lunes, 31 de diciembre de 2007

El enigma de las "mesas parlantes"

El fenómeno de macro-psicoquinesis (se entiende por psicoquinesis el movimiento de materia y energía externas a través del espacio y del tiempo, logrado por la sola influencia mental de una persona) que utiliza como instrumentos mesas pequeñas es, probablemente, el único que, bajo determinadas condiciones, puede ser repetido a voluntad por cualquier persona sin requerir ninguna habilidad especial. Conocido desde la antigüedad, fue hacia 1850 cuando alcanzó una gran popularidad, siendo denominado en los ambientes espiritistas como table-turning, que en español se traduce como "mesas parlantes" o "mesas giratorias". Un grupo de personas, habitualmente amigos, se sientan alrededor de una mesa para intentar producir en ella movimientos anómalos que han sido descritos en los textos clásicos. Después de un periodo variable de tiempo en el que se llevan a cabo diversos rituales o fórmulas consideradas habitualmente como imprescindibles, se produce una serie de fenómenos que aumentan en intensidad según unos parámetros fijos que suelen repetirse en todos los casos.
Generalmente se escuchan crujidos o se detectan desplazamientos de la mesa casi imperceptibles, pero, poco a poco, los crujidos se transforman en golpes de diferentes características e intensidades, que pueden escucharse en otros lugares de la habitación. Los desplazamientos se hacen más complejos y se producen inclinaciones que obligan a los asistentes a hacer auténticos para no perder su lugar junto a la mesa. A partir de ese momento, ésta se comporta como si estuviera animada fuerza invisible e inteligente y los asistentes a la sesión suelen acordar códigos de golpes o movimientos para "conversar" con ella. Luego pueden tener lugar fenómenos de mayor envergadura como la levitación completa de la mesa. Ocasionalmente se observan fenómenos lumínicos, tocamientos (es decir, sensación de dedos invisibles apoyándose en alguna parte del cuerpo), brisas, movimientos de objetos de diferentes tamaños o aparición de "aportes", entre otras manifestaciones.
Sin embargo, no todos los grupos tienen la misma suerte. Unos han abandonado sus encuentros después de semanas o meses de reunirse infructuosamente, mientras que otros logran progresar hasta distintos estadios intermedios. Algunos han atribuido los fenómenos a seres desencarnados y otros se inclinan por pensar en fuerzas psíquicas desconocidas relacionadas con uno, varios o todos los presentes.
Podríamos situar el punto de partida de este fenómeno a mediados del siglo XIX, cuando se produjo, en América y Europa, una epidemia de mesas parlantes, que se pusieron de moda primero en los salones y fueron luego fundamento de una nueva doctrina llamada espiritismo, cuyos principios fueron enunciados por Allan Kardec en 1857. Kardec dio importancia sobre todo a los contenidos de los mensajes, atribuyéndolos a personas fallecidas que se comunicaban a través de las mesas. Otros sin descartar la hipótesis espírita, o incluso adhiriéndose a ella, señalaron que las respuestas difícilmente superaban el nivel de información que tenían los asistentes a la versión.
Una primera delimitación de lo que era el fenómeno de las mesas parlantes consistió en diferenciarlo del trabajo que hacían sujetos especiales, generalmente médiums muy experimentados que desarrollaban, sin ninguna colaboración, diversos fenómenos de efectos físicos utilizando, entre otros elementos, alguna mesa para efectuar sus demostraciones parafísicas. En cambio, cuando hoy se habla de mesas parlantes hay que pensar en la reunión de grupos informarles que llevan a cabo las sesiones en un clima de amistad y de profundo interés. A veces el médium se designa después de comprobar los resultados de varias sesiones, aunque se trate de alguien que no pueda producir, ni antes ni después de las reuniones, ningún otro fenómeno paranormal.

viernes, 28 de diciembre de 2007

Los niños y sus encuentros con ángeles

Por grandes que sean las diferencias de criterio entre los especialistas en el mundo infantil, existe consenso en que los primeros siete años son cruciales para el desarrollo y maduración futuros. La intensidad y audacia en los juegos y relaciones, sea con amigos reales o «invisibles», es una muestra de receptividad hacia el mundo espiritual. Generalmente se piensa que, a medida que el niño se va familiarizando con el pensamiento racional, pierde buena parte de la frescura e inocencia que caracterizaban esos años. Sin embargo, en el libro Children and Angels (Los niños y los ángeles) la escritora británica Clennyce S. Eckersley ofrece otra visión del mundo de los adultos, pues ella opina que nunca se llega a perder del todo ese don infantil.
Los investigadores británicos David Hay y Rebecca Nye llevaron a cabo un estudio durante tres años sobre la espiritualidad de la infancia y descubrieron que la mayoría de los entrevistados tenía creencias profundas y experiencias espirituales significativas desde edades muy tempranas. Los niños están convencidos de que poseen su propio ángel de la guarda y no cuestionan la misión de estos seres. Y los más pequeños, con independencia de su origen cultural, hablan de los ángeles con total naturalidad, como si se tratara de amigos de toda la vida.
En muchas sociedades se cree que los bebés de pocos meses poseen la capacidad innata de «ver» más allá de nuestra dimensión física. Este don clarividente desaparece gradualmente con la edad y al llegar a los doce años se han perdido todos o casi todos los vínculos con el mundo espiritual. En la investigación preparatoria de este reportaje he escuchado y leído relatos de muchos padres convencidos de la profunda afinidad existente entre niños y ángeles. Por lo que se refiere a los más pequeños, los padres coincidieron al describir una escena que se repite con frecuencia: el bebé mira fijamente a un punto de la habitación, generalmente el techo, y en un momento dado sonríe o ríe, como respuesta a alguna forma de comunicación invisible; a menudo extiende sus manos hacia arriba, como si esperara que un ser invisible le cogiera en brazos.

Los bebés y los ángeles
Tampoco es inusual escuchar relatos de bebés que han sobrevivido milagrosamente tras caer de pisos altos, o en accidentes de tráfico donde mueren los padres pero los pequeños se salvan. Son muchos los que no dudan en atribuir estos sucesos a los ángeles de la guarda. Un ejemplo de este tipo de «rescate angélico» ocurrió en el verano de 1998 en Inglaterra, cuando un hombre llamado Jack llevó a su nieto de trece meses a dar un paseo en coche. Por razones desconocidas, Jack perdió el control del coche y cayó por el precipicio que había a un lado de la carretera. Fue lanzado fuera del vehículo y murió en el acto. Su nieto permaneció dentro del coche durante 72 horas, hasta que fue encontrado vivo y en buen estado de salud por un joven que hacía senderismo en la zona. El coche estaba oculto por una maleza muy espesa y protegido de los rayos del Sol y las inclemencias del tiempo. Durante la vista judicial del caso, todo el mundo hablaba de un milagro, incluso la magistrada. También el policía encargado de las investigaciones dijo que algo o alguien que no era de este mundo había cuidado del niño, salvaguardando su vida.
En los hospitales de todo el mundo se puede asistir diariamente a numerosos prodigios producidos gracias a la tecnología y a la rápida intervención en pacientes que hubieran muerto sólo unas décadas atrás. Pero un milagro auténtico, un caso para el que médicos y enfermeras no encuentren ninguna explicación, es algo muy diferente. Sin embargo, no faltan los ejemplos. Uno de ellos es el caso de Lucy, una niña inglesa de 4 años que ingresó inconsciente en el servicio de urgencias del hospital Santa María de Paddington, en Londres, tras haber sido atropellada por un camión.

Quién salvó a Lucy?
El aspecto de Lucy era tal que las dos doctoras de guardia, Judith y Jenny, no pudieron evitar estremecerse a pesar de tener experiencia en accidentes de todo tipo. Parece ser que acompañaba a sus padres mientras caminaban por Edgware Road, una de las calles más concurridas de Londres. Sin previo aviso, la niña se precipitó en la calzada y se metió literalmente bajo las ruedas del camión, que no pudo frenar a tiempo. Todo el tonelaje del vehículo pasó sobre el cuerpo de la pequeña.
Después de examinarla, las dos facultativas no daban crédito a sus ojos, ya que sólo le encontraron un pequeño cardenal en el hombro. Mientras la llevaban al departamento de radiología, la niña abrió los ojos y preguntó que «dónde estaba el hombre vestido de blanco brillante». El radiólogo pensó que se refería a é1, ya que, como todos los médicos, vestía bata blanca, pero la niña repetía que ella hablaba del «hombre con el vestido largo que brillaba». Una de las doctoras intentó tranquilizar a Lucy, pensando que todo era producto de su imaginación, pero la niña mantenía su relato con tenacidad, insistiendo en que aquel personaje luminoso le había acariciado las mejillas mientras la cogía en brazos para evitar que las ruedas del camión aplastaran su cuerpo. Unos minutos después se durmió y no despertó hasta pasadas veinticuatro horas. Transcurrido ese tiempo se le practicaron todo tipo de pruebas y análisis, pero, salvo el pequeño cardenal del hombro, no encontraron nada. Nadie podía creer lo que estaba pasando, ya que el conductor del camión recordaba el ruido producido por las ruedas cuando supuestamente pasaron sobre el pequeño cuerpo y un testigo confirmó que esa versión era cierta. Pero Lucy insistía en que el hombre de blanco le había salvado la vida. Muchos afirmaron sin ningún género de duda que ese «hombre» era su ángel de la guarda.
Estos seres muestran su presencia de muchas formas distintas y una de ellas es mediante los aromas, generalmente de flores como el jazmín. Hace unos años, una joven madre llamada Jane se fue de vacaciones a la costa con sus dos hijas de 5 y 3 años. Cuando llegó a su destino, empezó a llover y el tiempo empeoró de tal modo que, dos días después, Jane decidió interrumpir las vacaciones y regresar a casa. Metió en el coche el escaso equipaje veraniego y se puso en camino, con tan mala fortuna que cuando apenas había recorrido unos kilómetros se desató una lluvia torrencial que le impedía la visibilidad. Las ruedas del coche resbalaban sobre el firme embarrado y Jane empezó a sentir miedo. Decidió parar y, al mirar hacia los asientos traseros, observó que la niña pequeña dormía plácidamente mientras la mayor, sonriendo, le habló como si se tratara de un adulto: «No te preocupes, mamá; los ángeles nos van a ayudar a salir de aquí». En aquel mismo instante, el coche se llenó de un aroma intenso, difícil de identificar, parecido a una mezcla de perfumes, flores y especias. El olor apenas se mantuvo un minuto, pero fue suficiente para que Jane condujera a partir de entonces con mucha más seguridad, sabiendo que tanto ella como sus hijas estaban protegidas por los ángeles. Ya en casa y a salvo, Jane seguía intrigada por el origen de la misteriosa fragancia, aunque siempre convencida de que no era de este mundo.

Visitas sobrenaturales
Aunque existen muchas teorías, no se sabe a qué obedecen las visitas de los ángeles tanto a niños como a adultos. Sin embargo, todo el mundo coincide en que su propósito es siempre positivo y estimulante. La visita o visitas, según las experiencias, permanecen indelebles en el corazón de aquellos que las experimentan y la sensación que éstos tienen es siempre de serenidad, consuelo y valor.
De todas maneras, aunque usted no haya tenido un encuentro angélico, no quiere decir que no goce de la alta protección de estos seres. Los ángeles de la guarda «trabajan a tiempo completo» y están siempre dispuestos a echarnos una mano en cualquier momento. Existen muchas experiencias que así lo prueban.

jueves, 27 de diciembre de 2007

Ladrones de Energía: ¿EXISTEN REALMENTE VAMPIROS DE NUESTRA FUERZA VITAL?

¿Se siente en ciertas épocas más "bajo" de energía que habitualmente? ¿Conoce quizás a alguien de quien tiene la sensación de que le está sustrayendo energía cuando se encuentra a su lado? ¿Existen realmente personas con la capacidad de absorber la energía vital de sus semejantes? En muchas ocasiones no es necesario buscar enemigos en el exterior: los verdaderos problemas comienzan siempre en su propio interior, con una actitud errónea ante el mundo.
El término "vampiro" es lo suficientemente sugestivo como para poder hablar de forma muy extensa de las connotaciones que tal expresión hace llegar a nuestra mente. Sin embargo, no nos referimos ahora al conocido personaje, ya arquetípico, sediento de la sangre y del alma de sus víctimas.
De forma genérica, puede aplicarse este término a la persona con la supuesta capacidad de sustraer la fuerza vital del campo energético de sus semejantes ¿Existen entre nosotros seres que tengan esta capacidad? ¿Puede tal cosa llegar a ser posible? Veamos lo que la moderna investigación sobre el estudio de supuestos fenómenos extraños nos ha permitido averiguar sobre este tema.
Lo primero que deberíamos saber es que nuestra actitud inconsciente ante un determinado problema hará que éste se acreciente y amplifique, o bien que se modere y disminuya. La tensión emotiva generada por el individuo que toma decisiones erróneas para su estabilidad, genera una espiral depresiva que provoca su propio malestar. El torbellino de ansiedad y desgaste psíquico deriva en una aparente disminución de su energía interior. Esta máxima elemental era conocida por muchas órdenes esotéricas, que aplicaron estas nociones ¿De qué forma?

