“Se vende casa colonial de tres plantas, con seis habitaciones, tres cuartos de baño, sótano, embarcadero y jardín propio; entorno envidiable, junto al río y en un tranquilo pueblo. Sólo 80.000 dólares.
Sólo ya el nombre de la localidad produce escalofríos. Y es que para los que no conozcan la historia real de lo ocurrido en aquella casa, aún le quedan los recuerdos de aquella terrorífica película que dio a conocer los hechos sucedidos en noviembre de 1974.
Sólo ya el nombre de la localidad produce escalofríos. Y es que para los que no conozcan la historia real de lo ocurrido en aquella casa, aún le quedan los recuerdos de aquella terrorífica película que dio a conocer los hechos sucedidos en noviembre de 1974.
La mañana del 15 de noviembre de 1974, Ronald deFeo se presentó en el bar del pueblo, aterrorizado y gritando que habían matado a toda su familia, sus padres y sus tres hermanos. Cuando se presentaron en el 112 de Ocean Avenue, los vecinos de Amityville contemplaron con horror la masacre sangrienta que se repartía por toda la casa. Habitación por habitación los miembros de la familia deFeo fueron apareciendo ante sus ojos, asesinados, en medio de un gran charco de sangre y todos, curiosamente, en la misma postura. Poco después descubrirían que habían sido sedados la noche anterior con somníferos y que por lo tanto no llegaron a enterarse de la presencia del asesino.
Evidentemente, el principal sospechoso fue el propio Ronald deFeo, el hijo de 17 años que había conseguido escapar. Y poco tardaron en averiguar su espíritu conflictivo y atormentado. Ronald deFeo terminó por declararse culpable de todas las muertes, pero adujo no haberlo hecho conscientemente. Según el niño, que hoy cumple una condena de 25 años, fue una fuerza sobrenatural y demoníaca la que le poseyó y disparó por él.
Rumores de todos tipos, leyendas y demás historias comenzaron a circular entonces por Amityville. Con el paso de los días, la casa se devaluó tanto que una familia, los Lutz, se atrevieron a comprarla y trasladarse a vivir allí. Era diciembre de aquel mismo año, 1974.
Y los extraños sucesos volvieron a reproducirse poco a poco. Apenas pudieron vivir 28 días en la casa de Amityville. Todo comenzó nuevamente, con puertas que se abrían y cerraban, con manchas que aparecían en distintos lugares de la casa, con ruidos extraños, y con una presencia sobrenatural que Louis Lutz decía sentir. Día tras día la familia vivía escenas cada vez más terroríficas. La señora Lutz comenzó a soñar con los crímenes sucedidos en la casa... sólo que en sus sueños la familia asesinada era la suya propia. Según el propio señor Lutz, su esposa empezó a comportarse “como una bruja”... había llegado el momento de marcharse, no sin antes avisar al Padre Pecoraro, párroco de la iglesia del pueblo, quien acudió a la casa para bendecirla.
Según el cura, nada más entrar escuchó una voz que le gritaba que se largara de allí, y violentamente fue expulsado del interior de la casa. Luchó por entrar, pero no pudo...
Hasta aquí los hechos reales que realmente han podido constatarse, el asesinato de la familia deFeo, la presencia de los Lutz y la bendición del Padre Pecoraro.
Cuenta la historia que desde entonces, desde la partida de los Lutz, la casa se ha mantenido deshabitada y en venta... Es la versión más misteriosa del caso de Amityville, pero que ciertamente podría esconder un fraude tras ella.
Evidentemente, los investigadores han estudiado el asunto en profundidad, y se ha descubierto que en aquel lugar antiguas etnias indias dejaban morir a sus miembros locos o enfermos, pero, independientemente, de sucesos anteriores y de que realmente los asesinatos sí ocurrieron, lo que ya puede que no sea tan cierto es el motivo que los justificó.
Ronald deFeo se evitó una condena mayor aduciendo ese enajenamiento mental producido por la posesión de su cuerpo, y sobre todo, los Lutz, hicieron de aquella historia un negocio muy rentable, pues dieron la exclusiva a Jay Anson quien escribiera el libro “The Amityville Horror” que se acabaría convirtiendo en un best-seller con películas incluidas a sus espaldas. Sin embargo, los Lutz fueron denunciados por otro editor que quería esos derechos y se vieron forzados a explicar en juicio que ciertos hechos que habían contado podían no ser del todo ciertos, como la levitación de su esposa, o la tormenta eléctrica que azotó la casa el día de su partida (cuando los partes meteorológicos no detectaron nada en aquel día).
Lo cierto también es que la leyenda urbana se ha encargado de ir engordando cada vez más la historia, y se han podido leer cosas como que a Louis Lutz se le comenzaron a caer los dientes; que en cierta ocasión todos los muebles del salón de la casa dieron vueltas por toda la habitación o como el mismo hecho de que se diga que la casa está deshabitada desde entonces. Realmente, poco después la casa fue comprada por los Cromarty quienes siempre mantuvieron que en la misteriosa casa de Amityville, durante su estancia allí, jamás había ocurrido nada fuera de lo normal, lo mismo que también sostienen sus actuales propietarios, los Wilson, quienes aducen que lo único realmente fuera de lo normal es el continuo acoso que sufren por parte de los turistas que día tras día se meten en sus posesiones para tomar fotos o investigar.
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