Hacia el año 2400 a.C. se produce lo que bíblicamente se da en llamar El Diluvio Universal. Sin embargo la civilización egipcia (que por entonces estaba construyendo sus pirámides) no consigna en sus escritos inundación alguna. Se baraja entonces la posibilidad que sólo sucediera sobre Sumeria, tierra llana entre dos ríos y proclive a sufrir grandes desbordes.
La comunidad científica nunca pudo explicar con cierta unidad de criterio la causa del diluvio. Que existió, ya nadie lo duda. Por si alguna prueba faltaba, se ha encontrado una tablilla (del siglo VII antes de Cristo) que habla de un diluvio que aniquila la vida en la tierra. Las teorías del advenimiento del diluvio son: intrusión del planeta Venus en nuestra órbita con el consiguiente caos del planeta; paso de la Tierra por la cola de un cometa o colisión frontal con la cabeza del cometa; desplazamiento del eje polar y/o cambio de la rotación terrestre. Sin embargo, otra corriente de pensamiento genera adeptos. La postula, entre otros, el investigador Issac Asimov: "Se me ha ocurrido una explicación posible para semejante invasión de mar. Creo que pudo producirse por la desafortunada caída de un meteorito en el Golfo Pérsico, casi cercado de tierra por todas partes. El chapoteo resultante habría tomado la forma de una ola gigantesca que avanzó desastrosamente hacia la Tierra, arrollando todo lo que encontraba a su paso". Fue, según cuenta la Biblia, una enorme ola seguida de lluvias. "Génesis 7.11. ... A los seiscientos años de la vida de Noé se rompieron todas las fuentes del abismo, se abrieron las cataratas del cielo..."
Nada quedó en pie. Sin embargo, no son pocos los que afirman que el Arca de Noé está congelada y a salvo de los rigores del tiempo. El Arca de Noé ha generado enigmas y preguntas que aún permanecen sin respuesta. En tal sentido un verdadero cimbronazo han constituido las recientes declaraciones del investigador Charles Berlitz (autor de "El triángulo de las Bermudas, entre otros sucesos) en el sentido de que la nave estaría intacta bajo el hielo de un glaciar situado en el Monte Ararat. Algunas expediciones y avistamientos realizados por pilotos de aviones inclinan la balanza sobre la veracidad de las afirmaciones de Berlitz.
El Monte Ararat tiene una altura de 5.156 metros. Está situado muy al norte de la meseta de Anatolia, en la Turquía oriental, y a pocos kilómetros de la frontera entre Irán y la Unión Soviética. En tanto, en la Biblia, el Libro del Génesis nos ofrece una localización aproximada del lugar en el cual se erigió el Arca: "... se asentó sobre los montes de Ararat..."
Testimonios que nos llegan ya desde dos siglos consignan curiosas similitudes: viajeros provenientes del Asia Central o dirigiéndose hacia ella, que habían desfilado el Monte Ararat a lomo de caballo, mula o en caravanas de camellos, señalaron sin vacilaciones en sus relatos la presencia de una inmensa nave próxima a la cima del monte. Algunos nativos que habitan casa cercanas al lugar han asegurado haberse construido amuletos con pedazos de brea tomados de esta nave.
Tras la búsqueda de esta Arca se han embarcado infinidad de escaladores. Ninguno ha podido encontrar algo debido a la inclemencia climática del Monte, muy raras veces la nieve y el hielo se retiran de los picos del Ararat. "Pero cada veinte años, más o menos, una oleada de calor intenso barre la región y durante ese período es cuando se ha observado la presencia de una nave, sobre todo en los meses más calurosos: agosto y principios de septiembre", explica Berlitz.
Cuando eso ocurre, es posible ver una especie de nave cuya mayor parte se encuentra hundida en la masa helada de un glaciar. Mientras el objeto permanezca debajo del hielo será inmune a la descomposición orgánica, como ha ocurrido con algunos animales extinguidos como un mamut encontrado hace unos años y otros animales del Pleistoceno. Tanta es la nieve acumulada que (se sospecha) los exploradores pudieron haber hasta pisado el Arca sin darse cuenta que, hielo mediante, estaban tan cerca de la cuna de la historia.
