Las cruzadas, esa serie de campañas militares que transcurrieron desde el siglo XI al XIII y que sin duda marcaron la época medieval, esconden una infinidad de misterios, leyendas y singulares historias motivadas por la búsqueda de venganza, riquezas y gloria tras el telón de la religiosidad. Los grandes y peligrosos peregrinajes a tierra santa no sólo eran iniciados e integrados por soldados adiestrados en el arte de la guerra sino que también tuvieron su parte los niños, como Esteban, el niño pastor.
Aunque se desconocen muchos detalles, este intrépido joven de trece años y procedente de Saint Denis concurrió ante el Rey Felipe en mayo de 1212 con una carta y con la misión de entregársela en sus manos según ordenes del mismísimo Jesucristo. Sin embargo, el Rey Felipe lo instó a regresar a su hogar lo que no impidió que Esteban, imbuido por una segunda visión que supuestamente había recibido de lo alto, continuara predicando a los pillos callejeros para luego llegar, con su gran elocuencia, a los niños de la más alta sociedad.
¿Pero cuál era el fin que perseguía este singular joven?... Muchos historiadores se debaten este respuesta pero a simple vista podemos deducir que buscaba llegar a tierra santa con un grupo de niños como ejército y apropiarse de lo que a su criterio pertenecía a la iglesia, la ciudad de Jerusalén, la cual caería en manos cristianas por la pureza y bondad de sus almas. También podemos mencionar que pretendía convertir pacíficamente musulmanes a la Cristiandad o en todo caso iniciar la venta de niños como esclavos.
Por supuesto, para tan audaz y oscura tarea (debido a su origen místico) no debían preocuparse por el alimento ni el transporte, pues la providencia divina se encargaría de las provisiones y cuando llegaran a Marsella (ciudad portuaria ubicada al sur de Francia) abriría un sendero en el mar, similar a la historia de Moisés en el libro de Éxodo.
Como era de esperarse, este viaje no llego a buen fin. La mayoría de los niños regresaron a sus casas, desilusionados y mediante el transporte gratuito que les ofrecían los comerciantes del puerto mientras que otros, irremediablemente, fueron vendidos por esclavos.
Ahora cabe preguntarnos ¿habrá recibido Esteban realmente una visión de Jesucristo o se trato de una excusa u otra clase de ser espiritual? ¿Existirá alguna recompensa tan grande que haya jugado de motivación en un niño de escasa edad para que emprenda tan extraña empresa a costa de abandonar su familia y su vida? Según dicen, esta época está marcada por la inestabilidad psicológica en la mayoría de los ciudadanos, aunque también afirman que esta cruzada tuvo su origen en el culto a los Santos Inocentes.
Más allá de todo, nuevamente las verdaderas intenciones quedaran ocultas en el pasado.
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