La "Hermandad Negra"
Tomemos, como ejemplo, el significado preciso de unas palabras de Bram Stoker, creador del famoso "Drácula" y miembro de la orden ocultista Golden Dawn: "Un vampiro jamás puede acceder a su hogar, a menos que usted le preste su consentimiento y le invite previamente a entrar".
Esa argumentación, traducida a un lenguaje cotidiano, propone que nada ni nadie tiene el poder de hacernos ningún daño psíquico, a menos que nosotros se lo permitamos. Tenemos el libre albedrío de escoger nuestras propias decisiones y actitudes. De modo que podemos abrir la puerta de nuestra mente a los supuestos problemas del exterior o cerrarla para que sea un reducto impenetrable a la hostilidad. La realidad objetiva es que nosotros somos el resultado final de lo que pensamos.
Si alguna "amistad" malintencionada nos percibe como seres débiles y vulnerables mentalmente, y entonces decide sugestionarnos con impresiones negativas que minen nuestra seguridad, esa fuerza exterior sólo cobrará poder en nuestras vidas si damos permiso para que su acceso de negatividad entre en nuestra mente. A un comentario "aparentemente" inofensivo, porque se expresa con un lenguaje suave y tenue, pero que intuimos cargado de intensiones desmoralizadoras por parte del agresor psíquico, hay que responder siempre con la indiferencia emocional. Pero la clave para lograr la verdadera invulnerabilidad es sentir en nuestro interior esa apatía frente a la información que nos llega del exterior.
¿En qué ocasiones damos autorización a los vampiros para actuar? Veámoslo con un ejemplo trivial. ¿Nunca nos ha dicho nadie, un día en el que nos encontrábamos bien emotivamente: "Hoy tienes mala cara, tu aspecto no es el de siempre, parece que tienes algún problema o que algo te preocupa, ¿te encuentras bien?". Y nuestra respuesta ha sido la inseguridad respecto a nuestro estado real, que en realidad era bueno, y hemos ido a toda prisa a mirarnos al espejo. El supuesto vampiro psíquico puede apuntarse un rotundo éxito: ha sembrado la desorientación y, en pocos segundos, hemos comenzado a sentirnos mal.
El hecho cierto, en este caso, es que alguien ha logrado que la sombra de la duda y la desconfianza hacia nosotros mismos germine en nuestro fuero íntimo. Apliquemos esta situación a temas mucho más trascendentales, que pueden estar relacionados con el trabajo, la economía o el amor. La mínima fisura emocional permitirá que el ataque del vampiro consiga su objetivo. Nosotros mismos estaremos haciendo todo el trabajo de desgaste y autodestrucción personal, sin que nadie haya tenido que recurrir a ningún complejo ritual de magia negra para abatirnos y perjudicarnos. Nuestra actitud frente a las cosas, nuestros miedos e inseguridades interiores, han sido nuestro pero enemigo.
Los magos de la Golden Dawn, como Bram Stoker, sabían todo esto, y al recurrir muchos de ellos sutilmente a técnicas psicológicas y mentales muy concretas, generaban efectos mucho más demoledores psíquicamente sobre la víctima que con los ritos de magia operativa dirigidas contra ese mismo sujeto. Ahora bien, ¿cómo funciona este proceso en nuestra vida cotidiana?
¿Tenemos la costumbre de recrearnos en la observación morbosa de nuestra caja de Pandora psíquica con demasiada frecuencia? Sabemos, por experiencia y vivencias adquiridas, que una determinada actitud no nos beneficia; sin embargo, a pesar de ello la potenciamos y amplificamos de forma derrotista, dando por sentado que "las cosas no pueden ser de otra forma". Por tanto, en estas circunstancias nuestra actitud personal continúa siendo errónea. Cuando nos identificamos con el sufrimiento de una situación que nos resulta desagradable, estamos generando una pérdida de energía que en ningún momento nos está beneficiando. Eso puede provocarnos un desgaste brutal; luego, es evidente que si queremos soluciones prácticas para sentirnos mejor, una reacción emotiva inversa nos permitiría un movimiento que, en este caso, sería de activación y carga.
Esta es la clave. Todo depende del planteamiento psicosomático del proceso mental con que nos programamos. A muchos nos ha sucedido en alguna ocasión que, en un momento crucial de acumulación y saturación de problemas, hemos sufrido las consecuencias de un "bloqueo emocional"; esa tensión puede haber sido creada por causas de índole familiar, laboral o quizás de salud. Pero el conflicto real no nace del problema en sí, sino de nuestra reacción ante el mismo. En lugar de buscar respuestas constructivas a nuestros "porqués" personales, nos hemos ido llenando de impresiones negativas que merman cada vez más nuestro estado de anímico. Y lo que realmente hace esa pasividad es alejarnos de una utilización adecuada de nuestra energía personal.
¿Cómo podemos incrementar dicha energía? ¿Qué fuentes de alimentación tenemos disponibles para ello? La respuesta es simple: mediante la absorción de impresiones positivas. Este sería el mecanismo principal con que funcionaría la llamada magia blanca. El practicante de las técnicas que mencionamos trabaja su mente mediante el uso controlado de su voluntad y la imaginación, lo que le hace invulnerable a lo que comúnmente se denomina magia negra, que no es más que una mala programación de los procesos cotidianos. Basados en esta sencilla máxima del vivir cotidiano, autores muy alejados del mundo de la magia han vendido millones de libros sobre crecimiento y superación personal, recordando a sus lectores que la prisión de nuestras emociones es la que nosotros mismos construimos involuntariamente; es decir, los únicos vampiros que pueden atacarnos son aquellos a quienes otorgamos ese poder.

El vampiro interior
Cuando la mente se modifica, el cuerpo cambia. Las emociones generan un tipo de contenidos psíquicos que, a su vez, producen más emociones.
¿Qué son los pensamientos? Impulsos neuronales que se llevan a cabo a través de los neurotransmisores: unas sustancias químicas que transportan los impulsos nerviosos y permiten la comunicación de los contenidos emocionales.
Los cien mil millones de neuronas del cerebro, que aproximadamente tienen unos cien billones de conexiones de circuitos o sinapsis, mediante las cuales las células de este órgano transmiten toda esa información. Nuestros pensamientos son capaces de generar y poner en actividad las sustancias químicas necesarias para el buen funcionamiento del organismo. La mente moviliza átomos de hidrógeno, carbono, oxígeno, y también envía impulsos específicos, que afectan a la segregación hormonal y a todas las glándulas del sistema endocrino.
La salud de una persona, en consecuencia, estará en parte determinada por su actitud ante la enfermedad, ya que sus pensamientos, en uno u otro sentido, provocarán cambios en su estado físico y mental; es decir, los conductos neuronales envían o no la energía suficiente para el buen funcionamiento del proceso. Cuando esta no llega, o hay una sobrecarga, aparece la enfermedad.
Los terribles efectos que puede llegar a provocar esta situación no son imaginarios, sino absolutamente reales. Los problemas mal canalizados generan una especie de "vampiro cerebral" que devora al cuerpo. Este demonio tiene nombre: la cortisona, que es la hormona generada en situaciones de estrés; éste aumenta su concentración en sangre provocando así daños degenerativos en el cerebro y destruyendo una importante cantidad de neuronas del hipotálamo.
El subconsciente del afectado somatiza la agresión, lo que deriva en estados alucinatorios, como respuesta a la inestabilidad neuronal; procesos que a su vez se precipitan en una escalada de depresión y ansiedad. Como consecuencia, el problema se duplica. Hasta ese momento, la falta de energía tenía un fundamento puramente psicosomático, pero a partir del instante en que se produce la degeneración celular surge un estado permanente de desequilibro hormonal que abre la puerta a una pérdida permanente de energía. Lo peor es que esta amenaza fisiológica aparece por una actitud equivocada del individuo: posturas de derrota, insatisfacción o agresividad mal canalizada. Sin esta actitud negativa, nuestro vampiro interior no tendría ningún poder.

El poder del pensamiento
Según el psicólogo Stanley Schachter, "muchas veces un estado emocional no es más que el resultado de la interacción entre la actividad fisiológica y la evaluación cognitiva de la situación". En realidad, ¿qué son las emociones? Podríamos definirlas como fenómenos multidimensionales, ya que son estados subjetivos. También podría decirse que constituyen respuestas biológicas y fisiológicas que preparan el cuerpo para una función adaptativa. Si tenemos una emoción, se producen cambios corporales.
Acudamos a la actividad del sistema nervioso durante una experiencia que nos provoque miedo. Automáticamente, se produce una serie de variaciones corporales previsibles y recurrentes: el bombeo del corazón aumenta sus palpitaciones, las manos experimentan una mayor sudoración, la presión sube de forma alarmante y la respiración también se acelera. Es un círculo cerrado. A su vez, ese aumento de la actividad cardiovascular también produce una emoción. Somos conscientes de esa aceleración, amplificamos nuestro miedo, y aumenta la segregación de neurotransmisores y de sustancias hormonales.
Eso significa que las emociones no son más que patrones de respuesta. Pero con esa respuesta podemos amplificar el problema si la emoción inicial es desagradable o varía de forma desestabilizante nuestro patrón físico habitual.
Los pensamientos crean sensaciones al cuerpo, que luego se prepara para luchar contra ellas. El organismo físico no es capaz de distinguir entre un peligro imaginario y uno real, así que los mecanismos de control físicos se pondrán en marcha en ambas ocasiones, en función de las emociones iniciales que envíe nuestro cerebro. Nuestra actitud frente a las cosas puede mejorar o empeorar nuestras constantes fisiológicas. Incluso algunas curaciones físicas – verificadas por la ciencia médica – de casos etiquetados como intratables, han revelado que casi todos esos pacientes pusieron en marcha un proceso espontáneo de sanación, cambiando radicalmente su estado habitual de conciencia. Este cambio de actitud emotiva fue el puente mágico entre la enfermedad y la salud.

Cazavampiros
Cuando vemos desde afuera a un agresor, podemos defendernos, pero cuando está dentro nos provoca indefensión psicológica. Nuestro cuerpo es una especie de retrato en tres dimensiones: un holograma gigante de aquello con lo que llenamos nuestro inconsciente. La mente consciente nos puede mentir y darnos la información errónea de que nuestro cuerpo esta sano; por el contrario, la mente subconsciente es incapaz de mentir y refleja en el organismo el estado real de la situación.
Lo que parece evidente es que cuando experimentamos la desagradable sensación de que hemos sufrido un paro energético, deberíamos buscar la explicación lógica de esas sensaciones que nos invaden y etiquetamos como de orden "negativo", sin tener que recurrir a otras de carácter extranatural.
Pensemos en una persona que tenga la sensación de "ahogo" y "debilitamiento" en su propio hogar, lo que debería ser su lugar mágico de recogimiento y descanso, pero no lo es. Esta persona presiente que algo esta fallando. Alguien puede atribuir esto a fuerzas extrañas, a invisibles "chupadores" de vida. En realidad deberíamos asociarlo con la idea de que, en esa casa, están plasmados numerosos recuerdos de sucesos que llevan a nuestra mente impresiones negativas.
¿Significa esto que los vampiros psíquicos no son entes reales? Hemos visto hasta ahora la parte más importante del problema, pero lo cierto es que los vampiros psíquicos parecen existir. Como resultado de un comportamiento enfermizo, hay personas melancólicas y depresivas, que se alimentan de la actitud vitalista de otros. Son incapaces de generar la actitud positiva adecuada para sentirse bien por sí mismos e, inconscientemente, para compensar esa deficiencia, buscan víctimas que les alimenten. Existe un abundante grupo de individuos capaz de "cargarse" o abastecerse de forma habitual "robando" la energía anímica de otras personas.
Psicológicamente, se alimentan de nuestro estado de ánimo. A este siniestro grupo pertenecen todas aquellos individuos con bajones energéticos provocados por estados anímicos depresivos o alterados. Frente a tales sujetos, una programación psíquica adecuada resulta imprescindible.
En muchas ocasiones, después de una conversación o charla con el supuesto vampiro, uno se queda con la impresión subjetiva de que le han "vaciado" parte de su campo energético, mientras la persona que estaba inicialmente desanimada ha cambiado su actitud y parece alejarse de nosotros con un aspecto más bien radiante y dicharachero. Este mismo efecto puede manifestarse en el transcurso del vivir cotidiano, en prácticamente cualquier área de nuestra vida en la cual tengamos que sufrir los lloros y lamentos, incluso las iras de vecinos insufribles, amigos insoportables, familiares "palizas" y amistades irritantes.
Para poder sobrevivir a todos ellos y conservar nuestro campo básico de funcionamiento con una mínima estabilidad psíquica y emocional, es necesario crearnos una "segunda piel": un verdadero escudo protector generado por una correcta visualización y programación de emociones útiles y positivas. Si somos capaces de conseguirlo, notaremos los resultados en nosotros mismos y en todas los dominios de nuestra vida.

