Hay miles de lagos repartidos por toda Norteamérica. De muchos de ellos llegan historias de enormes criaturas que rivalizan con el monstruo de Loch Ness. ¿Qué se sabe de los primos transatlánticos de "Nessie"?
Los lagos de América del Norte, tanto en Estados Unidos como en Canadá, han generado más informes sobre monstruos que cualquier otro continente: se cree que más de 90 lagos y ríos están habitados por "objetos nadadores no identificados". Pocos de esos informes vienen respaldados por algo concreto, como fotografías o filmaciones. La mayoría carecen de explicación y constituyen uno de los misterios zoológicos modernos más curiosos. Si son tantas las criaturas que viven en estos lagos, ¿qué son, y cómo se las arreglan para pasar tan desapercibidas?.
Ya los primitivos habitantes del continente, los amerindios, contaban muchas leyendas relativas a grandes monstruos acuáticos. Como todas las tradiciones folklóricas bien puede ser que oculten algo muy real.
Los indios mic-mac de la zona de Nueva Escocia creían en una "serpiente fabulosa", parecida a la que describían los algonquinos, más hacia el oeste. Los iroqueses, que vivían al norte del estado de Nueva York, tenían un monstruo al que llamaban Onijore. En Indiana, los potawatomi creían en el existencia de un monstruo en el lago Manitú, en el río Wabash; a principios del siglo XIX se opusieron a que se edificara un aserradero que podría perturbar a la criatura.
Estas tribus indias se agrupaban alrededor de la zona de los Grandes Lagos. Más al oeste, en los estados de las Montañas Rocosas, corrían otras leyendas. Los shawnee contaban la historia de un gran reptil que era muerto por un mago con la ayuda de una jovencita, como en la leyenda de San Jorge y el dragón. Los indios kalapuya del río Willamette, en Oregon, creían en un monstruo llamado Aturki que vivía en los lagos, ríos y lagunas de esa región. Un antropólogo observó que "quienes lo vieron decían que se parecía a una foca o a una nutria de mar." ¿Eran simples mitos? ¿O descripciones de animales extraordinarios pero reales?
Los primeros informes independientes de las leyendas provienen de las primeras décadas del siglo XIX. Suele decirse que el primer informe acerca de un monstruo lacustre norteamericano se debe al gran explorador francés del Canadá Samuel de Champlain, quien en 1609 descubrió el lago que actualmente lleva su nombre en Vermont. Pero no es así; este "informe" puede ser atribuido con seguridad al error de un periodista. Champlain si mencionó un terrible monstruo marino, pero se suponía que frecuentaba la costa marina del estuario del río San Lorenzo, que está mucho más al noreste.
Uno de los pioneros de la investigación sobre serpientes marinas, Constantin Samuel Rafinesque, citó una tradición acerca de "una gran serpiente marina" que vivía en un lago próximo a Filadelfia. Pero también reunió informes sobre nuevas observaciones: El 3 de julio de 1817 uno fue visto en el lago Erie, a 5 km de tierra, por la tripulación de una goleta; media 10 o 12 m de longitud y 30 cm de diámetro; su color era como de caoba oscura, casi negro. Este relato es muy imperfecto y ni siquiera dice si tenía escamas; por lo tanto es dudoso si era una serpiente o un pez. Yo me inclino a creer que era un pez.
En 1819 el animal fue visto nuevamente "y descrito como de color cobrizo, con ojos brillantes y de 18 m de largo". Los disparos que se hicieron contra él no parecieron surtir efecto, ya fuera porque estaba protegido por escamas o porque la puntería era deficiente.
Por esa época se hablaba mucho de la serpiente marina de Nueva Inglaterra. Un informe acerca de un monstruo en el lago Ontario(comunicado con el Erie) hasta fue publicado en una revista científica alemana, en 1835.
Monstruos en el limbo
Pronto, los monstruos lacustres fueron a reunirse con las serpientes de mar en ese limbo al que las revistas "respetables" suelen enviarlos en la actualidad. Nadie volvería a tomarlos en serio durante mucho tiempo.
En 1855 el lago Silver, en el estado de Nueva York, fue escenario de un acontecimiento sensacional: una "serpiente de mar" fue avistada en el lago. Se produjeron numerosos informes sobre observaciones y la prensa local explotó la historia. Durante los dos años siguientes no hubo más observaciones; después, estalló un incendio en un hotel local y en el desván los bomberos voluntarios descubrieron los restos de la "serpiente marina". Era un muñeco que se mantenía a flote con aire comprimido; el dueño del hotel lo había fabricado para animar el negocio. Al principio, la gente de la zona se enfadó, pero terminaron perdonando al autor de la superchería. En la actualidad, la ciudad de Perry celebra periódicamente un festival de serpientes de mar para conmemorar el engaño.
