Las enormes extensiones oceánicas de la Tierra parecen albergar misteriosos ingenios submarinos que resultan tan fascinantes como los propios OVNIS y cuyas apariciones suelen ser todavía más espectaculares.
Desde que terminó la segunda guerra mundial, las marinas del mundo han seguido con frecuencia la pista de grandes naves submarinas cuyo rendimiento es muy superior al de cualquiera de sus propias naves-estrella. Igual que los objetos submarinos no identificados (OSNIS), estas misteriosas naves parecen congregarse en zonas especiales de este planeta; las que más parecen atraerlas son las aguas escandinavas y la costa oriental de América del Sur.
Al hablar de submarinos y de aguas territoriales escandinavas, muchos lectores habrán recordado inmediatamente el incidente del otoño de 1981, cuando un capitán ruso encalló su submarino en Karlskrona, Suecia, a causa de un "error de navegación". Sin duda, a los rusos les gusta estar bien informados acerca de las naves de otras naciones, y observar lo más cerca posible sus maniobras y sus actividades; algunos de los artefactos submarinos que han sido localizados bien podían ser rusos. Pero, de la misma manera que los rusos fueron culpados al principio de los "cohetes fantasma" suecos de 1946, también puede que se les culpara injustamente de la circulación de muchos de los submarinos misteriosos que han salido a la luz desde los años cincuenta.
El rendimiento y la conducta de algunos de estos OSNIS sobrepasan los de las naves convencionales, tal como los aviones terrestres son superados por los OVNIS. La velocidad máxima de los submarinos más modernos es de unos 45 nudos, es decir, 80 km/h, pero estos submarinos misteriosos se desplazaban por el mar a una velocidad tres veces mayor. Cuando realizaban maniobras en el Atlántico Norte en 1963, el portaaviones norteamericano Wasp y otros 12 buques detectaron una gran nave submarina que se desplazaba a 150 nudos (280 km/h). Se mantuvo en sus proximidades durante cuatro días, maniobrando alrededor de ellos y sumergiéndose a profundidades de 8.200 m. El récord de profundidad de los submarinos conocidos es de 1.900 m. En julio de 1972, un submarino no identificado recorrió la costa de Chile a una profundidad de 1.000 m, muy superior a la que suelen alcanzar los submarinos convencionales, que a esa profundidad corren un gran riesgo a causa de la tremenda presión.
Osnis vs la OTAN
¿Fue un submarino espía soviético el que penetró unos 150 km en los fiordos noruegos en noviembre de 1972? Durante tres semanas, la marina noruega, con la ayuda de buques y aviones de la OTAN, buscó al misterioso intruso que fue repetidamente localizado y perdido en el fiordo de Sogne. En la cacería intervinieron varias docenas de naves, además de helicópteros, y se emplearon sistemática y masivamente cargas de profundidad, pero no hubo forma de que la extraña nave saliera a la superficie.
El 23 de noviembre un gran objeto oscuro fue visto desplazándose bajo la superficie en el fiordo de Luster, un ramal del fiordo principal, mientras más o menos al mismo tiempo en el fiordo de Aurlands, otro ramal, un barco de guerra seguía a un submarino con el sonar. Esa noche, se vieron seis cohetes rojos que eran disparados desde las profundidades del mar mientras que muy cerca de allí, en un pico inaccesible que domina el fiordo de Aurlands, se observaban destellos rojos y verdes. El 24 de noviembre las fuerzas combinadas realizaron un ataque concertrado con cargas de profundidad. El único resultado fue la aparición de una poderosa y desconocida fuente de interferencias que interrumpió completamente las comunicaciones e inutilizó todos los aparatos de radar y de sonar.
El 27 de noviembre, un comunicado de las autoridades noruegas afirmaba que el submarino misterioso se había marchado, sin ser visto ni identificado. En otros fiordos noruegos han tenido lugar incidentes similares, y también en las aguas costeras suecas y en las cercanías de las costas de Groenlandia, en zonas aparentemente sin valor estratégico. Pero jamás ha sido identificada, atrapada o dañada ninguna nave.