miércoles, 26 de diciembre de 2007

ANGELES

¿Quiénes son estos enigmáticos hijos de Dios que se mencionan en la Biblia? Es extraño que estos seres mágicos nunca son descriptos con exactitud, de hecho, incluso cuando los ángeles aparecen por primera vez en la historia del patriarca Abraham siguen siendo figuras misteriosas sin ninguna clase de poderes sobrenaturales. Los ángeles vienen como mensajeros del todopoderoso trayendo una noticia milagrosa para Abraham: que su esposa Sara, una mujer de edad madura va a tener un hijo. Cuando Sara ríe incrédula un ángel la visita y habla: "¿Hay algo imposible para Yavé? Pues bien, volveré a visitarte dentro de un año y Sara tendrá un hijo." (Génesis 18.14).
En otro incidente en el libro de Génesis, uno de los momentos más enigmáticos y perturbadores de la Biblia, Dios ordena a Abraham que ofrezca a su único hijo Isaac como sacrificio humano. El patriarca, lleno de dolor, está apunto de cumplir con la terrible petición del señor cuando de pronto se escucha una voz desde las alturas: "Entonces el ángel de Dios lo llamó desde el cielo y le dijo: No toques al niño, ni le hagas nada pues ahora veo que temes a Dios." (Génesis 22.12).
A diferencia del ángel que salva la vida de Isaac, hay expertos que creen que es un ángel quién viene a batallar contra otro patriarca, Jacob, en una de las luchas más misteriosas de la Biblia. "Y Jacob se quedó solo, luego un hombre luchó con él hasta el amanecer, el hombre vio que no lo podía vencer." (Génesis 32.24).
Mientras en el Antiguo Testamento los ángeles muestran una relación polifacética con los seres humanos, la conexión que tienen con Dios es también una fuente de controversia. En el libro de Job las escrituras muestran una visión alarmante de la relación entre los ángeles y Dios, sorprendentemente los eruditos creen que reproduce la estructura de poder que existía en esa época. En el libro de Job en la corte de estos seres celestiales conocemos por primera vez a uno de los ángeles más misteriosos y fascinantes de toda la Biblia, su nombre es: Satanás.
Pero esta primera aparición de Satanás en la Biblia no es como enemigo de Dios sino como su devoto sirviente. Con el permiso de Dios, Satanás pone a prueba el carácter de Job al matar a sus hijos y luego entregándolo a la pobreza y a la enfermedad. Pero Job rehusa maldecir al Todopoderoso. Extrañamente, como si reflejaran el sufrimiento del mismo Job los judíos estaban a punto de caer en una terrible persecución y conquista.

Los ángeles en exilio
Es el sexto siglo antes de Cristo los judíos han sido condenados a la esclavitud en Babilonia y a pesar de esto continúan con sus creencias y esperan la salvación de su sufrimiento. ¿Por qué pareciera que su Dios los ha desamparado? Durante su crisis de fe los judíos comienzan su creencia en los ángeles, pues tienen la esperanza de que en este momento de prueba estos seres milagrosos y piadosos no los abandonarán. En las primeras partes de la Biblia hebrea los ángeles son figuras oscuras, no bien definidas; pero durante este terrible período de necesidad pasaran por una misteriosa transformación. Entre los judíos comienza a surgir una literatura donde los ángeles son descriptos como los heroicos protectores del pueblo elegido. En las escrituras que surgieron durante el exilio los ángeles se convierten criaturas de carne y hueso, más tangibles y más inmediatos que antes; adquieren nombres propios y personalidades singulares. En el libro de Daniel que describe esta época problemática el ángel Gabriel es descripto con una intensidad increíble. "Levanté los ojos y vi esto: un hombre vestido de tela de hilo con cinturón de oro puro, su cuerpo era como de crisólito, su rostro era como el brillo del relámpago, sus ojos como antorchas encendidas." (Daniel 10.5). En esta historia que toma lugar en Babilonia el joven visionario Daniel es uno de los favoritos del rey pero Daniel, un exiliado judío, es visto con desagrado en la corte. Sus enemigos engañan al rey para que sentencie a Daniel a una muerte segura. "El rey dijo a Daniel: que tu Dios al que sirves con constancia te libere. Entonces el rey dio orden de traer a Daniel y de arrojarle al foso de los leones". (Daniel 6.16). Al día siguiente y para sorpresa del rey Daniel aún está vivo en la fosa de los leones. La sorprendente explicación que dio Daniel fue que vino un ángel y le cerró las bocas a los leones para protegerlo.
Para los judíos que vivían bajo la opresión en Babilonia al igual que para el mismo Daniel la fe en los ángeles les da la tranquilidad de que no hay crisis superior a la intervención divina. Durante el período de exilio, mientras los ángeles se vuelven cada vez más importantes para los judíos, logran adquirir su característica más extraordinaria, pues, sorprendentemente es durante este período de fuerte crisis espiritual que en las escrituras los ángeles son dotados con alas. Buscando una razón para este atributo mágico los estudiosos han sido llevados a una fuente improbable, ¿es posible que la inspiración de las alas en los ángeles no halla venido de la tradición judía sino más bien de los dioses de los babilonios captores de los judíos?
Para el año 538 a.C., luego de su penosa experiencia en Babilonia, los judíos logran regresar a la tierra sagrada. Con su fe en Dios debilitada, buscan renovar su espiritualidad. De esta búsqueda surge una nueva y misteriosa literatura conocida como Apócrifa, en ella los judíos que buscan un sustento espiritual consiguen su inspiración en historias sobre ángeles. Según los apócrifos y otros textos místicos de la época, los ángeles han sido dotados de poderes extraordinarios. Son descriptos como guardianes leales, conocidos como aquellos que nunca duermen.
Otros ángeles profetizaban la muerte inminente de los humanos y otros ofrecen sus rezos en nombre de seres humanos dignos. De todos los relatos míticos de la época de los apócrifos, tal vez ninguno ofrece una perspectiva tan grandiosa que el libro de Enoch, aquí el profeta visionario Enoch cuenta sobre un viaje misterioso al cielo donde ve a los ángeles con toda su gloria infinita. "Vi cien mil por ciento mil, diez millones por diez millones, una multitud innumerable e incontable estaba frente a la gloria del señor de los espíritus. Y llegué a conocer sus nombres, pues el ángel que estaba conmigo me lo reveló." (primer libro de Enoch 40.1).
Sorprendentemente mientras crecía la obsesión de los judíos con los poderes de los ángeles, la creencia en los seres mágicos que había servido de apoyo para este pueblo durante sus momentos difíciles de exilio, pronto sería vista como una amenaza al judaísmo. Con el temor que la adoración de los ángeles pudiera competir con la adoración de Dios, los rabinos rehusaron incluir el Apócrifo en el canon de la Biblia, y a pesar de su fuerte oposición, las increíbles historias sobre ángeles no podían ser borradas. Estas historias continuaron hasta el nacimiento del Cristianismo, cuando la creencia en los ángeles sufriría otra misteriosa transformación.

El Apocalipsis
"Cuando estaban en Belén, le llegó el día en que debía tener su hijo. Y dio a luz a su primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en una pesebrera." (Lucas 2.6). La llegada milagrosa del infante Jesús proclamado en el Nuevo Testamento como el hijo de Dios es uno de los momentos más transcendentes de la cristiandad. Y misteriosamente, a pesar de su significado extraordinario, el Nuevo Testamento no hace mención de la presencia de ángeles en el pesebre durante el nacimiento de Jesús. A pesar de esta sorprendente omisión, en los siglos posteriores al nacimiento de Jesús, ha sido imposible para los fieles cristianos imaginar la natividad sin la presencia de ángeles. ¿Por qué no se hace mención en los Evangelios de la presencia de ángeles durante el momento mágico en la natividad? Y más sorprendente aún ¿por qué rara vez aparecen ángeles durante la historia de la vida de Jesús? ¿Es posible explicar su carencia con la naturaleza misma de Jesucristo? Por escasos 30 años Jesús anduvo por la tierra sirviendo como mensajero de la palabra de Dios, fue proclamado un creador de milagros y un consolador de almas. Como Jesús mostraba la calidez y la compasión de los ángeles bíblicos, qué necesidad tenían estos emisarios divinos.
Solo con la muerte de Jesús comienzan a reaparecer los ángeles. "El ángel dijo a las mujeres: ustedes no teman, porque yo sé que buscan a Jesús crucificado. No está aquí a resucitado." (Mateo 28.6). Desde este momento, cuando un ángel anuncia la resurrección de Jesús, estos seres divinos pasan otra vez por una increíble transformación. Con la muerte y resurrección de Jesús surgió una nueva y vigorosa fe. Los primeros seguidores de la nueva fe cristiana cayeron víctimas de una despiadada persecución por parte de los romanos. Al igual que los judíos buscaron su creencia en los ángeles en sus momentos de sufrimiento, los primeros cristianos también fueron inspirados por ángeles en el último libro del Nuevo Testamento, "el Apocalipsis".
En lugar de buscar consuelo en las imágenes piadosas de los ángeles, los primeros cristianos los veían como ejecutores de la venganza de Dios, el castigo divino en contra de un mundo de no creyentes; un tiempo de destrucción inimaginable y cataclísmico. De pronto, de una manera perturbadora, en el Apocalipsis, surge en el cielo una turbulenta batalla entre los ángeles. "En ese momento comenzó una batalla en el cielo Miguel y sus ángeles convatieron contra el monstruo, al enorme monstruo, al Diablo o Satanás como lo llaman, al seductor del mundo entero. Lo echaron a la tierra y a sus ángeles con él." (Apocalipsis 12.7). Aunque el Arcángel Miguel vence a Satanás y sus fuerzas, la tierra tiene tanta maldad que está destinada a presenciar el terror de los últimos días: El Juicio Final. "Y soltaron a los cuatro ángeles que esperaban la hora, el día ,el mes y el año, listos para exterminar a un tercio de los hombres". (Apocalipsis 9.15). De todas las descripciones de los seres angelicales, tal vez las más temibles y misteriosas son las de los que cabalgan el día del juicio: los cuatro jinetes del Apocalipsis. "Se presentó un caballo verdoso, al que lo montaba lo llamaban la muerte. Y detrás de él montaba otro: el lugar de los muertos. Se le dio permiso para exterminar la cuarta parte de los habitantes de la tierra por medio de la espada, del hambre, de la peste y de las fieras." (Apocalipsis 6.8).
Mientras llegaba a su fin la persecución de los cristianos por parte de los romanos, lo mismo sucedía con el temor de la venida del Apocalipsis. La religión cristiana, antes motivo de persecución, pasó a dominar a toda Europa. Y mientras florecía esta fe, la creencia en ángeles llegó a prosperar como nunca antes entre los devotos.

