines políticos utilizando las últimas técnicas modernas para influir en el comportamiento público, manteniendo a la sociedad bajo una estrecha vigilancia y control. El momento técnico y científico les proporciona los medios para explotarla”.
Citando un informe de la Fuerzas Aéreas norteamericanas, Brzezinski añadía: “Las aplicaciones potenciales de los campos electromagnéticos artificiales son muy amplias y pueden usarse en situaciones militares o casi militares. Algunos de estos usos potenciales incluyen acuerdos con grupos terroristas, control de multitudes...”
Efectos devastadores

Bernard J. Eastlund, el inventor del sistema básico norteamericano, declaró que estas ondas de radio de alta frecuencia interaccionan con las partículas con carga eléctrica, induciendo el fenómeno magnético Cara de Espejo, que empuja hacia arriba la ionosfera, es decir, levanta la capa donde se reflejan las ondas. La frecuencia natural de resonancia entre la superficie terrestre y la ionosfera que nos engloba y condiciona, ya descubierta por Tesla, se estima en 7,83 Hz, lo que se llama también frecuencia de Schumann, aunque puede ser variable y esta cifra sería un promedio. Nuestros cuerpos están condicionados por esa frecuencia, que en cierto modo actúa como un diapasón regulador al que se sincronizan por resonancia muchos procesos fisiológicos. Si levantamos la ionosfera, el rebote tardará más y esta frecuencia variará, haciéndose más lenta. Algunos dirán que es un cambio positivo, ya que los cerebros serán arrastrados hacia frecuencias Alfa bajas y Theta, más creativas, con una disminución del ritmo Beta, asociado, entre otras muchas actividades, a la agresividad; pero no sabemos lo que puede ocurrir, más cuando la Naturaleza siempre es la sabia.
Pompas de jabón

Además de Nick Begich y Jeanne Manning, que le han dedicado un libro de 230 páginas con abundante bibliografía, otros, como Elisabeth Rauscher, física experta en altas energías, están en esta línea: “Ustedes están bombeando una tremenda energía en una delicada configuración molecular que contiene múltiples capas y que llamamos ionosfera. Ella es susceptible de reacciones catalíticas: si una pequeña parte se altera, puede inducir a un cambio mucha mayor en la totalidad”.
El movimiento anti-HAARP está más vivo en Alaska, donde se ha instalado esta monstruosa antena. Una zona cercana al polo magnético desde la que la manipulación de las auroras boreales puede ser más efectiva. Su coordinador es Clare Zickuhr. Esperamos que este movimiento, que cuenta con físicos de primera fila, sirva al menos para hacer reflexionar a algunos científicos implicados en HAARP sin tener plena información de las consecuencias, y alertar a los estados que pueden sufrir sus efectos perjudiciales, para que se unan en un frente capaz de frenar este peligro. El futuro de la humanidad está realmente en juego. El problema es... que esta tecnología está en manos de multinacionales apartidas, sólo parcialmente sometidas a un control estatal y manejadas por una elite carente de escrúpulos, que creen que ellos viven en otro mundo, el mundo de los beneficios monetarios.
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