Los periodistas norteamericanos fueron responsables, con frecuencia, de la creación de este tipo de historias. En los años 1830, por ejemplo, se publicó una serie de informes sobre los lagos de Indiana, en el Medio Oeste. Por supuesto, existían ya leyendas indias anteriores. Pero después llegó la noticia, publicada por el periódico de Logansport, de que también los colonos blancos veían monstruos. Estas noticias fueron investigadas un siglo después por un profesor de historia de la Universidad de Indiana, Donald Smalley, quien descubrió que bien pudo tratarse de una broma periodística. En cuanto los últimos indios hubieron sido trasladados fuera del estado, no se habló más del tema.
También en Canadá, en zonas que entonces eran fronterizas, surgieron muchos informes sobre monstruos. El más espectacular llegó del lago Utopía, Nueva Brunswick, en 1867. Los leñadores que trabajaban en un aserradero del lago se sorprendieron al ver un objeto que chapoteaba en el agua. La noticia de que se trataba de un animal grande causó gran excitación. En 1872 apareció un artículo sobre el monstruo en la revista Canadian Illustrated News, con una asombrosa xilografía de la criatura deslizándose por el agua, persiguiendo a dos hombres en una canoa. Su cabeza era grande como un barril y "chasqueaba sus sanguinolentas mandíbulas de una forma espantosa". Se dijo que el monstruo solía aparecer poco después del deshielo, lo que hizo que muchas personas visitaran el lago, en marzo de cada año, con la esperanza de verlo.
Un testigo de principios de los años 50, fue la señora McKillop. Estando sola, vio un día a una enorme forma negra que agitaba las aguas y se desplazaba hacia adelante y hacia atrás a gran velocidad.
Para algunos hombres de ciencia, esa agitación de las aguas constituye una pista para averiguar la naturaleza de algunos "monstruos". En Noruega muchos de los informes provenían de lagos de montaña, en cuyas orillas había aserraderos. En una famosa ocasión uno de esos "monstruos" fue investigado por la policía cuando salió a la superficie en medio de aguas agitadas. Resultó ser una gran masa de serrín y otras basuras vegetales que había llegado a la superficie a causa de los gases que creaba su propia fermentación.
Los monstruos del lago Utopía, ¿serían masas de vegetación podrida? Pero, si fuera así, ¿qué era lo que perseguía a los indios? ¿Y los informes provenientes de otros lagos? ¿Y las descripciones de criaturas de cuello largo? Las teorías de este tipo deben ser consideradas dentro del contexto más amplio de los informes provenientes de toda Norteamérica, y especialmente de las Montañas Rocosas y de la región de los Grandes Lagos. No existe ninguna explicación sencilla que se adapte a todas las observaciones.
Los informes acerca de los monstruos de los lagos norteamericanos presentan algunos rasgos curiosos. Casi todos se originan en lagos de montaña, o en ríos y lagos que se comunican directamente con ellos (este es el caso de los Grandes Lagos).
Una excepción, aparentemente, fue la serie de informes acerca de un monstruo en el lago Alkali (actualmente lago Walgen), que se encuentra en las praderas de Nebraska. La primera observación de la que hay noticia ocurrió en el verano de 1921, cuando un granjero vio una criatura que arrojaba agua a una altura que oscilaba entre los 4,5 y los 6 m de altura. Siguieron otros informes. En una de las oportunidades se dice que cinco testigos vieron a una criatura pardusca"que tenía la forma de un pez grande". No le vieron la cabeza ni la cola, pero lo que vieron sobresalía unos 50 cm del agua y tenía entre 3,5 y 4,5 m de largo. Estimaron que su longitud total debía ser de más de 6 m.
Noticias de primera plana
Desgraciadamente, todo esto se supo a través de un periodista, John G. Maher. Era el corresponsal local del New York Herald y, como él mismo confesó después, no le costaba ningún esfuerzo fabricar noticias cuando éstas escaseaban. Con todo, sus imaginativos relatos acerca del monstruo del lago Alkali suscitaron tal interés que escapó a su control. Una asociación de comerciantes de la zona intentó organizar una expedición para capturar al monstruo, pero no se les concedió autorización para navegar por el lago. Maher mencionó supuestas observaciones del monstruo en años anteriores, pero no observó que, en 1889, el lago se había secado completamente sin revelar rastros de monstruo alguno.
