martes, 26 de abril de 2011

Mansión Winchester: La casa norteamericana más embrujada

En 1884, Sarah L. Winchester enviuda quedando en sus manos la herencia del acaudalado heredero de los rifles Winchester. Pero tras tan inmensa fortuna, y según una vidente de la época a la que la desdichada viuda consultó, sufrían las almas perdidas de aquellos que murieron frente a alguno de estos rifles, sobre todo los indios masacrados durante la conocida como Conquista del Oeste. Años atrás había perdido también a su hija Annie y ahora, la muerte de su marido terminó por desequilibrarla.

Sin poder encontrar una razón natural para su tragedia, la buscó en lo sobrenatural. Y aconsejada por una médium de Boston, según la cual la pobre mujer estaba pagando las culpas de los Winchester, acosada por una legión de indios y soldados muertos por las balas de los rifles durante la Conquista del Oeste y la Guerra de Secesión, decidió mudarse y hacer todo lo necesario para calmar a los espíritus malignos.

Si les construía una casa especial para ellos, estaría a salvo mientras duraran las obras. En caso contrario, según la médium, sería la siguiente víctima de la lista. Cuánto de superstición y cuánto de desequilibrio había en Sarah Winchester, es difícil medirlo. Pero con su mudanza a una granja de ocho habitaciones en San José comenzó la leyenda de la Winchester Mystery House.

Ella creyó que su única oportunidad para vivir una vida normal era la de construir una casa de forma permanente. Si la casa nunca se terminaba, ningún fantasma podría instalarse en ella. La casa contiene muchas características utilizadas para atrapar o confundir a los espíritus. Hay puertas pequeñas o que no conducen a ninguna parte, y ventanas que miran adentro de otras partes de la casa. Aunque la mansión sea enorme, hay sólo dos espejos en el lugar. Esto se debe a que Sarah creía que los fantasmas temían a su propio reflejo.

Luego de dirigir la continua construcción de la mansión durante 39 años, Sarah falleció mientras dormía a la edad de 82 años. Muchos acontecimientos extraños han ocurrido a través de los años y siguen reportándose actualmente. Los psíquicos han visitado la casa y creen que muchos espíritus deambulan por ella, ¡junto con el fantasma de Sarah Winchester!

Han habido muchos encuentros y sucesos inusuales incluyendo pasos, portazos, voces extrañas y las famosas manchas frías. Es una de las casas más raras, sino embrujadas, de Norteamérica.

Según aquella vidente, sólo así las almas encontrarían donde morar mientras no hallaran el reposo eterno.

Esta es la leyenda que envuelve la Mansión Winchester, hoy sitio turístico donde los curiosos se acercan para descubrir por si mismos si está o no encantada. Por cierto, cuentan que al entrar te previenen de que debes ir siempre acompañado pues no te garantizan que, si te pierdes, te puedan encontrar.

Pero haya fantasmas o no, lo cierto es que la arquitectura de esta mansión sorprende a todos y se escapa a los límites de la razón. Y no es tanto porque esta mansión estilo victoriano tenga 160 habitaciones, tres ascensores, 47 chimeneas, sistema de alcantarillado y de calefacción, luces de gas que se encienden apretando un botón, (todo esto adelantado a su época), sino porque en ella puedes encontrar ventanas de dan a paredes, escaleras que no llevan a ninguna parte, puertas en medio de las ventanas en la fachada de los pisos superiores y otras rarezas. Un hecho curioso es que se creía que Sarah podía atravesar las paredes como sus fantasmales invitados, pero resulta que es que la casa consta también de pasillos secretos que, seguramente, le servían para vigilar sin ser vista como iban las interminables obras.

La Señora Winchester se pasó esos 38 años levantando, retocando, tirando y volviendo a levantar puertas y ventanas. Una nota curiosa es que el número trece se repite por toda la casa: hay ventanas con 13 paneles, escaleras con 13 escalones, todas las rejillas de desagüe tienen 13 agujeros, muchas ventanas están compuestas por 13 paneles, el pavimento de la entrada está dividido en 13 sectores, 13 cúpulas de cristal, 13 baños y en el dormitorio de Sarah hay un armario con 13 ganchos donde se colgaban 13 vestidos. Los que usaba durante sus sesiones de espiritismo.

Dicen que incluso firmó su testamento, que estaba dividido en 13 partes, 13 veces.

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