Es precisamente desde esa época (entre los años 5.000 y 4.000 a.C.) cuando las figuras de los dragones forman parte de nuestra mitología... y tal vez de algo más. Lo sabemos gracias a los restos arquitectónicos encontrados y que datan de aquellos años.
Seres mágicos de los que siempre se han buscado nuevas huellas sobre la tierra, huellas físicas en este caso, que hagan saltar por los aires cientos de miles de teorías escritas sobre ellos. Y es que son tantas culturas que han rendido culto a los dragones. Para algunas estos seres viven en el océano, para otras en el centro de la tierra, algunos tienen alas, para otros cientos de piernas, nueve cabezas, algunos son protectores, otros destructivos...
Lo que tienen en común todas estas culturas es que los dragones son seres que simbolizan la fuerza y el poder. Los grandes estudiosos del tema han fijado a la diosa babilonia y asiria Tiamat, símbolo del mar, como la primera referencia a la existencia de los dragones.
De todas maneras, a todos nos suenan los dragones gracias a la cultura china. La mitología china dice que los dragones se componen de nueve partes de diferentes animales: cuernos de ciervo, orejas de buey, cabeza de caballo, ojos de tigre, garras de águila y tigre, vientre de mejillón, escamas de la carpa y cuerpo de serpiente.
En Asia los dragones tienen que ver con el agua, y controlan el poder de la lluvia. La mayoría son fuerzas de la naturaleza y del universo, y por lo tanto símbolos de la sabiduría, la suerte, la buena fortuna, la nobleza y la divinidad. Por tanto, de Oriente no nos llegan dragones de mal carácter...
El dragón maligno ha sido creación de la cultura occidental. Fue Hércules el que luchó contra los dragones, y el norte de Europa el propio Thor tuvo que hacer frente a Jormungandr, la Serpiente del Mundo. Los dragones de Occidente son criaturas feroces, bestias que secuestraban doncellas, que robaban tesoros, que destruían ciudades y cosechas.
Hay dragones que personifican el mal, dragones que se comen a los niños, al sol, a la luna, dragones que son los creadores de los eclipses y los desastres naturales. Por eso tal vez nos resulte raro, a nuestra cultura occidental, leer ciertos libros o ver algunas películas en donde los dragones son buenos y protectores. Así los ve Oriente, y así será como sean.
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