La mayor parte de las observaciones de los numerosos lagos americanos son informes aislados, a menudo del siglo XIX. Pero existen unos pocos lagos con una historia larga e ininterrumpida de observaciones que llegan hasta el presente. Incluso después de descartar las invenciones periodísticas, la acumulación de pruebas, -por muy dispersas y variadas que sean- resulta impresionante y convincente en su conjunto.
El distrito de los lagos de Wisconsin cuenta con una larga historia de informes. Se han producido observaciones en los cuatro lagos que rodean Madison, en Waubeau, Red Cedar, Pewaukee y en los lagos de Elkhart. Aunque algunas de las observaciones han tenido lugar en tiempos recientes, resulta difícil deslindar en qué medida se puede creer en ellas, ya que no han sido investigadas.
Mayor interés presentan los informes sobre grandes animales acuáticos en los estados montañosos. Los rumores acerca de monstruos lacustres en las Montañas Rocosas eran tan corrientes en el siglo XIX que inspiraron obras de ciencia-ficción sensacionalista, como The monster of lake La Metrie (El monstruo del lago La Metrie), publicada en 1899. La historia termina cuando un destacamento de caballería de los Estados Unidos destruye a cañonazos un plesiosauro prehistórico en un remoto lago de las montañas.
Esta historia inverosímil podría haber estado basada en hechos reales, ya que mucha gente vio algo muy parecido a un plesiosauro en varios lagos. En Utah esas observaciones comenzaron cuando los mormones se establecieron allí, aunque en esa región habían existido leyendas indias anteriores acerca de criaturas acuáticas. Las noticias de finales del siglo XIX se refieren al lago Utah y, especialmente, al lago Bear.
En 1871 se dijo que un joven monstruo había sido capturado en Fish Haven, en el lago Bear: "una criatura de unos 6 metros de longitud que se desplazaba en el agua por acción de las patas y de la cola." Noticias anteriores hablaban de un cuello de 1 metro, aletas, pelaje marrón parecido al de las nutrias y una cabeza que sugería "una morsa sin colmillos". Los indios shoshone habían dicho que esos animales solían salir del lago.
Estos extraordinarios relatos se desvanecieron después de los años 1880. En los años 30 llegaron informes del lago Payette, estimulados quizá por la publicidad de que era objeto entonces el Loch Ness. Pero en el verano de 1941 se produjo un súbito torrente de informes. John McKay vio un animal grande con un "cuerpo largo y oscuro" dotado de jorobas. Pocos meses después fueron vistos una cabeza como un periscopio y un cuello. Estos informes no recibieron publicidad. Después un hombre de negocios local describió a la prensa su observación de un "cocodrilo de nariz chata" de 15 m de longitud. En la actualidad todavía hay quien ve a esta criatura, que recibió el apodo de "Slimy Slim". en junio de 1977, dos personas que pescaban en una barca en Cougar Bay observaron lo que parecía la estela de un barco... pero no había pasado ningún barco en los 10 minutos anteriores. Después avistaron un objeto negro, con tres jorobas, de unos 9 m de largo, que se desplazaba velozmente.
Gary S. Mangiacopra, que ha investigado estos informes, sugiere que el monstruo podría ser una especie de foca gigantesca. Pero esta sugerencia no explica la presencia de las jorobas, elemento frecuentemente citado.
Informes acerca de criaturas parecidas a cocodrilos han llegado del lago Folsom, en California, de los lagos de los Alpes de Trinidad en el mismo estado, y de muchos otros sitios de los estados occidentales. Sin duda el lago Flathead, en Montana, es el más interesante. En 1885 el capitán de un buque de vapor, el US. Grant, vio lo que le pareció otro barco que se dirigía hacia él y después comprendió que se trataba de un gran animal parecido a una ballena. Uno de sus pasajeros disparó sobre él, y la cosa se hundió y desapareció. En 1919, los pasajeros de otro barco, el City of Polson, creyeron ver un tronco que flotaba en el camino del barco; después comprendieron que era un animal que nadaba alejándose del buque.
Durante las décadas siguientes hubo numerosos informes, muchos de los cuales fueron publicados por el director del Flathead Courier, Paul Fugleberg. Su entusiasmo mantuvo vivo el tema durante mucho tiempo. Sostenía la teoría de que el monstruo podía ser un esturión gigante. Esto parece improbable, ya que no hay pruebas de que estos peces se hayan criado nunca en ese lago. Sólo una vez se pescó un esturión en el lago, y bien pudo haber sido un truco publicitario.
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