Guardianes celestiales
Europa, durante la Edad Media, durante siglos este período ha sido visto como un tiempo sombrío, lleno de temor, ignorancia y superstición. Pero los historiadores también han descubierto que era una época muy activa, una era de preguntas y debates. Y fue durante esta época que los ángeles se convertirían en un punto central de un intenso escrutinio. Creyendo en la existencia de estos seres divinos, los pensadores medievales buscaron resolver los misterios más fundamentales de su naturaleza. Algunos filósofos tenían la teoría de que los ángeles estaban formados por una sustancia misteriosa, a veces llamada materia sutil, con sus propios poderes mágicos.
De todos los genios de la Edad Media, ninguno brillo más que Santo Tomás de Aquino, tal vez, el más grande pensador del siglo XIII. En el intento por investigar la naturaleza de los ángeles, el gran filósofo defendió una idea que cautivaría la imaginación popular de los siglos por venir. De su propia y extraordinaria perspectiva, Santo Tomás concibió a los ángeles de la guarda como una poderosa presencia espiritual con grandes poderes. Un contemporáneo de Santo Tomás de Aquino, Dante Alivieri, daría su propia visión extraordinaria de los ángeles con toda su gloria y su misterio, en su magistral obra poética "La Divina Comedia". Durante este viaje imaginario por el cielo, Dante explora los nueve niveles jerárquicos de los ángeles pero sorprendentemente para Dante y muchos teólogos de la Edad Media, no todos estos seres celestiales eran creados iguales, su poder e influencia era definida por su creencia a Dios. Los más cercanos a Dios, ubicados en el primer coro eran los serafines, luego seguían los querubines en el segundo y los tronos en el tercero. Los más lejanos a Dios y más cercanos a los humanos eran los arcángeles y por último los ángeles.
A medida que Europa salía de la Edad Media y entraba en la gloria del Renacimiento, la presencia de los ángeles se manifestaba con mucha fluidez en el arte.

Conclusión
Desde los tiempos del Renacimiento hasta la actualidad han perdurado las imágenes transcendentales de estos seres divinos. Y a pesar las turbulencias de nuestro tiempo y los ataques escépticos de la ciencia, los ángeles han seguido inspirando a la humanidad. Y hoy a pesar de las maravillas modernas buscamos consuelo en la compañía de los ángeles, tal como hemos hecho desde tiempos inmemoriales. De hecho, estudios modernos muestran que la mitad de las personas creen hoy día en los ángeles ¿Cuál es el poder mágico de estos seres que inspiran esta fe? ¿Qué nos revela esto sobre los ángeles y sobre nosotros mismos? Cualquiera que sea nuestra razón para aferrarnos a la creencia en los ángeles, la pregunta permanece ¿Aún están entre nosotros los ángeles que habitaban las páginas de la Biblia y la imaginación de nuestros ancestros? Tal vez en un mundo donde los humanos se alejan cada vez más el uno del otro y de la misma naturaleza, los ángeles son testigos de la posibilidad cierta de los milagros del corazón. Los ángeles son tal vez lo único que conocemos del cielo y si las antiguas escrituras tenían razón tal vez algún día podamos ver a estos seres mágicos cara a cara y solazarnos en su sereno resplandor por toda la eternidad.

viernes, 21 de diciembre de 2007

La cara como espejo del alma

Ni los más acérrimos detractores de la fisiognomía, la frenología y la craneoscopia pueden sustraerse a la tentación de juzgar las características psíquicas, espirituales y morales de las personas por la sola observación de los rasgos físicos que las ropas dejan contemplar. Se tienen noticias de que en el antiguo Egipto se enseñaba a los iniciados el arte de la fisiognomía, después de haber sido sometidos a un análisis de sus facciones, con el fin de saber si eran idóneos para los cometidos que estaban reservados a los elegidos en los templos de Menfis.
En La Ilíada se representa a Tersites con la cabeza puntiaguda, poco pelo, bizco y cojo, así como de hombros y tórax estrechos y hundidos, para referirse a él como un ser desvergonzado, insolente y lleno de malas pasiones. La descripción que hace Homero del pobre hombre, como arquetipo opuesto a las bellas figuras de los héroes, le da a Ulises la justificación moral para increparle y golpearle despiadadamente, ante la complicidad de los guerreros presentes.

Magia natural
Pitágoras y Sócrates seleccionaban a los candidatos que pretendían acceder a sus enseñanzas mediante un minucioso examen del rostro y del cuerpo. El primer documento escrito de fisiognomía que se conserva pertenece a Aristóteles, quien estableció un paralelismo entre los caracteres de los animales y el de los seres humanos. Por ejemplo, unos ojos lánguidos y una nariz ancha indicaban que una persona era flemática y pasiva, por recordar sus rasgos a los de un buey.
San Gregorio Nacianceno, en una invectiva contra el emperador Juliano, dice que "aunque no tengo la pretensión de creerme un hábil fisonomista, me di cuenta del desbarajuste de su espíritu por el aspecto de su rostro y por los movimientos de su cuerpo...", lo que el santo le "hacía conjeturar, antes de que hubiera hecho nada, todo lo que a su tiempo iba a hacer". Se sabe que también practicaron el arte de la fisiognomía san Nemesio, santo Tomás de Aquino y san Buenaventura.
En la Edad Media, árabes y judíos se interesaron en esta disciplina, por lo que se hicieron traducir las obras clásicas de esta materia, conocimiento que los médicos utilizaban para tratar de curar a sus enfermos. En el Renacimiento, algunos filósofos, como Cocles y Grippa, consiguieron dar un nuevo impulso a la fisiognomía, en la creencia de que por los rasgos de una persona se podía predecir su porvenir. Sin duda, el príncipe de los fisonomistas de los siglos XVI y XVII fue Gian Battista Porta, napolitano de familia noble que a los quince años ya había compuesto tres libros de magia natural. En el siglo XVII algunos estudiosos de la materia relacionaban los planetas con algún aspecto del cuerpo. Ciro Sponti con las líneas de la frente y Belot con las diferentes partes de la cara.
Un nuevo esfuerzo de los ilustrados del siglo XVIII aporta un balón de oxígeno a la fisiognomía, desprestigiada por las exageraciones que sobre el tema se publicaron. Se da por cierta una anécdota protagonizada por Johan Caspar Lavater. Estando este pastor protestante impartiendo sus enseñanzas en la escuela de fisiognomía de Zurich, un extranjero se introdujo en la sala, se sentó entre los oyentes y, al cabo de un rato, se marchó. Entonces Lavater interrumpió su discurso y dijo a sus alumnos: "El desconocido que acaba de marcharse lleva en su fisonomía todos los signos característicos del homicida, sin embargo, de que sea un hombre honrado". Después se supo que era uno de los asesinos de Gustavo III.

Tribunal eclesiástico
El último esfuerzo intelectual para rehabilitar la fisiognomía lo realizó, a principios del siglo XIX, el investigador Francisco José Gall. Éste creó, con la colaboración del alemán Spurzheim, la frenología o craneoscopia, relacionando ciertas cualidades de los seres humanos con las protuberancias cefálicas.
Con posterioridad, el español Mariano Cubrí se encargaría de divulgar la nueva ciencia por Europa y América, no sin algunos contratiempos, porque tuvo que comparecer ante un tribunal eclesiástico para responder de sus enseñanzas. Sin embargo, en Francia, donde se instaló más tarde, se granjeó el apoyo de Napoleón III, que le costeó la traducción al francés y publicación de su libro La frenología y sus obras.

jueves, 20 de diciembre de 2007

Fenómenos parapsicológicos

Los fenómenos parapsicológicos se encuadran dentro de dos grandes clasificaciones: fenómenos psigamma o de conocimientos de percepción extrasensorial (Pg) y fenómenos psi-kappa o de acción de la mente sobre la materia (P.K). A su vez, los fenómenos psigamma comprenden: la telepatía o conocimiento del pensamiento de otras personas; la clarividencia o conocimiento de objetos y hechos a distancia, y la precognición o conocimiento de hechos futuros. Naturalmente el conocimiento se realiza por otro medio fuera de los medios sensoriales conocidos.
Y los fenómenos psi-kappa, por su parte, pueden ser clasificados en: psicoquinesia, que, a su vez, comprende en su sentido más amplio diversas manifestaciones como la fotografía psíquica, los poltergeist y los encantamientos.
En ambos casos, se trata de una acción mental directa sobre la materia, distinta de la que realizamos habitualmente con nuestros órganos periféricos. Dicho de otra manera, la mente, por medios desconocidos, podría alterar la materia e influir sobre su posición, estructura, etc. , unas veces consciente y otras inconscientemente. Es importante está última distinción, pues, según las pruebas realizadas, el sujeto no siempre conoce el objetivo sobre el que tiene que influir y, sin embargo, parece que lo logra.
Ya hemos visto que los fenómenos llamados psi-kappa (PK) tienen diversas manifestaciones. Se considera que existe un fenómeno general; la psicoquinesis, pero con varios efectos. Los poltergeist (es una palabra alemana que quiere decir "espíritu burlón") constituyen aquellas manifestaciones que se dan entorno a una persona, generalmente un adolescente con un desajuste emocional. Consisten en movimientos de objetos, golpes en las paredes, apagones de luces y otros hechos similares, todos sin una explicación normal y racionalizada. Los encantamientos constituyen manifestaciones similares: objetos que se mueven, ruidos, etc., pero en torno a un lugar y no entorno a un sujeto. De manera que, así como en el caso anterior al irse la gente desaparecían los hechos del lugar, en este otro caso no existe un agente fijo, y así, aparentemente, las alteraciones van ligadas al lugar y no a otra persona en concreto. La fotografía psíquica es recogida también aquí por haber existido un caso hace pocos años, muy bien investigado, como lo fue el de Ted Serios, quien en diversas ocasiones impresionó placas Polaroid dentro de una cámara disparándole a él directamente, con los resultados que aparecían edificios, monumentos, objetos, etc... en lugar de su rostro como hubiera sido lo esperado.
Efectivamente, a pesar de ser hechos tan viejos como la humanidad misma, son todavía difíciles de dominar como para encajarlos en unas condiciones limitadas de laboratorio; pero lo mismo sucede en otras ciencias en las que su objeto no se puede reducir a una ecuación. Es, en general, a las ciencias que tienen como objeto al hombre a las que les sucede esto: la antropología, sociología, la misma psicología encuentran dificultades similares. Tal vez el hecho de que la parapsicología estudie algo tan "a priori" extraordinario como lo paranormal hace que no se la considere como una ciencia en sus comienzos y que, como todo joven saber, apenas tenga todavía un cuerpo teórico-experimental en que basarse, aparte de la numerosa casuística acumulada.

miércoles, 19 de diciembre de 2007

ESTIGMAS

UNA GRAN VARIEDAD DE ESTIGMAS
¿Qué es realmente un estigma? Es una marca, una señal en forma de lesión, surgida sin origen físico aparente, que imita cualquiera de las heridas recibidas por Cristo durante su tortura. Los más frecuentes e importantes por su profundo simbolismo – fundamental para el Cristianismo – son las lesiones que reproducen las cinco llagas, las perforaciones en pies y manos y la herida de la lanza recibida en el costado. A la lista de estos estigmas por antonomasia se añade el del hombro, que a menudo aparece herido, caído o deformado, evocando así el peso de la cruz arrastrada por Jesucristo en su camino al Gólgota. La famosa estigmatizada Louise Lateau portaba este estigma, cuyo efecto era tan intenso que inutilizaba su brazo derecho. Aparecen asimismo estigmas sobre la espalda, en forma de latigazos, reproduciendo la flagelación. El padre Pío, entre otros, presentaba este estigma, como lo atestiguaban diferentes fotografías de sus camisas. Otro estigma es el que aparece sobre la frente, un conjunto de pequeñas lesiones, de doce a quince generalmente, que reproducen las heridas provocadas por la corona de espinas, como las que mostraba, en el siglo XVI la parisina Sor Loise de Jesús; o Jeanne Boisseau, de cuya frente brotaba sangre todos los viernes a las tres de la tarde, a raíz de la Cuaresma de 1862.
Cuando todas estas marcas se dan simultáneamente, se habla de estigmatización completa, un hecho raro, si es que se puede hablar de rareza cuando nos referimos a este extraño fenómeno. Uno de los pocos "estigmatizados completos" fue Catherine de Ricci, quien durante doce años, entre el jueves y el viernes, presentaba las cinco llagas, la corona de espinas, los azotes y el estigma del hombro.
A estos estigmas se pueden añadir otros mucho menos comunes, como heridas en las rodillas conmemorando las caídas de Cristo, o representaciones simbólicas como cruces, látigos e incluso letras o palabras.

