Incontables personas informan de ataques de entidades psíquicas. Pero, ¿cual es el origen de estos asaltos: el mundo de los espíritus o los ignotos reinos de la mente dormida?
Eran las 4.20 de la mañana cuando Ronald Seigel fue despertado por el ruido de la puerta de su dormitorio que chirraba. Oyó unos pasos que se acercaban y una respiración pesada llenaba la habitación. Paralizado de miedo, sólo podía yacer de espaldas, oliendo el fétido olor de la entidad que se le aproximaba. Parecía que había una tenebrosa presencia; recuerda Seigel. Traté de retirar las sábanas y saltar de la cama, pero estaba clavado en ella. Sentía una fuerte opresión sobre el pecho, mi corazón palpitaba fuertemente y me costaba respirar. A continuación, el ser tocó su cuello y su brazo y susurró en su oído: Cada palabra salía de una asquerosa boca de tabaco; recuerda Seigel. Su lenguaje era muy extraño, casi como el inglés hablado al revés. Seigel, todavía incapaz de moverse, miró el despertador de su mesilla de noche. No es un sueño, pensó.
Experiencias compartidas
De pronto, la entidad se desplazó y se puso a horcajadas sobre Seigel. La cama empezó a crujir. Había un ambiente de intoxicación sexual. Empecé a perder la consciencia. De pronto, la voz cesó. Noté que el intruso salía lentamente de la habitación. La presión sobre mi pecho cesó poco a poco. Por entonces eran las 4.30 y Ronald Seigel, profesor de psicología de la Universidad de California, acababa de sufrir el ataque de lo que muchos llamarían una entidad psíquica.
Durante siglos, personas de diferentes culturas han descrito ataques similares. Normalmente ocurren de noche,justo antes de dormirse o de despertarse, y estos ataques someten invariablemente a sus aterrorizadas víctimas a una parálisis completa, a una presión sobre el pecho y a una intensa actividad sexual. Como tantos otros episodios sobrenaturales, la similitud tan universal sugiere un fenómeno genuino, pero, ¿de dónde vienen estas presencias?
Si hay que creer en el folklore y en los investigadores psíquicos, estas entidades son espíritus malévolos atados a la tierra, demonios y brujas que nos atacan durante nuestro sueño. Una de las tradiciones mas extendidas es la de la Vieja Bruja, un término acuñado en Canadá para la aterradora figura que se ve durante los ataques nocturnos. Y la misma Vieja Bruja aparece en todo el mundo. Los alemanes la llaman Mare (nombre del que deriva la palabra inglesa nightmare, pesadilla) los escandinavos utilizan Mara y los griegos Mora.
El amante en sueños
Una variante de la Vieja Bruja es el incubo, el amante demoníaco o espíritu que satisface su apetito sexual con el durmiente. Derivado del incubare latino, que significa yacer sobre, el incubo se describe a menudo como un abrumador peso sobre el pecho y la sensación de excitación sexual que ocurre durante estos ataques. Pero, con el examen de las explicaciones de estas experiencias, los psicólogos, incluido Ronald Seigel, se están concentrando en el fenómeno de la parálisis en sueños que, a pesar de ser relativamente corriente, raramente se comenta.
Pautas del sueño
Cada noche, tanto si lo recordamos como sí no, soñamos. Podemos olvidar los sueños por la mañana, pero mientras se desarrollan las escenas oníricas, nuestro cerebro está extremadamente activo y nuestro cuerpo paralizado. Esta parálisis es esencial, porque, si no fuese así, podríamos actuar en sueños con consecuencias desastrosas. Normalmente, los músculos están relajados y no responden a lo que les ordena el cerebro. Sólo permanecen activos los músculos que controlan los ojos y la respiración.
Al despertarnos por la mañana, esta parálisis desaparece. Pero, en algunas raras ocasiones, algo funciona mal en el mecanismo que mantiene en reposo la vida del durmiente. En estos casos se puede sentir que la parálisis aparece en el momento de dormirse o de despertarse y que no es posible moverse, hablar ni gritar. Esta parálisis en sueños casi siempre va acompañada de un rápido ritmo cardiaco, dificultad para respirar y sensación de terror. La penosa experiencia todavía es más aterradora, porque el que la padece es consciente de su entorno, pero está atrapado en lo que los científicos llaman alucinación hipnogógica: un estado entre el sueño y la vigilia, en el cual los sueños son tan vívidos, que parecen alarmantemente reales.
