"Habiendo nacido Jesús en Belén de Judea, en el tiempo del rey Herodes, he aquí que unos magos venidos de Oriente llegaron a Jerusalén y preguntaron: "Donde esta el rey de los Judíos que acaba de nacer? Hemos visto elevarse su estrella y hemos venido a rendirle homenaje" (Mateo, 2.1-2)
La noche en que nació Jesús, una gran estrella indicaba el lugar donde se produjo este importante hecho, sirvió de guía a todos aquellos que querían ser testigos de su nacimiento.
Pero sabemos realmente que fue esta estrella de Belén.
Ante todo debo aclarar que este es un tema muy polémico, donde se mezcla la investigación con la fe religiosa, por lo que le pido algo: Sea cual fuere la idea que tenga del Creador; sea cual sea el nombre que Ud. le da; no cierre su mente tras la palabra “milagro”, por el contrario, analice otras posibilidades. y después, con todos los elementos en sus manos, decida y por sobre todo, saque su propia conclusión.
Pero sabemos realmente que fue esta estrella de Belén.
Ante todo debo aclarar que este es un tema muy polémico, donde se mezcla la investigación con la fe religiosa, por lo que le pido algo: Sea cual fuere la idea que tenga del Creador; sea cual sea el nombre que Ud. le da; no cierre su mente tras la palabra “milagro”, por el contrario, analice otras posibilidades. y después, con todos los elementos en sus manos, decida y por sobre todo, saque su propia conclusión.
Este tema tiene tres aspectos desde los cuales lo podemos encarar:
El aspecto astronómico.
El aspecto astronómico.
El aspecto religioso, como una creencia basada en la fe.
El aspecto investigativo como fenómeno cotidiano de otra realidad.
Recordemos de que forma se refieren los Libros Sagrados a este hecho: “Llegaron del oriente a Jerusalén (se refiere a los reyes magos) diciendo: Donde está el rey de los judíos que acaba de nacer ... “ “Hemos visto su estrella en oriente y venimos a adorarle”. “Después de haber oído al rey (Herodes) se fueron y la estrella que habían visto en oriente les precedía, hasta que vino a pararse encima del lugar donde estaba el niño”. (Evangelio de San Mateo.)
EXPLICACIONES ASTRONÓMICAS
Astronómicamente la estrella de Belén puede ser: Una conjunción planetaria, un meteoro, un cometa, una nova, un meteorito o una estrella “verdadera”.
Analicemos cada una de estas Posibilidades:
Conjunción Planetaria: Es el hecho en el cual dos o más planetas se ubican en el mismo grado de longitud, pareciendo una sola estrella de gran luminosidad
El astrónomo Johannes Kepler (1571-1630), quien pensaba que la estrella de los Magos era una estrella nueva, es decir una nova, similar a aquélla que él había observado en 1604. hace notar la coincidencia de su aparición con la conjunción Júpiter-Saturno del año 7 A.C. en modo similar a la del año 1604 D.C., relacionando la primera con el nacimiento del cristianismo y la concepción de Cristo, y la segunda con la Reforma. En forma más general Kepler indica que el gran ciclo de los 3 planetas más lentos (el equivalente del ciclo Plutón-Neptuno-Urano de los astrólogos modernos) parecía marcar las grandes fases de la historia, especialmente la bíblica.
Si tenemos en cuenta el desfasaje sufrido al adoptar el calendario gregoriano que hoy tenemos y en el cual se ha advertido una diferencia de seis años; estaría solucionado el problema y podríamos afirmar que la estrella de Belén fue en realidad ésta conjunción. Pero si bien, la conjunción se caracteriza por una gran luminosidad, no sufre desplazamientos y de ningún modo podría guiar a alguien a través del desierto.
Meteoros: Son minúsculas partículas metálicas o pétreas que aparecen solo visibles cuando entran a la atmósfera. El calor que se produce en el roce con la atmósfera los hace incandescentes, trazando en la noche una estela luminosa sobre el horizonte. Su presencia en el firmamento es efímera y no podría, de ninguna manera, conducir un grupo hacia un punto determinado. Los meteoros son conocidos vulgarmente como “estrellas fugaces”.
Cometas: Es un cuerpo que se desplaza a través del espacio siguiendo una trayectoria por la cual hoy se puede calcular el momento de su acercamiento a nuestro planeta. Cuando se encuentra alejado del Sol (en proximidades de Plutón) es solo un cuerpo rocoso, llamado “núcleo”. Al acercarse, el calor del Sol hace desprender partículas de polvo y gases que forman la “cabellera” y ya más cerca , se desprende de ésta la “cola”, que es una estela ubicada siempre opuesta al Sol Quienes tuvieron oportunidad de observar cometas como el Halley, saben que es solo una luz más en el cielo.
Un cometa es la simbólica estrella que corona el árbol navideño.
Nova: Decimos que una estrella está en la etapa de Nova, cuando llega al final de sus días, produciendo una explosión que aumenta de 10.000 a 100.000 veces su brillo inicial. Se produce muy lejos de nuestro sistema solar y tampoco reúne las condiciones de la estrella de Belén.