¿Máquinas o monstruos?
También han aparecido OSNIS en los lagos de Suecia. Un objeto provisto de lo que parecía ser una cúpula de plexiglás fue visto en el lago de Bullaren, en Bohuslan. En el lago Ravaslen se observó varias veces un objeto de 15 m de largo, y en el lago Stensjön, en Ostergötland, fue visto un OSNI con una torre de mando. Informes provenientes de otros lagos hablan de grandes formas oscuras que fueron vistas debajo de la superficie. Es imposible saber si se trataba de máquinas o de monstruos, por ejemplo del tipo del que aparece en el Loch Ness.
Una cacería de OSNIS similar a la de Noruega ocurrió en febrero de 1960 en el golfo Nuevo, donde la marina argentina persiguió durante dos semanas a dos submarinos misteriosos a los que suponía soviéticos. Sin embargo, su velocidad y su capacidad de maniobra seguramente hicieron reflexionar a las autoridades. A causa de la continua actividad de OVNIS y OSNIS a lo largo de la costa argentina, la gente hablaba de "los marcianos" que, según creían, operaban desde bases submarinas. Ocho meses antes, en el puerto de Buenos Aires, las autoridades navales habían tenido problemas con un OSNI grande, veloz y muy maniobrable que tenía forma de pez y color plateado. Su rasgo más característico era una gran aleta caudal vertical, como la deriva de los aviones. Se supo qué aspecto tenía porque unos submarinistas pudieron examinarlo, pero no identificarlo.
En el año 1978 se produjo una enorme oleada de actividad OVNI en Italia; se redactaron más de 500 informes, y aún después de eliminar los errores y las mentiras, las cifras seguían indicando la existencia de una intensísima actividad, que culminó en los últimos tres meses del año. A lo largo de la costa del Adriático se prodigaban los fenómenos inexplicados: columnas de agua que se levantaban en mares tranquilos hasta una altura de 30 m; luces rojas y blancas que seguían a las barcas de pesca por las noches; OSNIS vistos en la superficie o en las profundidades, que salían a la superficie y se sumergían, e interferencias eléctricas en radares, radios y televisores. Los pescadores se negaron a hacerse a la mar sin protección naval.
Durante la noche del 9 de noviembre, Nello di Valentino, capitán de una nave de guerra italiana, vio, junto con dos de sus hombres, una brillante luz roja que surgía del mar a 1.000 m de distancia, se elevaba hasta alcanzar 300 o 400 m de altitud y después se alejaba en dirección este. Mientras esto sucedía, las comunicaciones por radio con la costa quedaron interrumpidas. Buena parte de la población pasaba las noches tratando de ver OVNIS u OSNIS e, inevitablemente, algunos hechos normales fueron confundidos con acontecimientos de origen extraterrestre. A la luz del alba del 7 de diciembre, en el golfo de Venecia, cerca de Caorle, cientos de personas que habían estado observando luces en el mar durante la noche contemplaron alarmadas cómo extrañas naves y extraños seres emergían de las aguas; se trataba de unas maniobras combinadas de fuerzas aéreas y navales con naves y tropas anfibias.
No resulta tan fácil explicar la experiencia de tres pescadores franceses del puerto mediterráneo de le Brusc quienes, a las 11 de la noche del 10 de agosto de 1962, se hallaban en sus barcas en una noche clara y calma. A unos 300 m de distancia apareció una nave metálica alargada que se desplazaba con lentitud por la superficie. Los hombres lo comentaron y supusieron que se trataba de un submarino, aunque de un tipo que no lograron identificar. Las aguas que rodeaban a la nave se agitaron, y una docena de hombres rana salieron de ellas y treparon al extraño submarino. Los pescadores les saludaron con gritos amistosos, pero los desconocidos no respondieron y se introdujeron en la nave. Antes de desaparecer, el último de los hombres rana se volvió hacia los pescadores y alzó el brazo derecho, respondiendo al saludo. Los asombrados pescadores fueron testigos del ascenso del extraño objeto, que salió del mar, situándose justo por encima de las olas; se encendieron luces rojas y verdes y comenzó a girar lentamente de izquierda a derecha. Mientras lo hacía, el objeto emitió una luz anaranjada y, describiendo un elegante arco sobre el mar, aceleró rápidamente y ascendió hasta perderse de vista.
