viernes, 3 de octubre de 2008

Sodoma y Gomorra

Sodoma y Gomorra eran dos de las cinco ciudades que ocupaban el sitio conocido como “la llanura” en los textos bíblicos y que comprende la depresión ocupada por el Mar Muerto y el Río Jordán. Según la Biblia los habitantes de estas ciudades ya no eran buenos a los ojos de Dios...

Nuestro planeta Tierra se formó 4.600 millones de años atrás y la vida apareció en ella hace aproximadamente 3.600 millones de años. Es probable que los primeros terremotos ocurrieran hace unos doscientos millones de años, alrededor de la época en que el primer gran continente, bautizado con el nombre de Pangea que significa “todas las tierras” comenzara a separarse para dar origen a dos super continentes (Laurasia en el hemisferio norte y Gondwana en el sur) que a su vez se fragmentaron para formar los continentes que hoy existen. Estos primeros terremotos no fueron presenciados por ningún ser humano ya que nuestra especie apenas abarca el intervalo de tiempo comprendido en los últimos cien mil años (aunque el fósil del ser considerado como primer antepasado del hombre tiene una edad superior a los tres millones de años). Los primeros hombres que poblaron la tierra no poseían el don de la escritura y los escasos testimonios existentes acerca de las catástrofes que les tocó vivir no son lo suficientemente claros como para saber si se trató de terremotos o de alguna otra clase de eventos.

No obstante, algunos de los eventos y las catástrofes más espectaculares que han afectado a la humanidad pueden ser explicados mediante la hipótesis de que lo que ocurrió fue un gran terremoto que tuvo los efectos narrados en los textos y documentos históricos.
Por ejemplo, se piensa que los primeros sismos reportados históricamente tienen relación con dos hechos bíblicos: la destrucción de Sodoma y Gomorra y la caída de las murallas de Jericó, lo que equivale a decir que la historia sísmica del mundo comenzó hace unos 4.000 años. Sodoma y Gomorra eran dos de las cinco ciudades que ocupaban el sitio conocido como “la llanura” en los textos bíblicos y que comprende la depresión ocupada por el Mar Muerto y el Río Jordán. Según la Biblia los habitantes de estas ciudades ya no eran buenos a los ojos de Dios, quien decidió destruir ambas ciudades.

Sin embargo, según el quinto libro de La Biblia, el Deuteronomio, atribuido a Moisés por los profetas, además de Sodoma y Gomorra también fueron destruidas Adama y Seboim (¿por que?), salvándose de la catástrofe la ciudad de Soar, que estaba más alejada, hacia donde huyó Lot con su familia. Actualmente no se sabe a ciencia cierta donde estaban ubicadas estas ciudades porque ha sido imposible localizar algunos de sus restos, pero es factible que un gran terremoto las destruyera y provocara un descenso del nivel de las tierras ocupadas por ellas, quedando sus ruinas inundadas por las aguas del mar (esto explicaría que no se hayan encontrado las ruinas de Sodoma y Gomorra ni las de otras ciudades que resultaron destruidas con ellas). Existen algunas evidencias geomorfológicas que refuerzan esta hipótesis, ya que dos geólogos canadienses que estaban estudiando los sedimentos del Mar Muerto (Grahan Harris y Anthony Berardow) descubrieron que la península de Lisan, hacia la parte oriental del mencionado mar, fue el epicentro de un evento sísmico de gran magnitud (mayor a seis en la escala de Richter) ocurrido hace aproximadamente 4.000 años (tiempo que concuerda con el de la destrucción de Sodoma, Gomorra, Adama y Seboim). Según estos geólogos, el evento provocó efectos de licuefacción en el terreno (los suelos compuestos de arenas finas y que están saturados se comportan como un fluido bajo la acción de las ondas sísmicas) aumentando el grado de destrucción sobre las ciudades del área afectada. Al parecer los datos de estos geólogos sugieren que los restos de Sodoma y Gomorra reposan bajo las aguas del Mar Muerto, pero en un lugar diferente de aquel donde se esperaba encontrarlas. Inclusive, es posible que el Mar Muerto ocupara solo la parte norte de lo que es hoy la península de Lisan (en aquel tiempo sería el límite sur del mar) y uno de los efectos del terremoto fue producir la ruptura de este límite dejando pasar las aguas hacia el lado sur, donde estaban las ciudades de la llanura. En la figura se ilustra el Mar Muerto (o Mar de La Sal como aparece en La Biblia), el Río Jordán y la probable ubicación de las ciudades mencionadas. El Mar Muerto es un gran lago interior, que no tiene salida al océano y su única pérdida es por evaporación, lo cual trae como consecuencia una gran acumulación de sales en sus aguas (siete veces superior a la del océano) que hace imposible la vida en este mar. Sus aguas provienen principalmente del Río Jordán, su superficie se encuentra a mas de cuatrocientos metros por debajo del nivel del mar y alcanza una profundidad promedio superior a los trescientos cincuenta metros, de tal forma que es posible imaginar lo difícil que resulta explorar el fondo de este gran lago en busca de restos de ciudades que existieron hace unos cuatro mil años.
En el caso de Jericó, la explicación de la caída de sus murallas a causa de un evento sísmico es tan atractiva como en el caso de Sodoma y Gomorra. Según el relato bíblico, los Israelitas cruzaron el Río Jordán, que se abrió a su paso secando su cauce, para dirigirse al sitio de Jericó (un sismo pudo producir un deslizamiento de tierra en las nacientes montañosas del Jordán, represando sus aguas). Al llegar a la ciudad, los Israelitas realizaron desfiles ceremoniales a su alrededor tocando trompetas y aterrorizando a sus habitantes. Este sitio duró siete días (¿serían 7 días bíblicos?), luego del cual las murallas se derrumbaron permitiendo la entrada de los guerreros de Israel. Algunos piensan que mientras los sacerdotes y los soldados desfilaban alrededor de las murallas, otro ejército de hombres escondidos, armados con azadones, socavaban las bases de las murallas hasta lograr su derrumbe. Como estas murallas tenían cuatro metros de espesor, hay quien también piensa que fue otro temblor el que las tumbó. Esta hipótesis de los sismos bíblicos no carece de fundamento, ya que la región del Río Jordán es muy sísmica y en tiempos recientes han ocurrido allí eventos de gran poder destructivo.

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