La comunidad científica nunca pudo explicar con cierta unidad de criterio la causa del diluvio. Que existió, ya nadie lo duda. Por si alguna prueba faltaba, se ha encontrado una tablilla (del siglo VII antes de Cristo) que habla de un diluvio que aniquila la vida en la tierra. Las teorías del advenimiento del diluvio son: intrusión del planeta Venus en nuestra órbita con el consiguiente caos del planeta; paso de la Tierra por la cola de un cometa o colisión frontal con la cabeza del cometa; desplazamiento del eje polar y/o cambio de la rotación terrestre. Sin embargo, otra corriente de pensamiento genera adeptos. La postula, entre otros, el investigador Issac Asimov: "Se me ha ocurrido una explicación posible para semejante invasión de mar. Creo que pudo producirse por la desafortunada caída de un meteorito en el Golfo Pérsico, casi cercado de tierra por todas partes. El chapoteo resultante habría tomado la forma de una ola gigantesca que avanzó desastrosamente hacia la Tierra, arrollando todo lo que encontraba a su paso". Fue, según cuenta la Biblia, una enorme ola seguida de lluvias. "Génesis 7.11. ... A los seiscientos años de la vida de Noé se rompieron todas las fuentes del abismo, se abrieron las cataratas del cielo..."
Nada quedó en pie. Sin embargo, no son pocos los que afirman que el Arca de Noé está congelada y a salvo de los rigores del tiempo. El Arca de Noé ha generado enigmas y preguntas que aún permanecen sin respuesta. En tal sentido un verdadero cimbronazo han constituido las recientes declaraciones del investigador Charles Berlitz (autor de "El triángulo de las Bermudas, entre otros sucesos) en el sentido de que la nave estaría intacta bajo el hielo de un glaciar situado en el Monte Ararat. Algunas expediciones y avistamientos realizados por pilotos de aviones inclinan la balanza sobre la veracidad de las afirmaciones de Berlitz.
El Monte Ararat tiene una altura de 5.156 metros. Está situado muy al norte de la meseta de Anatolia, en la Turquía oriental, y a pocos kilómetros de la frontera entre Irán y la Unión Soviética. En tanto, en la Biblia, el Libro del Génesis nos ofrece una localización aproximada del lugar en el cual se erigió el Arca: "... se asentó sobre los montes de Ararat..."
Testimonios que nos llegan ya desde dos siglos consignan curiosas similitudes: viajeros provenientes del Asia Central o dirigiéndose hacia ella, que habían desfilado el Monte Ararat a lomo de caballo, mula o en caravanas de camellos, señalaron sin vacilaciones en sus relatos la presencia de una inmensa nave próxima a la cima del monte. Algunos nativos que habitan casa cercanas al lugar han asegurado haberse construido amuletos con pedazos de brea tomados de esta nave.
Tras la búsqueda de esta Arca se han embarcado infinidad de escaladores. Ninguno ha podido encontrar algo debido a la inclemencia climática del Monte, muy raras veces la nieve y el hielo se retiran de los picos del Ararat. "Pero cada veinte años, más o menos, una oleada de calor intenso barre la región y durante ese período es cuando se ha observado la presencia de una nave, sobre todo en los meses más calurosos: agosto y principios de septiembre", explica Berlitz.
Cuando eso ocurre, es posible ver una especie de nave cuya mayor parte se encuentra hundida en la masa helada de un glaciar. Mientras el objeto permanezca debajo del hielo será inmune a la descomposición orgánica, como ha ocurrido con algunos animales extinguidos como un mamut encontrado hace unos años y otros animales del Pleistoceno. Tanta es la nieve acumulada que (se sospecha) los exploradores pudieron haber hasta pisado el Arca sin darse cuenta que, hielo mediante, estaban tan cerca de la cuna de la historia.
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