Actividades nocturnas similares han sido registradas en otros lugares: un mes antes, en el golfo de Catalina, al sur de Los Angeles, el capitán de un barco de pesca de alquiler y su ayudante observaron una extraña nave a través de sus prismáticos nocturnos, a unos 400 m de distancia. Parecía un submarino que flotaba en el agua; era de color gris acero y carecía de identificaciones. Llevaba una extraña estructura en la popa, y cinco figuras se movían alrededor de ella, aparentemente trabajando en algo. Al cabo de un rato el submarino misterioso se puso en movimiento y el capitán del barco pesquero se vio obligado a maniobrar para evitar la colisión. La extraña nave pasó a toda velocidad junto al pesquero. No emitía ruido ni dejaba estela, pero provocó una gran oleada mientras se dirigía a mar abierto. Las autoridades navales acogieron con gran interés el informe de estos hombres y, durante una entrevista, les mostraron siluetas de submarinos extranjeros para que trataran de reconocer en ellos el misterioso objeto.
Artefactos del océano
El origen de estos misteriosos OSNIS y de sus tripulaciones anfibias sigue siendo desconocido, pero quizá los desconcertantes artefactos que pueden haber dejado en el lecho del mar suministren pistas acerca del propósito de sus actividades nocturnas. Un ejemplo es el brillante cilindro metálico de 7 m de longitud y 3 m de diámetro que un submarinista español encontró en el lecho del Mediterráneo en julio de 1970. La superficie lisa y sin remaches del cilindro no presentaba ninguna abertura, y estaba tan limpia que no podía llevar mucho tiempo debajo del agua. A la mañana siguiente el submarinista quiso echarle otra ojeada, pero había desaparecido. Buscó por toda la zona, pero no pudo encontrarlo.
El objeto hallado por el buscador de tesoros Martín Meylach en la costa de Miami (Florida) en septiembre de 1966 no debía de ser muy diferente. Meylach volvió con dos submarinistas de la Marina, pero no sabemos si el objeto fue rescatado o desapareció, como el de la costa española. Las Fuerzas Aéreas negaron que se tratara de un misil caído de un avión.
En abril de 1967, dos muchachos daneses vieron un OVNI que dejaba caer varios objetos en el estrecho de Kattegat, cerca de Sjaellands Odde, a 80 km al noreste de Copenhague. Los restos que se recuperaron después incluían "limo y carbón inorgánico, combinados de forma totalmente desconocida". Lorentz Johnson vio cómo un "puro" resplandeciente arrojaba dos objetos alargados a las aguas del fiordo de Namsen en diciembre de 1959. Un tiempo después, investigadores de OVNIS encontraron, con la ayuda del sonar, un objeto de 6 m de longitud por 2 m de altura, pero a una profundidad de 90 m, lo cual dificultaba demasiado la tarea de rescate. Dijeron que habían observado en el fondo huellas de ruedas que se dirigían hacia mar abierto.
Surcos no identificados de 1 m de anchura, dejados en apariencia por algo parecido a un globo, fueron hallados en una playa de Venezuela en agosto de 1967. Dos días después dos científicos norteamericanos se personaron allí para estudiar los surcos y, al parecer, los consideraron muy interesantes. El OVNI que fue visto amerizar y despegar en el mar en Río de Janeiro (Brasil) en junio de 1970 dejó un cilindro rojizo en el agua, que fue recogido después por una lancha de la policía. Aparentemente, los gobiernos del mundo están más interesados de lo que suelen admitir en estas actividades submarinas, pero no se sabe qué enseñanzas les han proporcionado los artefactos que han conseguido recuperar.