LA MARCA DE DIOS
Francesco Forgione, conocido como el padre Pío, fue un enigma viviente para médicos y especialistas hasta su muerte en 1968. Ingresó a los quince años en un monasterio y hacia el año 1915 sufrió una experiencia que marcó su vida. Tuvo una visión de Cristo mientras se encontraba arrodillado en un banco de la iglesia donde acababa de decir misa. Difícilmente pudo explicar su vivencia: "Sentí como si me fuera a morir... La visión se desvaneció y advertí que mis manos, pies y costado estaban perforados y sangrando profusamente". Intentó ocultar sus heridas, pero fue inútil. Los responsables del monasterio le pusieron bajo la tutela de diferentes autoridades médicas que estudiaron de cerca las heridas. De modo prácticamente unánime, reconocieron que éstas atravesaban completamente sus manos, despedían un aroma agradable y ningún tratamiento había sido útil para curarlas. No tenían explicación alguna para el suceso. Además, el hermano Francesco sufría terribles hipertermias, elevadas subidas de temperatura que hacían romperse los termómetros clínicos. Diferentes manifestaciones paranormales se producían en torno a su persona: bilocación, sanación, don de profecía y una extraña capacidad para leer el pensamiento ajeno. Uno de los informes médicos manifiesta el estupor de los doctores: "He examinado al padre Pío en cinco ocasiones a lo largo de quince meses y, aunque a veces he notado algunas modificaciones en las lesiones, no he conseguido clasificarlas en ningún orden clínico conocido... Creo que incluso se podría ver cualquier objeto o leer un texto colocado al otro lado de su mano".
Francesco Forgione, el padre Pío, constituye, tanto desde el punto de vista místico como parapsicológico y médico, un misterio incómodo y desconcertante para la ciencia. Pero no ha sido, ni es, el único. San Francisco de Asís pasa por ser el primer estigmatizado de la historia. En medio de una intensa visión, el santo contempló la imagen de un serafín representando a Cristo crucificado. Mientras lo extraño del hecho turbaba su corazón, empezaron a aparecer en sus manos y pies las marcas de los clavos que poco antes viera en el crucificado que había aparecido ante él.

TRASPASADOS POR LA LUZ
Bien puede decirse que hay tantos tipos de estigmas como estigmatizados. Existe, sin embargo, una característica común que marca el comienzo de la estigmatización. Generalmente, el afectado es un visionario y recibe sus heridas en el curso de un éxtasis profundo en el que la luz se manifiesta como agente primordial. El místico suele ser presa de un éxtasis intenso, durante el cual contempla una figura radiante que representa a Cristo en la cruz y de cuyas llagas parten rayos. La estigmatizada Marie-Julie Jahenny relataba así su experiencia: "Nuestro Señor se me apareció con sus cinco llagas resplandecientes. Había como un Sol en torno a ellas. De cada llaga surgió un rayo luminoso que golpeó mis manos, mis pies y mi costado. En el extremo de cada rayo había una gota de sangre roja". La experiencia es fulminante y arrasa todos los contenidos de la conciencia.
Como si parte de esa luz hubiera quedado impresionada en las heridas, en algunos casos los estigmas desprenden una extraña luminosidad, a veces con formas iridiscentes, como afirman los testigos de la estigmatizada del siglo XVII Jeanne-Marie Bonomo.
Otra característica que diferencia a los estigmas de las lesiones naturales es que las heridas – que no sufren procesos de infección, pero tampoco pueden curarse – sangran de forma cíclica, en mayor o menor medida y según los casos, coincidiendo con fiestas religiosas asociadas a Cristo o la Cruz. Es sobre todo el Viernes Santo cuando su actividad se recrudece, como si algo o alguien, ya sea Dios o la mente del místico, tratara de enfatizar el momento cumbre de la Pasión.
La propia sangre del estigmatizado no es menos sorprendente. A menudo, como en el caso del padre Pío o de Jeanne de la Croix, exhala agradables perfumes; en otros casos mantiene una elevada temperatura y calienta los objetos que toca, o rompe las vasijas en las que es introducida. Pero sin duda el fenómeno más sorprendente y que ha dejado perplejos a los que han podido observarlo es el de la sangre fluyendo en direcciones insólitas, desafiando literalmente a las leyes de la gravedad y corriendo de la misma forma en que lo haría si el estigmatizado estuviera crucificado. Así se observó en Teresa Neumann. Pese a estar tendida sobre su lecho, la sangre que manaba de las llagas de su pie corría hacia los dedos en lugar de dirigirse hacia los talones, como si realmente tuviera los pies sobre la cruz.
Este hecho resulta especialmente desconcertante, pues el fenómeno se produce fuera del cuerpo del estigmatizado y, por lo tanto, no hay mecanismo fisiológico capaz de explicarlo. Pero, de hecho, ¿qué puede explicar los propios estigmas?
Para el creyente, se trata de un don concedido por Dios. El estigmatizado pide, enfervorizado por la oración y la meditación continua, sufrir los padecimientos de Cristo. Para la Iglesia, el estigma es un "carisma", una marca concedida a las personas especialmente santas para estimular la fe de quienes les contemplan y para servir de ayuda en el camino de autoperfección moral y espiritual del asceta. Una tercera interpretación, a la que no se adhieren los sectores más conservadores, es la propuesta por el sacerdote Dom Alois Mager, según la cual los estigmas son producto de la autosugestión provocada por un inusitado estado de contemplación mística y fervor religioso.
¿Gracia divina? ¿Enfermedad? ¿Fenómeno parapsicológico? El misterio de los estigmatizados está muy lejos de quedar resuelto. Sin embargo, eso importa poco a los millones de personas que peregrinan a la iglesia de San Giovanni Rotondo para venerar al padre Pío, el más asombroso estigmatizado y místico de nuestro siglo.

martes, 18 de diciembre de 2007

El Santo Sudario

Los evangelios nos cuentan la historia de una hombre que fue crucificado, Jesús de Nazaret. Un maestro, alguien que predicaba con autoridad, un obrador de milagros, un hombre al que se recibió en Jerusalén como a un rey pero también un problema para las autoridades porque se hacía llamar el hijo de Dios, un hombre que fue arrestado, enjuiciado, condenado, crucificado y soportó la cruz como los ladrones comunes.
La cruz se utilizó por primera vez en Oriente cinco siglos antes de Cristo, los romanos la utilizaron en todo su Imperio aunque casi exclusivamente para esclavos y extranjeros. Ante espectadores indiferentes se forzaba al condenado a cargar la viga transversal de la cruz hasta el lugar de la ejecución, al llegar allí se lo ataba o perforaba con clavos.
Era una ejecución común sufrida por miles de personas que dejó las huellas del sufrimiento en el Santo Sudario. Nadie ha podido negar que la interpretación de esas huellas demuestre la existencia irrefutable y altamente emotiva de la historia de la pasión de Cristo. Esta muy claro que el hombre del sudario murió en la agonía de la crucifixión después de otras series de torturas, algunas de las cuales como la corona de espinas sólo esta documentada en la imagen de Jesús que dan los evangelios. El hecho que halla sido perforado con una lanza, es también algo inusual aparentemente era más común romper las piernas de la víctima para acortar su agonía en la cruz. La imagen del herido al costado impresa en el sudario es extraordinaria, se puede ver la sangre que cae desde la herida y baja por la espalda, también se ven claramente las marcas de los crueles azotes y las heridas producidas por la viga horizontal de la cruz. Una serie de pequeñas manchas de sangre en la cabeza y en la nuca evocan en nuestro recuerdo ocular la imagen de la corona de espinas apretada con mucha tensión contra la cabeza de este hombre, el rostro revela signos de contusiones y sangre cayendo. Los clavos usados para la crucifixión han dejado heridas visibles en las muñecas y en los pies, las marcas de clavos en las muñecas se contradicen con la tradición iconográfica que retrata a Cristo como clavado en las palmas o atado a la cruz. Sin embargo, concuerdan con un reciente descubrimiento arqueológico del esqueleto de un hombre crucificado en la misma época que Cristo, ese esqueleto hallado en una morgue cerca de Jerusalén revela signos de clavos colocados en la parte superior de los brazos, entre el radio y el cúbito; el mismo hallazgo revela una parte torcida del clavo colocada en el talón del hombre y probablemente curvada por la madera dura de la cruz.
La tumba de Jesús hallada inesperadamente abierta y vacía liberó una fuerza interior entre los discípulos, que al entrar al sepulcro vieron los lienzos puestos allí y el sudario que había estado sobre la cabeza de Jesús no puesto con los lienzos sino enrollado en un lugar aparte, el señor resucitado hizo varias apariciones y envió a sus seguidores al mundo a anunciar las buenas noticias de los evangelios.
La imagen que vemos impresa en el sudario todavía es un desafío para los estudiosos, que no han podido explicar cómo se formó; nadie duda seriamente de que la imagen es consecuencia del contacto de un cuerpo crucificado con su sudario pero ningún experimento de laboratorio ha sido capaz de reproducir una imagen con características idénticas. En investigaciones posteriores a 1978, cuando se examinó el Santo Sudario, se confirmó la falta total de pigmento o tinte de color, también se demostró que la imagen se originó por la oxidación de la celulosa en las hebras superficiales de la tela por algún proceso que todavía no se conoce pero que sin duda no puede atribuirse a ningún método mecánico. También visible en el sudario, además de la imagen, hay algunas manchas de color carmín que han sido consideradas tradicionalmente como sangre. Pruebas realizadas en hilos extraídos del Santo Sudario en 1978 han identificado efectivamente rastros de sangre, primeros reconocidos como humanos y luego más específicamente como del grupo AB.
Durante el Imperio Romano llegó a Constantinopla y desapareció luego de las cruzadas con los saqueos posteriores al sitio de 1204, el sudario pasó por una campiña francesa y una iglesia en 1353, en 1453 llegó a las manos de los duques de Saboya, luego pasó por capillas en Francia. En 1506 el Papa Julio II reconoció y autorizó la veneración pública del Santo Sudario, concediendo a la preciada reliquia su propio oficio litúrgico y estableciendo el 4 de mayo como día de conmemoración. Cuando la guerra agitó Europa a mediados del siglo XVI pareció prudente trasladar el sudario a lugares más seguros donde fue exhibido y venerado, en especial en los alrededores de Viena, dan amplio testimonio de la devoción demostrada en varios recorridos y exposiciones. Para facilitar la veneración del arzobispo de Milán, el sudario se trasladó a Turín, la nueva capital del ducado de Saboya en 1578. Y en la catedral de Turín se ha conservado desde entonces. El sudario nunca abandonó la ciudad de Turín, salvo en el período del sitio francés en 1706 y durante la Segunda Guerra Mundial de 1939 a 1946.

lunes, 17 de diciembre de 2007

EL CODIGO SECRETO DEL CORAZON

Siempre se nos ha dicho que el corazón ama y siente pero, ¿es posible que también piense, recuerde, se comunique con otros corazones, ayude a regular la inmunidad y contenga información almacenada circulando a través de nuestro cuerpo? Recientes investigaciones sobre la memoria celular apuntan a que es el corazón y no el cerebro el recipiente de los secretos que conectan la mente, el cuerpo y el espíritu.

