viernes, 29 de enero de 2010

Misteriosa desaparición de Aribert Heim, el Doctor Muerte

Heim fue un médico nazi que dedicó a realizar investigaciones haciendo experimentos con muchos seres humanos, se le persiguió por muchos años, pero su paradero sigue siendo un misterio.

Cuando terminó la Segunda Guerra Mundial y Hitler se vio acorralado y decide suicidarse, muchos de sus más cercanos colaboradores huyeron de la escena, se empieza luego una tenaz persecución a los criminales de guerra.

Uno de los más aterradores sanguinarios, fue el Dr. Aribert Heim, recordado a través de la historia como el “Doctor Muerte”. Heim participó del holocausto nazi y paso varios años en Mauthausen, que fue uno de los campos de concentración donde perdieron la vida miles de inocentes víctimas.

El Doctor muerte se dedicaba a realizar experimentos con seres humanos y tenía a su disposición a todos los judíos detenidos en el campo, su crueldad no conoció límites, usó métodos inhumanos como inyectar compuestos tóxicos en el corazón. Muchos de sus estudios usaban las mismas técnicas del Dr. Josep Mengele, quien también ganó el sobrenombre de ángel de la muerte.

Aribert Heim fue uno de los criminales nazi que jamás estuvo en prisión, fue perseguido por muchos años, pero no se llegóa a saber de su paradero y menos de la forma como logró escapar de la persecución en Alemania.

Según uno de sus hijos, Heim salió de Alemania en el año 1962 en automóvil, paso por España, Marruecos y finalmente llegó a Egipto donde vivió bajo otra identidad hasta su muerte.

Otros sospechan que paso algunos años en Sudamérica ejerciendo su profesión de médico, pero siempre escondido bajo nombres que no despierten sospecha alguna.

Al consultar sobre su paradero a los familiares más cercanos, se contradicen en sus respuestas, su hijo Rudiger ha dicho en algunas oportunidades que jamás tuvo contacto con su padre, pero luego afirmó que estuvo con él los últimos días de su vida en Egipto.

Lo extraño es que el Doctor Muerte tiene una fortuna en algunos bancos y de comprobarse su fallecimiento, los hijos podrían recibir ese dinero como herederos forzosos, pero como no ha sido posible corroborar su fallecimiento, hasta ahora nadie ha cobrado dicha suma de dinero.

Es difícil entender cómo un criminal de guerra pudo huir y vivir muchos años con toda tranquilidad y sobre todo sin pagar por todas las personas a quienes torturó en una insana obsesión por realizar experimentos con humanos.

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