Desde 1808, el Faro de Gibraltar en Toronto ha servido como señal marítima en los Grandes Lagos. Está situado en la punta suroeste de las islas de Toronto. Este faro fue construido en piedra caliza en forma de hexágono. Solamente hay otros dos faros en Canadá construidos de esta misma manera.
La torre original se construyó en 1808, y contaba con unos 20 metros de altura, equipado con una luz blanca estacionaria. En 1932, la torre aumentó de tamaño, hasta llegar a alcanzar los 35 metros de altura, con una luz blanca esta vez rotatoria, alimentada con petróleo y carbón. Hoy en día es la principal atracción turística de las islas de Toronto.
John Paul Rademuller, el primer farero que trabajó en el faro, se sabía que fabricaba su propia cerveza, dado su origen germano. Muchos soldados de Fort York cruzaban el puerto, fuera de sus horas de trabajo, para obtener algo de cerveza gracias a Rademuller. Lamentablemente, su cerveza dio origen a un extraño suceso.
El farero fue asesinado el 2 de enero de 1815. Se cree que lo mataron tres soldados ebrios que habían viajado de Fort York para obtener cerveza. La leyenda cuenta que Rademuller se negó a servirles la cerveza, con lo que lo golpearon y lo llevaron hasta la parte superior del faro, desde donde lo arrojaron al vacío. Los soldados cortaron su cuerpo en pedazos y enterraron sus restos en varios lugares a lo largo de la isla.
Ochenta años más tarde, George Durnan, el farero en ese momento, descubrió en las arenas de la isla restos de una mandíbula humana. Aunque no se ha podido demostrar si esta mandíbula pertenecía a Rademuller, ya que este lugar era un antiguo cementerio para los aborígenes.
Algunas personas que se han acercado a las inmediaciones del faro cuentan que, en ocasiones, ven a un hombre merodear en torno al faro, como si buscara algo. Nadie ha hablado nunca con él, ya que, cuando intentan acercarse, desaparece. Se cree que es Rademuller, que cada noche, baja a la playa a buscar sus propios restos.
La noche que suele aparecer se forma una densa niebla, y entre la maleza, se oyen quejidos lastimeros. Según cuentan, del faro se escuchan golpes y ruidos extraños. Algunos fareros que han trabajado aquí tuvieron que abandonar su trabajo, ya que oían en esas noches de niebla una gran cantidad de pasos subiendo las escaleras, como si arrastraran algo muy pesado.
¿Os atreveríais vosotros a acercaros al Faro de Gibraltar en plena noche?...
La torre original se construyó en 1808, y contaba con unos 20 metros de altura, equipado con una luz blanca estacionaria. En 1932, la torre aumentó de tamaño, hasta llegar a alcanzar los 35 metros de altura, con una luz blanca esta vez rotatoria, alimentada con petróleo y carbón. Hoy en día es la principal atracción turística de las islas de Toronto.
John Paul Rademuller, el primer farero que trabajó en el faro, se sabía que fabricaba su propia cerveza, dado su origen germano. Muchos soldados de Fort York cruzaban el puerto, fuera de sus horas de trabajo, para obtener algo de cerveza gracias a Rademuller. Lamentablemente, su cerveza dio origen a un extraño suceso.
El farero fue asesinado el 2 de enero de 1815. Se cree que lo mataron tres soldados ebrios que habían viajado de Fort York para obtener cerveza. La leyenda cuenta que Rademuller se negó a servirles la cerveza, con lo que lo golpearon y lo llevaron hasta la parte superior del faro, desde donde lo arrojaron al vacío. Los soldados cortaron su cuerpo en pedazos y enterraron sus restos en varios lugares a lo largo de la isla.
Ochenta años más tarde, George Durnan, el farero en ese momento, descubrió en las arenas de la isla restos de una mandíbula humana. Aunque no se ha podido demostrar si esta mandíbula pertenecía a Rademuller, ya que este lugar era un antiguo cementerio para los aborígenes.
Algunas personas que se han acercado a las inmediaciones del faro cuentan que, en ocasiones, ven a un hombre merodear en torno al faro, como si buscara algo. Nadie ha hablado nunca con él, ya que, cuando intentan acercarse, desaparece. Se cree que es Rademuller, que cada noche, baja a la playa a buscar sus propios restos.
La noche que suele aparecer se forma una densa niebla, y entre la maleza, se oyen quejidos lastimeros. Según cuentan, del faro se escuchan golpes y ruidos extraños. Algunos fareros que han trabajado aquí tuvieron que abandonar su trabajo, ya que oían en esas noches de niebla una gran cantidad de pasos subiendo las escaleras, como si arrastraran algo muy pesado.
¿Os atreveríais vosotros a acercaros al Faro de Gibraltar en plena noche?...
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