Primum vivens, ultimum moriens
En el siglo XVII, Sir Kenelm Digby, miembro de la Royal Society, hizo un experimento con el corazón de una víbora: tras arrancárselo y guardarlo en un lugar templado y húmedo, comprobó que latió durante veinticuatro horas. Cuando cesó de latir lo humedeció con agua templada y el órgano palpitó de nuevo. Luego lo cortó en varios trozos, y las partes separadas siguieron latiendo durante un tiempo prolongado. Lo mismo ocurre con el corazón humano: aunque la cabeza se separe del cuerpo, el corazón continuará latiendo durante horas. No en vano, este órgano, asiento de la vida y músculo central del sistema fisiológico, es "primum vivens, ultimum moriens", el primero en vivir y el último en morir en todas las criaturas.
"Nunca estuve interesada en el sexo. Ni siquiera pensé mucho en eso, pero ahora agoto a mi marido. Deseo hacer el amor todas las noches y, a veces, me masturbo dos o tres veces al día. Antes odiaba los vídeos X, pero ahora los adoro. Me siento como una mujerzuela y cuando estoy de buen humor, realizo un striptease para mi marido. Jamás había hecho algo parecido antes de mi operación. Cuando le comenté esto a mi psiquiatra, me dijo que era una reacción a los medicamentos y porque ahora tengo un cuerpo más sano. Posteriormente he descubierto que mi donante de corazón era una chica que trabajaba en un topless y actuaba como profesional a domicilio. Creo que he adoptado su orientación sexual, y mi marido también lo piensa así".
Por extraño que pueda parecer, este relato de una mujer de 35 años a quien se le trasplantó el corazón de una prostituta de 24 años no es el único en su género. Desde principios de los años setenta se vienen recogiendo informes de personas que tras un trasplante de corazón alegan haber adquirido gustos, hábitos, aptitudes y memorias de los donantes muertos. Hasta ahora sólo se han publicado un par de libros que recogen dichas experiencias, pero el fenómeno ya suscita una polémica parecida a la surgida hace más de veinte años con las experiencias cercanas a la muerte.
Uno de estos libros, A Change of Heart, de Claire Sylvia, recoge los cambios experimentados por la autora a raíz de una operación de trasplante; otro más reciente, El código del corazón (Ed. Edaf), de Paul Pearsall, se enfrenta abiertamente a un dogma de la moderna ciencia médica: la dependencia que tiene la memoria del sistema nervioso central.
Aunque tal dogma descarta por completo la posibilidad de que los hábitos puedan modificar estructuras bioquímicas que afecten al tejido del corazón, Pearsall no parece albergar dudas que el corazón, además de constituir el centro de energía más importante del cuerpo, es al mismo tiempo un mensajero del código que representa el alma. Una propuesta tan provocadora como la suya ha supuesto que se le acuse de perjudicar al movimiento de trasplante de órganos porque hace pensar que el corazón es mucho más que una masa de células biomecánicas. También se ha calificado a Pearsall de gurú prolífico de la auto-ayuda, pero en todo caso, su último libro ofrece una perspectiva novedosa en un campo que la ciencia no ha explorado todavía suficientemente.
Cardiología energética
Además de basarse en su experiencia personal – la victoria obtenida por su corazón sobre un cáncer que padeció –, en las lecciones aprendidas de los pueblos indígenas y las culturas milenarias, así como en los relatos de pacientes trasplantados de corazón, Pearsall recoge en su obra las teorías e investigaciones del neurólogo y psiquiatra Gary Schwartz y la psicóloga y codirectora del Laboratorio de Sistemas Energéticos Humanos de la Universidad de Harvard, Linda Russek, en cardioenergética. Este campo de investigación se basa en que la energía y la información son intercambiables y la infoenergía es transportada y comunicada primariamente por el corazón.
Otra fuente utilizada por Pearsall es la teoría de la memoria celular, según la cual cada uno de los 75 billones de células del cuerpo posee varios niveles de información almacenada, depositada allí mediante la conducción cardiaca de energía. Así pues, si la información se lleva en la energía del corazón y circula dentro de las células, las memorias de una experiencia vital que cualquier persona haya tenido pueden convertirse en nuestras propias memorias personales. Esto explicaría el hecho de que la personalidad de los que viven con un corazón trasplantado sufra transformaciones radicales, pero la mayoría de los cardiólogos y cirujanos que realizan los trasplantes se niegan a aceptar tal posibilidad. Alegan que, con frecuencia, el cerebro sufre pequeños derrames durante la operación que pueden dañarlo, al igual que los medicamentos utilizados para evitar el rechazo del órgano trasplantado.
Es probable que estos factores influyan en las transformaciones profundas y en las memorias anómalas que experimentan los trasplantados, pero eso no excluye la posibilidad de que el corazón posea un código infoenergético sutil (energía L) que contenga memorias codificadas que conserva cuando es trasplantado. Tal vez, la clave del código esté en esa energía L, que baña el corazón.
La escurridiza energía "L"
Por desgracia, la energía L o quinta fuerza propuesta por Pearsall es extremadamente sutil e imposible de medir con los instrumentos científicos actuales. No obstante, Pearsall sugiere que los efectos de la misma son ilimitados: viaja más rápidamente que la luz y genera efectos no localizados como la telepatía, la curación a distancia y el poder de la oración intercesora. Y, sobre todo, el corazón está formado exclusivamente por energía L y comunica y lleva su propia forma, aunque de un modo torpe, al campo electromagnético creado por él. Este campo es cinco mil veces más potente que el electromagnético cerebral, por ello es posible que el corazón, gracias a su enorme energía potencial, sea el centro principal de conducción de la energía L.
La mayoría de los profesionales de la salud no reconocen la existencia de esta energía. Cuando preguntamos al psicoanalista y quinesiólogo Juan A. González qué opina sobre las ideas de Pearsall en relación a la hipotética energía L y la posibilidad de que el corazón sea el centro principal de conducción de la misma, responde: "Si negáramos la existencia de una energía que lleva información por todo el organismo, estaríamos negando también la existencia de los meridianos de acupuntura y la de los cuerpos sutiles. Estos cuerpos están implicados en la concepción de la salud y están unidos entre sí por algo que llamamos el cordón de plata, que está conectado al cuerpo por el corazón. Experimentalmente sabemos que la conexión está exactamente en el punto BP21, que es el del meridiano bazo-páncreas, el más cercano al corazón, pero esto no confirma que este órgano contenga un código que indique quiénes somos".
Aposento de luz
Debido a que el latido del corazón responde inmediatamente a las variaciones en el estado mental - por ejemplo, en momentos de extrema ansiedad, tensión y terror, palpita, y el pulso se acelera - se convirtió en muchas culturas no sólo en el asiento de las emociones, sino en el del alma. Así se dice que dos hilos de energía conectan la forma del hombre con su alma: el primero es el de la consciencia, anclado en la glándula pineal de la cabeza; el segundo o hilo de la vida se ancla en el corazón, en el nódulo sino-auricular, una masa de tejido que gobierna el latido cardiaco. Este nódulo recibe fibras del nervio vago y se denomina en la tradición bíblica el "sendero para el aliento del Espíritu Santo".
También los hindúes consideraban al corazón la morada del principio divino. En los escritos tántricos, el corazón es llamado el "pequeño loto de ocho pétalos", asiento de Brahma, o centro de la consciencia espiritual del hombre. Según esta visión, el nirvana se alcanza cuando la consciencia se centra en el germen de Pragna, que se encuentra en el chakra Anahata, el del corazón.
Los griegos también eran conscientes de que el corazón era la fuente de la vida y de que los diversos aspectos de la misma - los centros de la consciencia llamados los "dioses" - habitaban en el corazón. Esta creencia la tomaron de los egipcios, para quienes este órgano era la morada del alma y no lo extraían del cuerpo durante el proceso de embalsamamiento, a diferencia del cerebro que extraían por las fosas nasales. Salvaguardaban el corazón con sumo cuidado para que acompañara al cuerpo en la otra vida donde sería pesado en la balanza en presencia de Osiris.
La ofrenda del corazón, sede del alma, encontró su forma más aterradora en los ritos realizados por los aztecas de México, que arrancaban el corazón del pecho de los prisioneros vivos para ofrecérselo, todavía latiendo, a las deidades del Sol y de la Tierra. Entonces, el alma ascendía a lo más alto de los cielos aztecas. Igualmente bárbara pero no carente de lógica es la extendida costumbre entre algunas tribus primitivas de comerse el corazón de los enemigos heroicos para imbuirse de su valor. En algunas comunidades del pasado, los corazones de los reyes muertos se comían ritualmente. Los de los animales también se comían para adquirir sus características, especialmente los de leopardos y leones.
Los taoístas chinos consideraban al corazón como un aposento de fuego localizado entre el cielo (la cabeza) y la tierra (el abdomen) y decían que su transmutación llevaba a la inmortalidad.
En la tradición mística occidental, el corazón es la localización de la Luz de Cristo y el propio Jesús animaba a sus discípulos a entrar en silencio en este aposento para conversar directamente con el Padre.
De corazón a corazón
Si ponemos más corazón en nuestras vidas, como sugiere Pearsall, tal vez descubramos nuevas formas de comprender la consciencia y la sanación humana. Vivimos en un mundo regido por el cerebro. Disfrutamos de los inventos que ha producido éste, pero el corazón nos pregunta si podremos sobrevivir en este mundo tan cerebral y si queremos vivir desconectados, hostiles y temerosos. Así pues, aunque se pueden hacer múltiples críticas al trabajo de Pearsall, sobre todo que los datos aportados por él no están suficientemente contrastados, que son demasiado etéreos y que no demuestran que la memoria y la emoción residan en el corazón, no se puede negar que su obra ofrece una magnífica combinación de ciencia y testimonios que permite percibir la inteligencia del propio corazón. Para tal fin, Pearsall propone la práctica de la cardio-contemplación, derivada de la técnica de cuadro congelado desarrollada por investigadores del Instituto de HeartMath (California), en la que se propone que congelemos las situaciones o las escenas de estrés para poderlas considerar desde una perspectiva más calmada y centrada en el corazón. Esta técnica involucra el permanecer inmóviles, quietos y permitir que ocurra la respuesta de resonancia. Sin duda se trata de una vía interesante para silenciar nuestro agitado cerebro.
Pearsall también facilita un test de comprobación de la amplitud de la energía cardiaca y un inventario cardio-sensitivo para evaluar la capacidad individual de escuchar el código de nuestro corazón y para conectar incluso con el inconsciente colectivo, es decir, "sintonizar con otro plano que se encuentra más allá del nivel en el que el cerebro se siente más confortable, el de la energía sutil L que danza entre todos los sistemas".

viernes, 14 de diciembre de 2007

Asteroides

Se conoce como asteroides a los miles de pequeños cuerpos rocosos que ocupan el sistema solar, algunas veces llamados "planetas menores" debido a que orbitan al Sol al igual que los planetas. La mayoría se encuentra en la zona denominada "cinturón de asteroides", entre las órbitas de Marte y Júpiter, a una distancia de entre 2.1 y 3.3 unidades astronómicas del Sol. Una vez que su órbita es determinada con exactitud, se les da un número y a veces un nombre. En la actualidad se conocen más de 5000 asteroides, y muchos otros han sido detectados al menos por una vez. Entre los numerados hay de 38 a 45 asteroides de tipo Amor, cuyas órbitas interceptan la de Marte; cerca de 40 de tipo Apollo, cuyas órbitas interceptan la de la Tierra; alrededor de 6 de tipo Aten, cuyas órbitas los llevan más cerca del Sol que nuestro planeta y 96 asteroides de tipo Troya, los cuales comparten su órbita con Júpiter, precediéndolo o siguiéndolo a un ángulo de sesenta grados. Un asteroide de tipo Apollo, ahora numerado como 4581 y llamado Asclepius, pasó a 800.000 kilómetros de la Tierra en 1989, en el mayor acercamiento de un asteroide medianamente grande a la Tierra desde el de Hermes en 1937.
El diámetro de un asteroide puede variar de muchos kilómetros a unos pocos metros o incluso menos. Los tres más grandes, Ceres, Pallas y Vesta, tienen alrededor de 785, 610 y 540 kilómetros de largo, respectivamente. Gaspra, un asteroide irregular de 20 kilómetros de largo, fue el primero en ser fotografiado de cerca, por la sonda espacial Galileo en 1991, a una distancia de 1600 kilómetros. Sin embargo, las sondas Viking 1 y 2 fotografiaron, en 1977, a las dos pequeñas lunas de Marte, las cuales probablemente son asteroides capturados por el campo gravitacional del planeta.
Se cree que los asteroides son remanentes del sistema solar primitivo que nunca alcanzaron la masa necesaria para ser considerados planetas. Las colisiones entre estos objetos parecen haber sido numerosas en aquellos primeros tiempos; la mayoría de los asteroides conocidos en la actualidad son probablemente fragmentos de otros más grandes, teniendo en cuenta su forma irregular. Si bien algunos de los localizados en el sistema solar interior podrían ser cometas muertos, la mayoría posee la composición química hallada comúnmente en los meteoritos caídos a nuestro planeta. Otra teoría sugiere que son restos de un planeta que explotó, ¿acaso debido a una civilización avanzada tecnológicamente que se destruyó a sí misma?
Las colisiones de asteroides de gran tamaño con la Tierra son consideradas la causa de extinciones en masa como la de los dinosaurios, además del advenimiento de una era glacial hace 2.3 millones de años. Se ha expresado cierto interés en el planeamiento de sistemas que eviten futuros encuentros catastróficos de nuestro planeta con otros asteroides. Las posibilidades son escasas, pero los científicos dicen que ya pasó y puede volver a pasar. Los astrónomos han descubierto que un asteroide se acerca y podría pasar muy cerca de la órbita de terrestre, con peligro de colisión. El asteroide tendría una fuerza más grande que la bomba atómica más moderna y la fecha en que podría colacionar con nuestro planeta sería hacia el año 2028. Las consecuencias de una colisión con un asteroide van desde un simple cráter con destrucción en la zona de impacto hasta la extinción de la vida en el planeta.