Normalmente, el primer síntoma de la parálisis en sueños es un extraño sonido. A veces descrito como un silbido, también pueden oírse pasos, el ruido de un motor, o incluso una respiración profunda y sibilante, seguida de vibraciones del cuerpo, y lo que se describe como sacudidas, temblores y contorsiones. Extrañas luces pueden parpadear por la habitación. Pueden ser luces destellantes, pequeñas estrellas o formas luminosas. La habitación parece llena de una luminosidad fantástica y los objetos rodeados de aureolas de colores con destellos. Pero el aspecto más aterrador de la parálisis en sueños es la sensación de una presencia cercana. Es posible que no se vea nada ni se tenga razón alguna para esta convicción, pero se sabe que en la habitación hay alguien más. En muchos casos, la presencia es incluso visible y puede adoptar cualquier forma: humana, animal, demoníaca e incluso extraterrestre, que aparentemente puede cambiar a voluntad.
Sueños alienígenas
Estas experiencias de visitantes han hecho que los investigadores llegasen a la conclusión de que las clásicas abducciones no son más que casos de parálisis en sueños. En su artículo Alien Dream el psicólogo Robert Baker publica el relato del conocido abducido Whitley Strieber.
A primeras horas de la noche, desperté bruscamente. Había alguien junto a mi cama. Podía ver los grandes y oscuros ojos de quien fuese... No podía moverme, no podía gritar, no podía irme... Todos los músculos de mi cuerpo estaban rígidos. Difícilmente podía respirar.
Como Baker señala, sí se comparan los recuerdos de Strieber con los de Ronald Seigel, no hay grandes diferencias. A efectos prácticos, los relatos son idénticos, indica Baker. La diferencia esencial y más importante es que a las víctimas de la parálisis en sueños que han acudido a terapeutas se les habla de parálisis en sueños y de alucinaciones, mientras que a los que van a ver a creyentes en abducciones se les dice que han sido abducidos. Para Baker, las abducciones son la versión moderna de la parálisis en sueños. Los zumbidos y las misteriosas vibraciones de la parálisis en sueños proceden de la nave extraterrestre, las caricias de la Vieja Bruja se convierten en las pruebas de los extraterrestres y las sensaciones de flotación y de vuelo en el viaje hacia las estrellas. El único problema de esta teoría es que no tiene en cuenta todas las experiencias de abducciones. Existen casos de abducciones múltiples a la luz del día con testigos. Y las mismas objeciones pueden aplicarse contra las manifestaciones de que todos los encuentros sobrenaturales son el resultado de la parálisis en sueños.
Contenidos coherentes
Un juicio mas objetivo y mesurado del fenómeno de la parálisis en los sueños lo proporciona el etologo David J. Hufford. En su libro The Terror that Comes in the Night, Hufford argumenta que en la parálisis en los sueños parece haber algo mas que los confusos trucos que se producen en el cerebro de los durmientes. A Hufford le llamo la atención la coincidencia de los contenidos de las alucinaciones y de los ataques de la Vieja Bruja. Lo que encuentra mas curioso es que estos ataques se han anunciado en todo el mundo por personas normales y sanas. Además, muchos de estos sujetos no habían tenido contacto con las tradiciones populares y niegan cualquier interés por los fenómenos paranormales. En cambio, los contenidos de las pesadillas son muy variables. ¿Por que - se pregunta Hufford-, el contenido de las parálisis en sueños es tan igual, independientemente de la cultura?
Hufford llega a la conclusión de que la investigación científica en este campo todavía no ha empezado a considerar el enigma, a pesar de que sólo habría que analizar los procesos psicológicos de la parálisis en sueños.
¿Realidad alternativa?
Puede que exista una explicación completamente normal para estas experiencias tan peculiares y angustiosas. O puede que tengan su origen en otro reino -al que se acceda a través del subconsciente- que sea tan real y universal para los que lo experimentan como si fuesen del mundo exterior. Pero hasta que no se hayan investigado y explicado los contenidos de las alucinaciones de la parálisis en sueños, nuestra comprensión de este fenómeno permanecerá incompleta.
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