Ivan T. Sanderson, biólogo y fundador de la Sociedad para la Investigación de lo Inexplicado, presentó en su libro Invisible Residents (Residentes Invisibles, 1970) parte del material que hemos estado examinando. Este autor sugiere que debajo de los océanos podría vivir una raza mucho más antigua que la humana, que posiblemente desciende de las formas de vida que no abandonaron los mares primitivos para desarrollarse en tierra, sino que permanecieron en los mares donde se desarrollaron más rápidamente.
Hasta aquí, esta teoría evoca el tema semi-folcklórico de los hombres-pez y el filón lovecraftiano de los profundos. Pero, según Sanderson, al llevar muchos millones de años de ventaja a la humanidad, esta raza evita el contacto directo con las formas primitivas -los hombres- que habitan la superficie del planeta, y ha desarrollado hasta tal punto su tecnología en todos los campos, que ahora puede realizar fácilmente viajes interestelares en sus espectaculares naves, que nosotros denominamos OVNIS y también OSNIS.
El investigador de OVNIS John Kell sugiere que "alguien maneja una marina y una fuerza aérea clandestinas en este planeta", y supone que las bases submarinas podrían hallarse en las regiones situadas al norte del círculo Ártico. Los fundadores de la APRO, Jim y Coral Lorenzen, sugieren que los fenómenos OSNI forman parte de las actividades de cartografía y minería que llevan a cabo los extraterrestres. En 1973, la Sociedad Argentina de Investigación de Fenómenos Extraños afirmó que, tras muchos años de investigaciones, no dudaba que máquinas de otros mundos habían establecido bases submarinas en los golfos de San Matías y San Jorge, en la costa patagónica. Y en Venezuela se han visto tantos OVNIS zambullirse y salir del mar de las Antillas, que muchas personas creen en la existencia de bases submarinas, aunque las opiniones varían acerca de su localización: en las profundidades del océano, en las cercanías de la costa o en grandes "naves madre" situadas en el fondo del mar. Sin embargo, el mundo submarino permanece todavía en gran parte inexplorado y, como suele suceder en la ufología, los investigadores topan con dificultades por el momento insuperables.
Desde que terminó la segunda guerra mundial, las marinas del mundo han seguido con frecuencia la pista de grandes naves submarinas cuyo rendimiento es muy superior al de cualquiera de sus propias naves-estrella. Igual que los objetos submarinos no identificados (OSNIS), estas misteriosas naves parecen congregarse en zonas especiales de este planeta; las que más parecen atraerlas son las aguas escandinavas y la costa oriental de América del Sur.
Al hablar de submarinos y de aguas territoriales escandinavas, muchos lectores habrán recordado inmediatamente el incidente del otoño de 1981, cuando un capitán ruso encalló su submarino en Karlskrona, Suecia, a causa de un "error de navegación". Sin duda, a los rusos les gusta estar bien informados acerca de las naves de otras naciones, y observar lo más cerca posible sus maniobras y sus actividades; algunos de los artefactos submarinos que han sido localizados bien podían ser rusos. Pero, de la misma manera que los rusos fueron culpados al principio de los "cohetes fantasma" suecos de 1946, también puede que se les culpara injustamente de la circulación de muchos de los submarinos misteriosos que han salido a la luz desde los años cincuenta.
El rendimiento y la conducta de algunos de estos OSNIS sobrepasan los de las naves convencionales, tal como los aviones terrestres son superados por los OVNIS. La velocidad máxima de los submarinos más modernos es de unos 45 nudos, es decir, 80 km/h, pero estos submarinos misteriosos se desplazaban por el mar a una velocidad tres veces mayor. Cuando realizaban maniobras en el Atlántico Norte en 1963, el portaaviones norteamericano Wasp y otros 12 buques detectaron una gran nave submarina que se desplazaba a 150 nudos (280 km/h). Se mantuvo en sus proximidades durante cuatro días, maniobrando alrededor de ellos y sumergiéndose a profundidades de 8.200 m. El récord de profundidad de los submarinos conocidos es de 1.900 m. En julio de 1972, un submarino no identificado recorrió la costa de Chile a una profundidad de 1.000 m, muy superior a la que suelen alcanzar los submarinos convencionales, que a esa profundidad corren un gran riesgo a causa de la tremenda presión.
