Uno de los grandes enigmas que atormenta al ser humano es el origen del universo. Son tantas las preguntas que se han formulado a lo largo de la historia, que muchas de ellas aturden el cerebro y nos sumen en un estado de ansiedad. Los científicos investigan profusamente para encontrar las claves que desvelen de dónde venimos y a dónde vamos. Las observaciones cada día se hacen más complejas y los descubrimientos arrojan datos que más que esclarecer, confunden aún más.
¿Es el universo infinito? ¿Terminará el hombre colonizando otros planetas? ¿Acabará el Sistema Solar absorbido por el sol, tras su ocaso? Todo se inicia con el llamado Big Ban. Una teoría (¿teoría?) que afirma que el universo estaba concentrado en un estado de extraordinaria densidad y temperatura. En algún momento, ésta explotó expandiéndose y perdiendo densidad.
Pero ¿cuál es “el origen 0”? ¿De dónde provenía esa materia? Según este planteamiento, el que está en vigor en la comunidad científica, vivimos en un sistema en continua expansión, dinámico, compuesto por diversos elementos tales como galaxias formadas por estrellas, astros y otras materiales, agujeros negros, etc.
La Teoría del Bing Bang debe su existencia a las aportaciones de cientos de observadores científicos, matemáticos, filósofos, etc., que en algún momento de su existencia se atrevieron a sumergirse en las profundidades de los misterios del cosmos.
Otra pregunta que parece haber encontrado respuesta es la de si el universo es infinito. Primeramente, ¿qué es el Universo? Materia, espacio, tiempo y energía. Y tiene un límite, pero todavía se desconoce la magnitud de éste, sólo que gran parte de su espacio está vacío. Igualmente, el 90% se compone de masa oscura, es decir, que no se puede observar.
¿Estas respuestas arrojan un poco de luz en principal misterio que atormenta a la humanidad? Es indudable que la tecnología ha ayudado a corroborar o descartar lo que ya decían los primeros observadores del cielo. A medida que avanza la ciencia, la tecnología, que está a su merced, encontrará las herramientas necesarias para explicar los singulares fenómenos del cosmos. Las galaxias siguen expandiéndose, alejándose unas de otras, incluso la forma en que tienen de distanciarse de la Vía Láctea provoca la sensación de que somos el centro del universo. Nos formulamos una nueva cuestión, ¿hasta dónde llegaremos en este incesante movimiento?
En definitiva, una cosa sí es cierta: el sol, el astro rey, quien nos da la vida, acabará absorbiendo los planetas que orbitan a su alrededor. Una vez que esta estrella muera, se convertirá en un agujero negro, un fortísimo campo gravitatorio a cuya atracción nada puede escapar. Perseguimos incansablemente una respuesta al origen del “todo” pero la “nada” es la única verdad que conocemos, y nunca mejor dicho, a ciencia cierta.
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