jueves, 8 de marzo de 2012

Barba Azul: La leyenda oscura de Guilles de Rais

Gilles de Rais (1404-1440), barón de Rais, primer teniente del ejército de Carlos VII (El Delfín) y mano derecha de la mismísima Juana de Arco, tuvo la carrera militar que todo aristócrata de su época anhelaba. Apuesto y valeroso, fue recompensado por sus servicios a la corona francesa con el título de Mariscal de Francia. Sin embargo, su amor secreto por Juana de Arco lo convertiría en uno de los mayores asesinos de la historia.

Luchó vehementemente por salvar a Juana de Arco, su protegida y de la que estaba secretamente enamorado, de la hoguera. Pero fue en vano. Tras la trágica muerte de ésta, se separó de su joven esposa, su prima Catalina de Thouars, y se recluyó en el Castillo de Tiffauges, donde rehusó tener cualquier contacto físico con mujeres. Éste sería el inicio de una serie de salvajes actos contra la Iglesia, como venganza y repulsa por la muerte de la mujer que idolatraba.

Aburrido y asqueado, organizaba suntuosas fiestas que se hicieron populares en toda Europa. Sus finanzas se tambaleaban, por lo que decidió embarcarse en la búsqueda de la piedra filosofal para convertir los metales en oro. Esta obsesión lo llevó a pensar que si invocaba al diablo, lograría sus propósitos. Para ofrecerle un sacrificio a Satanás, torturó y asesinó a una joven víctima. Ni se le apareció el demonio ni transmutó el metal. Sólo consiguió descubrir su pasión secreta: la violación, tortura y asesinato de niños y adolescentes.

Se la atribuyen los asesinatos de más de 200 jóvenes, muchos de ellos mendigos que pedían limosna a la entrada de los castillos. Les extraía la sangre para confeccionar pócimas mágicas en su empeño por ser alquimista del infierno. El vampirismo y la necrofilia se apoderaron del que fuera el ilustre Mariscal de Francia. Además, según cuentan testigos, solía caer en un profundo sueño, casi en coma, como otros célebres sádicos.

Añadido a estas orgías de sangre, también le gustaba coleccionar las cabezas de sus víctimas, a las que un sirviente engalanaba, para posteriormente celebrar concursos de bellezas con amigos.

Sería el duque de Bretaña quien ordenaría una investigación sobre Barba Azul -apodo de Gilles- ante el creciente número de desapariciones de jóvenes. Fue detenido en 1440 en una de sus propiedades en el pueblo de Machecoul, descubriéndose en el lugar los cadáveres de 50 niños. Fue torturado para arrancarle una confesión, pero sólo lo consiguieron cuando lo amenazaron con la ex comunión. Aceptó todos los cargos y no tuvo reparo en confesar detalles de sus actos, reconociendo que los hacía, únicamente, para proporcionarse placer.

El 26 de Octubre de ese mismo año, fue ahorcado y quemado en la hoguera junto a dos cómplices. Antes de su muerte, profesó arrepentimiento y pidió perdón a los padres de las víctimas. Se aferró a su fe e instó a los presentes a que no siguieran su ejemplo. Su cuerpo reposa en una iglesia de las carmelitas en Nantes.

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