Osnis vs la OTAN
¿Fue un submarino espía soviético el que penetró unos 150 km en los fiordos noruegos en noviembre de 1972? Durante tres semanas, la marina noruega, con la ayuda de buques y aviones de la OTAN, buscó al misterioso intruso que fue repetidamente localizado y perdido en el fiordo de Sogne. En la cacería intervinieron varias docenas de naves, además de helicópteros, y se emplearon sistemática y masivamente cargas de profundidad, pero no hubo forma de que la extraña nave saliera a la superficie.
El 23 de noviembre un gran objeto oscuro fue visto desplazándose bajo la superficie en el fiordo de Luster, un ramal del fiordo principal, mientras más o menos al mismo tiempo en el fiordo de Aurlands, otro ramal, un barco de guerra seguía a un submarino con el sonar. Esa noche, se vieron seis cohetes rojos que eran disparados desde las profundidades del mar mientras que muy cerca de allí, en un pico inaccesible que domina el fiordo de Aurlands, se observaban destellos rojos y verdes. El 24 de noviembre las fuerzas combinadas realizaron un ataque concertrado con cargas de profundidad. El único resultado fue la aparición de una poderosa y desconocida fuente de interferencias que interrumpió completamente las comunicaciones e inutilizó todos los aparatos de radar y de sonar.
El 27 de noviembre, un comunicado de las autoridades noruegas afirmaba que el submarino misterioso se había marchado, sin ser visto ni identificado. En otros fiordos noruegos han tenido lugar incidentes similares, y también en las aguas costeras suecas y en las cercanías de las costas de Groenlandia, en zonas aparentemente sin valor estratégico. Pero jamás ha sido identificada, atrapada o dañada ninguna nave.
¿Máquinas o monstruos?
También han aparecido OSNIS en los lagos de Suecia. Un objeto provisto de lo que parecía ser una cúpula de plexiglás fue visto en el lago de Bullaren, en Bohuslan. En el lago Ravaslen se observó varias veces un objeto de 15 m de largo, y en el lago Stensjön, en Ostergötland, fue visto un OSNI con una torre de mando. Informes provenientes de otros lagos hablan de grandes formas oscuras que fueron vistas debajo de la superficie. Es imposible saber si se trataba de máquinas o de monstruos, por ejemplo del tipo del que aparece en el Loch Ness.
Una cacería de OSNIS similar a la de Noruega ocurrió en febrero de 1960 en el golfo Nuevo, donde la marina argentina persiguió durante dos semanas a dos submarinos misteriosos a los que suponía soviéticos. Sin embargo, su velocidad y su capacidad de maniobra seguramente hicieron reflexionar a las autoridades. A causa de la continua actividad de OVNIS y OSNIS a lo largo de la costa argentina, la gente hablaba de "los marcianos" que, según creían, operaban desde bases submarinas. Ocho meses antes, en el puerto de Buenos Aires, las autoridades navales habían tenido problemas con un OSNI grande, veloz y muy maniobrable que tenía forma de pez y color plateado. Su rasgo más característico era una gran aleta caudal vertical, como la deriva de los aviones. Se supo qué aspecto tenía porque unos submarinistas pudieron examinarlo, pero no identificarlo.
En el año 1978 se produjo una enorme oleada de actividad OVNI en Italia; se redactaron más de 500 informes, y aún después de eliminar los errores y las mentiras, las cifras seguían indicando la existencia de una intensísima actividad, que culminó en los últimos tres meses del año. A lo largo de la costa del Adriático se prodigaban los fenómenos inexplicados: columnas de agua que se levantaban en mares tranquilos hasta una altura de 30 m; luces rojas y blancas que seguían a las barcas de pesca por las noches; OSNIS vistos en la superficie o en las profundidades, que salían a la superficie y se sumergían, e interferencias eléctricas en radares, radios y televisores. Los pescadores se negaron a hacerse a la mar sin protección naval.