Meteoritos: A diferencia de los meteoros, tienen dimensiones importantes y son suficientemente grandes como para no consumirse en su ingreso a la atmósfera. Cuando ingresa a la Tierra tiene la misma velocidad de un cuerpo que gira alrededor del Sol, es decir que caen a una velocidad de 150.000 Km.. por hora. La visión de la caída apenas se prolonga unos pocos segundos. A la velocidad, hay que sumarle el peso. Es mundialmente famoso el cráter de Arizona, que alcanza un diámetro de 1.250 mts. y una profundidad de 170 mts, (el peso calculado del meteorito que allí cayó es de 12.000 toneladas), o el cráter de Chicxulub (cerca de Yucatán en la costa mexicana del Caribe) de 180 Km.. de diámetro y entre 20 y 40 Km.. de profundidad. Con un diámetro calculado para el meteorito de unos 10 Km.. y una velocidad de caída de 88.000 Km.. por hora. Tal es la magnitud de este meteorito que se cree firmemente que fue el causante de la extinción de los dinosaurios por los profundos cambios que operó en el planeta. Por lo que es imposible pensar que se detuviera sobre un pequeño pueblo, marcando el lugar a los viajeros.
Estrella: Al igual que nuestro Sol son condensaciones de materias que irradian luz debido a su alta temperatura. El tamaño de las estrellas oscila entre unos pocos kilómetros y unos 700.000.000 de Km..
Nuestro Sol es una estrella “simple” de “tipo medio”.
Si una de las 100.000 millones de estrellas que conforman nuestra galaxia ( la Vía Láctea) se hubiera desprendido de su lugar para llegar a nuestro sistema solar, hubiera desatado una catástrofe cósmica, un “efecto dominó” que hubiera arrasado la galaxia entera.
Suponer que una estrella verdadera pudiese ingresar en nuestro planeta, trasladarse en el cielo guiando a los peregrinos por el desierto para luego quedar fija sobre el pesebre, donde había nacido el niño; sería (aunque el ejemplo parezca burdo), como querer introducir una gran pelota de básquet en una pequeña pelotita de golf.
Por todo lo analizado debemos descartar definitivamente que la llamada “estrella de Belén” fuera un objeto celeste o un acontecimiento relacionado con estrellas, planetas y cuerpos astronómicos en general.
En primer lugar, el texto implica que sólo los magos vieron la estrella. No obstante, cometas, alineaciones, y explosión de estrellas pueden ser visibles para cualquier persona en la Tierra. En segundo lugar, la estrella fue delante de los magos dirigiéndolos directamente de Jerusalén a Belén. Ésta es una distancia de aproximadamente 6 millas, en una dirección de norte a sur. Es importante notar, que cualquier objeto natural en el cielo se mueve de este a oeste debido a la rotación de la Tierra. Es también difícil imaginar cómo una luz natural hubiera dirigido el camino a una casa particular.
OTRAS CONSIDERACIONES
También debemos tener en cuenta que es muy improbable, casi diría imposible, que tres reyes (que lógicamente deberían ser de tres reinos distintos) se lancen al medio del desierto sin custodia, solo para seguir una estrella.
Por el contrario, el término “rey mago”, se daba en la antigüedad a los sabios (Esenios, Rosacruces, etc..), con un importante desarrollo astronómico y fundamentalmente esotérico, como lo demuestran los regalos que le ofrecieron al niño (incienso, oro y mirra).
Estos sabios sabrían reconocer una estrella, un cuerpo celeste común o un objeto, que sin ser ninguno de ellos, les permitiría cumplir su misión, que era reconocer a quien luego sería el Mesías y a quien ellos serían los encargados de preparar desde su adolescencia hasta los 30 años para su gran misión: cambiar el destino de la humanidad.
LA IMPOSIBILIDAD DEL MILAGRO
El Universo, esa gran obra del Creador se caracteriza por una cosa fundamental que es EL ORDEN.
Un milagro que llevara a un cuerpo astronómico a comportarse fuera del orden general se nos puede ocurrir a nosotros, pero no a la omnipotencia del Creador que siempre ha demostrado ser más “práctico” que nosotros que preferimos armar una explicación mágica en vez de considerar la posibilidad de que esa “estrella” no fuese un cuerpo celeste, sino algo más común, más tangible.
LA POSIBILIDAD DEL V.E.D.
Descartadas las anteriores hipótesis, podemos pensar que lo que los antiguos llamaron estrella no era otra cosa que lo que hoy conocemos como un VED (Vehículo Extrahumano Dirigido), en el cual los ángeles del Creador acompañaron, guiaron y protegieron a los sabios, además de detenerse sobre el establo, mostrándoles el lugar exacto donde el Mesías acababa de nacer y además comunicar la buena nueva a los pastores de los campos vecinos.
No es descabellado que los evangelistas de hace 2.000 años llamaran “estrella” a un objeto luminoso, desconocido en el cielo, dado que por lógica debían compararlo con algo que les resultara familiar (aún hoy los testigos nos manifiestan: ”parecia ...” o “era igual a ...” siempre buscando un elemento conocido como referencial). .
Tenemos como ejemplo el contacto del profeta Ezequiel, que llamó “Gloria de Yahvé” aquel objeto desconocido, en base al cual el científico de la NASA, Josef Blummrich construyó un prototipo volador.
CONCLUSIÓN
Aún no hay nada claro acerca de la naturaleza de la estrella de Belén. Distintos investigadores poseen distintas hipótesis acerca de ella pero no hay aún unanimidad sobre el fenómeno que guió a los Reyes Magos a Belén. Ahora bien, sea cual sea la verdad: La del milagro religioso o la del hecho racional y explicable; detrás de cualquiera de las dos (y creo que en eso coincidiremos todos) encontramos la omnipotencia del Creador.
Racionalmente o religiosamente: El VED de Belén o la estrella de Belén son manifestaciones al servicio de la obra del Gran Hacedor.
Racionalmente o religiosamente: El VED de Belén o la estrella de Belén son manifestaciones al servicio de la obra del Gran Hacedor.
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