jueves, 13 de diciembre de 2007

Amuletos y Talismanes

La palabra Amuleto en castellano proviene del latín “amuletum”, empleada ya por Plinio. Parece ser una voz de origen semítico, y se encuentra en el árabe “jamalet”, conjugación del verbo “jamala”, que significa “llevar”. Se le define como un “objeto al que se le atribuye poder protector contra los sortilegios, enfermedades, accidentes y otros males”. La palabra árabe “jamalet” significa “aquello que se lleva”.
En lenguaje de ciencia-ficción, podríamos decir que el Amuleto crea un campo de fuerza mágico en torno a quien lo lleva, incluso un animal o una planta, ya que se supone que todo ser vivo es susceptible a ser hechizado o sufrir los efectos funestos del mal de ojo.
El hombre común, por muy racionalista que sea, se ve cada día confrontado con algunos fenómenos que llamamos “fortuitos”, los sucesos accidentales que pueden traducirse en resultados felices o desdichados. Uno advierte que personas con la misma capacidad, la misma información y los mismos recursos, tienen sin embargo suertes distintas. A unos el éxito les resulta fácil mientras que a otros se les hace cuesta arriba. Entonces, en las profundidades cerebrales, nos vemos compelidos a admitir que hay algunos factores desconocidos, misteriosos, que hacen el futuro poco previsible pese a nuestros mejores cálculos y razonamientos una realidad que desafía a la razón, que nos preocupa y ante la cual no estamos dispuestos a quedarnos de brazos cruzados. ¿Por qué Fulano se ganó la Lotería y yo no? Es entonces cuando nuestra mente comienza a fijarse en ciertas coincidencias: “hoy día me estuvo dando vueltas esa canción, y todo me resultó tan fácil y tan bien”, “desde que se nos quebró el espejo, pareciera que todo anda mal en esta casa”. Nuestro fiel cerebro trabaja por su cuenta utilizando el llamado “método inductivo”, según el cual cuando pasa algo en ciertas circunstancias, volverá a pasar cuando las circunstancias se repitan y viceversa.
Estaba dentro de la brujería normal, de acuerdo a las tradiciones, incluso aquellas tradiciones filtradas por una cultura milenaria capaz, como dice Carl Jung, de extraer a medias los arquetipos del inconsciente colectivo, y modelarlos en forma de mitos elaborados.
En efecto, entre la Vara de Aarón y el báculo del mago Merlín, a más de cuatro mil años de distancia y en pueblos racial e históricamente remotos entre sí, no hay sin embargo ninguna diferencia sustancial. El poder de un Dios llega tanto al bastón como a quien lo empuña. Para que el bastón funcione tiene que ser hecho de una madera especial, de un trozo especial con una forma, fibra y nudosidades especiales, y habrá de utilizarlo un hombre también especialísimo.
En un sentido estricto, cada uno de los instrumentos de trabajo de un hechicero es por sí mismo un Talismán. Con esos talismanes, el hechicero puede confeccionar otros talismanes o bien amuletos. Según las tradiciones, los amuletos son objetos de poder de naturaleza pasiva, destinados solamente a proteger a quien los usa. Los talismanes, en cambio, son de naturaleza activa, y se utilizan como herramientas o como armas.

martes, 11 de diciembre de 2007

William Wallace: La historia real de "Corazón Valiente"

El pueblo de Escocia considera a William Wallace como el salvador de su nación. Pero hay detalles del guerrero conocido como "Corazón Valiente" que son más ficción que historia.
11 de septiembre de 1997, los ciudadanos escoceses votan en un referéndum para apoyar la creación de un nuevo parlamento escocés, algo que no han tenido en 300 años. Un Parlamento propio luego de siglos de dominación inglesa. Un motivo de tales esfuerzos es el resurgimiento del orgullo escocés, estimulado por la película Corazón Valiente de Mel Gibson que narra la historia del héroe nacional de Escocia, William Wallace. ¿Cómo pudo contribuir un hombre muerto hace más de 700 años a un golpe político sin violencia en la Europa del siglo XX? ¿Fue este hombre o su mito la motivación detrás de los cambios?

EL NACIMIENTO DE UN HEROE
Año 1286, Escocia era una nación libre y pacífica, el monarca Alejandro III había reinado en una conservadora sociedad feudal durante 37 años. Su país prosperaba gracias al comercio de lana con Europa.
Una noche de marzo de 1286, bajo negras nubes de tormenta, Alejandro debió asistir a una reunión con sus consejeros en el castillo de Edimburgo. Ansioso por pasar la noche con su joven esposa Yolanda, a pesar de las súplicas para que no lo hiciera, se arriesgó a tomar un atajo por peligrosos riscos en donde perdería la vida trágicamente. Tras su muerte, Alejandro sólo dejó una heredera directa, su nieta Margaret, de 3 años, conocida como "la doncella de Noruega". Pero en 1290 la doncella murió en una isla remota en ruta a un nuevo reino. En Escocia no había heredero alguno al trono, sus líderes debieron mirar varias generaciones atrás en busca de descendientes de algún antiguo rey de Escocia lo cual inició una ardua lucha por el trono.
Catorce hombres alegaron tener derecho al trono. Había dos contendientes principales: John Balliol y Robert Bruce, ambos de familias igualmente prominentes.
La amenaza de guerra civil asechaba en el otoño de 1290, en medio de tan tensa situación surgió el entonces rey de Inglaterra Eduardo I, quién se presentó como el hombre que podía elegir al nuevo gobernante de Escocia... era como la incursión de un león en un rebaño de ovejas. Eduardo I, también conocido como "Longshanks" que significa Zanquilargo o Piernas Largas por su gran estatura, había encabezado sin piedad la expansión del reino de Inglaterra para conquistar Gales, no había mostrado mayor interés en Escocia pero vislumbró una gran oportunidad para anexarse otra nación.
Mayo de 1291, Eduardo exigió que todos los pretendientes al trono debían antes reconocerlo como el supremo líder y a quien deberían servir. Por temor al ejército de Eduardo, los escoceses accedieron. Luego, comenzaron las largas deliberaciones del rey inglés. El 12 de noviembre de 1292 eligió a John Balliol como el nuevo rey.
En 1294, Eduardo amenazó con involucrar a los nobles escoceses en su nueva guerra contra Francia. Posteriormente, a finales de 1295, los nobles escoceses acudieron al enemigo de Eduardo, al rey Felipe IV de Francia, en busca de ayuda. Escocia y Francia negociaron un tratado a sabiendas de que el rey inglés lo consideraría como un acto de guerra. Los escoceses ratificaron el tratado en febrero de 1296 y de inmediato formaron un ejército para invadir el norte de Inglaterra. En respuesta, Eduardo, a sus 58 años, llevó sus fuerzas a una de las principales ciudades de Escocia. Su ejército atacó sin piedad alguna matando a hombres, mujeres y niños y arrojando sus cuerpos al mar. El ejército escocés se enfrentó al inglés el 27 de abril de 1296. Fue diezmado, lo que dejó a Escocia totalmente indefensa. El ejército de Eduardo llegó al norte y así Escocia dejó de ser un país independiente. El rey John fue capturado, llevado ante el monarca inglés y obligado a renunciar al trono y al tratado con Francia. El emblema real le fue literalmente arrancado de sus vestiduras y fue encerrado en la Torre de Londres. Eduardo también se adueño de la roca del destino, la histórica roca sobre la que los reyes escoceses tradicionalmente comenzaban su reinado.
Sin embargo, no todos los escoceses accedieron a someterse. En la primavera de 1297, comenzaron a producirse rebeliones en toda Escocia. Al nordeste, Adrew Murray, héroe de una noble familia, logró reunir un ejército. Al sudoeste, varios nobles prominentes se congregaron para iniciar una rebelión y entre ellos estaba Robert Bruce, el nieto de 22 años de uno de los pretendientes originales al trono.
Aunque los nobles capitularon antes de comenzar la batalla, sus tácticas dilatorias permitieron que se formara otro grupo de rebeldes que se ocultaba en los espesos bosques de Celkirk. Este grupo de guerrilleros, pobremente vestidos, no era liderado por un noble sino por un desconocido plebeyo: William Wallace.

LA BATALLA POR LA LIBERTAD
En 1296, el ejército inglés diezmó al ejército escocés y continuó su guerra contra los franceses. Para financiar la guerra Eduardo les cobraba impuestos a los escoceses y los reclutaba en su ejército. Luego, en la primavera de 1297, surgió un nuevo héroe del crepúsculo de los campos escoceses, William Wallace, era un hombre envuelto en el misterio.
La leyenda William Wallace, tal como se conoce hoy, es en gran parte trabajo del poeta Blind Harry (Harry el ciego). Harry escribió en la década de 1470, más de 150 años después de la muerte de Wallace. Viajó de pueblo en pueblo narrando y cantando relatos del héroe escosés a cambio de comida y dinero. Para redactar su épico poema de Wallace, Blind Harry recolectó diversos relatos y cantares de tradición oral y los compiló en una vibrante y maravillosa obra en la que se enaltecía el inmenso valor de Wallace a la hora de combatir a los ingleses.
Historiadores y estudiosos aún discuten hoy en día acerca de cuánto del poema de Harry es creíble. De acuerdo a Blind Harry, el aguacil inglés de Lanark mató a la esposa de Wallace, quien no tiene nombre. Escritos posteriores le dan a su esposa el nombre de Marion Braidfute. De allí se infiere que Wallace mató al aguacil y luego se alzó contra los ingleses debido a la muerte de su esposa. Sin embargo, no existen evidencias sólidas de que Wallace haya tenido relación alguna con Marion Braidfute ni de que la venganza fuera el motivo para matar al aguacil de Lanark.
De hecho, no se sabe casi nada con certeza de la vida de William Wallace antes de que matara al aguacil ni siquiera de cuándo y dónde nació. Muchos escoceses piensan que nació cerca de 1270, Blind Harry señala que el padre de William era Sir Malcom Wallace de una familia de pequeños terratenientes que llegaron a Escocia en el siglo XII. Sin embargo, un reciente y sorpresivo hallazgo demuestra que Blind Harry estaba errado acerca de los orígenes de este guerrero. En 1998, un investigador de Glasgow terminó su estudio a fondo del sello personal de Wallace, incluso del reverso no visto por mucho tiempo. Entre otros símbolos se revela el del arquero, lo que podría decir que este era militar o tal vez un simple cazador.
Siendo el hijo menor, Wallace no podía heredar las tierras de la familia, debía abrirse camino por sí sólo en el mundo. Sus actos posteriores indican que fue bien educado. Algunos historiadores sugieren que fue educado en la abadía de Paisley y que era un hombre muy instruido para su época, hablaba varios idiomas, entre ellos francés, inglés y latín.
Sin embargo, las duras circunstancias de su época pudieron haberlo convertido en un forajido de los caminos. Existe cierto relato de 1296 que se refiere a un tal William Wallace, ladrón, que podría haber sido o no el mismo hombre.
Muchos historiadores y cronistas coinciden en que era un hombre de gran estatura aunque no existe retrato alguno de esa época. Su supuesta espada, guardada en un castillo de Escocia durante 550 años, mide 1,65 mts. de longitud.
El ascenso de Wallace del anonimato a la gloria fue meteórico. Escritores ingleses señalan que William usaba tácticas de guerrilla con rápidos y cruentos ataques contra sus enemigos. Blind Harry describe docenas de encuentros en los que Wallace mató a cientos de ingleses pero pocos de esos relatos son corroborados por otras fuentes. Pero cierto combate en Scome está bien documentado ya que Wallace estuvo a punto de capturar al juez supremo de Eduardo en Escocia.
En 1297, en Dundee, las fuerzas de William Wallace se unieron a las de su compañero rebelde, el noble Adrew Murray. Ambos decidieron entonces sitiar el castillo de Dundee. En el proceso 10.000 hombres formaban parte del ejército inglés al norte en clara superioridad numérica ante los escoceses. Tras entender que su única oportunidad era tener una posición estratégica, Wallace y Murray decidieron combatir a los ingleses en un lugar muy importante de Escocia, el puente Stirling.
11 de septiembre de 1297, en un día despejado, reunieron a sus hombres en las colinas cercanas al puente Stirling, sobre el río Forth. El disciplinado ejército escocés aguardó con paciencia mientras que los ingleses cruzaban lentamente el estrecho puente.
Pasaron varias horas mientras miles de ingleses lo cruzaban al mando del tesorero designado del rey Eduardo en Escocia, el buscador de gloria Hugh Cressinham. Los ingleses pensaban que los escoceses lucharían siguiendo las normas de caballería y les dejarían cruzar el río para formarse al otro lado; pero Wallace y Murray no dejarían que eso sucediera, pues sería un suicidio. Los ingleses cruzaban el puente muy angosto por donde sólo pasaban tres caballos a la vez. Entonces las tropas de Wallace y Murray se lanzaron al ataque. Encerraron a los ingleses en un puente que era muy angosto para escapar, los escoceses aprovecharon la oportunidad y empezaron a matar a placer a los ingleses hasta que no quedo ninguno. El ataque debió haber sido aterrador, los alaridos de los caballos, los hombres heridos, el chocar de las espadas, la sangre derramada, algunos fueron asesinados mientras se lanzaban al río... desde luego, los escoceses vencieron. Lo que hicieron con Cressingham tras la batalla se convirtió en leyenda. Se dice que desollaron su cuerpo y que llevaron partes de su piel por toda Escocia como evidencia de la derrota de los ingleses. Hay que tener en cuenta que eran tiempos violentos y algo así solía ser lo más normal.
La batalla del puente Stirling fue revolucionaria. Fue una de las primeras ocasiones en que un ejército de hombres a pie y armados con lanzas derrotaron a otro con una sólida caballería y arqueros. Los ingleses se vieron obligados a retirarse de gran parte de Escocia.