Durante la noche del 9 de noviembre, Nello di Valentino, capitán de una nave de guerra italiana, vio, junto con dos de sus hombres, una brillante luz roja que surgía del mar a 1.000 m de distancia, se elevaba hasta alcanzar 300 o 400 m de altitud y después se alejaba en dirección este. Mientras esto sucedía, las comunicaciones por radio con la costa quedaron interrumpidas. Buena parte de la población pasaba las noches tratando de ver OVNIS u OSNIS e, inevitablemente, algunos hechos normales fueron confundidos con acontecimientos de origen extraterrestre. A la luz del alba del 7 de diciembre, en el golfo de Venecia, cerca de Caorle, cientos de personas que habían estado observando luces en el mar durante la noche contemplaron alarmadas cómo extrañas naves y extraños seres emergían de las aguas; se trataba de unas maniobras combinadas de fuerzas aéreas y navales con naves y tropas anfibias.
No resulta tan fácil explicar la experiencia de tres pescadores franceses del puerto mediterráneo de le Brusc quienes, a las 11 de la noche del 10 de agosto de 1962, se hallaban en sus barcas en una noche clara y calma. A unos 300 m de distancia apareció una nave metálica alargada que se desplazaba con lentitud por la superficie. Los hombres lo comentaron y supusieron que se trataba de un submarino, aunque de un tipo que no lograron identificar. Las aguas que rodeaban a la nave se agitaron, y una docena de hombres rana salieron de ellas y treparon al extraño submarino. Los pescadores les saludaron con gritos amistosos, pero los desconocidos no respondieron y se introdujeron en la nave. Antes de desaparecer, el último de los hombres rana se volvió hacia los pescadores y alzó el brazo derecho, respondiendo al saludo. Los asombrados pescadores fueron testigos del ascenso del extraño objeto, que salió del mar, situándose justo por encima de las olas; se encendieron luces rojas y verdes y comenzó a girar lentamente de izquierda a derecha. Mientras lo hacía, el objeto emitió una luz anaranjada y, describiendo un elegante arco sobre el mar, aceleró rápidamente y ascendió hasta perderse de vista.
Actividades nocturnas similares han sido registradas en otros lugares: un mes antes, en el golfo de Catalina, al sur de Los Angeles, el capitán de un barco de pesca de alquiler y su ayudante observaron una extraña nave a través de sus prismáticos nocturnos, a unos 400 m de distancia. Parecía un submarino que flotaba en el agua; era de color gris acero y carecía de identificaciones. Llevaba una extraña estructura en la popa, y cinco figuras se movían alrededor de ella, aparentemente trabajando en algo. Al cabo de un rato el submarino misterioso se puso en movimiento y el capitán del barco pesquero se vio obligado a maniobrar para evitar la colisión. La extraña nave pasó a toda velocidad junto al pesquero. No emitía ruido ni dejaba estela, pero provocó una gran oleada mientras se dirigía a mar abierto. Las autoridades navales acogieron con gran interés el informe de estos hombres y, durante una entrevista, les mostraron siluetas de submarinos extranjeros para que trataran de reconocer en ellos el misterioso objeto.
Artefactos del océano
El origen de estos misteriosos OSNIS y de sus tripulaciones anfibias sigue siendo desconocido, pero quizá los desconcertantes artefactos que pueden haber dejado en el lecho del mar suministren pistas acerca del propósito de sus actividades nocturnas. Un ejemplo es el brillante cilindro metálico de 7 m de longitud y 3 m de diámetro que un submarinista español encontró en el lecho del Mediterráneo en julio de 1970. La superficie lisa y sin remaches del cilindro no presentaba ninguna abertura, y estaba tan limpia que no podía llevar mucho tiempo debajo del agua. A la mañana siguiente el submarinista quiso echarle otra ojeada, pero había desaparecido. Buscó por toda la zona, pero no pudo encontrarlo.