CORAZON VALIENTE
Luego de la asombrosa victoria del puente Stirling, los nobles escoceses nombraron a William Wallace y Andrew Murray como los guardianes conjuntos de Escocia. El título de guardián implicaba que debían cumplir muchas de las responsabilidades del rey ausente, John Balliol, quien estaba en prisión en Inglaterra.
El 11 de octubre de 1297, los recién nombrados guardianes de Escocia enviaron una carta a Lübeck, Alemania; en un esfuerzo por asegurar la independencia de Escocia antes de que Eduardo regresara de la guerra en Francia: "Andrew Murray y William Wallace, comandantes del ejército del reino de Escocia, solicitan que Ud. les haga saber a los mercaderes de su nación que no tendrán acceso seguro en ninguno de los puertos de Escocia con su mercancía, ya que el reino de Escocia, gracias a Dios, ha sido recuperado por la guerra del poder de los ingleses".
Una semana después de la carta, Wallace guió a las tropas escocesas a invadir salvajemente el norte de Inglaterra, tanto como para obtener suministros como por venganza.
El 12 de noviembre de 1297, Andrew Murray murió, tal vez debido a las heridas sufridas en la batalla del puente Stirling. William Wallace se convirtió en el único guardián de Escocia, lo cual era un logro extraordinario para un hombre que no provenía de noble cuna. Tras su regreso de Inglaterra, los nobles escoceses lo nombraron caballero y le dieron el título de Sir William Wallace.
Wallace jamás llegó a ser pretendiente del trono de Escocia y siempre luchó en nombre del rey John pero su valor y confianza en sí mismo aglutinaron a la nación. Cuando el rey Eduardo convocó a los nobles escoceses al parlamento de York siguieron la guía de Wallace y se rehusaron a obedecer. Sin embargo, el héroe guardián de Escocia sabía que la llegada de la primavera traería consigo al ejército inglés. En marzo de 1298, Eduardo regresó a Inglaterra para comandar a su ejército contra los escoceses. El rey estaba obsesionado no con sólo derrotar a una nación sino también a un hombre, William Wallace.
A finales de junio, Eduardo se desplazó al norte con 25.000 hombres a pie y casi 2.000 hombres a caballo. Hasta ahora se desconoce el tamaño exacto del ejército de Wallace pero se estima que eran unos 10.000 hombres a pie. Fue capaz de reunir a algunos hombres a caballo al mando de nobles liderados por John Comyn pero era sólo una décima parte de los hombres de la caballería inglesa.
Wallace decidió aplicar una estrategia incendiaria para llevar a los ingleses al norte mientras destruía todo suministro que estos pudieran utilizar. Su plan era evitar la batalla hasta la llegada del alba. El ejército inglés afrontaba problemas de comunicación y le resultaba difícil obtener pertrechos, existía entonces el clima para una rebelión. Según estas evidencias el ejército inglés estaba en desventaja, era posible incluso que evitaran la batalla.
Al amanecer del 21 de junio, Eduardo tuvo la oportunidad que había estado esperando cuando unos espías le informaron que los escoceses se encontraban a sólo 30 kilómetros, en Falkirk. De inmediato el rey ordenó la marcha de sus exhaustos y hambrientos hombres. El monarca inglés y el defensor de Escocia iban a enfrentarse cara a cara en una cruel y sangrienta batalla.

EL HÉROE SE CONVIERTE EN MITO
El 12 de julio de 1298, cerca de Falkirk, los 25.000 hombres del ejército de Eduardo se enfrentaron a las tropas escocesas de William Wallace. Éstas, en inferioridad numérica, utilizaron una singular estrategia. Wallace organizó a sus tropas en cuatro bloques o formaciones para repeler a la caballería inglesa. Cada una de ellas estaba formada por unos 2.000 hombres armados con grandes lanzas y dispuestos en círculo. Esperando en los flancos se encontraba la exigua caballería escocesa al mando del noble John Comyn.
El clímax de la batalla se produjo cuando Wallace le ordenó a la caballería de Comyn que atacara a la inmensa cifra de arqueros ingleses, lo cual era quizás algo suicida. Pero la caballería al mando de Comyn no obedeció las órdenes sino que prosiguió a retirarse del campo de batalla. En algunos relatos del conflicto se describe a las fuerzas de Comyn como traidoras. Aún no se sabe si Comyn y los otros nobles traicionaron a Wallace, ellos sólo retrocedieron probablemente al ver a la caballería inglesa. La habilidad de Eduardo para usar a sus arqueros resultó un factor clave, los escoceses debieron permanecer donde estaban y recibir la lluvia de flechas. Esto, desde luego, debilitó a su ejército. Acto seguido, la caballería inglesa atacó a un ejército diezmado y por supuesto ganó la batalla.
Miles de escoceses murieron en el campo de batalla de Falkirk pero Wallace tuvo la oportunidad de escapar. William decidió huir, pero no por cobardía sino como el acto de un hombre que admitía la derrota y deseaba continuar la lucha. Aunque Eduardo triunfó en la batalla aún no había ganado la guerra. Los ingleses ya no podían sostenerse por sí mismos ni conquistar a todo un país. Frustrado, el rey regresó a Inglaterra. Los ingleses conservaron el control de ciertas regiones del sur de Escocia. Poco después, los nobles de Escocia obligaron a Wallace a renunciar al título de guardián.
Los escoceses nombraron a dos nuevos guardianes: John Comyn y Robert Bruce, quienes se peleaban constantemente debido a sus conflictos de intereses políticos. Tal vez, molesto por el regreso de la política tradicional a Escocia, Wallace se marchó a Europa en 1299 para defender la causa escocesa en París y posiblemente en el Vaticano. Luego de finales del año 1300 se desconoce su paradero exacto en los tres años siguientes.
En mayo de 1303, Felipe, el rey de Francia, accedió con renuencia a un tratado de paz con el rey inglés del cual se excluyó a los escoceses. Eduardo, que ya tenía 64 años, volvió a guiar a sus tropas hacia la aislada Escocia donde no encontró resistencia. John Comyn, el nuevo guardián exclusivo de Escocia, se rindió en febrero de 1304 y el último reducto escocés, el castillo Stirling, cayó en julio. Los derrotados escoceses cedieron al dominio inglés y pudieron conservar sus tierras. Pero había un hombre que continuaba luchando, William Wallace.
Luego de 4 años, Wallace decidió regresar a Escocia y, cuando éste se negó a rendirse ante los ingleses, Eduardo lo consideró nuevamente su peor enemigo. Wallace guiaba a un pequeño grupo de seguidores. Perseguidos se ocultaban en los bosques y en las casas de campesinos.
Finalmente, William Wallace fue traicionado por uno de sus hombres y capturado el 3 de agosto de 1305 cerca de Glasgow, luego fue trasladado a Londres para ser juzgado. Fue hallado culpable de traición, sacrilegio, homicidio y un sinnúmero de otros delitos. Su única defensa esta registrada en escritos ingleses: "Wallace afirma con vehemencia que no es culpable de traición porque nunca aceptó a Eduardo como su rey". La declaración de Wallace se convertiría luego en parte de su leyenda pero no significó nada en el juicio.
Su condena era ser arrastrado, colgado y descuartizado. Unos caballos lo arrastrarían hasta el lugar en que sería ejecutado, ese era el castigo para un traidor. En su caso, Wallace fue arrastrado durante 8 kilómetros por caminos y senderos, lo que provocaría un serio impacto físico. Luego lo llevaron al matadero en donde fue estrangulado y estirado. Después, le abrieron el estómago, le sacaron los intestinos y le abrieron el pecho para mostrar su corazón; todo esto se lo hicieron cuando aún estaba vivo y sólo murió cuando le arrancaron el corazón.
Ante la propia Iglesia de San Bartolomé, Wallace fue decapitado y descuartizado. Su cabeza fue colocada en una estaca en el puente de Londres. Otras partes de su cuerpo fueron llevadas a las principales ciudades de Escocia como una advertencia de lo que sucedería a todos aquellos que osaran traicionar al rey.
Después de la brutal ejecución de William Wallace parecía que la cruzada escocesa por la libertad había muerto con él. No obstante, en Escocia se produjeron sorprendentes procesos y Robert Bruce se convirtió en rey.
El 25 de marzo de 1306, Eduardo volvió con sus tropas al norte para combatir al nuevo traidor. Pero el 7 de julio de 1307, a sus 68 años, murió en la frontera con Escocia. Su ejército y su reino habían quedado en las incompetentes manos de su hijo Eduardo II quien regresó con sus fuerzas a Inglaterra. Tras saber de los triunfos y los errores de Wallace, Bruce recuperó gran parte de Escocia en los años siguientes.
Eduardo II finalmente llevó su ejército al norte para combatir en Bannockburn, Escocia, el 23 de junio de 1314. Tras una feroz batalla de dos días los escoceses lograron derrotar a los ingleses. Inspirado por Wallace, Bruce obtuvo la independencia de Escocia por los 400 años siguientes. Pero, en mayo de 1707, el acta de unión aglutinó a Inglaterra y Escocia en la nación de Gran Bretaña.
Era el fin del sueño de William Wallace de una Escocia independiente...

EL ESPÍRITU DE WALLACE REGRESA
Cuando los ingleses asumieron el control de Escocia, en 1707, renació la leyenda William Wallace. Existen tributos a Wallace en todo el país tales como el monumento nacional a Wallace en Stirling, erigido en 1861.
Pero, después de la Segunda Guerra Mundial, el nombre de Wallace no volvió a ser mencionado en los textos escolares y el monumento nacional cayó en el descrédito. William Wallace, el héroe de un pueblo, estaba a punto de quedar en el olvido. Pero un día, en 1993, el escritor Randall Wallace visitó el castillo de Edimburgo mientras estaba de vacaciones con su familia: "En la entrada había dos estatuas, una de Bruce y otra de Wallace. Al preguntarle a un guardia quién era Wallace, me respondió que era su mayor héroe y yo de inmediato quede cautivado. Pese a mi amor por la historia no sabía nada de Wallace. Su historia me pareció muy romántica. William Wallace es como un ancestro para mí, siento su sangre en mis venas y nadie me lo puede negar", dijo Randall.
Randall Wallace se sintió inspirado para escribir un libreto llamado "Corazón Valiente". Para su trabajo de investigación, en la biblioteca, R. Wallace pidió un prestado un antiguo ejemplar de William Wallace, de Blind Harry.
Posteriormente, "Corazón Valiente", el libreto de Randall Wallace, se convirtió en un gran éxito de Hollywood protagonizado por Mel Gibson. La película cautivó a miles de espectadores con el drama del legendario Wallace. Sin embargo, los historiadores sostienen que tiene demasiadas imprecisiones. Por ejemplo, la princesa francesa involucrada con Wallace, esto es imposible ya que ella tenía 6 años para la época. En el aspecto militar, es absurdo hacer una película sobre la batalla del puente Stirling sin mostrar el puente. Aunque algunos dicen que las inexactitudes históricas no importan ya que "Corazón Valiente" hizo que la gente de Escocia se reexaminara a sí misma y se interesara de nuevo por tratar de conocer sus raíces.
La versión fílmica de la lucha de Wallace despertó los sentimientos nacionalistas de muchos escoceses de hoy en día y los inspiró a seguir su cruzada por la independencia política. En varias ocasiones, en el siglo XX, se había debatido en el parlamento inglés si cierto poder doméstico debía ser devuelto al control del nuevo parlamento escocés, pero dichos esfuerzos jamás se habían cristalizado. El partido laboral, en su campaña por asumir el control del gobierno británico, prometió que, de ser electo, le daría a Escocia la oportunidad a Escocia de votar en un referéndum por su libertad.
En mayo de 1997 el partido laboral ganó las elecciones nacionales. El pueblo de Escocia ganó el referéndum con un 75 % a favor del Si. Poco después, el parlamento británico aprobó el acta de devolución y el 1 de julio de 1999 el nuevo parlamento escocés fue congregado.
La libertad requiere sacrificios, creo que ese es el mensaje de William Wallace y de toda su leyenda.