El objeto hallado por el buscador de tesoros Martín Meylach en la costa de Miami (Florida) en septiembre de 1966 no debía de ser muy diferente. Meylach volvió con dos submarinistas de la Marina, pero no sabemos si el objeto fue rescatado o desapareció, como el de la costa española. Las Fuerzas Aéreas negaron que se tratara de un misil caído de un avión.
En abril de 1967, dos muchachos daneses vieron un OVNI que dejaba caer varios objetos en el estrecho de Kattegat, cerca de Sjaellands Odde, a 80 km al noreste de Copenhague. Los restos que se recuperaron después incluían "limo y carbón inorgánico, combinados de forma totalmente desconocida". Lorentz Johnson vio cómo un "puro" resplandeciente arrojaba dos objetos alargados a las aguas del fiordo de Namsen en diciembre de 1959. Un tiempo después, investigadores de OVNIS encontraron, con la ayuda del sonar, un objeto de 6 m de longitud por 2 m de altura, pero a una profundidad de 90 m, lo cual dificultaba demasiado la tarea de rescate. Dijeron que habían observado en el fondo huellas de ruedas que se dirigían hacia mar abierto.
Surcos no identificados de 1 m de anchura, dejados en apariencia por algo parecido a un globo, fueron hallados en una playa de Venezuela en agosto de 1967. Dos días después dos científicos norteamericanos se personaron allí para estudiar los surcos y, al parecer, los consideraron muy interesantes. El OVNI que fue visto amerizar y despegar en el mar en Río de Janeiro (Brasil) en junio de 1970 dejó un cilindro rojizo en el agua, que fue recogido después por una lancha de la policía. Aparentemente, los gobiernos del mundo están más interesados de lo que suelen admitir en estas actividades submarinas, pero no se sabe qué enseñanzas les han proporcionado los artefactos que han conseguido recuperar.
Ivan T. Sanderson, biólogo y fundador de la Sociedad para la Investigación de lo Inexplicado, presentó en su libro Invisible Residents (Residentes Invisibles, 1970) parte del material que hemos estado examinando. Este autor sugiere que debajo de los océanos podría vivir una raza mucho más antigua que la humana, que posiblemente desciende de las formas de vida que no abandonaron los mares primitivos para desarrollarse en tierra, sino que permanecieron en los mares donde se desarrollaron más rápidamente.
Hasta aquí, esta teoría evoca el tema semi-folcklórico de los hombres-pez y el filón lovecraftiano de los profundos. Pero, según Sanderson, al llevar muchos millones de años de ventaja a la humanidad, esta raza evita el contacto directo con las formas primitivas -los hombres- que habitan la superficie del planeta, y ha desarrollado hasta tal punto su tecnología en todos los campos, que ahora puede realizar fácilmente viajes interestelares en sus espectaculares naves, que nosotros denominamos OVNIS y también OSNIS.
El investigador de OVNIS John Kell sugiere que "alguien maneja una marina y una fuerza aérea clandestinas en este planeta", y supone que las bases submarinas podrían hallarse en las regiones situadas al norte del círculo Ártico. Los fundadores de la APRO, Jim y Coral Lorenzen, sugieren que los fenómenos OSNI forman parte de las actividades de cartografía y minería que llevan a cabo los extraterrestres. En 1973, la Sociedad Argentina de Investigación de Fenómenos Extraños afirmó que, tras muchos años de investigaciones, no dudaba que máquinas de otros mundos habían establecido bases submarinas en los golfos de San Matías y San Jorge, en la costa patagónica. Y en Venezuela se han visto tantos OVNIS zambullirse y salir del mar de las Antillas, que muchas personas creen en la existencia de bases submarinas, aunque las opiniones varían acerca de su localización: en las profundidades del océano, en las cercanías de la costa o en grandes "naves madre" situadas en el fondo del mar. Sin embargo, el mundo submarino permanece todavía en gran parte inexplorado y, como suele suceder en la ufología, los investigadores topan con dificultades por el momento insuperables.
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